viernes, 28 de febrero de 2014

DÍAS DE RUTA


Oscilante y extremo, nunca aséptico ni imparcial, nunca en el medio: Vicente Muñoz Álvarez nos ofrece un nuevo libro. Indefinible en su estructura: ¿Un cuaderno de poemas? ¿Un diario, personal, de carretera…? ¿Un híbrido de ambos?, en cualquier caso, es un libro fuera de lo común, en el que comparte con nosotros textos muy personales. En DÍAS DE RUTA el autor trata de desterrar todo aquello que le oprime y desconcierta; donde elabora -con la gran estafa de la crisis económica de fondo- un ejercicio de escritura autosanador, a través de la confesión y la poesía. Fantasmas, miedos y traumas, en lucha constante contra la ensoñación de quien se felicita en el hecho asombroso de estar vivo: Welcome to Babilonia.

Gsús Bonilla, 
contraportada para Días de Ruta.

Ya en pre-venta en:

SÓLO UNA COSA OS PIDO ("Ride on", el deseo de una sombra) por ESTEBAN GUTIÉRREZ GÓMEZ



Está claro:
algún día,
tengo que morir.

No me asusta,
no le tengo miedo
     adiós,
     bye bye,
     nos vemos

Pero no quiero agonías
ni enfermedades terminales.
No quiero saberlo
hasta unos instantes antes.
Si no es así,
ya me cuidaré yo
de poner fin
al futuro.

Entonces,

sólo una cosa os pido:
       que alguno de vosotros
se ocupe de mi levedad,
que camine
en la mañana
por las sendas de La Fuenfría,
       que busque
el mirador
de aquel cuya casa
siempre estaba encendida,
      que contemple
el paisaje a sus pies
y vuelva la mirada
hacia Siete Picos
–la imagen de mi vida–,
       que suene
el blues más lento
y lastimero,
más profundo,
aquel blues
que llegaba a mi cabeza
cuando las dudas,
cuando el vacío,
cuando el abismo,
      que suene
el «Ride on»,
      que desgarre
Bon
la quietud de la mañana,
     que suene
muy alto
el dibujo de la guitarra
para que esas montañas
se enteren
de que he llegado

y,

después,

       que vuelque
despacio       mis cenizas
sobre la piedra
labrada con poemas.

Será entonces,
–y sólo entonces–,
cuando el mundo
(en forma de viento)

decida

mi destino.


Esteban Gutiérrez Gómez, de Ardimiento.


martes, 25 de febrero de 2014

TROPIEZO por BALLERINA VARGAS



Me despierto en plena noche
Sudando tu recuerdo
Febril intentando hacerse conmigo
                               desde dentro

Me levanto bebo agua
Me refresco

A la vuelta
Este dolor agudo
En el dedo meñique del pie
Y en el pecho

Tu recuerdo
Esa pata de la cama
Con la que siempre tropiezo


Ballerina Vargas Tinajero, del blog Ínfula Barataria.

lunes, 24 de febrero de 2014

ESQUINAS & EL DESCRÉDITO en LOGROÑO


Os esperamos

SE RUEGA SILENCIO (fragmento) por PEPE PEREZA


- No tendrías que haber traído nada. Tengo el frigorífico lleno.
- De haberlo sabido me hubiera ahorrado el viaje.

Me doy cuenta de que cojea al andar.

- ¿Cojeas?
- Es una tontería.
- ¿Qué ha pasado?
- No es nada. Es que el otro día me caí mientras quitaba las cortinas.
- Déjame ver.

Se sube la falda y me enseña un moretón que le ocupa gran parte del muslo.

- ¡Joder, mamá! Menuda hostia tienes ahí. ¿Te ha visto el médico?
- Sí, ese mismo día fui a urgencias con una vecina.
- ¿Y por qué no me avisaste?
- Lo hice, pero debías tener el móvil desconectado.

Desconectado y sin saldo. Lo tengo así desde hace semanas.

- En urgencias ¿qué te dijeron?
- Tranquilo, estoy bien. Solo fue el golpe.
- ¿Te duele?
- Ahora no.

Estoy tan metido en mi mundo que a veces olvido que ahí fuera vive mi madre. Debería estar más atento, preocuparme de ella. Aunque esté sana como un roble no puedo obviar que tiene una edad avanzada. Precisa de cuidados y yo tendría que dárselos. Solo me tiene a mí, si me escaqueo ¿a quién va a recurrir? En el piso de arriba un taladro se une al alboroto general de las obras.

- ¡Dios mío, que escándalo! ¿Cuánto tiempo llevan con esas reformas?

No sé por qué pero me gustaría acercarme a ella y darle un beso. No lo hago porque tendría que encontrar unas palabras que lo justificasen. De pronto una pregunta se escapa de mi boca.

- ¿Eres feliz?

Es un acto reflejo que he ejecutado sin pensar y que coge a mi madre por sorpresa.

- No sé qué decirte. Supongo que como todo el mundo. Unos días más y otros menos.

En esos momentos un martillo percutor hace temblar el edificio.

- ¡Santa Madre de Dios! Como sigan así se nos va a caer el techo encima.
- Sí, aquí no se puede estar. ¿Y si damos un paseo?

A mi madre le parece bien. Al bajar coincidimos en las escaleras con Matilde, que está fregando el rellano de su planta. Nos saludamos cordialmente y seguimos el descenso hasta el portal. En la calle mi madre me aborda con una pregunta:

- ¿Tienes algo con esa mujer?

Ahora es ella la que me coge por sorpresa.

- ¿Por qué dices eso?
- Tal cómo te ha mirado me ha llevado a pensar que había algo entre vosotros.
- Mamá, tienes mucha imaginación. ¿Qué te parece si vamos a una cafetería?
- Tenía pensado acercarme hasta el cementerio para visitar a tu padre ¿Me acompañas?

