martes, 28 de febrero de 2023

LA POESÍA ES UN ARMA QUE CARGA EL DIABLO: Portada.



En un par de semanas saldrá a la venta en LcLibros mi nuevo poemario, La poesía es un arma que carga el diablo, con prólogo de Nacho Escuín y epílogo de Gsús Bonilla, y esta será la portada.

Tengo, además, el honor de abrir la colección de poesía de LcLibros con este título, un poemario de 206 páginas, que reúne mi producción poética desde la pandemia hasta aquí, y cuenta lo que ha pasado y nos han hecho, cómo ha cambiado y en qué se ha convertido el mundo, con el estilo crítico y conciso que me caracteriza.

157 poemas inéditos dedicados a mi hermano de carretera y poesía David González y al oficio de la escritura, don y maldición a la vez, y mi corazón, como siempre, al desnudo, para el que quiera escucharlo.

Vicente Muñoz Álvarez

lunes, 27 de febrero de 2023

INDIVIDUOS INCAPACES DE INDIVIDUALIZARSE por CHAPU VALDEGRAMA



Veo a la ideología Woke, supuestamente progresista, como un corsé a la libertad de expresión y un regreso al puritanismo.

Veo a gente de derechas quejándose por la falta de libertad de expresión cuando lo único que quieren expresar es odio y desprecio.

Veo a gente de izquierdas sufriendo de alergia congénita a todo lo que signifique autocrítica.

Veo a mujeres feministas, pocas pero alguna sí, expresando un odio indiscriminado a los hombres, a cualquier hombre, en cualquier circunstancia.
 
Veo a muchos hombres que no son capaces de desprenderse del machismo ni de evaluar su comportamiento.

Veo una sociedad de individuos incapaces de individualizarse.

Veo una tendencia terrible a enquistarse en opiniones y tendencias ideológicas y un miedo atroz a cambiar de opinión cuando las evidencias empiezan a hacerse evidentes.

Veo veo mamoneo.
 
Veo que esta publicación va a traer cola y últimamente no tengo ninguna gana de discutir a través de este medio, pero venga, hoy si acaso haré un pequeño esfuerzo.

Veo el futuro y me acojono.
 
Veo cada vez menos de cerca, pero a los gilipollas los distingo desde muy lejos.

Chapu Valdegrama


OHDIOSAS

 


Tenemos nuevo libro. Y no es cualquier cosa: 20 poetas haciendo una declaración de principios. Con Ana Patricia Moya y Elena Román como coordinadoras.

OhDIOSAS.

182 páginas. Encuadernación rústica. Cosido.
El diseño y la maquetación de Thomas Donner, impecable como siempre.

15 euros con los gastos de envío incluidos. 

Más información: edicionesraro@yahoo.es.

Iremos informando de presentaciones y recitales.

viernes, 24 de febrero de 2023

EL PANTANO por ANTONIO CORDERO SANZ



Las visiones de pobreza
de tus uñas clavadas en la espalda
la muerte de la pena
del sentido de justicia azul intenso
que nubla la lengua
es que no queda nada del vergel?
ya nada de las imágenes
que antes crecían en las orillas de la revolución?
angustia irreductible
de lo más íntimo y sequía
mientras alboroto el agua
del pantano
caimanes, mangles, titís
entre los cuerpos hinchados
de los desaparecidos
balaceados

Antonio Cordero Sanz, de Bardeo (Amargord Ediciones, 2014)


jueves, 23 de febrero de 2023

COSMÉTICA TÓXICA por GEMA FERNÁNDEZ MARTÍNEZ



Los sueños que postergamos
no nos han olvidado,

son la muesca en la almohada
del futuro,
la premisa de un mundo
insatisfecho,
las huellas dactilares
del deseo
incriminando sutilmente
a la esperanza,
impulsando al abismo
la posibilidad de lo
imposible,
arrojando al vacío
el cuerpo inmaterial
de la derrota

Son las promesas rotas
colgando sutilmente
del perchero,
ondeando la ilusión
como estandarte,
el disparate como proclama,
asomando su onírica
presencia
a la azotea triste
de la razón humana.
 
Exiliados en la Hot zone,
convertidos en falsas
arcadias,
desafían la naturaleza
explosiva
del fracaso.
 
No se rinden,
rechazan la impostura
de la prudencia,
la prosa meandrosa
de la cordura,
los múltiples placebos
de la seguridad,
la cosmética tóxica
de la rutina.
 
No,
los sueños abandonados
no te olvidan...

son perros amarrados
a la entrada del Súper
olfateando ansiosos
el rastro de tu ausencia,
creyendo con fe ciega
que vas a regresar
para buscarlos.


