Los militantes despavoridos reclaman la censura y la prohibición a gritos como si les fuera la vida en ello. Esta actitud resulta objetivamente sorprendente: ¿Amenaza la seguridad del Estado un primer plano de una polla que penetra a una chica a cuatro patas? Las páginas web antiporno son más numerosas y vehementes que las páginas contra la guerra en Iraq, por ejemplo. Asombroso vigor contra algo que no deja de ser un simple género cinematográfico.
[De Teoría King Kong]
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