Por el camino paramos en una floristería para comprar un ramo de claveles. El resto del trayecto lo andamos a paso lento, agarrados del brazo y en silencio. A las afueras nos encontramos con una leve neblina. Según avanzamos se va espesando. Al atravesar el Puente de Piedra la niebla se solidifica. Un muro de humo se levanta a nuestro alrededor. Es tan denso que no logramos distinguir las aguas que fluyen bajo nuestros pies. Al alejarnos del río la bruma pierde consistencia, no obstante, permanece activa más allá del cementerio. En el camposanto las cruces de piedra se superponen unas con otras, difuminándose en la distancia hasta que desaparecen en una amplia gama de grises. Tomo asiento en la lápida que está enfrente a la de mi padre. Mientras mi madre sustituye un ramo de flores marchitas por el recién adquirido. Parece la escena de una de esas viejas películas en blanco y negro de la Hammer. Tengo la sensación de que nada de lo que nos rodea es real. Es lo que tiene la niebla: dota al entorno de artificio y teatralidad. Dentro de la niebla el tiempo se detiene. Deja de existir. Y uno se desvanece con él. Repentinamente el mundo deja de ser inmenso y se reduce al limitado espacio que abarca la vista. No hay horizontes ni largas distancias. El resto es humo y vapor de agua. Inhalo la neblina para que entre en los pulmones. Respirarla me da seguridad y por un instante dejo de sentir miedo. Los gorriones cantan ocultos en los cipreses. Mi madre, dándome la espalda, permanece impenitente ante la tumba de mi padre.

- Es curioso, desde que me casé con él no ha pasado un día sin preguntarme por qué lo hice. Ahora que se ha ido sigo haciéndome la misma pregunta.

Me gustaría decir algo que pueda consolarla. Busco las palabras, pero en la cabeza solo encuentro niebla.


Pepe Pereza, del blog Asperezas.


sábado, 22 de febrero de 2014

HIJAS DE SATANÁS

Against Babylon

TÚ Y YO por FELIPE J. PIÑEIRO



Yo soy de rock
tú eres de pop,

yo soy de montaña
tú eres de playa,

yo soy de casa
tú eres de salir,

yo soy de carnes
tú de vegetales,

yo soy de pueblo
tú de ciudad,

yo soy de abrazos
tú de distancias,

yo soy sin prisas
tú eres atacada,

yo soy de cama
tú de sofá,

yo soy de radio
tú de televisión,

tú y yo somos
salvo pequeñas cosas
el uno, del otro.


Felipe J. Piñeiro, del blog Retazos de un escritor.


viernes, 21 de febrero de 2014

EL SÉPTIMO VICIO por SILVIA D CHICA



Volvía,
por la carretera de la costa
hacia Chimiche
buscaba algo en el dial
de repente hablaban de Corcobado
y de Valle, Valle Inclán
y de Felipe Zapico Alonso,
anda! ese es amigo mío, pensé,
el Bukowski de León, decían.

Caía el sol de la tarde
conducir a veces es muy bueno
velocidad de crucero
Dylan on the radio
y un clásico de los Who
My generation
Y la dulce y embriagadora voz de Marilyn
y el Séptimo Vicio.

Una práctica intensa y gustosa
al aire libre
en la terraza
con todo el horizonte por frontera
y una luna enorme como una gran naranja
que se levantaba indiscreta
por el horizonte
iluminando un camino sinuoso
encima del agua de la bahía.

Y el ritmo continúa

como decían Los Cardiacos,
a pesar de la avidez de la erosión.

Silvia D Chica, del blog La Tierra Pura.


jueves, 20 de febrero de 2014

EL LENGUAJE DE LOS PUÑOS


A puntito ya de salir de imprenta El lenguaje de los puños, Antología crítica de la poesía de David González, en edición de José Ángel Barrueco, y merced a la editorial Origami, llega el momento más difícil para mí. La promoción. La publicidad. Los argumentos para tratar de convencerte de que te hagas con un ejemplar. ¿Qué voy a decir yo, claro? Soy parte interesada, como el editor, que, todo hay que decirlo, ha hecho una apuesta fuerte editando esta antología crítica de mi poesía.

De todos modos, trataré de convencerte en este y en posteriores post con alguna que otra razón.

La primera: la cubierta. Sí, ya sé que nadie, o casi nadie (yo sí), compra un libro por su portada. Pero no me negarás que esta es muy atractiva visualmente. No podía ser de otra forma haciéndola quién la hizo: Julia D. Velázquez (agradecido), que se ha currado muchas de las portadas de laeditorial Origami, y que espero se curre alguna más de las mías.

La segunda: porque la antología parte de una idea original y, como todas las ideas originales, muy sencilla. Aunque, como leerás en este libro, tal vez tanta originalidad sea difícil de digerir. Una idea que surgió de las conversaciones electrónicas que mantenemos el escritor José Ángel Barrueco, uno de los tíos que mejor conoce mi poesía y que había escrito sobre ella en numerosas ocasiones, y yo. La esencia de la idea la cuenta Barrueco en el prólogo que ha escrito para la ocasión, así que cito sus palabras: Nuestro cometido ha sido el de reunir las distintas voces que, durante estos años, se han pronunciado en prensa y en internet sobre la obra del poeta nacido en San Andrés de los Tacones. De tal modo que el libro no obedece al estudio escrito por un único autor, como viene siendo habitual en esta clase de ensayos críticos, sino que constituye una pluralidad de versiones y opiniones (unas a favor, otras en contra, pero ninguna caracterizada por la tibieza, pues la poesía y la figura de David González levantan odios y pasiones, jamás indiferencias). Un poco más adelante se lee: El lenguaje de los puños reúne aquellas críticas y reseñas dispersas y publicadas en su momento, durante la recepción de la obra, y no se ha encargado a nadie que incorpore otro estudio escrito ahora. Hasta que llegamos al meollo de la cuestión: Tras cada reseña, el lector encontrará uno o varios de los poemas mencionados en dicho artículo. Si, por ejemplo, Jesús Rodríguez Castellano cita el texto "El demonio te coma las orejas", los versos son incorporados al final de su análisis... Y así sucesivamente, libro a libro, reseña a reseña, poema a poema... De modo que son los propios críticos los que eligen los poemas que forman parte de esta antología.

La tercera: Las reseñas y poemas incluidos en este primer volumen, de cuatro, pertenecen a los siguientes poemarios: El demonio te coma las orejas (1997), Ley de vida (1998) y Sparrings (2000), tres libros que contienen algunos poemas de los que me siento especialmente orgulloso.

De momento estas tres razones, en el siguiente post alguna más, alguna de ellas dirigida a aquellos a los que les guste poco o nada mi poesía. Te dejo con uno de los poemas incluidos en esta antología crítica.


LA MAIKA

no tiene piños.
Le han caído todos.
Por culpa del caballo primero
y por la mierda de comida
del talego después.

Así la chupas mejor,
le decimos todos.

La Maika está desdentada,
y eso quizá influya en su voz,
una voz
que le viene
que ni pintada
para arrancarse por bulerías.

El Richard se asoma a la perlacha
cada noche,
después del recuento,
y se pone a gritar:

¡Maika! ¡Esa Maika!
¡Cántanos algo! ¡Venga!


