lunes, 27 de septiembre de 2021

LAS SETAS en ESCRITO EN EL VIENTO



Para mí, la aparición de un nuevo libro de Vicente Muñoz Álvarez siempre es una grata noticia. Tanto en poesía como en narrativa o en ensayo, se trata de un autor que siempre habita en los márgenes de la industria literaria. Es alguien a quien no se puede comprar y que tampoco doblará el espinazo para meterse en una editorial gigante si las condiciones no le acomodan o van a convertirle en siervo del sistema. Eso implica, entre otras cosas, que sus textos no se acomoden a modas ni tendencias.

Las setas y otros relatos de la Era Pulp constituye un festival de guiños, homenajes y temáticas, un cúmulo de sorpresas siempre tamizadas por su particular visión y su estilo, que se nutren del cine de terror y la literatura underground, de lo incómodo y lo marginal, sin jamás olvidar sus referentes (Kerouac, Bernhard, Pavese, Fante, Burroughs, Blackwood, Poe, Céline…). La mayoría de los textos provienen de su época como colaborador en revistas y en fanzines: son, por tanto, cuentos libres de ataduras y de imposiciones. Varios de ellos ya habían aparecido en libros dispersos (por ejemplo, aquí aparecen algunos que ya estaban contenidos en El merodeador, quizá mi obra predilecta de Vicente); otros son inéditos. Y en todos se pasea por el lado oscuro del pulp: hay psicópatas, tipos que creen estar enfermos, solitarios insomnes, extraños monstruos que diezman tripulaciones, niños crueles, habitantes que oyen pasos en la vivienda…

José G. Cordonié apunta en el primer prólogo, muy acertadamente, que Vicente toma la tradición pulp y le da la vuelta, la reconstruye “con su propio estilo, con tramas o argumentos que tal vez hayas podido encontrar en otros libros o películas, pero no de esta manera, porque en estas páginas se presentan dados la vuelta, sin clichés, con distintos lenguajes y puntos de vista”.

Éste es un volumen para gozar, para volver a una época de cines de barrio, literatura de kiosco, cómics sangrientos y programas urdidos por Ibáñez Serrador: uno sale de él como de aquellas salas de sesión continua donde a veces estrenaban un raro programa doble con un filme de terror o aventuras de serie B y otro tan sólido como La naranja mecánica. Es decir: que uno se ha divertido, pero también ha reflexionado.

José Ángel Barrueco,
Escrito en el Viento




sábado, 25 de septiembre de 2021

CONVERSACIONES CON ANA CURRA



Integrante de Alaska y los Pegamoides, Parálisis Permanente y Seres Vacíos, además de liderar su propio proyecto solista, Ana Curra es una de las grandes leyendas del rock español desde los tiempos de La Movida, movimiento del que fue uno de sus iconos más reconocibles.

En este libro de conversaciones con Sara Morales no solo recuerda su trayectoria musical, sino también su azarosa vida personal, con una absoluta sinceridad con la que rompe su hermetismo de años. Por estas páginas desfilan Eduardo Benavente, Alaska, Carlos Berlanga o Alberto García-Alix, y conocemos de cerca a una compositora e intérprete con formación de pianista en el Conservatorio pero que siempre ha amado el punk y el rock.

Una de las creadoras más inquietas e insustituibles de nuestra escena musical.


miércoles, 22 de septiembre de 2021

AL ENCUENTRO DEL MONTE FUJI: Juan Chaves.



El exquisito poemario Al encuentro del monte Fuji está compuesto por 39 poemas de catorce versos que conforman una unidad orgánica. No es poesía filosófica, ni mística, ni ecologista (o, quizá, sí es todo eso): aunque parece que navegara hacia el íntimo encuentro con otra espiritualidad…

«Huele a haiku de Basho el crisantemo,
a perfume de Nara en las tardes de otoño,
a fragancia de agua y cantos rodados»


sábado, 18 de septiembre de 2021

ARREBATO por RAFAEL SANZ SIERRA



Somos la reina Morgana de la lisergia,
Will More y L.M.Panero
recorren la calle del Pez
aterrorizando a las familias burguesas.
Lo nuestro es no hacer nada.
Vivimos todo el día drogados
en una intempestiva relación incestuosa.
Zulueta lo graba todo,
siempre con gafas de sol.
Somos un palimpsesto viciado
de Derribos Arias.
Cruzamos el paso de cebra
disfrazados de urogallos.
A lo lejos vemos a Haro Ibars
montado en el Jaco.
Nadie sabe quién es Alpaski.
Eduardo, Leopoldo, El Ángel,
nos cuelgan jeringuillas de las venas.
Estudiamos la Amanita Phalloides
subidos a la ruina
de la poesía post-todo.
Somos una paranoia
de un general del ejército de tierra.
No tenemos amigos. Ni conocidos.
El día que nos aburrimos
nos mataremos entre nosotros
y todo habrá terminado.

