sábado, 28 de agosto de 2021

VIDA DE LOS SANTOS DEL DESIERTO por IVÁN ROJO



Ya lo dije: solo quedarán los que fuman a la puerta de los bares de los pueblos de montaña, mientras nieva. Ya lo digo: solo quedarán los que fuman en las bocacalles de los polígonos mientras agosto los quema vivos. A quién le importa que ahora digan que el tabaco además de matar contagia. A quién le importa que ahora obliguen a fumar a dos metros de distancia del mundo. Si has de fumar, fumarás. Como siempre. Como nunca. Porque fumar siempre fue precisamente eso: lejanía, trinchera. Humo. Cine. Algo que arde, que se ilumina e ilumina, que se apaga, que se acaba. Que acaba abandonándote a tu suerte en la oscuridad, como un padre, como un sueño. Por eso es hermoso ver a la gente dándole al pitillo agazapada entre los coches aparcados. Por eso es tan hermoso ver a la gente recorrer las calles dale que te pego al vicio esquivando a sus congéneres. Por eso es tan, tan hermoso ver a la gente levantarse de la mesa y alejarse unos pasos de los suyos para encenderse un cigarro en la penumbra que circunda la terraza. De modo que el problema de fumar nunca será tener que ausentarte de los otros cuando te enciendas un Lucky, un West, un Marlboro. Con independencia de la ley vigente, esa es la bendición anhelada por quienes fuman de verdad, quienes fuman como está mandado: alejarse. Alejarse del gobierno, alejarse de la cháchara, alejarse de todo eso que acecha ahí fuera. No, el problema de fumar es otro. El problema de fumar es que dos metros de distancia es poca distancia. La tragedia de fumar es que cuando fumas siempre estás contigo.

Iván Rojo


viernes, 27 de agosto de 2021

HEDOR: Prólogo por Javier Vayá Albert.




NO INTENTEN HACER ESTO EN SUS CASAS

Vamos a imaginar una barra de bar en una especie de limbo y una improbable conversación etílica entre Jardiel Poncela y Bukowski. Vamos a imaginar a una suerte de duendes malignas, una tomando notas, la otra dibujando bocetos. ¿Lo tienen? Bien, pues ahora borren esa imagen de su cabeza. Porque esta podría haber sido la alucinada génesis de Hedor como lo podría haber sido cualquier otra. Porque si están leyendo este prólogo con la finalidad de hacerse alguna idea sobre de qué va este libro que tienen en sus manos, lamento advertirles desde ya que han venido al sitio equivocado.

Verán, seré sincero, cuando me pidieron escribir el prólogo de Hedor me sentí tan honrado como aterrado tras leer la novela. Aterrado por no tener idea de qué demonios decir, por no estar a la altura y, sobre todo, por la responsabilidad de no desvelar ni un atisbo del goce culpable y maravilloso de tirarse de cabeza a estas páginas. Mi primer impulso fue el de escribir dos frases felicitando a quienes adquieran este libro y aplaudiendo a Gabriela Pavinski y Libertad Ballester. Después tirar una bomba de humo y desaparecer. Pero no, como buen funambulista acepto el reto y me pongo manos a la obra. Eso sí, no intenten hacer esto en sus casas.

Habrán leído mil veces cosas como “no les dejará indiferente” o “estilo único”, conceptos trillados que en el caso de Hedor adquieren otra dimensión. Si miento, si tras su lectura no tienen la sensación de que por fin son ciertas tales afirmaciones, me comprometo a dejar que me partan las piernas. Palabra de poeta. “Hedor” es un hilarante y brillante ejercicio en el alambre entre lo sublime y lo ridículo, entre lo naif y lo profundo. Folletín manchado hasta los huesos de realismo sucio, telenovela pulp gore y poética…este libro es una cosa y otra a la vez y cuando ya crees saber qué es lo que estás leyendo, de pronto otra excelente pirueta narrativa te descoloca deliciosamente. Con todo, lo más importante es que su autora aterriza con sobrecogedora elegancia, con delicadeza de pájaro que acaba de sobrevolar el infierno y sonríe, tan campante.

Gabriela Pavinski da rienda suelta a todo su universo (ya familiar para fans como yo de su poesía) e incluso lo expande. Maneja a la perfección el arquetipo para luego matizar con riqueza a sus personajes a los que trata con crueldad y ternura, con astucia de narradora magistral. Partiendo de un protagonista, Salicio, émulo de Bukowski, la autora tiende una trama vertiginosa de historias dentro de historias, de erotismo, humor, tristeza y cotidianeidad emocionantes y repletas de belleza, tal vez insertada entre la mugre y la sangre, pero belleza al fin y al cabo. Mención aparte merecen los pasajes epistolares inundados de esa poesía de terciopelo y cuchillo tan propios de Gabriela.