Ella se hace la loca,

¡Esa Maika bonita!
¡Venga! ¡Cántate una!

pero siempre acaba
por hacerle caso.

El picoleto de la garita
deja de pasear
de un lado para otro,
se apoya contra el muro,
pone encima su fusil,
enciende un truja
y escucha en silencio
esa voz sin dientes
que nos muerde a todos

el corazón.


David González.


El lenguaje de los puños, Antología crítica de la poesía de David González. Editorial Origami, febrero de 2014. Edición y prólogo de José Ángel Barrueco. Diseño de cubierta: Julia D. Velázquez.


HOY en LEÓN



GAS

todo por qué
y para qué

todo absurdo
inconsistente
vacío

los triunfos
los fracasos
los desengaños

todo gaseoso
efímero pasajero

todo
por la causa

vivir


Vicente Muñoz Álvarez

Le pasquín poético: 1ª Ronda.

Jueves, 20 de febrero, a las 21 horas 
en el Gran Café (León)


miércoles, 19 de febrero de 2014

SÍNTESIS por DIANA ÁLVAREZ



También yo tengo miedo.
Tu miedo es mi miedo.
Tu miedo es mi derrota.
Tu miedo es la mordedura salvaje
en mis talones.

Y tal como tu miedo es a la vez mío,
es tu alba la que alumbra ante mi miedo,
es tu zozobra serpiente en mi cuello,
pero, asimismo, es tu voz mi voz,
es tu boca mi boca,
es tu aliento mi alimento
y la piel que conforta el temblor
del miedo en mis manos.


Diana Álvarez


lunes, 17 de febrero de 2014

OTROS TIEMPOS por DANIEL RUIZ GARCÍA




Bajo el volcán, digámoslo desde el principio, no es una novela fácil. Diría más: es una novela sinuosa, complejísima, no por la trama, que en realidad es bastante simple -sugeriría que anecdótica-, sino por la forma. Alineada con la tradición faulkneriana, es un ejercicio constante de estilo (“churrigueresco”, en la propia definición de Lowry), que convierte la lectura en algo necesariamente esforzado, donde el proceso no siempre está guiado por el criterio intelectual, sino que precisa de otra forma de lectura que tiene que ver con lo intuitivo, con lo sensitivo, con ese talante lector que algunos asocian con la percepción poética. En realidad, Bajo el volcán es un poema, de hecho el propio Lowry considera que la novela está más cerca de lo lírico/poético que de lo narrativo.

Bajo el volcán forma parte de la historia de los manuscritos míticos, con un punto maldito, que sufrieron grandes vicisitudes por el camino antes de alcanzar el ‘happy end’. Es la obra cumbre de Malcolm Lowry, y un paradigma de la novela alcohólica: novela de un borracho que describe la historia de un borracho. Hijo de familia acomodada, tras estudiar Filosofía en Cambridge Lowry sintió la llamada romántica del mar, y durante varios años emuló a Stevenson convirtiéndose en marinero por el Extremo Oriente. Recaló durante años en Cuernavaca (México), y fue allí, en México, donde abordó la escritura de Detrás del volcán, la primera de las tres partes de una trilogía que Lowry al menos esbozó durante muchos años de trabajo. Un incendio se llevó por delante las otras dos partes ya en borrador, pero su mujer logró salvar de las llamas la primera parte, que Lowry fue puliendo durante más de una década hasta transformarse en el libro que conocemos hoy. Malcolm Lowry convivía desde hacía años con el alcoholismo, y quiso plasmar ese alcoholismo a través de un relato con vocación psicológica: se trataba de narrar un día en la vida de Geoffrey Firmin, ex cónsul británico en México, a la manera del Ulises de Joyce, con una narración a través de la cual vivimos la decadencia del ex cónsul. El resultado es una obra intensa, tan lírica como, a veces, hermética, sugestiva, aunque en ocasiones desesperante por su cadencia divagadora, pero que deja en el paladar la sensación de haber leído un texto rotundo, inolvidable.

Las vicisitudes de Lowry por ver publicado su manuscrito no acabaron con el incendio. Tras el tortuoso proceso de escritura, llegó el no menos tortuoso proceso de la edición. Esto sonará a más de uno: tras presentar su original a más de una decena de editores, recibió de uno de ellos una carta, suscrita por un lector de la editorial, que sugería cambios drásticos en la novela. El libro que nos ocupa incluye esta carta, nunca publicada hasta ahora, y la larga respuesta de Lowry al editor, en la que el escritor intenta rebatir de forma pormenorizada todas las objeciones planteadas por el informe de lectura.

Detrás del volcán es un libro indispensable para todo aquel que haya leído Bajo el volcán o esté interesado en leerlo. Pero también es un libro de gran interés para todo aquel que, habiendo o sin haber leído el libro, está interesado por la peliaguda cuestión de las aspiraciones de edición de una novela concluida. Es un libro que insuflará nuevos ánimos a aquellos que están acostumbrados al rechazo editorial -esto no sé si es bueno-, y es un libro que en general animará a los escritores en su pulso cotidiano con los editores, un pulso que los segundos tienen de momento bastante ganado. Eran otros tiempos, y resulta prodigioso cómo Lowry, en su larga carta, consigue introducir argumentos que algunas veces resultan ridículos para desmontar las objeciones del informe de lectura, propiciando finalmente que el libro se publique tal y como el escritor británico lo planteó, sin ninguna de las amputaciones sugeridas. Es un triunfo del escritor, ante el que el editor claudica, aun cuando Lowry no era aún un escritor conocido, y hacia el que el editor, Jonathan Cape, profesa una confianza ciega. Historias de otros tiempos editoriales, indudablemente, que algunos pueden blandir como argumento de que los editores no siempre aciertan, o los escritores no siempre se equivocan, ya que Bajo el volcán está considerada una obra maestra indiscutible de la literatura universal siglo XX.

La larga carta que Lowry manda a su editor puede leerse así como una defensa del texto literario frente a las invasiones y premisas de la cosa editorial. Lowry se muestra por momentos indignado, por momentos vanidoso y altivo, por momentos ridículo hasta lo chistoso, defendiendo su manuscrito como un fortín frente a las amenazas de amputación y modificación de la novela, apelando incluso a simbologías ocultas del texto relacionadas con la Cábala judía. No resulta difícil imaginar en lo que hubiera acabado hoy ese pulso: probablemente Bajo el volcán no hubiera llegado a publicarse en su forma actual, o si lo hubiera hecho desde luego no habría alcanzado la recepción crítica y el prestigio que hoy tiene. La jugada le salió bien a Lowry, algo de lo que él parece incluso ser consciente, cuando en la conclusión de su prólogo a la primera edición, dirigida al lector, confiesa: “Quizá lo honesto sería confesarte que la idea cara a mi corazón fue la de hacer, en su genero, una especie de obra de pionero y escribir al fin la auténtica historia de un borracho”.