Rafael Sanz Sierra


jueves, 16 de septiembre de 2021

POR LO VISTO por JAIME GIL DE BIEDMA



Por lo visto es posible declararse hombre.
Por lo visto es posible decir no.
De una vez y en la calle, de una vez, por todos
y por todas la veces en que no pudimos.

Importa por lo visto el hecho de estar vivo.
Importa por lo visto que hasta la injusta fuerza
necesite, suponga nuestras vidas, esos actos mínimos
a diario cumplidos en la calle por todos.

Y será preciso no olvidar la lección:
saber, a cada instante, que en el gesto que hacemos
hay un arma escondida, saber que estamos vivos
aún. Y que la vida
todavía es posible, por lo visto.


Jaime Gil de Biedma, de Las personas del verbo.

martes, 14 de septiembre de 2021

SOLOS EN LOS BARES DE NOCHE: Toni Montesinos.



Diego sabe que no puede permanecer toda la vida en Dublín, la ciudad elegida para crear una existencia diferente, consagrándose a la bebida entre nuevas amistades y melancolías. En su interior, hay una suerte de crimen latente por cometer, lo que le empujará a regresar a los rostros y lugares del pasado: a una Barcelona en la que refugiarse sin ser visto, asumiendo su propio destino.

Allí seguirá deambulando con el instinto de vengarse del miedo, el de sentirse a solas incluso en compañía de la noche, los bares y todo un archipiélago de solitarios que viajan, como él, a la deriva. Sin embargo, la vuelta al espacio familiar, al pretérito territorio del alcohol, y también a un antiguo amor que contará su historia, no resolverá su huida, aun cuando se enfrente a su verdad más íntima

*
Drácena recupera la obra con la que debutó como novelista Toni Montesinos. Escrita a finales de los años noventa, apareció en el 2002 en la editorial Literatura Mondadori. Ahora el autor la presenta añadiendo un apéndice escrito para la ocasión en que evoca cómo concibió esta historia que en parte se asienta en dos locales reales de Dublín y Barcelona.


DEPRISA, DEPRISA por RAFAEL LÓPEZ VILAS



Desorientado por la prisa
Deambulo por un mapa de sombras
buscando un latigazo de sol
que desangre las cicatrices del hartazgo
que acuchilla mi garganta
Como cada día
voy y vengo
en un voy y no estoy
Mi autopista del sur
es una línea recta y torturada
por los incesantes picotazos
de las agujas del reloj
que acribillan mi vida
El asfalto hace gárgaras de brea
y burbujea derretido
por el barritar de los cláxones
y el desaforado berrido
de un rostro constreñido
que ametralla de maldiciones la avenida
desde un Hyundai Coupé
En los márgenes
el mar es un destello
caído del cielo
que juguetea con los recuerdos
que orbitan en mis corneas
mientras sigo pagando las letras
de un tiempo perdido
que se va
y me siento
como ese pez
que coletea en la orilla
febril y desesperado
hasta que algo se rompe en silencio
y deja resbalar un suspiro
que esparcirá las cenizas de su historia
sobre una eternidad de arena
que no tiene memoria

Rafael López Vilas


lunes, 13 de septiembre de 2021

ALQUIMIA por JULIA ROIG



Salmos 42:7-9

Un abismo llama a otro abismo
en el rugir de tus cascadas;
todas tus ondas y tus olas
se han precipitado sobre mí.

Déjame desvalijarte con calma el vientre y el pecho y hojear tus mechones al azar, en este séptimo cielo, como si fueran un libro que se reescribe constantemente.

Ameriza en mí, en este incendio, con el corazón en llamas mientras las estrellas en el suelo del balcón y sus espumas te hablan de la taquicardia del lenguaje que no existe, que este es tu reino y quema. Que alguien grita que hoy es solo un día más, pero no, no es cierto.

Animales exóticos fabricando poesía tinta/barbitúrico que viene a ser hogar y mordedura, verdadera, cruda. Ven, verdadera y cruda, a sacrificar la calma, a llenar mi copa, a llenar mis copas. A drogarme con tus ojos. Arraiga, bendita explosión roja en las bocas que retuerce sinos y oleajes. Te he dicho que las herraduras reducen la capacidad para sentir? llenemos el salón de caballos locos y divanes.