Libertad Ballester no anda a la zaga dando la réplica con unas ilustraciones sublimes. Situada en el mismo campo que la narradora, dichas ilustraciones sorprenden por el trazo duro (que no grueso) con que asaltan la pupila para luego revelar una abrumadora y hermosa ternura. Libertad consigue dar imagen no solo a las palabras de Gabriela, también a todo lo que esta ha querido insinuar y sentir. Todo desde una asombrosa identidad como artista individual. Si alguien, en su estrechez de miras, quiere denominar lo que hace como pornografía, adelante, yo añadiré que se trata de una pornografía emocional, lírica y excelsa.

De este modo, ambas, Gabriela y Libertad forman un tándem perfecto y único para dar vida a algo tan original y divertido y magnífico como es Hedor. Pero también, no lo olviden, con una carga de denuncia social y compromiso tan necesario como impolutamente tratado. Sí, no se asusten, hay mucho humor en este libro, algo que parece generar rechazo al tratarse de literatura por, seguramente, la misma estrechez de la que hablaba antes. Como si no existieran los Azcona, Berlanga, Cortázar, o el propio Jardiel Poncela para demostrar que toda literatura, todo arte, es juego, broma. Que desde esa chanza y esa risa se debe afrontar lo más serio de esta vida, o estaremos real e inevitablemente muertos.

Por último quiero destacar que Hedor pervierte los estereotipos machistas de género literario (artístico). Mujeres haciendo pulp o realismo sucio desde una perspectiva necesaria y eminentemente feminista, dando la vuelta a los lugares comunes poblados atávicamente por hombres, ya sea como protagonistas o autores. Afortunadamente Gabriela Pavinski y Libertad Ballester forman parte de un nutrido grupo de autoras que se están haciendo oír, leer, ver, a fuerza de gloriosos golpes en la mesa como este Hedor.

Para ser capaz de llevar a cabo y de manera tan excelente todo lo anteriormente comentado, para saltar por los aires la tapa de los sesos de la cultura oficial y hacerlo con un humor y estilo tan prodigiosos, hace falta saber mucho, haber leído y escrito mucho y bien. De modo que no intenten hacer algo como Hedor en sus casas, al menos no sin la ayuda de una profesional. Quedan advertidos.


Javier Vayá Albert,
prólogo a Hedor, de Gabriela Pavinski
(Aloha Editorial, 2019)


jueves, 26 de agosto de 2021

DONDE TERMINA LA NOCHE por ROBERTO RUIZ ANTÚNEZ



Como Ferdinand Bardamu al principio de "Viaje al fin de la noche", yendo absurdo entre la multitud hacia la primera guerra mundial, así la niebla y la patria. El ensimismamiento de un archiduque en Sarajevo o la fría lasitud con la que unos pocos cabrones construyen la historia. No conozco otra forma de rebelión que inventarse los límites allá donde termina la noche.

Roberto Ruiz Antúnez


lunes, 23 de agosto de 2021

CESARE PAVESE SE CANSA DE ERRAR por LUIS MIGUEL RABANAL



la mujer le muerde los cabellos
C.P.


Los poetas adquieren rutinas curiosas
a lo largo del día, estudian con ahínco
la brevedad del ser y otras maravillas muy útiles,
se portan mal como nosotros
lo habíamos planeado una vez en los baños
del cine.
Algunos incluso sobreviven dictando
sonetos, oh jovial infiernillo, a la obtusa
memoria del magnate del ocio.
Los poetas se aplastan la frente contra lexemas
dorados y no dicen ni mu, pero a veces recuerdan
también que tuvieron en sus labios una clara
proporción de haber sido otros.
Los poetas se hincan cristales en las entrañas
los domingos con poca angostura en tanto,
en la jaula del segundo, el ruiseñor, luscinia
megarhynchos, entona en silencio.
¿No es reconfortante esta impetuosa equidad?
Los poetas orinan en sus manos en sueños.


Luis Miguel Rabanal, de Este cuento se ha acabado. Poesía reunida 2014 -1977 (Renacimiento, 2015)


domingo, 22 de agosto de 2021

SUICIDAR AL ABSOLUTO por MAREVA MAYO



Está bien que desaparezca lo que en su intento quebró sobre el absurdo y extendió sus esqueletos sobre la baja voluntad de la noche esparcida en tu boca que tragaba sapos y piedras para asustar a mi fe y a mi sinceridad. El problema es resistirse a la duda y en la demencia de agarrarse al accidente del lenguaje y de su quimera... morir lentamente por el teatro y el cloroformo de su traición. Todo lo que nace de lo humano, se sostiene en el error. Sólo es verdad la soledad y el nunca saber nada tiroteándonos hacia el abismo crepuscular. No sé qué coño de problema, qué vanidad, qué miedo, nos impide la honestidad de declarar en ardiente fracaso al sentido y a la vida... sobre la poesía, sobre el fuego y el polvo y lo inasible. Todos quieren defender su cuento deshonrando a la miseria y a la ignorancia y con eso condenando a lo humano a los presidios de la moral y de la quimera.

Prefiero cargar en mi palo, la angustia del absurdo y la desfachatez de mi necedad, prefiero suicidar al absoluto como él me suicida a mí y me arquea en los camposantos de lo indecible. No quiero defender cuentos ni humillarme por esa verdad que me nació su hija muerta, que nos negó a todos en la tierra sus manos y su abrigo. No moriré ni viviré para ella. No la llamaré dios, ni ciencia, ni filosofía, cuando ella se declaró asesinada para todos nosotros y nos ha despojado de todo y del destierro que oscureció en nuestra carne llegamos a la vida.