Lo dicho: otros tiempos.


Daniel Ruiz García, en Estado Crítico.


HIJOS DE SATANÁS

Population 555.000

sábado, 15 de febrero de 2014

EL SOMBRERO DE WILLIAM S. BURROUGHS por PABLO CEREZAL


Paseo días de escarcha y hormigón mientras las calles de la ciudad me pasean como un invierno de cuchillos. El tañido del viento acompasa mi caminar como un réquiem pertinaz. Y arriba, donde suponemos fraguan los pensamientos, en la azotea mínima y voluble del cráneo, estos días, me resplandece una herida de amor y miedo. Paseo mi herida, por la ciudad, como si de una alopecia hambrienta se tratase. Es la calvicie, que reclama su tierra de oro y nada para erigir un imperio de transparencia, digo a quien me pregunta.

Los vientos norte y febrero de un invierno insidioso juegan ajedrez, estos días, en la promesa de tiempo perdido de mi calvicie, y yo recuerdo la testa luminosa y ciega de William S. Burrougs, que nació un día como hoy, hace ya exactamente 100 años. Podría haber sido un 3 o un 7 de enero, qué sé yo, pero fue un 5 de febrero, en algún punto inconcreto del Estado de Missouri, en los EE.UU.

Y hoy, mi cabeza abierta al hachazo de vendaval y comercio del invierno madrileño, hoy, 5 de febrero, ya digo, recuerdo a William S. Burroughs y siento pudor de mi herida, noto que escapa de ella una tormenta de arquitecturas hembra y miel, una deflagración de cabellos perdidos en la hoguera de los dedos, un improperio de labios como veleros sin timón, un estallido mudo de lágrimas desorientadas que, al fin, saben a vientre y limón... y temo tiznar la ciudad con una hemorragia de risa, amor, sexo y melancolía. ¡Qué le vamos a hacer!, uno, de vez en cuando, como los gobernantes, también piensa en sus conciudadanos y prefiere ahorrarles el espectáculo de guiñol y llaga de su amor. Por eso, hoy, la herida de mi cabeza, mi calvicie tenaz, me resulta molesta y temo que, sin desearlo, dañe a los circundantes. Es entonces que comprendo a Burroughs. Porque él ocultaba la transgresora espesura tipográfica de sus ideas bajo la nube de fieltro y elegancia de su sombrero. Así podía caminar las calles como un educado caballero de clase media. A mí, hoy, sin el sombrero de Burroughs, se me ven las ideas, y son demasiado violentas, obscenas o sinceras, para el que se tope con mi deambular madrileño.

Parece que le sangra la cabeza, me dice un transeúnte. Despreocúpese, es la calva que hoy ha amanecido púrpura, como el corazón, respondo yo, para evitar alarmismos.

Me enredo, disculpen. Sólo pretendía homenajear al escritor norteamericano el día en que hubiese cumplido 100 años. No voy a hacer alabanza de sus letras, tan demoledoras, incautas e incomprendidas a pesar de agasajadas. Sólo quiero decir que hoy, cuando la cabeza me sangra aromas de mujer por una herida con femenina silueta de calvicie, descubro por qué Burroughs nunca se quitaba el sombrero: no quería asustar a los paseantes con su carnicería de sensaciones límite esculpidas a la sombra de la lucidez políticamente correcta. Una vez se quitó el sombrero, en Tánger, y de éste brotó la obra que le haría inmortal: El Almuerzo Desnudo. Es comprensible: cualquier calleja del zoco de Tánger es más abigarrada, bizarra y desmesurada que las ideas del propio Burroughs. Durante unos días la ciudad marroquí le proporcionó cobijo, mayún y cuerpos adolescentes, y él volcó en papel lo que habitaba el tullido mapamundi de fieltro de su sombrero. Simplemente eso: la importancia del sombrero de Burroughs, llevó a un servidor: a escribir Los Cuadernos del Hafa y narrar en sus páginas sus vivencias tangerinas, mientras frecuentaba al matrimonio Bowles y naufragaba en los guateques de orgía y THC de la jet-set; a recuperar la maltrecha figura de Brian Jones, líder primigenio de The Rolling Stones; a explicar los motivos de su misteriosa muerte y, de paso, la de toda una época cultural y creativa; a anudarlo, todo, a las alegrías y pesares de un puñado de marroquíes y algún que otro extranjero...

A Burroughs: feliz cumpleaños y... gracias por todo lo que (sin saberlo) me has regalado. Aunque hoy te envidio la elegancia de ese sombrero que, de ser mío, podría esconderme la herida. Creo que la literatura se organiza mejor bajo un sombrero. Yo, sin sombrero, pierdo las ideas. Las palabras brotan a borbotones escarlata a través de una herida con suturas de alopecia, y quedan irremediablemente desestructuradas en su precipitado huir por las avenidas metropolitanas del viento.


Pablo Cerezal, del blog Postales desde el Hafa.

viernes, 14 de febrero de 2014

OCHO RELATOS DE BOXEO por ALEXANDER DRAKE



SINPOSIS

Este libro nos ofrece diferentes historias; algunas extremadamente violentas; otras irónicas en su planteamiento pero sin duda trágicas en su desenlace; las hay que tras su lectura nos dejan una sensación de injusticia e impotencia, de miseria, de rencor y de sueños frustrados; pero existe un nexo de unión entre todas ellas. Todas son historias de boxeo. Historias teñidas de dolor y sangre. Historias enmarcadas en diferentes épocas y cuyos protagonistas tienen que sobrevivir en un mundo cruel y despiadado en donde las cosas rara vez son lo que parecen. 


SOBRE EL AUTOR

Alexander Drake (San Sebastián, 1974) es el seudónimo bajo el que se oculta el autor de Ocho relatos de boxeo.Estudió Psicopedagogía en la Universidad del País Vasco. En 2006 publicó el libro de fotografía e investigación Surfers, una visión antropológica de la cultura del surf. En 2009 la novela La Transformación. Y en 2012 el libro de relatos Vorágine (obra ganadora del VII Premio Internacional Vivendia-Villiers de Relato).


