viernes, 30 de octubre de 2020

DE LO TERRIBLE: Ana Martínez Castillo.



En De lo terrible, Ana Martínez Castillo regresa a una poesía de corte visionario que hace de la metáfora dios verdadero. Una poesía marcada por la búsqueda de la belleza y sus bifurcaciones en lo ominoso, porque todo ángel es puro y aterrador al mismo tiempo. En los versos que componen De lo terrible, la autora reafirma sus convicciones estéticas, el descenso a la parte trágica de la vida, la certeza de la muerte y lo sublime como refugio.


jueves, 29 de octubre de 2020

RECUENTO: Octavio Gómez Milián




Recuento es un parpadeo vital, de Zaragoza hasta Ateca. La ciudad en la distancia que se ahoga por su sed de mar, nunca saciada por el río que la atraviesa. Zaragoza es la memoria de sus padres, de la noche convertida en aliada, de la fiebre que abrasaba, del idioma de la ginebra aprendido, Manuel Rotellar, José Orús, Manuel Giménez Abad o Luis Felipe Alegre son fantasmas que recorren sus barrios, que beben en los bares la absenta fabricada con agua del Huerva. Ateca es una noche distinta, muda y repetida, que permite la mutación, que limpia los pulmones y la garganta. Es un hijo que corre por la luna, un recorrido que se repite, amigos fallecidos que vienen de visita. Dos ríos que se encuentran, un corazón que busca hacer las paces con el extraño del espejo. La muerte y la vida, la ciudad y el pueblo, la soledad y la compañía. Un recuento vital, cerrar los ojos y, un instante más tarde, abrirlos y encontrarme, completamente distinto.


viernes, 23 de octubre de 2020

LAS HORAS DESCALZAS por LOIDA RUÍZ




los peces boquean boquean boquean cuando van a morir


escribíamos versos por necesidad

como quien toma aire tras contener la respiración un minuto

yo los leía y me dormía con ellos en la boca

y con Bukowski o Juarroz

o con Bolaño y Cortázar

rodeando las esquinas de mi cama

los mezclábamos con alcohol y creíamos en ellos con la misma fe a la que se agarra

el condenado esperando la llamada del alcaide de la prisión

los maullábamos en las noches de celo

los consumíamos con fiebre

a cucharadas

otras veces

escribíamos versos como quien recita los ríos de la cornisa cantábrica

titubeando

los pronunciábamos y los interrumpía continuamente

el ruido ajeno de los tendidos eléctricos

y escondidas en ellos

las palabras

aún envueltas en celofán 


de alguna manera que no sabría explicar todo seguía en un lugar distinto


una historia casi idéntica

a las de las demás

una historia que podría ser

la de cualquiera

la de la niña que juega con Charles Manson a tomar el té

en el jardín de una casa de Ohio

la de la mujer que baja la basura en bata a la una de la tarde

justo cuando el cartero toca

y

toca

la de la anciana con los ojos cerrados y las manos entrelazadas

que dormita a la vida

que despierta con el sueño de que su madre la abraza

la de la luz de mariposa

que titila

en noviembre

podría ser como la de ellas

podría

pero es la mía

y no es tan simple 

como cualquier otra historia


los pequeños orificios de este mueble que soy yo delatan la presencia de la carcoma


donde el viento aúlla

y los perros gruñen

en el centro de mi habitación

me dejo morder morder

muerden

a un maniquí de virutas de cedro

la  carcoma la  carcoma

roe lenta roe

madera y carne

en el centro de mi habitación

la rabia con la que las sábanas me cubren

y siguen

la carcoma

el viento

los perros salvajes que no se dejan acariciar

mis labios cerrados mis dedos quebrados

roídos

la nana cruel

el sueño que no llega

la voz de mamá

que no me abraza


¿Alguien ha visto a la Madre de la Poesía?

¿Alguien ha bebido del manantial sagrado

que sale por entre sus piernas?

Roberto R. Antúnez


bendigo la locura de aquellos poetas

que se postran ante la página y palpitan oraciones

para que los niños las besen como besan al miedo

creyendo que la dulzura de sus llantos imberbes

encenderá las luces del pasillo que sus padres apagaron

benditos sean

bajo las sábanas

benditos sean

contra la pared

benditos

sus cabezas son ese mendigo que nunca duerme

la palabra

la piel del membrillo que se pudre en silencio


Loida Ruíz, de Las horas descalzas (Entropía Ediones, 2020)

https://entropiaediciones.com/index.php/producto/horas/


jueves, 22 de octubre de 2020

NUEVAS ESPECIES DE ÓXIDO: Antonio Soriano Santacruz.