Gema Fernández Martínez


martes, 21 de febrero de 2023

DAVID GONZÁLEZ, POETA por PATXI IRURZUN



“Fue el último de una estirpe de poetas. El último bohemio”

No llegamos a tiempo, David. Pero seguimos adelante. Como esos boxeadores sonados y tenaces, que necesitan besar la lona para levantarse de sí mismos una y otra vez. El último golpe fue duro, mortal. Tú sabías que no lo podías esquivar, así que decidiste encajarlo con dignidad, convirtiendo, como siempre hiciste, tu derrota en una victoria por puntos, en ese combate a muerte que fue para ti la poesía.

El pasado 6 de febrero conocimos la dolorosa noticia del fallecimiento del poeta David González. Llevaba enfermo algún tiempo y en las últimas semanas algunos de sus amigos y admiradores trabajábamos contra reloj −contra ese implacable reloj de sol en que todas las horas hieren y la última mata− en un libro de homenaje y agradecimiento. No llegamos a tiempo, porque no acabábamos de creernos y de aceptar que un día ya no estaría con nosotros; porque pensábamos que también esta vez se pondría en pie. Vicente Muñoz, su amigo del alma, expresó lo que todos sentimos cuando se fue: nos hemos quedado huérfanos. Nuestro consuelo es saber que, al menos, en sus últimas horas David todavía pudo leer algunos de los textos que escribimos para él.

Todas las biografías de David cuentan que se hizo poeta en la cárcel, pero él, sin saberlo, ya amasaba versos mucho antes −versos como piedras arrojadas contra las ventanas, como escribió Raymond Carver−. Por ejemplo, cuando las aguas del pantano lo arrastraron del pueblo en que nació, San Andrés de los Tacones; o cuando se miró las manos por primera vez y supo que los niños siempre las tienen limpias. Muchos, es cierto, llegamos a David por aquellos primeros poemas de la cárcel, atraídos por el halo de malditismo que siempre lo acompañó y que él no se encargó de disipar, porque no podía hacerlo, porque no había ninguna impostura en ello: David fue un poeta de barrio, de calle y callejón, de trena y acería industrial. Y estaba orgulloso de ello. Fue, pues, tal vez un poeta maldito, pero −como escribió otro de sus amigos, el músico y escritor Ángel Petisme− más malditos son los burócratas de la poesía que se reparten premios, prebendas y cargos y que lo silenciaron.

Yo conocí a David a finales de los ochenta, cuando algunos de nosotros todavía soñábamos con vivir de la literatura. Nos enviábamos por correo cartas con nuestras primeras publicaciones, nos encontrábamos en viajes al fin de la noche, en los que David siempre apuraba con más ansiedad que nadie la vida y las madrugadas, como si fueran las chustas de sus cigarros. Los demás acabamos rindiéndonos, aunque fuera a medias, pero él no tiró la toalla, abandonó la fábrica para vivir de la poesía, sabiendo que en esa apuesta los que ganaban eran la pobreza y el invierno. Y así se mantuvo, escribiendo y leyendo cada día en su casa de la Plaza de la Soledad, en Cimadevilla, a pesar de las noches infinitas, en las que golpeaba con sus anillos los atriles y la barras de los bares, mientras recitaba con la contundencia de las piedras sus versos como cantares de ciego.

David González fue, seguramente, el último de una estirpe de poetas. El último bohemio. Y, sobre todo, un escritor inmenso, cuya poesía ha marcado a fuego a cientos de lectores y escritores, como demuestra el libro que le debemos y en el que colaboran un centenar de poetas y músicos.

El cáncer le arrebató la vida y en las últimas semanas la voz, pero David se levanta una vez más, indomable, de la lona, porque nos dejó sus versos, que todavía seguimos oyendo y leyendo, en la veintena de libros que escribió y que desde aquí reivindicamos.

David, amigo, hemos recogido tus guantes. Descansa en paz.


Patxi Irurzun, en Noticias de Navarra

Foto por César Tamargo


lunes, 20 de febrero de 2023

AZORAS DEL CHOPO BLANCO TRAS LA TORMENTA por MAX BENÍTEZ



"...no busques historias como un mercachifle, no fuerces a los personajes. Si la historia vale la pena fluirá, hasta que ya no pienses más que en el argumento; es como dar una vuelta de tuerca a las cuestiones que de verdad te inquietan o conmueven. Como decía Sabato: No eliges la historia, ella te elige a ti.

"La inspiración existe, pero tiene que hallarte trabajando" sentenció Picasso, y no puedo estar más de acuerdo. En un novelista, esta inspiración de la que habla el pintor sería, entre otras cosas vitales, la trama que enriquece al tema, el tratamiento que le des a la ficción; suele hacer acto de presencia, a veces, en una conversación inocua, en algo que no se dijo, en razones que a veces escapan a la conciencia despierta. O cuando estás currando en otro borrador, con los descartes, por ejemplo. Coge apuntes donde sea: una servilleta, el móvil, una hoja perdida por ahí. Dale la relevancia que tienen, el valor de semilla de lo que vendrá. Pero no conviertas esto en una mecánica fría, de oficinista. Deja que todo vaya sucediendo paulatinamente. No juegues a hacer de espeleólogo en busca de verdades supremas.