Cuando rota la geometría de todas las sales, propias o ajenas, mastiquemos nuestros pliegues y hagamos de nuestra miel esa luz todo horizonte que atraviese con nuestra proa incandescente cada noche oscura, quién borrará el rastro estremecido, el souvenir que te marqué en la piel con mis colmillos, medallón de rabia y vicio.

Invoco humedades que devengan incendios mientras proclamo nuestro derecho a la fiebre, a alcanzar la iluminación, a ser proeza y atlas de nuestras pieles. Y mis ojos, espadas verdes dentro de tu carne, dispuestos a errar la hondura y seguir cayendo, a lo hondo mientras se nos desmaya el tiempo entre los brazos y no hacemos nada para reincorporarlo.

La habitación es un maremoto cincelado de pánicos y temblores, donde los instintos se embriagan, enloquecen, mandan, dictan, atrapan y se hacen rito y caen las prendas y los miedos. Y tu mirada, cénit, en el momento del anclaje y dímelo sin decirlo.

Justo aquí, en el estribillo de mi carne que ansías aprender, nace un ritmo profecía, tritono maldito que pretende desquiciar/conquistar tus esquinas, trémula y feroz y regresar juntos al delirio para seguir profanando el cuerpo en duelo eterno de miradas. Flâneur de mi piel constelada, tu alma en bruto, cabaré de suburbio del que no pretendo salir. Yuxtaposición de nuestras sangres y savias, sea.

Que reconozco que traigo el corazón entreabierto bajo la ropa, dispuesto a ser devorado y el devorador. Que si longitudinal me abarcas en abrazos arborescentes y gemidos que hierven, mientras me vislumbras tan mansa y derrotada y no huyo, y sube el café y naufragas en la luz desmedida de estas pupilas -te imploro- fracasa, que aquí se fragua otra batalla, en los arrabales de mi cabello, en los trópicos de este cuerpo, en el tajo de mis aristas, en la vertiente de mi carne.

Adelante!

Julia Roig, del blog Miss Desastres Naturales.


sábado, 11 de septiembre de 2021

LAS SETAS en MOTEL MARGOT (20 MINUTOS)



El viaje en el tiempo ha comenzado. La editorial Versátiles pone el vehículo y Vicente prepara obsequios para elois y morlocks. Relatos atrapados en el ámbar del papel grapado y las fotocopias, que vuelve frente a nuestros ojos dispuesto a infectarnos de nuevo. Generaciones que escribimos cartas, que hicimos fanzines. Generaciones de dos canales, de máquina de escribir. Generaciones que empezaban a ver el Cinexin como una antigualla. No se puede decir que los fanzines, reconvertidos a la era digital superan el regusto de lo analógico para ser el cauce definitivo. Escapa de la tinta fabricada con bits, los pop y los antipop, Dios, el diablo, Perdidos, los tebeos de Vértice, los beatniks, las pelis de serie Z, Poe, el boxeo, Raúl Núñez, El ángel, las tripulaciones que derrocan al capitán… al final todos volvemos a Vicente Muñoz Álvarez porque es el único que dice la verdad. Y eso sí que no es nuevo.

Los relatos que conforman este libro de Vicente nos devuelven efluvios y recuerdos de una época en la que todo era más sencillo y apasionante, cuando un sello valía algo y un sobre enviado era la medida del tiempo. Cuando uno tenía ilusiones fúngicas sacadas de exabruptos de H.P. Lovecraft, tener el deseo de ser el último hombre vivo sobre la tierra, sea Charlton Heston o Vincent Prince. Encontrar apetitosa una argamasa postapocalíptica como un Ricardo Piglia sin aspiraciones cosmopolitas. Escapar de mujeres escandinavas — como en un reverso oscuro del doctor Trífero, que amanecería mil años después de aquello— y ser un visionario con cierre magistral. Para Vicente el objetivo nunca fue llegar, siempre estuvo en el camino, allí es donde alcanza una mayor dimensión su literatura, donde sitúa a Dashiell Hammett en las calles de Gotham, podrido de miedo y lujuria. El relato sobre Blanca Li tiene algo de terror cósmico mezclado con la vulgaridad de From Hell, pero construye un relato como quien construye una maqueta de la historia de un detective, con su escenario de cartón y sus personajes de plástico en miniatura y, como quien no quiere la cosa, dejar caer un muñeco barato y con hambre atrasada. Detectives borrachos de tópicos y cercanos al paraíso para los que no les gusta salir de sus casas. Un tirito rápido, una glencha para despertarse y sin querer desvelar el misterio, imagen a lo Robert Bloch con una leve erección matutina.