La herrumbre: lo mío o Treinta minutos de microcosmos


Media hora son treinta minutos muertos

que dan para paja y poema.

En ese orden.


Ahora bien:

nadie habla de ello.


Creo que

toda la bohème de principios de siglo

Mallarmé ante Debussy y el preludio de su fauno

Stravinski en la octotónica del Pájaro de fuego

Nijinsky desnudo mirando a Diaguilev sin parpadear

Apollinaire dando la vuelta al cuaderno

Picasso eliminando la parte trasera de su ojo.


Todos

se matarían a pajas.

Pero nadie habla de ello.


Porque no concibo a Tzara y su:

¡Dadá no significa nada!

sin antes un buen momento para sí mismo.

Y porque es divertido

y también sensato

entender toda la historia del arte como una variación de la tensión y la distensión sexual.


El poema de la paja ha de ser como esta: 

un fútil intento estéril de autosatisfacción.

Inútil y pasajero.

Un poema enraizado en ese hastío

un esfuerzo de cincuenta calorías

como el soneto poco inspirado de un Lope o un Garcilaso cualquiera.

Y ahí ha de quedar.



La huida: pruebas del VIH


Espiral.

Maricones que son Ícaros acercándose

demasiado al sol.

Trans que son penitentes

en los acantilados del Aquerontes.


Espiral.

Heterosexuales que creían que serían de oro

y se rompieron como ídolos de barro cocido.

Enfermeros que comunican exclusión y muerte

como Torquemadas con un trabajo muy aburrido.


Espiral.

Nadie les dijo nada sobre el sexo.

El sexo da la vida.

Espiral.

El sexo os da la muerte.

Espiral.

Yo creía estar enamorado.

Espiral.        Yo.         Amor.

Centro.

Golpe.

Luz.


Una doctora que ya no es joven

me pregunta sobre besos negros y fisting.

Yo en el centro de las miradas.

Yo entreteniendo a Adriano en el circo.

Yo pintando para Rodrigo de Borja.

Yo cantando Pórpora a Felipe V.


Luz.


No, no hago fisting, gracias.

Yo solo soy el filo de la sombra que veis.


No, nada de sexo oroanal.

Solo escribo y creo querer a la persona

del espejo equivocada.


Yo.

Centro.

Yo.

Mi yo espiral.

Estoy sano, por ahora.

Solvento la plaga de los hijos de Sodoma

y aprendo uno a uno todos los idiomas Post-Babel.


Yo.

Él.

Y Yo.

Asumiremos la tormenta y saldremos adelante

sin la ayuda de ningún Perseo flameante.


Antonio Soriano Santacruz, de Nuevas especies de óxido (Boria Ediciones, 2020)


LA ASTRONAUTA JANE: Fracción ddp.

 

sábado, 17 de octubre de 2020

CULT MOVIES en LA CABINA DE NEMO




La enorme versatilidad como escritor demostrada por Vicente Muñoz Álvarez desde sus inicios se ve refrendada por su actitud como espectador-crítico de cine de género, cualidad que lleva en la sangre. Desde el inaugural Cult movies. Películas para llevarse al infierno, publicado por Eutelequia originalmente y reeditado recientemente por Lclibros.com, pasando por Cult movies. Películas para la penumbra, editada por Excodra y también reeditada por Lclibros.com; hasta la más reciente aportación a la trilogía, Películas que erizan la piel, Canalla ediciones, 2019; conforman una pequeña enciclopedia para amantes del cine del género de terror. Con un estilo que navega entre la crítica impresionista, la reseña y la literatura, nos adentra en un mundo de films que se convierte en un viaje personal por un género tantas veces denostado, pero que como demuestra el autor está lleno de auténticas joyas que nos acerca de forma impecable, pues como dije antes no estamos ante una mera acumulación o guía de películas para adentrarnos en el terror, estamos ante una auténtica semblanza del verdadero cine de género vista desde el ojo crítico del lector-observador de un género que hace mucho traspasó el libro para plasmarse de forma autónoma en la gran pantalla. 

PM. ¿Cuándo comenzó tu interés por el cine de género? 