Todo lo que emprenda, será por el absurdo que se venga porque ama. Todo lo que haga será contra el sentido, el firmamento, la raíz, el centro, el verbo, los principios, la moral y la prosa. Todo lo que haga será lo que me pique, lo que me gima, lo que me arda, lo que me desencaje, lo que me calcine en la duda y en el abismo de lo imposible que irá a morir y a romperse y a cantarse en la misma muerte y en la misma canción que ella ha envenenado contra sí misma y todos sus hijos.


Mareva Mayo


sábado, 21 de agosto de 2021

LA PARADA DE LOS FREAKS: Fabrice Colin & Joëlle Jolivet.



Harry Monroe huye de una infancia terrible persiguiendo su sueño: el cine, hasta llegar a Hollywood, donde terminará trabajando en el rodaje de Freaks, la obra maldita de Tod Browning. Allí se verá atrapado en un ambiente opresivo y oscuro donde la realidad y el sueño, la vida y el cine, se confunden hasta las últimas consecuencias.


viernes, 20 de agosto de 2021

UN POEMA de ANTONIO JAVIER FUENTES SORIA



Hoy hace
más calor de lo habitual.
Tumbado en la cama
leo un libro de correspondencia inédita
del viejo Hank.
Son, básicamente,
reflexiones sobre la escritura.
También leo poemas de Carver.
En uno de ellos,
habla de Machado.
Qué lejos estuvieron
y cuánto me conocen.
Cuando era pequeño, en verano,
leía poemas
en la revista de feria del pueblo.
Era el único escaparate
para los poetas locales.
Eran entrañables,
pero no hablaban de mí.
Me pregunto
qué será de ellos.
Algunos habrán muerto,
como Carver,
como Machado,
como Hank.
Sigo leyendo,
mientras,
el ventilador del techo gira
infatigable
y silencioso.

Antonio Javier Fuentes Soria


miércoles, 18 de agosto de 2021

CULO DE GALLINA: José Ángel Barrueco.



Félix quiso obtener experiencia operando a los pobrecitos fistulosos de los hospitales de París. Tomó esta resolución a principios de año. Quería estar preparado y adquirir soltura y dominio en esa cirugía por si alguna mañana el rey aceptaba someterse a ella. Iba decidido a afrontar aquel lance y salir airoso.

Ensayo y error, se dijo. Ensayo y error. Ésa es la clave, muchacho. Coger experiencia en la cirugía de las fístulas. Probar bisturís y lancetas. Reunir a enfermos vulgares, del pueblo llano, y convertirlos en cobayas. Con un único propósito, elevadísimo y memorable: sanar al monarca, sol de Francia y alegría del Estado, etcétera.


José Ángel Barrueco,
de Culo de gallino (Download Luis XIV)
(Ediciones La uña rota, 2021)

http://www.larota.es/cat%C3%A1logo/microrroturas/culo-de-gallina


martes, 17 de agosto de 2021

DE AGUA por ÁLVARO HERNANDO



Beber del pensamiento. Dejar que el cuerpo descienda hasta la sed: la búsqueda erguida sobre el mapa, la huida de la lombriz por el asfalto, la caza de un mirlo rojo, el roto en el mapa, el pie en la lombriz, la duda del estornino. Ese rojo que deja rastro. Beber del olor del agua y de la trayectoria de lo ausente. Inventar un ahora hecho de vestigios. Retener en la palma de la mano el olor de la palabra humedad y comprender un tiempo aparte, carente de sentido.

La lluvia repica sobre el cadáver seco de un ave sin párpados. Explota el agua, impúdica, y el pájaro se hace pez y ladra. Abre el pico en busca de la madre. Y las plumas no se mojan. Y si se mojan son escamas. Y el ladrido cae en un charco que tampoco tiene ojos. Y no hay madre, ya cadáver hace tiempo, que no es poco.

Vivir en sed permanente, en un tejer el agua con las manos para hacer ruegos navegables. ¿Cuánta agua hay en la sed que invade el agua? Pensamos el camino todo curvas, cuando en realidad es un destello afilado cuya luz nos observa y nos llama forma, cuyo tiempo nos recorre y nos llama trayectoria. ¿Has visto ese agua lechosa en que coagula el reflejo? Hay que confiar en el agua. Los recuerdos son los dibujos del azar en la mirada y permanecen más limpios desde que no los habitamos. Necios, tocamos el sonido del agua para saciarnos el miedo. Estamos sordos y tememos, porque el agua grita y la sed muerde. Son palabras a punto de ser palabra, musgo dentro de la garganta, ceniza que dice ser llama. No entendemos el lenguaje de la sed que nace del agua. Es un astro permanente: el que se muestra y el que se oculta. En cada pliegue, imperturbable, orbita, a escondidas de sí mismo. La lágrima es hoy y es todo el agua de un mapa. Tiempo y lugar desaparecen entre los cantos negros, como sed que grita y languidece en el pedregal del río seco. Beber: la vida siempre será sed.