UN CAPÍTULO DE" DEBO SER MUY BUENA PRESA CUANDO TENGO TANTAS ESCOPETAS APUNTÁNDOME" LA NOVELA SOBRE EL CABRERO DE EDUARDO IZQUIERDO



Boceto de la portada del libro en exclusiva para Hank over


17

En un lugar entre Aznalcóllar y Morón de La Frontera, 1967



Había estado la semana anterior viéndolo, pero eso no le importaba. No se cansaba nunca de hacerlo. En el Festival Antonio Mairena, aunque también lo había hecho otras veces en Utrera, en Dos Hermanas o en Morón de la Frontera. Porque era uno de sus favoritos. Era uno de los grandes. Hasta le habían dao el premio de seguiriyas, soleás y tonás en el concurso de Córdoba. Eso le había explicao padre cuando le pedía permiso pá dejar las cabras un días y irse a verlo cantar. Juan Talega, el más grande. Y Mairena. Y Toronjo. Pero ahora Juan estaba malito. O eso decían. Por eso le iban a hacer un homenaje en Morón y allí se dirigía, como tantas veces había hecho, andando por la carretera.


José se lo contó a padre y éste lo entendió. Que es la última vez pare, que dicen que se muere, que igual se va y yo tengo que verlo una vez más. Esta vez no tuvo que discutir ni escaparse, como otras veces. Porque padre ya había empezado a entender lo que era el cante para José y él le había prometido que nunca dejaría las cabras. Eso sí, pá Guardia Civil que no contara con él.


La carretera era bastante plana, como todas las de la zona. Además, las numerosas curvas que había daban la impresión al caminante de no avanzar nunca. Porque el paisaje no cambiaba. Árboles rocosos, de eso que sólo la sierra sabe parir eran su única compañía. Ellos, las palmas y su voz. De vez en cuando cantaba pá entretenerse, y luego se distraía soñando con subirse al escenario con el Talega y enseñarle lo que él sabía hacer.


Era curioso pero los pies nunca le dolían, y eso que había calculao llegar a Morón en 5 horas, pero estaba acostumbrao. El trabajo con las cabras también te hacía caminar horas y horas por el monte. Por un terreno irregular. Pero las suyas eran güenas botas. Y ahí estaba la cuestión del asunto. Recordaba cuántas veces había ido a la Feria de Sevilla, a ver a Paco Toronjo, combinando la caminata con el autostop. Montándose en cualquier coche que quisiera llevarlo un par de kilómetros más adelante. Eso que se ahorraba. Aunque no solían parar. Pocos se atreven a coger en la carretera a un hombre solo vestío de negro. Así que José caminaba, caminaba y caminaba. Y cuando se cansaba volvía a caminar. Porque la ilusión era más fuerte que el cansancio y ver a Toronjo bien lo valía. Por Dios si lo valía.


Miró al cielo. Estaba a punto de hacerse de día. Porque él siempre salía antes de la madrugá. Con la fresca. Pá llegar antes que el sol estuviera en ese punto insoportable pá cualquier humano o animal. En ese momento en el que él cogía a las cabras y las situaba bajo un pino preparándose, él y ellas, pá echar la siesta. Si vas un día a Valverde, échate a dormir la siesta, debajo dun pino verde. Verás que alegre despiertas. Lo cantó a la calañesa. Uno de sus favoritos. El fandango de Calaña. O el de Alosno. De allí era el Talega. De Alosno. Y mientras lo pensaba giró la última curva, para ver como Morón de la Frontera le daba la bienvenida.


DEBO SER MUY BUENA PRESA cuando tengo tantas escopetas apuntándome (Eduardo Izquierdo)

miércoles, 12 de febrero de 2014

LIQUIDACIÓN POR CIERRE. Lula Souto Méndez


Se liquida todo, sombreros, cuchillos, aeropuertos, soldaditos de plomo, la ilusión de los viernes. También la suerte. Se tasan las galletas, los fideos y la esperanza. Hacemos equilibrios al borde de la indigencia, siempre con el alma a la intemperie. Y en estas estamos cuando llega el invierno más feroz de los tiempos, el diluvio de más de cuarenta días. Ya lo advertían, winter is coming.

Camino de puntillas, solapada entre el aguacero, sujetando las ruinas de un sucedáneo de felicidad, tropezando con los pájaros muertos tras el último temporal. Los bolsillos rebosan de batallas perdidas pero estreno dragón impaciente en la sangre y me despreocupo de la voz magullada y de la escarcha en el corazón. Piso los inevitables charcos, empeñada en esquivar la impotencia, balbuceando espejismos. Y no me importa que la humedad se coma la dicción de los sueños, el alfabeto de estrellas y las costuras de mi hogar. Nada fastidia la escenificación de un porvernir con lumbre.

ANILLOS DE SATURNO

Próximamente en la Tierra

BACANTE por MARCOS MATACANA


"Morir al final de un día cualquiera"
(Roberto Bolaño)


No creas que estoy loco
Si te digo
Que me he acordado de ti
En un jacuzzi
De esos que hay en los clubes
Con rubia dentro
Como la de tu revista
La que pasó por las manos
                                    de toda la clase
Y nos quitó Modesta
                                    la misionera
                                    que había conocido a Ellacuría
                                                                y a Cardenal
                                   que había sido modelo
                                   o eso decía
                                   la tarde que acabó Falcon Crest
                  No os da vergüenza
                  Y no quiso hojearla siquiera


Nos expulsaron a ambos
Y Alicia nos miraba en su despacho
Torciendo la boca y fingiendo
                                           como la rubia
                 No os da vergüenza
                                          como quien mira a unos salvajes
                 Si lo veo por el acné
                 No os da vergüenza
                                 piensa en sus padres
                                 cómo deben sufrir
                                 al verla así
                Y así la imaginaba yo
                Mojada en el jacuzzi
                Simonetta escapada entre espumas
                                               del pincel de Botticelli
                Ofreciéndome el venero en llamas de su sexo
                Como nácar sacramento de su altar pagano
                El vello rojizo de su pubis terciopelo
                El breve frunce de su ano
               O la tímida redondez de sus dos senos
                           Ahí es donde falla
                                             le faltan tetas
              Con la beatífica sonrisa de quien se entrega
                                             inconsciente
              A un rito al sacrificio cruento
              De matar al niño en su inocencia

Y no pude evitar una erección
Y sentí cómo mi rostro se encendía
Y el calor del bofetón que me esperaba en casa
Sin Spectrum hasta el día de las notas
Y a ver si no suspendes
                No os da vergüenza