Procura no contarlo todo, como en la vida misma, pero tampoco pongas a prueba al lector, o sea, a ti mismo. No juegues al gato y al ratón. De la misma manera, evita las frases hechas, los lugares comunes, ponerte por encima de tus propios personajes. Mírate un momento al espejo y no tengas piedad con lo que ves.

No existe ese síndrome de la hoja en blanco; eso son cuentos. Cuando tienes algo que decir, siempre hallarás el vehículo, no importa en este caso el tiempo. Sabrás, tarde o temprano, que vas a dialogar con tus personajes durante mucho tiempo, y que sus aflicciones son las tuyas, no las de un ente creador que examina la vida como un zoólogo.

Durante ese proceso surgirán dudas, te sentirás solo, no podrás evitar la galería de espejos de otros autores: pasa de ellos olímpicamente. No caigas en el juego. En ese desconsuelo germina parte del contenido de tu obra, por minúscula que sea. Y si aún te sientes extraviado, vuelve a las fuentes, recuerda por qué un buen día te pusiste a escribir; o, para ser más claro: regresa a las viejas lecturas, a la necesidad primaria. Es una buena forma de recuperar la brújula, el sentido de lo que haces. No olvides que escribes porque lees, y no a la inversa. De lo contrario mejor dedícate a un hobby más provechoso como coleccionar llaveros o ver series en Netflix, es más ameno.

Recuerda a Pessoa:

“El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente.”

Vas a pasar solo mucho tiempo; física y espiritualmente. Vas a darte de bruces con la realidad, con los intereses ajenos, pero también con su indolencia. No hagas caso a nada de esto, no escribes para recibir aplausos o ser el centro de algún corrillo. Huye del malditismo, de la pose, de la réplica.

No temes perder la razón, tan solo necesitas plegarla para rascar en ella parte de tu propia verdad. La prueba de eso es que sabías lo que iba a suceder y aun así sigues en pie, con el íntimo orgullo de no permitir que las vicisitudes te lastren, te cambien, te derriben."


Maximiliano J. Benítez


domingo, 19 de febrero de 2023

BALADA DEL CHICO TRISTE por RAFAEL LÓPEZ VILAS



Mentiría
si dijese que hace rato
que no siento
el aliento del silencio
enredándose en mis pensamientos

El cansancio roe mis entrañas
Calado por un horizonte
de algoritmos y mercachifles
que nazifican el destino
de cada página

La carrera
es un juego cruel
de cartas marcadas
que el chico triste
no quiso jugar

El telón se derrumba

Lo percibo retorciéndose
en los tuétanos del papel
En cada estertor de tinta
que ordeño
a las venas abiertas
del tiempo que me resta

El fuego se apaga
en este birome rengo
y las caras de la moneda
se abrazan a los escombros
de los versos huérfanos

El aullido duerme
en el desván de mi garganta
junto a los recuerdos
y las espinas que abrazan
todas las mentiras
que entremezclé
con las verdades del barquero

No te ofendas, my friend
pero
nunca me ha importado
qué sacas tú
de todo esto


que la derrota vive
en la misma torre
donde vive el aplauso
y las palmadas en la espalda
del ejército de hipócritas
del contra-like
que remojan sus barbas
en el mar
de los poetas muertos

La sombra de las palabras
se alarga hacia el ocaso


Mi tiempo fue

Todos los caminos
se detienen en algún lado
Las cenizas se enfrían

Este cuentagotas de versos
ya no llora más


Rafael López Vilas


sábado, 18 de febrero de 2023

EL DÍA QUE DESCUBRÍ A BUKOWSKI por TOMÁS SOLER BORJA



El día que descubrí a Bukowski flipé en colores. Y fue también en la biblioteca pública de Águilas (aunque en distinto emplazamiento físico), en la que conocí, bastantes años antes, igualmente alucinando en colores y estéreo, a su hermana de leche alcohólica: aquella bibliotecaria de mi niñez con un genio endiablado que se perfumaba por dentro y por fuera (lingotazos al gaznate, goticas de los dedos al cuello) dándole juego a la botella de ginebra que nunca faltaba en el cajón de su escritorio. La recuerdo sentada ahí, con cara de mártir, de maríadolores total, más blanca que la luna: firme, envarada, vigilante, acechando con la mirada transitoriamente miope a quien osaba alzar un mínimo la voz entre los anaqueles repletos de títulos que no siempre nos dejaba coger. <<A ver, tú, coñazo de crío, qué haces ahí. Deja ya de trastear que esos libros no son para ti>>. Y servidor, junto a otros cuantos chavales, sentados en aquellos viejos sofás que había alrededor de su escritorio, con un Tintín o un Astérix y Obélix entre las manos, leyendo, a la par que escondiéndonos de sus miradas oblicuas en busca del primer imprudente al que descargar su ira de borracha. <<Largo de aquí, impertinente, sinvergüenza, esto no son Los Ángeles de California>>, decía sin despeinarse en cuanto el detector de decibelios de su finísimo oído superaba el umbral que la hacía saltar con todo el odio de una caja de bombas despertada de su letargo oscuro. Podría creerse que esto es un relato que me estoy inventando. Pensadlo así los que queráis. También hay quien opina que Bukowski no sería como él mismo se retrata en sus escritos de viejo indecente. Jajaja. Sin duda, esta bibliotecaria que en paz descanse, emparentada de teta, y puede que hasta de sangre, con malditos del pasado, y figuras de museo del presente (ojo, no digo meapilas), tampoco hizo que aborreciese el pasarme tardes enteras a su vera leyendo de gratis. Ella fue la precursora de colarme sutilmente el realismo sucio en mi vena lectora. Vivirla fue de mis primeras novelas del género. Cierto que no la única. Qué espectáculo de mujer. Borracha y malaleche. Auténtica sin importarle la opinión ajena. Y aunque parezca increíble, con presencia de señora en todo momento, manteniendo a raya cualquier salida de tono en su pequeño mundo de guardiana del pertinente silencio lector.