Hay un vértigo cayendo a lo profundo. Rebota, como el eco en una lata, y se deshace en sal y costras de caracola. Vértigo, con forma de grito que quiebra aquel castillo infantil de arena seca. Es vértigo doblado sobre sí mismo, asediado por enemigos minúsculos, interiores y candorosos, sedientos y ciegos que pisan con rabia el agua. Y el agua no corre, ni huye. Cae. Es negligente. Es un sonido desconfiado que corre libre por los vidrios. Y la sed se queda quieta. Es meticulosa. Es el empeño de las cosas muertas en permanecer. Todo este tiempo para descubrir que el agua es un residuo de la sed. Al menos, sabemos que el desamparo es una rama a la que llamamos viga, que no arde y que nos calla. Y por la rama nos suben las hormigas como pasea el olvido por la mente del anciano, incordiando con el roce de los pasos leves de mil insectos que son uno. Mientras, hay muros en los que crecen brocales a cuya linde asoman los ojos negros de los pájaros secos.

Se nos muere el agua en las manos, como esos pájaros que caen, o, si no, la matamos, en silencio. Bebe: presiente la sed del trayecto. Aún así, seguimos el camino. Nuestros pasos rebosan cualquier huella y desaparecen como el agua cuando rompe la forma en que habita.


Álvaro Hernando, de Mar de Varna
(Ed. Baile del Sol, 2021)

viernes, 13 de agosto de 2021

MY GENERATION por PATXI IRURZUN



Con Vicente Muñoz durante la presentación de Resaca /Hank over en 2008

En aquella época el buzón era nuestro cofre del tesoro. Nos asomábamos a él cada mediodía, cuando regresábamos de la universidad, de la fábrica, de la oficina del INEM, esperando ansiosos encontrarnos la respuesta de una editorial o uno de aquellos grandes sobres que llegaban desde León, desde Gijón, desde Punta Umbría, y que contenían el último fanzine en el que habíamos colaborado, o el poemario o libro de relatos que acababa de publicar algún “hermanito”, así nos llamábamos cómplice y cariñosamente en las cartas manuscritas que también nos escribíamos.

Contactábamos entre nosotros buscándonos en las últimas páginas del Ajoblanco, escribiendo a los apartados de correos que dejaban como santo y seña las revistas literarias. Nos leíamos primero, antes de conocernos, y queríamos conocernos porque nos gustaba lo que leíamos (al contrario, creo, que sucede ahora, que los escritores se hacen amigos por acumulación y por Facebook y no se leen unos a otros, les basta con darle al me gusta, que es más barato que un sello de correos)…

David González, Vicente Muñoz Álvarez, David Benedicte, Eva Vaz, Oscar Sipán… Esos eran los nombres. Mono Gráfico, Borraska, Vinalia Trippers, Kastelló, El Canto de la Tripulación… Esas las barricadas de papel en las que nos curtíamos, que a menudo nosotros mismos levantábamos. Soñábamos con vivir de la escritura, antes que con la fama, que nunca llegaba. Sabíamos que, a pesar de eso, escribiríamos siempre, que nos levantaríamos una y otra vez de la lona, ocurriera lo que ocurriera, aunque la suerte fuera esquiva y los golpes bajos. No teníamos padrinos ni éramos complacientes. La mayoría procedíamos de barrios obreros, de ciudades fuera de los mapas del telediario, y eso también contaba, claro que contaba (en contra).

David González estuvo en una cárcel de menores y arrastró durante años la condena —todavía hoy, con más de cincuenta, la arrastra—, aunque su poesía sea mucho más grande que su leyenda. Con él aprendí a leer y a entender y a amar la poesía. Es uno de los imprescindibles y sin embargo se siente, lo hacen sentirse a menudo despreciado, con ganas de quitarse de en medio, de autodestruirse y dejarnos huérfanos a los cientos de lectores que lo queremos y admiramos sus versos. Vicente Muñoz Álvarez, el narrador y poeta más brillante de la noche y la oscuridad, agitador cultural, editor de revistas y libros antológicos, ministro del “underground”… Recorre España durante medio año con una furgoneta cargada de muestrarios de zapatos y se siente agradecido por ello, porque así le queda el otro medio para escribir y para ensoñar, para conspirar contra Babilonia y merodear en los márgenes del arcoiris. Ellos son mis “hermanitos”. Mi generación. My generation, como cantaba The Who. Léanlos. Vicente acaba de reeditar su, a mi juicio, libro más logrado, El merodeador. David prepara una antología de sus mejores poemas, seleccionados por sus propios lectores. Lean las novelas de David Benedicte, los poemarios de Eva Vaz, los cuentos de Oscar Sipán…. No les resultará fácil encontrarlos, eso sí. No los verán reseñados en los suplementos culturales, ni se los encontrarán en los displays de las librerías. Hay que buscarlos. Como cofres del tesoro.