Todos los que vivíamos en la época de los videoclubes sabemos que no había nada como una buena portada. Lo de dentro daba igual. Era como las cintas para spectrum, que tenían mejor portada que jugabilidad. Por eso Fiesta de los Maniquíes, con ese guiño al ángel Coppini, el poeta del aislamiento pop, Vicente atrapa en una cápsula de giallo, con Lucio Fulci fumando puros con Chicho Ibáñez y la música de los Goblins, con esos colores cárnicos excesivos, como una película de Super-8 expuesta hasta el límite de la locura.

La misma que atrapa al lector de Marvel cuando escucha las historias de los bosques donde habitaba Lobezno o el peyote con el que el Llanero Solitario impregnaba sus balas — hay gente que dice que era mercurio fundido, que provocaba la muerte lenta —, como si Aldous Huxley se hubiera postulado a ser parte del “Círculo Lovecraft” enviando hojas amarillentas impregnadas de distintos químicos.

Uno de los mejores relatos del libro es El lunar, porque no necesita más que un poco de cotidianidad, te coloca frente al abismo del protagonista, huevo de pascua en la historia, que simplemente intuyes que se encuentra en una situación complicada, un poco de la especia preferida de Stephen King — la chispa inesperada del terror un día cualquiera — y la polaroid se ha revelado sin darte tiempo para saber hacia qué abisal final nos ha lanzado el cuento. Fascinante. Solo para drugos, El juego, es otro de los textos fundamentales del libro. Parte de la España de Eloy de la Iglesia, como telón de fondo, jeringuillas como ortigas, desvaneciendo la inocencia del mundo analógico. El relato desbocado, que te hace enmudecer, con dejes a lo Cortázar, rompiendo los huesos del escenario mientras, de nuevo, el mundo se agrieta bajo nuestros pies y lo regamos con sangre joven.

En Magia nos encontramos un poco del animismo de culto pagano, el monstruo integrado en la sociedad, ensamblar la existencia real con el abismo, la momificación de la víctima, cuando no existía enfermedad ni cultura de cancelación, cuando se admitía todo porque cada uno elegía lo que consumía. En este libro, que sirve a la vez como recuerdo y como recordatorio, encontramos que hemos dejado que los tabúes desaparezcan de nuestro alrededor, no por su condición maligna, no… es una cuestión de corrección política. Estamos tan contaminados de ella que todo asomo de romper con lo establecido queda reducido al ámbito de la literatura subterránea. Ahí encontraremos la libertad para dejarnos llevar hacia la oscuridad. Ya solo se permite fumar en los poemas. La maldad, la corrupción, el sadismo en primera plana de las redes sociales y la prensa del corazón y la experimentación, los hombres de las praderas, la electricidad, escondidos en los restos de la materia que circulaba por cartas sin remite alrededor del mundo.

Fito Páez en Rosario (Osario de los tristes) aporreando el piano de su abuela, pronto fantasma trágico en la ciudad de pobres corazones, creando ambientes de ultratumba en vivo para el pase por televisión de alguna pieza de Ibáñez Menta. La mala semilla, suministro y fiemo nutriente de la pesadilla, entre Poe y Narciso. Entre la barriga de Alfred Hitchcock y los domingos de los primeros noventa, con Noche de Lobos en Antena 3. Antena 3 era joven y yo un niño, mi padre me dejaba ver solamente qué película había elegido Juan Luis Goas: “Buena luna, criaturas de la noche”.

Hay mejores y peores. Por eso cuando uno es bueno te lo crees. Quizá ha envejecido peor Cuento urbano, no por el desarrollo, más bien por la temática. Pinta de Innsmouth nos demuestra que todos somos hijos de los folios en blanco, de las cuartillas amarillentas, de la tinta negra cubriéndolo todo —lo único negro, por cierto, que se permitía H.P. Lovecraft. Aquí, en Motel Margot, seguimos sin juzgarle—, esos sobres desgarrados con el abridor, acumulados en cajas de zapatos, conteniendo toda la memoria prohibida del mundo, listos para ser enviados, como esporas, de un lugar a otro del globo. Y el sueño. El lugar del miedo de los ochenta. Heredado hasta hoy. Dmtfagos, entre Alien y Freddy Krueger pasando por las vainas de La invasión de los ladrones de cuerpos.