Desde entonces repetías
Que teníamos que encontrarla un día
Y hacérnoslo con ella en un jacuzzi
Como en la revista
                      tu revista
Donde todas muy pintadas sonreían
Qué felices qué doradas
                                   adoradas
Diosas de cándida voracidad
                                 acaparadoras
                                 sedientas
                                filántropas convencidas

Ahora sé que eran fingidas
Esas estúpidas caras maquilladas
Perladas de semen
                              emborronadas
                                              de rouge y rímel
Como es fingido
El falso lujo en raso y capiteles
Los jades de este jacuzzi que imita al mármol
De un templo de bacantes sin papeles
Ménades danzando a la espera
De un cuerpo que las frene apenas
                                               un instante
Como mariposas de seda que arrastran aún sus hilos de oro
En el momento previo al de la muerte
Que han tejido las Parcas como red de Aracne

Qué diferente es todo
A como lo habíamos imaginado
Antes de saber que la vida era
Una sucesión de renuncias
Casi nunca voluntarias
Casi siempre impuestas

Tú no pudiste encontrarla
Llegó primero ella
                                       pero llegó pura
                                      como en el verso de Juan Ramón
                                      que recitaste en clase
                                      y te invitó a su baile
                                      y fuiste a recogerla
                                      y como pasa siempre
                                     que el amor es para siempre
                                     se te olvidó contarlo
                                     egoístamente
                                    y ya la amas como un niño

Yo la he seguido buscando
Pero me temo
Que no era rubia la rubia
                           ni era feliz
                           no sé con qué ropajes
                          o sin ninguno
                          ni esperaba Dánae la lluvia blanca
                          en su jacuzzi
Y que Alicia tenía razón
Y que me duele la cabeza
                                   y mucho la espalda
Y que me quiero ir a mi casa
                                  o a tu casa
                                 la de tu abuela
En el verano de la alberca
En el patio de sombra y cal del limonero
Metidos en la pila de lavar
                                       ahogando avispas
Que como yo ahora intentaban
En la inminencia inútil de la nada
Clavar el aguijón en cualquier parte


Marcos Matacana, del blog Ínfula Barataria.

martes, 11 de febrero de 2014

LA TUMBA DE KEATS por Manuel Cuenya.


La tumba de Keats, que está en un singular cementerio de Roma, me recuerda, una vez más, mi condición mortal. Aquí no va a quedar nadie para cresta de gallo, dice el saber popular. Aceptar la muerte como algo natural no resulta fácil, por más que le echemos literatura y buena voluntad al asunto. La reciente muerte de un vecino me sobrecogió. El fallecimiento por accidente se me antoja estúpido y la muerte por crimen me trastoca las neuronas. 

Cuando llega la huesuda, el muerto o muerta que seremos, me da temblequera y «me entra gorrión», que diría la escritora cubana Zoé Valdés. Pero conviene buscar el lado bueno de la vida, el impresionismo pictórico de los bosques bercianos, los magostos, el cumpleaños de mi padre, lo que es motivo de alegría.

La tumba de Keats es, asimismo, una fascinante exposición de fotos sobre el cementerio romano, «juego entre la vida y la muerte», cuyo autor es el berciano Robés. Las fotos, en blanco y negro, están acompañadas por textos del sublime trovador Juan Carlos Mestre, y recogidos a la vez en su poemario homónimo. El blanco y negro como la expresión de verdaderos sentimientos.

He vuelto a visitar el cementerio protestante donde se halla, entre otras, la tumba de Keats, el poeta romántico inglés. A la entrada del cementerio hay una placa con una inscripción que reza así: «Cimitero Acattolico per gli stranieri al testaccio. Protestant Cemetery». Está ubicado cerca del metro Pirámide, en la Vía Caio Cestio, al lado de la Pirámide Cestia, al sur de la capital italiana. El cementerio es pequeño y acogedor. Al lado de la tumba de Keats, desde la cual se tienen preciosas vistas sobre la Pirámide, están los restos de su amigo y poeta Joseph Severn, y no lejos de éstas se pueden visitar las tumbas de Percy Bysse Shelley y su hijo William. 

P. B. Shelley fue gran amigo de Byron y esposo amantísimo de Mary W. Shelley, la famosa creadora del mito de Frankenstein. Grandes poetas románticos ingleses están enterrados en este cementerio, «el lugar más santo de Roma», según Oscar Wilde. Aparte de las mencionadas, también pueden visitarse las tumbas de Gramsci y del hijo de Goethe. A uno, cual romántico, le entusiasman los cementerios, si bien resulta doloroso tener que acudir a un camposanto en el que están enterrados tus seres más queridos.


Manuel Cuenya, de La Fragua de Furil (Instituto de Estudios Bercianos, 2012).

lunes, 10 de febrero de 2014

EL LENGUAJE DE LOS PUÑOS

Próximamente en la Tierra

1 POEMA de ROBERTO RUIZ ANTÚNEZ




(...) sentarse a esperar
en el edificio abandonado
el inicio de la demolición
al cruzar el otro lado
inhalar el fulgor negro de los escombros
y cerrar los ojos
para recordar la ternura
con que los seres unicelulares
se aman asustados bajo la tierra...

Roberto Ruiz Antúnez


viernes, 7 de febrero de 2014

HOY en VALLADOLID


Vicente Muñoz Álvarez presentará este viernes una antología dedicada a Céline

En `El Descrédito. Viajes narrativos en torno a Louis-Ferdinand Céline´, una treintena de autores reflexionan sobre la obra de este polémico autor una vez transcurridos cincuenta años de su muerte

Laura Fraile, Valladolid, Jueves, 06 de Febrero de 2014

Para muchos es uno de los mejores autores del siglo XX, responsable de grandes obras como `Viaje al fin de la noche´ o `Muerte a crédito´. Para otros, es un autor a despreciar por su colaboracionismo durante la II Guerra Mundial con el régimen pronazi de Vichy. Él es Louis-Ferdinand Céline (1894-1961), un escritor al que la editorial Luperalia ha decidido dedicar una antología que ha sido conducida por Vicente Muñoz Álvarez y Julio César Álvarez, personas que asistirán este viernes a las 20 horas de la tarde a la librería A pie de Página para presentar esta obra.