Patxi Irurzun


LA LOCA DE LOS GATOS por MAYA MUKTI



Me llaman la loca de los gatos
aunque un día, tiempo atrás,
alguien me amó.
Me veo con la luna en los tejados,
me mira compasiva. Fue testigo
de algún tiempo dorado.
Sabe de mi aflicción.
Converso con el aire en mi cabeza,
me abrazo a las estrellas.
La luz que ya no tengo viaja en libertad.
A veces me visitan los fantasmas.
Les sirvo agua de rosas, se ríen a mi espalda.
Es fría la venganza. Es dura y no perdona.
La loca, con los gatos, maúlla melancólica.
La luna, cansada del concierto,
le deja paso al sol.

Maya Mukti


jueves, 12 de agosto de 2021

CORAJE por ABEL SANTOS



Cuando la oscuridad
quiere atraparme con sus zarpas poderosas
para alimentarse de miedo

cuando el temor
quiere desplumarme el valor
con su apariencia de sombras

yo arriesgo tranquilo
mi profundo amor por mí

si cierro los ojos
el mirlo blanco de mi frente arroja
migajas celestiales
al desterrado miedo

si apago la luz
soy el niño del corazón sin ausencia
que desaparece en un universo
lejos de la impotente oscuridad

es bien sencillo

nunca jamás podrá ganarme
aquello que no existe.


Abel Santos


miércoles, 11 de agosto de 2021

KIKE BABAS: RESACA. THE HANK OVER SPOKEN WORD.



Un par de décadas he tardado en concluir estos recitados donde me acompañan ciertos gigantes con el fondo sonoro (lean los créditos, apabullan). Digamos que por el camino me fui entreteniendo… Hasta que me he dicho: ea, pues comparto el experimento. Spoken Word, le dicen los guiris. En el origen de la inspiración estaban, por una parte, ese tema que tanto me fascina, “The gift”, del segundo disco de The Velvet Underground, con Cale leyendo un texto de Reed; por otra, un sui generis homenaje a Charles Bukowski.


1.- RESPUESTAS DE SPEED + CUCARACHAS POR EL RABILLO DEL OJO
Kike Babas & A Ver Si Oigo Visiones (Rosendo Mercado, Eugenio Muñoz, Rafa J. Vegas)

2.-LA POLLA. Kike Babas & Leiva

3.- CEPILLARSE LOS DIENTES. Kike Babas & Majara Project (Juanjo Pizarro, Finito de Badajoz)

4.- LA VOZ NO HAY QUIEN LA CALLE (NI REJAS NI PAREDES)
Kike Babas & Kutxi Romero Trío (Kutxi Romero, Pete Marco, Juanito Lorente)

Grabado en El Cortijo del Aire, El Castillo Alemán, Leiva’s home studio, Chicotrópico Estudio y Teatro EDP entre 2000 y 2021. Remasterizado por Sergio Delgado 2021. Textos de Kike Babas extraídos del libros “Resaca/ Hankover” y “Días de speed”. Foto: Chary / Retoques: Laus.

martes, 10 de agosto de 2021

HEDOR: Gabriela Pavinski.



Hedor
pervierte los estereotipos machistas de género literario (artístico). Mujeres haciendo pulp o realismo sucio desde una perspectiva necesaria y eminentemente feminista, dando la vuelta a los lugares comunes poblados atávicamente por hombres, ya sea como protagonistas o autores. Afortunadamente, Gabriela Pavinski y Libertad Ballester forman parte de un nutrido grupo de autoras que se están haciendo oír, leer, ver, a fuerza de gloriosos golpes en la mesa como este Hedor.

Del prólogo de Javier Vayá Albert


domingo, 8 de agosto de 2021

UN POEMA de ALBERTO MASA



Sé que pertenezco a ese niño bobo empeñado en acariciar un avestruz.
Sé que pertenezco al viejo sordo que come un cucurucho sentado en un banco del parque.
Sé que pertenezco a los asesinos del tiempo donde se columpia mi mascota.
Sé que pertenezco a la miga de pan que da a caer sobre el cadáver de una tórtola.
Y, sin embargo, aquí, donde me digo que estoy
no estoy en verdad.
No pertenezco a estas paredes que se achatan con cada hora que pasa.
Sí, la sangre. Pero no es la mía, sino la suya.
Sobre mis ojos cansados se vislumbra el mapa del desamor.

Alberto Masa


sábado, 7 de agosto de 2021

NONSENSE por SERGIO MAYOR



Usted dirá Lord Byron. O Jack London. Sí, hay muchos. Jaroslav Hâsek, borracho, dedicado al robo y el tráfico de perros.

Con todo, se escribe por una insuficiencia radical. Se escribe a falta de una vida interesante. Yo comencé por el tedio, el tedio de un colegio de Vegueta, una institución de secuestro jesuita. No me interesaba el lugar. Por ausentarme, por salir del cuerpo, por no dejar piedra sobre piedra, escribía cartas a la dama mística de un night club medieval, escribía cuentos con el nervio de un cóctel molotov, escribía versos con la rabia del muchacho que se acerca armado a la Escuela Columbine:

“El hombre que me mató tenía cabeza de perro. Llevaba una bata japonesa. Vendía crucifijos usados en las ferias de los pueblos”.