En el S.XIX los territorios desconocidos eran los continentes inexplorados, en el XX el espacio silencioso donde nadie escucha tus gritos y hoy la internet profunda, donde la sepsis es inmediata en el momento que te conectas.

No podía faltar la adictiva presencia del láudano entomológico, el pico televisado entre David Cronenberg y la máquina blanda o el yuppie pasado de turbina que corta con sangre el perico y lo toma directamente de la cuchilla. Una tarde de agosto y El farolito han vuelto a mi vida. Llevaban ocultas en algún pliegue de memoria profundo. Entre los Zona de Obras y los Monográfico. Allí donde siempre soñé con publicar algún día. Donde Vicente, de alguna manera, nos abrió el camino a todos. Los que queríamos estar al margen, pero queríamos estar. Trabajar y teclear, como una banda de garaje bien engrasada, surfeando con los Cramps, enamorados de Silvia Superstar, apurando en Escena doméstica en el bar de un barrio obrero tiene algo de la escena inicial de El crack de José Luis Garci. Más auténtico que Tarantino.

Otro de los grandes relatos es Una vida modelo. La menos pulp de las historias, la que no tiene más referencias que la que puede uno obtener de los días que salen de una fotocopiadora estropeada. El entrañable Vicente en León, con Bruce Lee y que nos recuerda la que es, en mi opinión, su obra cumbre Regresiones — editada en 2015 por Lupercalia— o El paseo, también, de algún modo emparentada con esa época más personal, de diario novelado, también Calor o Mirantes. Una manera de dejar su impronta más confesional entre las transgresoras historias del libro.

Las setas y otros relatos de la era pulp es un catálogo de obsesiones, un almanaque de unos años que desaparecieron en un parpadeo, cuando parecía que iban a ser eternos, una manera de traer a esta línea del tiempo extrañas escenas olvidadas mientras la distopía sigue con hambre.

Octavio Gómez Milian,
Motel Margot, 20 Minutos




jueves, 9 de septiembre de 2021

SEPTIEMBRE por ALBERT SIHOD



tenemos días así, impregnados de tristeza
en los que no quisieras salir por ningún motivo de la cama,
coger un libro y no levantarte hasta finiquitarlo.
afuera una tormenta azota la ciudad y en
la autopista los coches están inmóviles con el parpadeo
de luces intermitentes, dentro de los coches
los conductores miran el cielo oscuro con preocupación porque
todo el mundo sabe que esta ciudad colapsa por la lluvia.
seguramente ellos también piensan esto:
tenemos días así, impregnados de tristeza
en los que no quisieras salir por ningún motivo de la cama,
coger un libro y no levantarte hasta finiquitarlo

Albert Sihod


martes, 7 de septiembre de 2021

UN LUGAR AL QUE QUERER VOLVER por JAVIER TORTOSA



Cada día, a las cuatro de la mañana exactas, los barcos de pesca de Holly Town sueltan amarras y buscan la salida del puerto. En una especie de ritual, sus motores rompen el silencio y dejan flotando en el aire un firme juramento de que esa partida es temporal, de que regresarán sanos y salvos. En pocos minutos, los muelles quedan desiertos, tan solo con gaviotas contemplando la escena desde lo alto del faro, seguras de que, en unas horas, esos mismos barcos les servirán en bandeja un rastro de presas fáciles que llevarse al gaznate. En las noches de verano, el rumor de la flota se cuela por las ventanas abiertas. Te mece entre las sábanas y despierta a los gallos que comandan las casas de la huerta

El barrio de pescadores de Holly Town es un mosaico de colores. Cada casa está pintada de manera diferente. Es posible distinguirlas a una distancia considerable y los tripulantes se alejan sabiendo el punto exacto donde esperarán su vuelta. Roy Stillman vive en una de esas casas. A lo largo de su vida, ha pasado más tiempo flotando en el agua que con los pies en tierra firme. Dice que, a pesar de todo, de navegar cada día con un rumbo diferente, es importante tener un lugar al que querer volver. Una especie de meta. Eso ayuda a que aprietes los dientes en días de tormenta. O que espantes de tu sesera la idea de dejarte llevar mar adentro. Sí, es bueno que alguien te espere, dice Roy. Aunque ese alguien sea sólo una maldita cerradura.