Ya desde niño me apasionó el género de terror, tanto en el cómic y en la literatura como en el cine, y ha estado siempre presente en mi vida. Las razones las desconozco, el por qué a unos nos interesa y a otros no, pero en mi caso en concreto puedo decir que, efectivamente, lo llevo en la sangre. Desde mis primeras lecturas de Lovecraft y Poe, pasando por las películas clásicas que proyectaban en los cines de barrio y en la televisión, los cómics especializados de entonces, SOS, Dossier Negro, Vampus, Creepy, las escalofriantes Historias para no dormir de Chicho Ibáñéz Serrador, etc, etc, hasta estos libros sobre cine de culto recientes, toda mi vida y obra literaria ha estado mediatizada por el género. 

PM. ¿Recuerdas cuál fue la primera película de terror que visionaste? ¿Qué impresión te produjo? 

No con exactitud, a tanto mi memoria no llega, pero posiblemente fueran las ya citadas Historias para no dormir, que emitían por la televisión a principios de los años 70, mi primer contacto con el género. Yo tendría por aquel entonces seis o siete años, fin del régimen franquista, en una España de transición y de cambio, y aquellas películas calaron hondo en mi corazón. Luego vendrían los monstruos de la Universal y la Hammer, los clásicos de Alfred Hitchcock (en especial Psicosis, que me aterrorizó como ninguna), etc, pero son, como digo, esas pavorosas Historias para no dormir las primeras que recuerdo... 

PM. ¿Qué te empujó a comenzar a escribir la trilogía que culmina con Películas que erizan la piel

No fue algo premeditado, la verdad, porque yo no soy ni he sido nunca crítico de cine, sí un cinéfago empedernido, pero no crítico, y nunca me había planteado escribir en profundidad sobre el tema. Fue a raíz del blog Resaca/Hankover, que Patxi Irurzun y yo creamos para dar promoción a la antología del mismo título, homenaje a Charles Bukowski, que editó Caballo de Troya/Mondadori en 2008, cuando, más como un divertimento al tono del blog que como un proyecto serio, decidí abrir una sección titulada Cult Movies, donde reseñaba las películas que desde niño más me habían impactado. La consigna del blog, al margen de publicitar el libro, era la de ser una plataforma de cultura subterránea en la que dar cabida a textos y autores afines al espíritu de la antología, y se me ocurrió que una sección de cine de género y culto podría suscitar interés. Así comenzó todo. Luego, las reseñas se fueron acumulando con el paso del tiempo en el blog, hasta que la editorial Eutelequia me propuso reunirlas en un libro, que titulé Películas para llevarse al infierno (2011) y fue el primero de la trilogía. Y a partir de entonces ya sí, me propuse escribir los dos restantes volúmenes, Películas para la penumbra (Excodra, 2015) y Películas que erizan la piel (Canalla Ediciones, 2019), dedicado íntegramente al género de terror. 

PM. Hasta ahora hemos hablado de cine de terror, pero si algo caracteriza tu selección es la amplitud de miras con la que abarcas el género, podemos encontrar desde clásicos modernos como Martyrs o Calvaire, hasta otros títulos que aparentemente se alejan de los cánones del género como Supervixens. ¿Cuál ha sido el criterio, más allá del que se nos muestra en el título "películas que erizan la piel", para aunar todo este ingente material que nos presentas en la trilogía? 

Más que una guía sobre cine de terror en sentido estricto, me interesó en este último volumen de la trilogía, Películas que erizan la piel, reseñar y comentar filmes desasosegantes y estremecedores, escalofriantes, morbosos y extraños, sin preocuparme de que los puristas los consideren o no de terror según los parámetros habituales del canon. Es decir, el único criterio que seguí a la hora de seleccionar los 200 títulos que integran el libro fue el de mi propia subjetividad, y en todo caso, eso sí, que fueran (salvo un puñado de excepciones que no pude resistirme a incluir) poco conocidos por la gran mayoría . 
PM. Si hay algo que haga particularmente difícil de clasificar al género de terror son las abundantes etiquetas y subetiquetas que propone la crítica y que han ido surgiendo a lo largo de la evolución de un cine que sigue en continua expansión, se habla de exploit, gore, slasher, zombies, fantasmas... ¿Con qué genero te sientes más cómodo delante de la pantalla y cuál te inquieta más? ¿Tienes preferencia por alguno en concreto o estás abierto a todo tipo de visionados? 

Quizás con el thriller psicológico, que es de mis favoritos, aunque en principio estoy abierto a todo tipo de géneros y subgéneros. En cualquier caso, me interesan más los filmes de terror que insinúan que los que muestran, el suspense que el gore, por ejemplo, y los fantasmas que hay dentro de nosotros mismos más que los que pueda haber fuera. 