"Esta antología no es un tributo a Céline. Lo que pretende es plasmar la diversidad y el pluralismo de visiones que hay en torno a él", comienza explicando Vicente, para el que este escritor francés es un autor de cabecera decisivo tanto en lo que respecta a su formación como a su manera de entender la escritura. Según explica, su primer acercamiento a Céline se produjo cuando tenía 24 años. "En esa época era prácticamente imposible conseguir obras suyas, aunque autores como Henry Miller o los pertenecientes a la generación beat siempre lo mencionaban. Mi madre solía comprar libros a través del Círculo de Lectores, y ahí fue donde vi que habían editado Viaje al fin de la noche. Lo compré y recuerdo que me deslumbró. Lo leí como tres o cuatro veces. A partir de ahí seguí buscando otras obras de este autor con tesón, tanto en rastros como en ferias del libro antiguo", indica Vicente, que afirma que ésta es la quinta antología que coordina.

En esta obra participan autores como Miguel Sánchez-Ostiz, Mario Crespo, Celia Novis, José Ángel Barrueco, Óscar Esquivias, Isabel García Mellado, Patxi Irurzun, Joaquín Piqueras, Adriana Bañares, Gsús Bonilla, Alfonso Xen Rabanal o Enrique Vila-Matas. "Hemos hecho una selección muy fina de personas que conocieran su obra. Todas ellas incorporan diferentes puntos de vista que van desde la ficción al ensayo o la experiencia personal. Hemos tratado de ofrecer una visión panorámica en la que se incluyan desde personas que lo apoyan a ciegas (rozando el fetichismo) hasta personas que lo critican y machacan a conciencia", continúa Vicente.

La otra persona responsable de esta antología es Julio César Álvarez, quien recuerda que la primera vez que leyó una obra de Céline (en este caso, también fue Viaje al fin de la noche) tenía 17 años. "Técnicamente me deslumbró. Al leerlo tuve la sensación de que contaba las cosas de otra manera. Creo que es uno de los autores de mayor calidad literaria del siglo XX. Autores como Sartre o Miller son herederos de su estilo, un estilo demoledor, perteneciente a una literatura rompedora", indica. Julio César, que al igual que Vicente incluye su visión sobre este autor en el prólogo de este libro, reconoce el "desafío que se plantea" ante una persona "moralmente monstruosa" pero con una "calidad literaria inmensa".


Una vez finalizada la presentación de esta obra, Vicente Muñoz Álvarez acudirá al bar La Curva para presentar dos de sus poemarios. El primero de ellos será `Canciones de la gran deriva´, un libro publicado en 1999 por el Ateneo Obrero de Gijón y que ahora vuelve a publicarse a través de la editorial Origami, que se ha encargado de revisar y ampliar esta primera edición. "Fue mi primer poemario publicado, y creo que fue premonitorio de lo que nos vendría: la crisis, la desigualdad económica, el paro... Lo escribí cuando acabé la carrera y cuando empecé a opositar. Habla de ese periodo que pasa hasta que te ubicas geográficamente, laboralmente o sentimentalmente", describe Vicente.

En el libro pueden encontrarse poemas como `Crónicas de fin de siglo´, en el que este autor leonés se refiere a esas "lánguidas mañanas tristes al filo de otro tiempo, cuando te levantabas con resaca y al desayunar leías el periódico buscando algún trabajo". En `Uno de tantos´ se describe como un licenciado en paro preparando oposiciones que, tal y como refleja en `Ciertas fobias´, tiene miedo a la rutina, a la vejez o a la desidia. Poemas, en definitiva, que se resisten a vivir "en un mundo donde los cuerdos sueñan con comprar lo antes posible un piso a plazos", tal y como escriben los versos de `Por el sistema´.

Vicente Muñoz Álvarez, que reconoce que lleva alrededor de cinco años sin venir a recitar a Valladolid, también leerá algunos de los poemas de`Animales perdidos´, su último poemario hasta la fecha, publicado por la editorial canaria Baile del Sol. Prologada por José Ángel Barrueco, esta obra está dividida en tres partes: `Infierno´, `Purgatorio´ y `Cielo´. "Este libro cuenta el tránsito entre dos personas que han sido muy importantes en mi vida. Arranca en el año 2006, cuando me separé de mi anterior pareja y tuve que dejar nuestra casa en el pueblo para vivir en un apartamento en la ciudad. En él recorro varios años de tránsito hasta mi actual pareja", aclara Vicente.

En `Infierno´, según explica, se describe como un hombre solo de 40 años que, tras 17 años de relación, siente que debe reiniciar su vida desde cero. "En él están mis sensaciones de abandono, soledad e indefensión, contadas desde un tono crítico y melancólico", describe este poeta. En `Sujeto de experimentación´, uno de los poemas pertenecientes a esta primera parte, Vicente escribe sobre las dificultades para llegar a fin de mes, pero también acerca de los recibos de la luz, de la comida basura, del miedo. En `Terminal Sur´, en cambio, centra su mirada en una mujer de 50 años que está haciendo cola en la estación de autobuses y que, llorando, se lamenta de una soledad equiparable a la que siente ese hombre sin brazos pidiendo limosna en la puerta de la FNAC al que Vicente describe en `Calderilla´. Poemas, en resumen, que se lamentan de esas ciudades en las que "nadie conoce a nadie" y en las que "todos estamos muertos, asustados, cansados, frustrados, deprimidos, neuróticos, engañados" (como refleja `2012: vida en la tierra´), un mundo "podrido" al que "sólo lo salva el amor", aunque sólo "a veces".

La segunda parte de este poemario, `Purgatorio´, incluye poemas más breves, sin título, que pretenden transmitir "esa atmósfera que hay cuando el dolor empieza a suavizarse y estabilizarse", en palabras de su autor. "Es una fase de abstracción, en la que ni sientes ni padeces", continúa. En esta parte Vicente se pregunta qué fue del niño que fue, se harta de la rutina, muestra su odio al conformismo, siente la imperiosa necesidad de estar solo. Finalmente, en `Cielo´ se vislumbra un final feliz gracias a la llegada de una mujer que entra en su vida "tras cinco años de purgatorio". El poemario alcanza al fin un tono positivo en el que se reflejan las ideas de dos cabezas "llenas de proyectos locos". La tormenta ha pasado...