Tomás Soler Borja


viernes, 17 de febrero de 2023

4 POEMAS de EL ARTE DEL MARTILLO por JAVIER PERALES VALDÉS




ESTUVE CATORCE AÑOS
yendo amargado cada mañana
al mismo puesto de trabajo.
En los últimos tiempos, los lunes,
iba drogado o con resaca,
era mi forma de robarle un día al jefe,
como los presos
que se pinchaban
para robarle un día al juez.
A las once comíamos el bocadillo
sentados entre la mierda
con la ropa sucia rodeados de desechos,
tan solo quince minutos después
volvíamos al tajo,
así un día tras otro,
no ganábamos un sueldo,
cobrábamos por trabajar
un jornal que daba para comer
y para pagar al banco o al casero,
no había épica.


DE  BARRIO

Buenos chavales de barrio,
sin más,
muchas horas de calle,
muchas horas de bares,
ensalzamiento de lo carnal
y aspiraciones mundanas.
Herederos de un orgulloso pasado
con un largo presente incierto,
especial querencia por lo normal,
pareja, trabajo para toda la vida,
hijos, un lugar donde habitar en paz
rodeados de gente conocida,
siempre saludan la paso,
buenos chavales de barrio
gente de fiar...


PIEDRAS

Unos cascos y escudos
los otros piedras
unos uniformes y pistola
los otros piedras
unos sueldo fijo
los otros piedras
unos sirviendo al patrón
los otros piedras
unos acabaron la jornada
los otros piedras
después vinieron a buscarlos
ellos piedras


ME SENTABA EN LA PLAYA
con una bolsa llena de latas,
iba bebiéndolas a tragos pequeños
hasta ir entrando en calor.
Veía pasar los coches
en pleno atasco del fin de semana,
observaba a los pasajeros
intentando adivinar algo de cada uno.
Poco a poco iba llegando la noche
y en el cielo se apreciaban luces de aviones,
entretenido pensaba en cuál podría ser su destino,
quién viajaría dentro
y cómo vería las luces de tierra,
también pasaban cerca los barcos...
el mismo sentimiento: irme en uno de ellos...

Javier Perales Valdés, de El arte del martillo (Más Madera Editorial, 2022).


EL ARTE DEL MARTILLO: Javier Perales Valdés.



Escribí este libro de rodillas sobre chapas de metal, con herramienta en la mano, escondido en el baño de una fábrica, espiado por cámaras. Escribí este libro en largas noches de insomnio en mi casa, en habitaciones de hotel. Lo escribí sentado en asientos traseros de coches, en bancos de piedra y madera humedecidos por el rocío. Escribí estos versos drogado casi en trance, borracho perdido y con resaca en mañanas de sábados y domingos. Creé estas líneas después de reír con amigos, de llorar y de apretar los dientes y los puños. Escribí este libro con mascarilla quirúrgica, con medicamentos y dolores de todo tipo. Lo llené de recuerdos, de ira, de sangre, de espuma de mar y de lluvia que nunca cesa. Escribí este libro con los pies en la arena, en el barro, en la hierba, en el acelerador y con las manos en el volante. Escribí este libro con los ojos puestos en las montañas, en el cielo, en las luces de la ciudad, en su gente, con la mirada en la Bahía. Escribí este libro después de escuchar y leer a grandes poetas que me hicieron pensar y replantearme todo, después de estar contigo… Escribí este libro para todxs vosotrxs…

Javier Perales Valdés


miércoles, 15 de febrero de 2023

LA REBELIÓN DE LOS NENÚFARES Y OTROS SERES: Booktrailer.

LA REBELIÓN DE LOS NENÚFARES Y OTROS SERES: Susana Barragués Sainz.



La autora se adentra con esta novela en un tema fundamental de nuestro tiempo: la depredación a la que estamos sometiendo al planeta como consecuencia de nuestras políticas extractivistas y de consumo. Para ello, construye una alotopía tan necesaria como emocionante, de la que no es ajena la idea de esperanza.