Ya, un nonsense, desde luego, una ebriedad en el lugar de las leyes, un fumadero de opio con doce palabras.

¿El colegio? Suspendía lo que podía. Suspendía lo que nadie suspendía. Suspendía Trabajos Manuales, inútil para los poliedros de madera de balsa y pegamento. Suspendía Comercio, necio para las letras de cambio y los pagarés. Suspendía Inglés, nieto de un arzobispo anglicano. Suspendía Religión (el padre Alarcón no daba dioses creíbles como Abraxas o la mujer anticipada; daba un catecismo inconcebible) Suspendía Educación Física, flaco para cincuenta flexiones, perezoso para el potro, el plinton y el salto fosbury de altura. Suspendía Literatura. El padre Mendoza no daba Bukowski. No daba Dostoievski. Daba las jarchas mozárabes y la Generación del Veintisiete. Daba la Celestina y Quinientas horas con Mario. Suspendía las derivadas, las integrales, los análisis trigonométricos, la pederastia matemática.
Escribía mucho allí. Ya le digo, a falta de existencia. Se escribe en la desolación, en los conventos, en los cautiverios, en los frenopáticos, en una rectoría de Yorkshire, en una casa de Armherst, en las enfermedades pulmonares, en el desierto, frente a los tártaros. Se escribe en la muerte y en los males de amores. Se escribe en un colegio jesuita.

Oiga, no pretendo una ley. Aborrezco las leyes. Habrá gente que escriba en las tabernas y en los parques de atracciones. Habrá gente que escriba pese a una vida suficiente. Una gente rara. El misterio de lo luminoso. Walt Whitman, por ejemplo.

Sergio Mayor


jueves, 5 de agosto de 2021

EL PODER DE LOS AÑOS por MAICA BERMEJO MIRANDA




Me siento poderosa al cumplir años. Es como pasar a una etapa distinta en el juego de la existencia. Juego de encuentros y desencuentros. De certidumbres y pasión. De esperanzas y sueños.

Me siento fuerte por haber vivido las fases que me han traído hasta aquí a través de esas mujeres que dejaron de ser yo.

¿Qué le diría a la niña que retozaba despreocupada con la vida por delante? ¿Qué le contaría a la adolescente que se abría al amor como una granada madura? ¿Qué le revelaría a la joven que se embarcó en un proyecto febril y aventurero para quedarse después estancada en un mundo opaco de silencios? ¿De qué le informaría a la hembra en sazón que decidió abrir la puerta y partirse el pecho en una partida que al final quedó en nada? ¿Qué le diría a esa madre brava que se reconstruyó tantas veces basándose en la experiencia de las que la habían precedido?

Peldaños cada una de ellas. Eslabones. Pasos que me han traído hasta el presente hermoso que disfruto. Por eso me siento poderosa. Con el correr del tiempo soy consciente de mi avance.

Me sienta bien cumplir años y ascender a una nueva escala en un nivel avanzado de mi videojuego personal. Tableros móviles donde se sortean obstáculos o recoges flores, donde monstruos volátiles te lanzan estrellas que revientan en tu cara desdibujando tus objetivos. En otras, surgen bolas que se destruyen, estallan y forman un universo multicolor. Ocasionalmente retrocedes y caes quedándote enganchado en repeticiones sucesivas hasta, que una vez aprendida la lección, superas el escollo y alcanzas la meta.

Y qué fácil resulta, si insistes en tu empeño, hacerlo de principio a fin. Sin estrés, sin presión, sin agobio, resuelves uno a uno los enigmas, esta vez sí, disfrutando plenamente de cada situación que se te presenta.

Ahora, desde esta plataforma de mis setenta años me siento dichosa. Un sentimiento que quizás no sea compartido, o quizás sí. Para algunos los años son un freno. Yo me construyo, me deconstruyo y me vuelvo a construir en esta recreación singular, en esta oportunidad única que me brinda la aventura de vivir.

¿Qué le diría la anciana del futuro a ésta dama que camina por Recoletos descubriendo la caricia del sol con el alma abierta, el corazón alborotado y la pujanza de la sangre corriendo por sus venas?

Es muy diferente sentirse poderosa a empoderada. Esa palabreja que se utiliza tanto últimamente. Hay una diferencia abismal. Una mujer poderosa se ha hecho a sí misma, la fuerza emana de ella. No necesita de nadie que la aúpe ni la encumbre. No necesita que alguien le diga que forma parte de un movimiento especial. El individuo puede ser bizarro en sí mismo. Sin estigmas. Sin consignas. Sin supuestas ayudas que los abanderados de la causa utilizan, en muchos casos, para auparse a la hegemonía y alcanzar así un dominio que utilizan solamente en su provecho. Poder político, mercantil, dictatorial, ejercido contra los intereses de las personas que se supone tendrían que estar sirviendo.