PM. Continuando con la pregunta anterior. El cine de género en ocasiones rompe los límites de lo establecido. En un mundo dominado por el buenismo y lo políticamente correcto, se podría decir que el terror ha conseguido saltarse estos límites y convertirse en un espacio de libertad que en ocasiones toca temas tabú para la sociedad. Podemos recordar dos casos, Nekromantic y The Human centipede, ambas reseñadas en tus libros. ¿En alguna ocasión te has encontrado con alguna película que después de visionarla no hayas sido capaz de incluir en tu libro por su extremada libertad creadora? 

Tienes mucha razón en eso de que el género de terror, tanto en el cine como en la literatura, es un espacio de libertad y una realidad aparte, al margen de las servidumbres políticas, éticas y económicas de otros géneros. Así que dentro de él nos podemos encontrar de todo, y ciertamente cosas que jamás podrían caber en los demás. Las dos películas que citas, Neckromantic y The Human centipede, por ejemplo, son buena prueba de ello, por no hablar, salvando las distancias, de filmes como Saló, de Pasollini, la adaptación de Las 120 jornadas de Sodoma del Marques de Sade, una de las películas más truculentas y controvertidas de la historia del cine, sin ser exactamente de terror. Quizás el único filme que decidí no incluir en el libro por lo que comentas fue A Serbian Film, que me dejó un mal sabor de boca, no tanto por su dureza, sino por su mensaje de fondo, que me resultó particularmente desagradable. Aunque el libro, para bien o para mal, está lleno de películas extremas igual o más polémicas que esta, sin duda. 

PM. En tu libro te atreves con verdaderas obras de culto, con un componente críptico y de extrañeza absolutos, tal es el caso de Begotten, película que aborda el mito de la creación desde un personalísimo punto de vista. ¿Qué consejo darías a un espectador medio que se acercara por primera vez a un cine tan especial? 

Como antes comentaba, me interesó más en este libro reseñar películas como la que citas, Begotten, con ese componente críptico y de extrañeza que mencionas, que películas consideradas clásicos del género, que todo el mundo conoce y sobre las que hay ya mucho escrito. Igualmente podríamos citar El sanatorio de la clepsidra, El incinerador de cadáveres, The devils, Lucifer Rissing y otras muchas, auténticas joyas del séptimo arte que transcienden todas las etiquetas y géneros y se clavan como un dardo envenenado en el subconsciente. Mi único consejo respecto a este tipo de cine experimental es acceder a él sin prejuicios y dejarse llevar por su magnetismo y embrujo. 

PM. En el amplio espectro de producciones cinematográficas que tocas en tus libros tenemos ejemplos que van desde los inicios del cine hasta lo más actual. Desde la serie B a la Z. ¿Podrías recomendarnos tres films, uno de los principios del cine, otro de los años 50-60 y otro más actual, y decirnos por qué lo haces? 

De los comienzos, por ejemplo, Vampyr, la bruja vampiro (1932), vaporosa y evanescente, de Carl Theodor Dreyer, basada en la Carmilla de Sheridan Le Fanu, que conserva intacta su aura de pesadilla romántica y ensueño de opio, y es una de las películas sobre vampiros más elegantes de la historia del cine. 

De los años 60, tal vez, por su rareza, A medianoche me llevaré tu alma (1963), de José Mojica Marins, de culto donde las haya, truculenta y sadiana, irreverente e inolvidable, y que aún hoy, por lo tremendo de su planteamiento, sigue erizando la piel. 

Y más reciente ya, Martyrs (2008), de Pascal Laugier, un viaje alucinante al fondo de la perversión humana, que renueva, por su inteligencia y ferocidad, los pilares del género. 

PM. En estos tiempos de violencia explícita, donde tantas veces se ha demonizado al cine o a la literatura de terror, porque, según los expertos, ha inducido o provocado determinados comportamientos violentos que rápidamente se desvinculan de la libre posesión de armas o de comportamientos supremacistas, xenófobos, etc. Como lector-espectador de terror, ¿qué opinas de estos maniqueísmos políticos y tergiversadores que desvían la atención desde lo verdaderamente importante, los intereses económicos, hacia un arte denostado por su contenido y fácilmente atacable como el terror? 

Lo que opino, independientemente del género, de todo el arte en general: que debería estar al margen de las modas, la política, la economía y la ética, y hacer lo que siempre ha hecho: ser crítico con la realidad, sin duda violenta y cruel, que el hombre ha creado, y testigo y reflejo del tiempo que le ha tocado vivir, le pese a quien le pese. 