La obra, en la que imaginación y desautomatización perceptiva se dan la mano —se tiñe del sabor del poema en prosa y la estética simbolista en bastantes episodios—, presenta una trama polifónica y coral, en la que resultan fundamentales las voces de quienes conforman nuestra «otredad significativa», comunidades que denuncian su degradado presente como consecuencia de habitar un monstruoso vertedero, sometidos a un ecocidio que aumenta imperceptible, pero constantemente, la cantera de los excluidos del «banquete neoliberal». En el contexto de la nature writing o climate fiction, pocos espacios como el basural —y conceptos como consumo, derroche, marginación o desecho— para reflexionar sobre el mundo contemporáneo.

Los caminos de lo insólito adquieren en La rebelión de los nenúfares y otros seres una dimensión tan estética como política, demostrando la espléndida madurez creativa en la que se encuentra Susana Barragués Sainz, que, desde la excepcionalidad y lo extraordinario, explora los límites de esa entelequia que denominamos realidad.

Francisca Noguerol Jiménez



martes, 14 de febrero de 2023

A DAVID GONZÁLEZ, POETA por JAVIER VAYÁ ALBERT



Se ha muerto David. Se ha muerto el poeta. ¿Cómo demonios se atreve el mundo a seguir su curso? Su curso acelerado de reuniones y oficinas. Su ritmo voraz de transeúntes y pasos de cebra. Se ha ido David. Se ha ido el poeta. ¿Por qué diablos no se detiene el mundo? Se ha marchado David, el poeta, un lunes feroz de temporal, de tacones horadando los charcos, de lluvia impasible y ajena. Un lunes de declaraciones de políticos y resultados de partidos de primera. Se ha muerto David, se ha muerto el poeta y la tierra debería poblarse de una tristeza endémica.

Somos los perros de la lluvia y ahora nuestro ladrido de versos está huérfano. Somos los perros de la lluvia y ahora nuestro aullido suena a pena tan triste y tan amarga como las bulerías que os cantaba La Maika a través de las galerías de la cárcel. Qué rabia, David, qué pena, qué perra esta vida, mienten los periódicos que te nombran en la muerte tantos que se callaron tu nombre en vida. Qué rabia, David, recuerdo me daba escucharte decir que nadie había ido a verte recitar en Gijón, nadie es profeta en su tierra hasta que no se encuentra enterrado debajo de ella, escribiste siempre tan certero. Tan idiota yo, te propusimos que te vinieras a Valencia, que te alojaras en casa y aquí montábamos un recital como dios manda. Ignoraba entonces que en mi ciudad como en la tuya y en cualquiera reina la envidia y la endogamia. De todos modos la vida, tan perra ella, se dedicó a lanzarnos golpes y ocupados en fajarnos se nos fue el tiempo. Qué rabia, David, tío, si una cosa hubiera querido, un jodido deseo, en este desoficio de poeta, era recitar, cerveza en ristre, a tu vera. Eso ya no ocurrirá jamás.

Poeta, solo me consideré eso cuando tú me llamaste así haciendo gala de esa generosidad tuya tan deslumbrante. Porque tenías un corazón tan grande que te cabía todo el mundo. Todo no, los monstruos que desafiabas no cabían allí. Decían que habitabas los márgenes, pero esos márgenes los dibujan los mismos que se repantigan en su miasma de poltronas y pedestales. Del mismo lugar casposo del que bajaste a la poesía a hostias, con piedras de honestidad inquebrantable. Y eso no te lo perdonarían nunca esos que ahora tanto dicen que te lloran. En España todavía se fusila a sus mejores bardos, esta vez con balas de hambre, silencio y miseria. Dejaste escrito que al final la vida te había derrotado y escrito su última palabra, pero antes de irte asestaste tu golpe de gracia. Tu poesía se queda y permanecerá siempre, de pie frente a la cobarde jauría, innegociable e indómita como a ti mismo te describió Vicente Muñoz Álvarez con hermosísima tinta de lágrima.

Sí, David, tío, sí, ya se te extraña. Queda herida por siempre la poesía, desarrapada, desahuciada, como un perro que al mojar la lluvia no encontrara el camino de regreso a casa. Eso también lo escribió Vicente o Tom Waits, o alguien, yo que sé, qué importa. En estos momentos soy incapaz de escribir algo original o brillante. Duelen demasiado estos días sucios y fríos recién inaugurados, es demasiado fea esta vida sin tu vida, David.

Allá dónde habites ahora, me despido como lo hacías tú siempre. Enviándote un abrazo fuerte y solitario, querido Poeta.

Javier Vayá Albert,
en Inmediaciones.org


lunes, 13 de febrero de 2023

ENCARCELADA LA MATERIA EN LA QUE HABITO: Samuel Bressón.