Esa es la gran diferencia. Yo me siento y soy poderosa. Nadie tiene que encumbrarme a ningún estado ni lugar. Lo que he hecho hasta aquí y lo que he conseguido se lo debo a mis manos, a mi cerebro, a mi esfuerzo y a lo que he recibido de mis ancestros. Generaciones predecesoras de mis días que me han legado sus genes. Que me han transmitido con sus vivencias, su proximidad, su esfuerzo, su lucha, su dedicación, sus derrotas y triunfos, sus caídas y resurgimientos, que lo que somos y obtenemos lo hacemos por nosotros mismos. Nuestras ganas son el motor y nuestra cabeza la nave que nos ayuda a transitar por la Tierra.

Por eso hoy sonrío al mundo y levanto la mirada al cielo con el orgullo de haber llegado hasta aquí, feliz con mis sentimientos. Dueña de todo y de nada abarco radiante la proyección de esta mujer que continúa afianzando bases para seguir creciendo.


Maica Bermejo Miranda,
del blog Al sur de los tambores


UN POEMA de JORGE M MOLINERO



Dolor era                una palabra extraña
oculta por la ceniza
     roñosa        escuchada en bocas sin dientes

era una época de panteones vacíos

     mirábamos el cielo sin rogar más que un poco de lluvia
que humedeciese las calles de la infancia en las tardes inanes de agosto.

Nada sabíamos de la ceniza
                                   
                             hasta que

papá volcán

                        corazón de lava

nos despertó de la siesta        :maldigo el 2 de agosto

padre Vesubio       :cataclismo de silencio        :su boca

y un manto corto que dejó los pies fríos para siempre.

En la casa del poeta trágico es comido por el óxido
un cartel: cave canem            ningún aviso
sobre los fantasmas que habrían de llegar
tras la eclosión de esquirlas y empellones inútiles
en el pecho del muerto.

El despertar del volcán nos sumió a todos en el más profundo
                                       de los sueños.

....2 años sin el rey de la Rondilla....


Jorge M. Molinero


miércoles, 4 de agosto de 2021

FUTURO CIERTO por RAMÓN GUERRERO



¿Cuántas veces naces y mueres en un solo día?

Indefensos vamos corriendo de vuelta a casa
fingiendo que estamos en paz con nosotros mismos
como si de una vieja y obstinada táctica se tratara
que hace aun más patente nuestra intrascendencia.

La vida huele a carne quemada recientemente
como el resto de un incendio que quedó
en el mínimo pasto, donde los ojos
abiertos y asustados de las sombras silvestres,
reflejan remordimiento y culpa.

Desde las ventanas de esta pequeña habitación
mirando al mundo mudo, intento entender
porque ya no deseo otra cosa que escribir,
sentir en profundidad una vida que ya no podré vivir
una vida donde el escepticismo llega cuando sé es feliz.

Detrás poco existe, si acaso la contemplación
de un tesoro inalcanzable lleno de potencia
ya perdido, destruido, diluido en viejos valores
de un universo desaparecido en su propia fe.

Viviendo, sufriendo, disfrutando de lo divino de la vida.


Ramón Guerrero


Foto: DoGy Photography

domingo, 1 de agosto de 2021

SOBRE DÍAS DE RUTA



Textos directos, emotivos, rugosos, extremos, influidos tanto por Bukowski como por los Ramones, Céline, John Huston, Baudelaire o Parálisis Permanente. Construyendo con todo eso la versión castiza del On the Road de Kerouac. Trabajando desde la humildad en pos de una literatura de calidad en un país abocado a que los libros más vendidos sean los firmados por estrellas mediáticas de la televisión o del deporte, Muñoz es un oasis, un brote verde que asoma en el desierto y que puede suponer la salvación del peregrino en forma de una gotas de agua. Gotas que quizás encontremos en el arcén de alguna carretera secundaria.

Eduardo Izquierdo

A lomos de la carretera, con el ruido de fondo de los neumáticos sobre la vida y con la sensación de vacío insoportable que supone el existir en otra vida que no es la tuya; una vida en la que los zapatos tan solo simbolizan los pasos que quedan por dar, Vicente nos transportará por un itinerario colmado, a partes iguales, de belleza y de crueldad; un mundo íntimo y personal estructurado en estaciones (otoño, invierno, primavera y verano) donde devoción y obligación, supervivencia y poesía devienen seguidos de cerca por la omnipresente y poderosa palabra “crisis”

Ángel González González

No son únicamente los músicos quienes viven la carretera, hay muchos más que comen el mismo asfalto a diario, pero con distinto regusto. Días de ruta reflexiona, alternando pequeños relatos con poemas, sobre los extraños que nos habitan.

David Vázquez

Hacía ya bastante tiempo que tenía ganas de leer "Días de ruta", de Vicente Muñoz Álvarez y que cuenta con el prólogo de un buen amigo, Gsús Bonilla. Un diario, un saco de boxeo, un poema que muestra transparente los miedos, un relato que discurre al ritmo frenético de los pensamientos, un sube y baja, una carretera vacía, una ciudad atestada de gente, un huerto con toda su paz. Un libro, una vida.