PM. Al hilo de la pregunta anterior, en una entrevista reciente decías que el verdadero terror es la sociedad capitalista. ¿Piensas que el cine de terror se puede convertir, como ya hizo George A. Romero con sus zombies, en un reducto de crítica política y social, más allá de su valor como entretenimiento? 

Sí, y de hecho creo que ya se ha convertido en eso hace tiempo, al menos cierto tipo de cine de horror, con Romero, efectivamente, como paradigma. Los zombies como ciudadanos enajenados por el sistema, la economía y los poderes públicos en las sociedades capitalistas modernas... qué mejor metáfora de la realidad que vivimos. 

PM. Si hay algo que da valor a esta trilogía es su valor literario, muchas de las películas referenciadas son a su vez conectadas en una enorme red de lecturas de género de las que eres gran conocedor. ¿Cómo valoras la intertextualidad que se da entre el cine y la literatura de género? ¿Crees que esas concomitancias enriquecen cine y literatura? ¿Podemos hablar en algunos casos de hibridación del discurso, es decir, el cine de terror tiene mucho de literario y la literatura de terror tiene mucho de cinematográfica? 

Sin lugar a dudas, fue una de las premisas que me propuse al escribir estos libros, mostrar las conexiones de todas las películas que reseño con las obras literarias de las que proceden, que es lo que en el fondo, como escritor, más me interesaba, y hablar de literatura y de cine a la vez, de sus lenguajes complementarios y de su mestizaje e hibridación. Esa es la principal diferencia de esta guía respecto a la gran mayoría: que el punto de vista desde el que se abordan las películas es el de un escritor, no el de un crítico de cine, con todo lo subjetivo y literario que ello implica. Y que agradará tanto a cinéfagos como a escritores y lectores, descubriéndoles muchas anécdotas y curiosidades que seguramente ni unos ni otros conozcan. 

PM. No quiero terminar sin abordar uno de los temas que como espectador de cine de terror más me preocupan actualmente. Si tradicionalmente la brecha entre el cine oficial, léase Hollywood o Blockbuster, y el cine de autor, la serie B o incluso la Z, era muy grande, en la actualidad el cine de terror que se consume en las salas de cine se ha convertido en una sucesión de ruidos, golpes e imágenes generadas por ordenador que nada ofrecen de nuevo a los espectadores del género, un cine, por así llamarlo para adolescentes que tienen en las salas lo que esperan ver. Como en tantas otras parcelas del arte el cine está ampliamente contaminado por las leyes de mercado. ¿Qué opinas de esta situación y hacia dónde crees que va el cine independiente en el género de terror? 

Efectivamente y tal cual apuntas, cada vez es más grande la brecha entre cine comercial e independiente. Siempre, de hecho, lo ha sido, pero aún más en la actualidad. Dos tipos de arte y de cine, el puramente comercial y el de autor, para dos públicos completamente distintos y con diferentes mensajes y metas. E imagino que cada vez será más acusada esa brecha, yendo uno y otros por muy distintos caminos.


Entrevista de Pablo Malmierca, en La Cabina de Nemo Nº 7.


viernes, 16 de octubre de 2020

COLUMNA DEL MIEDO: Eduardo Boix.




El 19 de diciembre de 2010 mi abuela/yaya Carmen falleció a causa de esa enfermedad llamada alzhéimer. Una mujer vital a la que la vida había endurecido como a tantas otras de su generación. Sobrevivir a una guerra, a su posguerra y a cuarenta años de oscuridad ha hecho que la admire más allá del amor que le pueda profesar como nieto. El pasado 1 de abril de 2015, tras cumplir 35 años y estar ya en el limbo administrativo de la juventud, me creí en la obligación moral de dar voz al recuerdo recurrente que atormentaba a mi abuela. El alzhéimer hizo que reviviese constantemente y de forma precisa el bombardeo del mercado de Alicante, perpetrado por las tropas italianas de Mussollini el miércoles 25 de mayo de 1938. Ella siempre nos contaba cómo, tras el estallido de una de las bombas, la metralla decapitaba a una mujer que seguía corriendo sin cabeza. Ese fue su último recuerdo, aquello lo vivió con 8 años. De estas vivencias surgió Columna del miedo, un libro de relatos que habla de la desolación de vencedores y vencidos, del dolor, de la pérdida, siempre bajo el prisma de alguien que simplemente ha sido espectador de todo.