Encarcelada la materia en la que habito
es una reivindicación de la libertad como un estado interior capaz de sobreponerse a las circunstancias externas más adversas. Un estado proporcional a la capacidad de cada individuo de observar la realidad con una mirada libre.

Escrito durante una estancia de diez meses y medio en prisión de su autor, expresa una afilada disección hacia lo que allí lo rodea, así como hacia un mundo exterior que su encarcelamiento le permite observar con mayor claridad. Y así, Samuel Bressón, con un lenguaje poético desnudo y desprovisto de artificio, realiza con quirúrgica precisión una radiografía de las carencias y miserias de nuestra sociedad actual. De igual modo se sumerge en una profunda mirada introspectiva a través de la que aborda cuestiones como la dignidad, el amor, la soledad o la culpa, que en tales circunstancias adquieren una resonancia dotada de singular crudeza y sinceridad. Asimismo, subyace a lo largo del libro una denuncia del nulo espíritu reinsertador de nuestro sistema penitenciario y las negativas consecuencias que de ello se derivan para la sociedad en su conjunto.

En definitiva, una colección de poemas que nos tocan íntimamente a todos, ya sea de forma individual o bien como integrantes de la sociedad en la que vivimos.


sábado, 11 de febrero de 2023

LA CANCIÓN DE LA LUCIÉRNAGA según JOSÉ ÁNGEL BARRUECO



Poco después de anunciar en su perfil de Instagram (5 de septiembre de 2022) que, tras un año de dolores de espalda, los médicos habían descubierto por fin la causa de sus malestares, es decir, un cáncer de esófago, avanzado e inoperable, supimos que David González estaba trabajando en un nuevo poemario. En un mensaje privado me dijo que era su último libro, que lo sabía: no le quedaba mucho tiempo y probablemente saldría póstumo. Durante algunos días de noviembre y diciembre del mismo año le vimos exponerse en esa red, sin temor a que viéramos su aspecto (rostro esquelético, mirada de cansancio, voz de hombre agotado que resiste como puede), en una serie de entrevistas tituladas “Últimas palabras” que son sobrecogedoras, no ya porque sean el testimonio de un amigo al que muchos considerábamos un hermano, sino porque suponen las últimas huellas de alguien muy enfermo en la Tierra. Alguien que no se esconde. A quien no le importa que le vean tan jodido. Alguien muy distinto a los mercaderes del postureo que él detestaba.

Alrededor de una semana antes de su muerte, en un esfuerzo que imagino titánico y demoledor, lleno de fatigas y de miedos, David logró que su poemario se publicara en la Editorial Páramo. Los editores lo anunciaron el día 30 de enero y conseguí encontrar un ejemplar en Madrid apenas 6 días después, el 5 de febrero, en una librería de Lavapiés. En Todostuslibros constaba que era el único ejemplar que había a la venta en Madrid. Pero con David solía ser así, casi siempre: costaba rastrear sus libros y encontrarlos. Leí La canción de la luciérnaga durante ese domingo, bajo el peso del recuerdo de los 5 años exactos de la muerte de una de mis abuelas y la sensación de que David había empeorado pero no nos lo comunicaba. Me acosté conmovido, preocupado por su silencio (le había escrito unos mensajes unos días atrás y ni siquiera figuraban como Vistos), y pocas horas después falleció, de madrugada y en el domicilio de su chica, junto a ella, lejos de hospitales y de la gente.

En estos días lo he releído. Es asombroso que lo haya escrito a las puertas de la muerte, con dolores de espalda, con parches de fentanilo, con pastillas y otras servidumbres aterradoras del carcinoma y sus molicies, sabiendo que sus horas están contadas, que apenas puede comer sólidos… Es un poemario breve, apenas 50 páginas, pero que supone el broche de alguien que sabe que se va, no es un ajuste de cuentas (salvo, quizá, el poema “Ulises”), sino una despedida de sus personas más cercanas y de algunos de los demonios de su conciencia. Así, nos enteramos de la muerte de su padre, apenas 3 meses antes de su propio diagnóstico, y hay un inesperado poema dedicado a su memoria. Nos enteramos de cómo recuperó al amor de su juventud, y cómo ella le acompañaba en el declive de la enfermedad. Nos enteramos de los tragos amargos a los que le sometieron (colonoscopias, dietas, inyecciones, etcétera): A todo se acostumbra uno, / métetelo bien en la cabeza, / a toda clase de perrerías / con tal / de seguir vivo. En ningún momento se alude al título; no es necesario: sabemos que las luciérnagas viven muy poco. Pero emiten una luz poderosa. Me parece oportuna, como despedida, esta cita que seguramente David aprobaría porque le gustaba esta película: La luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo (Blade Runner, 1982).

CONTIGO

Un cáncer escamoso
me carcome el esófago,
pero no me oirás quejarme.
En términos generales
ha sido una buena vida.

Todavía lo es.

Más que nunca.

Ahora, contigo.