Abel Aparicio

Por su autenticidad, por esa sensación al leerlo de que el tiempo pasa pero no afecta en absoluto a la fuerza expresiva de uno de los iconos generacionales de la literatura underground en España.

Ignacio Escuín Borao

Vicente Muñoz Álvarez compone un abrumador y excelente diario poético en el que se desnuda como hombre y poeta contra la realidad más cruda en el marco de la brutal crisis económica actual. Un libro imprescindible y magistral, repleto de honestidad y valentía en la desnudez de un autor que pone al descubierto su alma, sus vicisitudes, sus cariños y odios, sus miedos y sueños, dándoles la forma de la más bella y pura poesía.

Javier Vayá Albert

Muñoz Álvarez, al que han vinculado desde sus inicios al grupo de poesía de la conciencia, encuentra en la palabra, la calidez restauradora de un bálsamo, la seguridad que otorga poseer un arma homicida y la esperanza que inspira conocer el subterfugio o camino que puede transitar la mente humana, bien para protegerse de un mundo hostil, o para tratar de conocerse a sí mismo.

José Antonio Olmedo López-Amor

Vicente Muñoz Álvarez realiza en Días de Ruta una aproximación al imaginario beatnik, bajo un punto de vista personal, cotidiano y menos cercano al underground que al tedioso día a día de cualquier oficinista. La fascinación por multitud de aspectos y la aventura iniciática propias de los beats, tiene en Muñoz Álvarez su reverso no tenebroso, sino rutinario. Un personaje, viajante de zapatería, que se niega a rendirse y se aferra a la poesía como elemento salvador, y sanador, que le permita seguir adelante en mitad de la más aburrida mediocridad.

Alfredo Martín Gorriz

En estas páginas está la vida leída e imaginada, el retrato de un itinerario y de una vocación condicionada por el tiempo.

Aitor Francos

Te aconsejo encarecidamente que leas el nuevo libro de Vicente Muñoz Álvarez, así como otros anteriores; con la advertencia, eso sí, de que aquí la poesía va en serio, no es una simple excusa para hacer bonitos marcapáginas; este es el territorio donde se salta sin red, se pelea sin guantes, se suda, se sangra, se tiembla con el mono, se aúlla y a veces, en los callejones oscuros, aparece algún cuerpo destripado.

Miguel Baquero

Días de ruta es para mí una confesión a la espera de que el mundo (su mundo, mi mundo) cambie, retorne a la armonía, siga el ciclo vital que soñamos y se aleje, lo máximo posible, de la existencia real.

Esteban Gutiérrez Gómez

El nuevo libro de Vicente Muñoz, Días de ruta, evoca la novela más emblemática de la generación beat, On the road, de Jack Kerouac, con quien siente empatía por seguir caminos paralelos: la vida en la carretera, si bien el poeta leonés no lo hace en aventura enloquecida, sino por ganarse la vida como representante de calzado, durmiendo en hoteles baratos y entre sábanas frías de soledad.

José Enrique Martínez

Como un proyeccionista de la vida, de la universalidad del instinto, de la raza de la palabra domada hasta hacerla más salvaje, Vicente Muñoz nos enseña la vida en este libro, a pelo, sin máscaras y sin ambages.

José G. Cordonié

La pasión de Vicente por los beat, por la generación del aullido, no puede esconderse. Ese malestar, la extrañeza ante un mundo ajeno que convirtieron en su bandera creativa la ha enarbolado Muñoz desde sus comienzos. Ahora, se quita definitivamente la máscara y se convierte en el alter ego de Keruoac apropiándose de su himno más famoso. Días de ruta, On the road. Pero no es una pose literaria, o no solo. Porque Vicente no es marketing. Vive como escribe, o al revés. Como ellos, está al margen de la mercadotecnia y se implica en vivir y en escribir, pese a todo y contra todo.

Cristina Fanjul

Un poemario atípico, que combina verso y prosa a menudo en el mismo texto y con el que, a mi modo de ver las cosas, da un paso adelante en su trayectoria tanto vital como literaria.

David González

Días de ruta, publicado por Lupercalia en 2014, se convierte en la apuesta suicida por la literatura. Vivimos sin libertad, domina la ley del más fuerte, la herencia nos determina. La solución es escribir poesía o perderse en el mundo; no existen más opciones.

Pablo Malmierca

Uno de los escritores de más talento que he leído en español, uno de los trabajadores culturales más activos y más honestos de este país. Muchos le debemos mucho, a su labor cultural y a su quehacer literario. Días de Ruta. Poesía, crónica de la soledad del viajante. Un poeta inmenso. El camino. No hace falta más.

Alex Portero

¿Un cuaderno de poemas? ¿Un diario, personal, de carretera…? ¿Un híbrido de ambos?, en cualquier caso, es un libro fuera de lo común, en el que comparte con nosotros textos muy personales. Primer volumen de la trilogía autobiográfica La llama encendida, una crónica poética de la realidad y el mundo que nos rodea, donde queda registrado el dato de lo acontecido, la perspectiva y la ilusión, pero también la ira, el desastre y la desesperanza.

Gsús Bonilla

Nueva edición revisada en LcLibros:


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