lunes, 12 de octubre de 2020

PARAMERA por GSÚS BONILLA




en los comentarios al margen
os lo decía
que hay cosas que la gente olvida
en los libros de hierba
y en los cuadernos de historia

sé que vivimos tiempos difíciles
porque las tiras de pollo son tan pequeñas
que parecen hebras tiradas por bueyes
durante la longitud del camino

infinitamente delgadas y extensas
casi rozando el próximo día
en la expiración de los meses

me gustaría saber el lugar que ocupa la luz
enhebrar un chorro de agua más clara que turbia
y ver, sobretodo, la manera en la que el gas
el que nos protege del frío
aprende cualquier otro oficio

siento que, bajo el patronato de las semanas pasadas
los alimentos están delimitados

con borduras de un plástico blando
parecido a una cinta de franjas
siempre paralelas y equidistantes

siento que, son de un color amarillo acoplado a otro negro
igual que el sonido que produce mi grillo
por el roce de la punta en la conclusión de sus alas

siento que, a veces esos mismos colores son el blanco y el rojo
como los de una clavellina que florece en primavera
y se marchita cuando llega al medio verano

siento que, ningún cortafuegos va a parar este incendio
cuando se prohíbe el paso a todos aquellos
los de las bocas abiertas
los de las bocas sin dientes
los de las bocas sedientas
loa de las bocas hambrientas

siento que, bajo esa excusa
la aguja va para atrás, hacia una historia ya escrita
llena de sangre y frutos secos

siento que, nos pasan las mismas cosas
una y otra vez, a los de siempre

siento que, ya no somos ni mujeres ni hombres sino una forma helicoidal
que muere para nacer
en la arista de un yerro
en lo profundo del pozo
en el asunto de un cacique o ministro

seamos, quizás, un equivalente
igual que la sombra de un árbol seco

siento que, el reloj se ha parado
y siempre que caigo en la cuenta
se me aparece una libélula inmóvil masticando una masa de polen
en la bordura floral de un río calmado

su agua tranquila
es decir, el ídolo de ayer
era un encéfalo con ojos extremos

siento que, todo lo abarca

sé que me mira cuando comienzo a escribir el desastre

y siento estar agotado, ahora
al final del poema
restante, tal que una tierra sin tener más qué decir
en la nada próxima de la cosecha
esto es, una tierra que no soporta otro cultivo

si es que a alguien le interesa


Gsús Bonilla

https://www.facebook.com/annartistbook

BAILAR, SE TRATA DE ESO (Libro + CD): Kike Turrón / Turrones.




«Bailar, se trata de eso, es el trazo ciego de un pincel. Doblemente ilustrado, imágenes que leemos y plástica que excava el cielo, que hasta música de altoparlantes tiene. Para cuando se nos vacía el pecho, un rayo color esperanza —y primeras luces de la mañana— alumbra tibio el destino del baile». 

Andrés Calamaro

«Como todas las buenas historias esta no es lo que parece, o no lo es solo. Su doble fondo oculta una reflexión sobre las reglas del consumismo, la tiranía de los deseos que nos impone la publicidad de toda clase y es una alegoría que nos recuerda que lo que distingue a las cosas que realmente importan es que no son cosas».

Benjamín Prado


domingo, 4 de octubre de 2020

EL IMPOSIBLE LENGUAJE DE LA NOCHE



Así suceden las cosas: la luz va llenando todo, van entrando y se sientan alrededor de las mesas, algunos, en los sofás, otros, se acomodan en la barra y piden un cóctel. Miran a las chicas que pasan en busca de alguien. No nos importa de dónde vienen o qué han hecho antes de venir aquí: discutir con sus mujeres, engañar a sus maridos, emborracharse después de salir de la oficina, pero todos vienen en busca de los mismo. Ellos prefieren ser anónimos en este espacio rojo donde, por un momento, van a ser otros, o mejor aún, van a ser nadie, van a escuchar una banda de jazz durante unas horas. Hablarán con alguien mientras fuera piden un taxi que los dirigirá de nuevo a sus vidas, pero durante ese tiempo han recibido el abrazo de la ciudad cruel, el abrazo partido que sabe tan bien, como la boca roja de esa mujer de la cual no sabes su nombre, y como recuerdo, ese olor robado, ese olor que ahora tendrás que esconder, o que se disuelve solo en el cuarto vacío que recibe tu desidia cuando llegas de nuevo a tu casa.

Joaquín Fabrellas,

de El imposible lenguaje de la noche 

(Chaman Ediciones, 2020)

https://chamanediciones.es/producto/el-imposible-lenguaje-de-la-noche-joaquin-fabrellas/