**

LA ÚLTIMA PALABRA

Cuando la vida
se te pone en contra,
y pensar en luchar contra ella
no es más que otra de esas utopías,
solo la muerte
tiene la última palabra.

Solo la muerte, repito,
tiene la última palabra.

La palabra
que cierre
el último poema.

Fin.


José Ángel Barrueco,
del blog Escrito en el viento.


CARLOS SAURA

 

viernes, 10 de febrero de 2023

DAVID Y LOS LOBOS por VICENTE MUÑOZ ÁLVAREZ



Fue tanto dolor ayer, físico y mental, por la muerte de David González, una tristeza tan grande en mi corazón, que decidí hoy echarme al monte e ir a ver a mi colega Carlos a Sopeña para oxigenarme por dentro... Aunque habíamos quedado ya hace unos días, a punto estuve de posponer la cita esta mañana, después de soñar toda la noche con David, en un hostal de algún algún lugar perdido en la Tierra charlando para dar al día siguiente una lectura, como tantas y tantas que en tantos sitios dimos, pero al final, nublado por mis propias tormentas, me subí a la furgo y en Sopeña, como un ánima en pena, me presenté... El plan, como todos con Carlos, no podía ser más tentador para salir de mi pozo: ir en pleno invierno a la Reserva del Pardomino para ver en unas cámaras ocultas en el corazón bosque si había tomas de lobos de cara a uno de sus documentales... Aunque durante el camino me asaltaron, después de ver las noticias en la prensa de ayer, todo tipo de fantasmas y espectros, y en especial uno en concreto: el de Modigliani en Los amantes de Montparnasse (una película que, por cierto, David admiraba y de la que hablamos docenas veces), ya en sus últimas horas agonizando en las calles, y su tratante de arte (magistralmente interpretado por un repulsivo Lino Ventura) siguiendo como un buitre sus pasos y esperando su muerte, para ir luego a casa de su amante, Jeanne Ebuterne, a malcomprarle sus cuadros antes de que su cotización en el mercado se centuplicara... Eso, esa imagen rondando como una pesadilla sobre mi cabeza durante el camino a Sopeña, y tantas otras cosas que había estado hablando con mi chica ayer -que pronto las biografías, las antologías y la especulación-, hasta que llegué al fin a la casa de Carlos y volvió a correr la sangre en mis venas: los bosques nevados, las cumbres gigantescas a lo lejos, las enseñanzas de Don Juan de nuevo, la ascensión sobre el hielo en raquetas, el aire puro del monte, y al final, sí, las cámaras ocultas entre los matorrales, varias tomas vacías, y de repente los lobos: ahí estaban, una pareja de amantes atravesando feroces y altivos la senda, ajenos al mundo, libres y auténticos, delante de nuestros iluminados ojos... Y volví a pensar de nuevo en David, pero esta vez, bajo los tímidos copos de una nevada incipiente, de muy distinta manera: como siempre le vi y percibí, innegociable e indómito, un lobito bueno al que maltrataron todos los corderos, noble en un bosque de fieras, incapaz de integrarse entre las bestias... Pura catarsis para mí en un día así, que le debo a mi colega Carlos, esa forma de cambiar mi punto de encaje, como nos enseñó Castaneda, ese modo de volver sobre la nieve a ver a David: Milagro de la Rosa...

Vicente Muñoz Álvarez


VOCIFERANDO TARDES DE PENUMBRA Y PLACER por MANUEL COVA TENNARDD



Cuando los teléfonos llueven verticalmente señales de tráfico escritas en lenguas muertas

Cuando la alegría se escapa divertida entre los tubos de escape de los coches y se suicida en el proceso para flotar después como una nube que parece la torre de un cementerio que te colma de gozo

Cuando los ceniceros son escarabajos de vasos sanguíneos y el almíbar de la sangre se esparce por unas gafas de sol negro

Cuando florecen cipreses en los cristales de las ventanas y el primer sorbo del segundo café recuerda el sabor de las polillas de una ciudad fantasma regida por un sheriff que perdió su autoridad en la tómbola de los imprevistos

Solamente entonces sabes que le has prendido fuego con tu mechero al invierno: comprendes que las cenizas que desprenden tus constantes cigarrillos escriben todos los libros del asombro; las botellas con líquido gráfico que dibujan los defoliantes del desencanto.

Manuel Cova Tennardd


jueves, 9 de febrero de 2023

ANNA (CAPITAL SEMILLA) por GSÚS BONILLA




NO HA NACIDO TODAVÍA:

y ya los ojos o el paladar
o cómo tendrá el pelo 

si ancestral igual que mis antepasados 
o beige 
aproximado al año del hambre 

acercaba el oído a tu vientre 
y sentía el aullido de un lobo 

otras veces 
escuchaba rascar al otro lado de la pared 
tan suavemente 
que enseguida se me erizaba 
el vello de los brazos 
como un sollozo 
que atravesaría 
el nudo de tu ombligo 

no sé 
en qué rincón de tus entrañas 
se esconderá de nuevo
pero siempre el mismo ruido
por mínimo que fuera 

seguiríamos encadenado palabras 
el resto de los días 
y vistiendo muñecas de cuando tú eras niña 
sacando parecidos al júbilo 
y a las ambulancias 

o clavándole alfileres 
a la helada de mis muertos.