Vicente Muñoz Álvarez, que combina la poesía con el ensayo y la novela, viene impulsando desde el año 1996 la revista Vinalia Trippers, proyecto del que también forman parte Silvia D. Chica, Alfonso Xen Rabanal y H. Valdez. Esta publicación, que en su último número rindió homenaje al 'Spanish Quinqui', está pendiente de sumar un nuevo monográfico a su colección que previsiblemente saldrá a la luz este verano. Asimismo, este escritor publicará próximamente tres obras más: un poemario llamado `Días de ruta´ en el que combinará la prosa y la poesía, la segunda parte de un libro sobre cine titulado `Cult movies´ y una novela, llamada `Regresiones´, en la que Vicente recuperará algunos episodios de su infancia.


NOTICIA RELACIONADA:


Laura Fraile,
en Último Cero


jueves, 6 de febrero de 2014

LA EDAD DE LA INOCENCIA por Maica Bermejo Miranda.




Los pies jugando al aire,
es el tiempo de inocencia.
Después nos cierran en zapatos
nos aprisionan con telas
cubren nuestra desnudez
amordazan nuestra lengua
mutilan nuestra sonrisa
y acallan la inexperiencia
gloriosa de ser nosotros
en la edad de la inocencia.

Maica Bermejo Miranda, del blog Luces y sombras.

martes, 4 de febrero de 2014

GENERACIÓN PLATO ÚNICO. Patxi Irurzun


El ministro con nombre de eructo y el peluco de 26.000 euros,




—Anda, pero si esa vive en el portal de enfrente— señala mi amigo Juantxo el jipi a una chica en el televisor, durante un reportaje sobre los usuarios de comedores sociales. Es una sensación extraña. En la tele las noticias siempre parece que les suceden a otros, lejos. No duelen. Te pueden inquietar, pero siempre hay cierta distancia que te hace pensar que estás a salvo. Hasta que reconoces a alguien en la pantalla. Y, a la vez, no deja de ser curioso y paradójico que lo sepas de ese modo, que te enteres en la tele de que quien vive a tu lado lo está pasando mal. La pobreza es algo privado, que sucede de puertas para adentro. De puertas para adentro hay toda una generación que está creciendo alimentada con platos únicos y haciendo los deberes con forro polar. Una generación a la que solo dan visibilidad las llamas de los contenedores. La pobreza avergüenza a quien la sufre, en lugar de a quien la provoca. Con la riqueza sucede lo contrario, si no hay ostentación no sirve para nada. Hace unos días una conocida política apareció en el parlamento con una camiseta en la que se podía leer la palabra Rock en letras doradas. Me fijé en ella por eso. Porque no puede haber nada menos rockero que esa mujer. Nada más alejado de la calle y de la realidad (aunque Juantxo el jipi dice que será por eso de que los rockeros van al infierno, como cantaba Barón Rojo; es otra explicación).

La forma de vestir de los políticos ya de por sí nos debería hacer dudar de ellos y preguntarnos cómo hemos llegado a permitir que sean quienes nos representen. Sus trajes a medida, sus bolsos, sus pelucos de 26.000 euros, como el que lució el ministro con nombre de eructo en cierta ocasión… Me cuesta mucho pensar que en una reunión de vecinos eligiéramos como presidente de la comunidad a alguien con ese aspecto —si lo hubiera—. La mayoría de los políticos son marcianos, gente que no sabe cuánto vale una barra de pan, ni en qué súper te van a costar tres veces menos que en una panadería. Gente que solo ha estado en una oficina de empleo para sacarse la foto y ha tenido suerte, han salido de allí sin ser manteados. Gente a la que no le puede, no le debería gustar el rock. Gente que, pese a todo ello, suele corear como un estribillo que su principal preocupación son los parados. Cada vez que los oigo y los veo decir algo de ese tipo me dan ganas de abofetearlos, de guillotinarlos con el filo de un folio. (“¿Esto se puede decir, Juantxo?” “Igual no, igual te meten un puro”, “Ya, pero si escupes a todos los desempleados del país un “Que se jodan” desde el hemiciclo no pasa nada, ¿no?).

Al final, se trata de una cuestión de proporcionalidad. Si tienes —por poner un ejemplo— un equipo de fútbol y una deuda con hacienda de millones de euros, recibes facilidades para saldarla. Si dejas de pagar un par de meses los 500 euros de la hipoteca, puedes perder tu casa, ser desahuciado, acabar en un comedor de Cáritas, aparecer en la tele; o lo que es peor —puntualiza mi amigo Juantxo el jipi—, ver en ella cómo alguien sale a la palestra a hablar de los ERE, la crisis, los parados, preocupadísima por ti, muy rockera, pero con una camiseta puesta que ha debido de costarle más de cien pavos.


Publicado en la sección Rubio de Bote de ON (Diarios del Grupo Noticias)
(Página 15)

ANIMALES PERDIDOS & CANCIONES DE LA GRAN DERIVA en VALLADOLID

EL DESCRÉDITO en VALLADOLID


La antología El descrédito se presenta en Valladolid

Vicente Muños Álvarez y Julio César Álvarez presentan el próximo viernes 7 de febrero a las 20 h. en la librería A pie de página (C/ Librería, 13), un proyecto conjunto, El descrédito. Viajes narrativos en torno a Louis-Ferdinand Céline (Lupercalia, 2013). Una antología con casi una treintena de autores (entre los que figuran Enrique Vila-Matas o Miguel Sánchez-Ostiz) sobre la figura de Céline, unos de los autores malditos por excelencia, y un magnífico punto de partida para dar cabida a relatos y ensayos que abordan su influencia y envenenado legado. 

Louis-Ferdinand Céline (1894-1961), autor de Viaje al fin de la noche o Muerte a crédito, fue sin duda uno de los más grandes y polémicos escritores del pasado siglo, una auténtica fuente de inspiración permanente para la prosa contemporánea. Sus panfletos antisemitas y su colaboración con el régimen pronazi de Vichy durante la Segunda Guerra Mundial le condujeron a la infamia y el descrédito, suscitando desde entonces las más controvertidas y apasionadas polémicas. Polémicas que aún hoy continúan vivamente. 

La presentación contará con la presencia de los antólogos y con varias de las firmas que dan forma a esta singular obra conjunta. Una combinación de perspectivas y estilos que ayudará a comprender y aproximarse, en la medida de lo posible, a la compleja figura de Céline. Más de cincuenta años después de su muerte, la prosa española contemporánea más actual (con autores como Alfonso Xen Rabanal, Carlos Salcedo o Bruno Marcos, y destacadas voces como José Ángel Barrueco, Mario Crespo, Gsús Bonilla, Isabel García Mellado, Miguel Baquero o Patxi Irurzun, entre otras muchas) intentan desentrañar su enigma, la combinación de una excelente calidad literaria y una incómoda monstruosidad moral.