Quedan apenas unos días para regresar a Albert Lea. Para volver a calzar zapatos y retomar la rutina. Roy me espera mañana para tomar nuestra última cerveza. Contará otra vez la historia de las casas de colores. Del día que pensó que acabaría con sus huesos en el fondo del océano. De cómo preparar un guiso marinero. De la llegada de los primeros colonos. Hablará de ello como si fuera la primera vez que lo cuenta. Y yo le escucharé convencido de que nunca antes lo había hecho.

Javier Tortosa


lunes, 6 de septiembre de 2021

UN POEMA de PEDRO GONZÁLEZ POLLEDO



Huele a vieja zapatilla el maestro,
a tabaco negro y a sudor rancio
y sus ojos revelan el cansancio
que es resumen de aquel tiempo siniestro.

Tiempo azul y rojo de hambre atrasada,
tiempo de leche en polvo y fría escuela,
tiempo de Padrenuestro y duermevela,
tiempo de oscura sangre derramada.

Huele a derrota aquel viejo Don Pablo,
huele a alcanfor su chaqueta raída,
huele a tristeza la escuela de que hablo,

huele a cura y a esperma retenida,
huele a calzón cagado, huele a establo,
y huele a muerte España, huele a vida.


Pedro González Polledo


domingo, 5 de septiembre de 2021

LA CANCIÓN DE LAS OLAS por TOMÁS SOLER BORJA



Te lo tengo dicho
cada año con idéntica historia
da igual que tu tiempo, tu vida
             tú mismo
ya seas otro
—o acaso el de siempre
en distinta marea—
para qué miras la fecha, los calendarios
¿no lo entiendes?
siendo de mar, habiendo nacido
con los pies
       al borde de las aguas
la canción de las olas
acunando un sinfín de sueños
y los aromas a sal, brea y algas
perfumándolo todo
cómo resistir indemne a septiembre
y sus tardes menguantes
cómo, y no rendirse a la evidencia
la orilla huérfana de huellas
la posidonia entregando ramos marchitos
al funeral del verano
¿lo ves?
pues así tú también, en silencio
sin el barullo de la risa, sin la alegría espontánea
del niño que avienta aguas al cielo
y aguarda feliz a la lluvia de estrellas

Tomás Soler Borja


viernes, 3 de septiembre de 2021

4 POEMAS de PE TER



Mis ojos levitan en la estratosfera
Mientras duermo
Y ven la materia oscura
Que todo lo impregna
Vivimos en las sombras
Para servir a la luz
Somos asesinos
Así como otros son carniceros
U oficinista
Vinimos al mundo
Para hacerlo llorar
Para devastarlo
No se nos escapa nada
Tenemos mala fama
Por eso somos tan puros
Arriba nos observan
Los ovnis
Y sólo esperan
Que muramos
Para tragarse todo
Lo que vivimos
Y hacer de ello
Algo sublime
Con nuestros sueños
Fabrican supernovas.

*

Si mueres por aquellos lugares
Te salen anémonas en la cara
Y empiezas a sentir en colores
En fosforescencia que brillan
En las noches oscuras
Como si te estuvieras
Quemando en un fuego
Inaudito
Sentir en negro es lo peor
Te sumerges en un oráculo
De destrucciones
En naranja te acercas
Al sol como un cervatillo
En rosa es una dulzura
A la cual no dejas de abandonarte
El blanco y su piel de armiño
Te va llenando los poros
Y el final es que explotas
En un festival de arco iris.

*

Quemar libros
Es el bálsamo de mis ojos
La adormidera que me tranquiliza
Sólo eso, me hace feliz
Ver cómo arden las ideas
Esas palomas mustias
Que le cantan a los siglos
Desde siempre
Prefiero la carne
El vino fragante
Cuando te has perdido
Y jamás regresarás
Te fastidia su nada
Esplendorosa.

*

Que te lean los granujas
Los locos, los cobardes
Los taciturnos, los inútiles
Los eclipsados, los matones,
Los malandrines,
Los genios, los tarados, los anormales,
Los marginados, los borrachos, los drogados,
Los HDP, los demás solo leen florituras,
Apologías, encantamientos dulzones
Que nada tienen que ver con lo salvaje
De la vida.


Pe Ter


miércoles, 1 de septiembre de 2021

UN MAR HUMILDE Y RONCO por LOIDA RUIZ RODRÍGUEZ



Completitud
en la noche
los trigales amortiguan el sonido de las palabras
los trigales
se quiebran al tacto
como el papel de los libros antiguos
soy un mar humilde y ronco
a decir verdad
soy un templo
así
todas las voces se convierten en la misma oración

Loida Ruiz Rodríguez