HOGAR 

el destino es ahora un pie de página 
y tiene apariencia de herradura 

aunque nos hallamos descalzos 
pensábamos en una caja de zapatos 

o en un calcetín doblado; 
así pues esto será tu casa: 

el cuenco de nuestras manos 
formando un nido 

fragmentos 
de la cáscara de un huevo 

y una lombriz


POR DONDE SALE EL SOL 

este 
cortar las uñas 

este 
quitar pieles 

este 
remendar heridas 

este 
estado ventura 

este despertar 

de las anestesias


HUÉRFANOS 

La felicidad era un trozo de carne aprendiendo a gemir, una manada de pequeños lobos hincando sus hocicos negros en ella; poco antes habrías sido parida con toda la liturgia de los hospitales del primer mundo, sobre un rosal. Tu llanto eran espinas y desconcierto; qué hacer en ese calvario de sábanas, que otra cosa que unirnos a la orgía e invocar otro olor a tierra mojada, y esperar la lluvia y permanecer en silencio, abrazados y callados, mientras, llegaba nuestro turno, lento y cansado, como un viejo caracol; descorazado, desahuciado y sin ánimo de nada, arrastrando otra lucha perdida más; desnudo, exponiéndose a la burla, que nos llevó a olvidar a la madre, palpándose el pecho, hasta dar con el corazón 

y extraerlo y echarlo todo entero y que sirva de alimento para las bestias.


LA NIÑA: 

crece deprisa, como la leche cocida de más, que supera la olla y rebosa; una consciencia que habrá venido de mañana, igual que una espuma blanca que ha llenado la bañera y nos sorprende; es el agua jabonosa la que aporta una nueva claridad. 

eres casi anciano cuando te molesta un pato, el pez rosa o algo parecido a una gallina, todos son de goma y no se hunden; ella se deschocha de la risa cuando los sumerge y tocan fondo e inesperadamente alcanzan, una vez más, la superficie; cosas de muñecos, me digo, también me da la risa, y escribo como puedo, para mí, este poema. 

la madre inédita se une a nuestra fiesta, también está feliz, aunque casi pierde el útero en la última batalla, pero sigue con fuerza y escupe mariposas y luciérnagas; diría que en su vientre hay capacidad de sobra para otro ejército de ladrones o para un cofre con más monedas; sin embargo, no hay sitio para las arañas; tampoco nuestro baño es el de un palacio y la vida hace tiempo que ha dejado 67 de ser un cuento, ojalá que mueran las princesas y más reyes; la niña aplaude de alegría, huele a biberón, yo vuelvo vomitar sapos, y recuerdo que está pendiente sobre la mesa.


UN APUNTE SOBRE LOS CUENTOS 

Quién teme al lobo feroz, al lobo
al lobo

LOS TRES CERDITOS

que quién teme al lobo feroz al lobo 
al lobo… 

mi hija 
mi hija malditos cerdos.


SUPERHÉROE 

confía en mí 
como quien pones sus labios 
secos y agrietados 
en la estampa de un santo 
o en el mármol frío de la peana 
del mismísimo 
dios así es su fé 

como la de un empresario gordo 
en un político afín 
como la de éste 
en un banquero podrido de dinero 
como la de todos ellos 
en un hombre corpulento y uniformado 
armado sin alma 
adiestrado, ciego y sumiso 

confía en mí 
nada más porque soy su padre 
y eso es mucho y nada 
y más grande que yo, para ella 
no hay nada ni nadie
y todo lo demás que no sea yo 
está por debajo 
de sus apenas noventa centímetros 
de altura 

y confía en mí, sobre todo 
porque tengo las manos suaves 
y los pies calientes 

confía en mí 
aunque todavía no sepa 
que el miedo que tengo es
a que si se le escapa el globo 
yo no lo pueda alcanzar.


Gsús Bonilla, de Anna (Capital Semilla) (Editorial Mankell, 2023).


domingo, 5 de febrero de 2023

¿QUÉ ESTÁ PASANDO? por JULIA NAVAS MORENO



¿Qué está pasando?
Qué se mueve bajos mis pies
o sobre la estratosfera.
Qué satélite nos vigila
y qué erupciones volcánicas
desbordarán las aguas.

Quiero saber qué sucede.
Quiero tener el control
dentro de lo posible.
Me enervan esos hilos
que mueven mis pies.
Las calles sin tomar
mientras nos roban el pan.
Me duelen las cunetas
que aún acogen a hombres
y mujeres de verdad
mientras habitan los paraísos
hombres y mujeres de mentira.

Julia Navas Moreno, de Simulacro (Canalla Ediciones, 2019)

sábado, 4 de febrero de 2023

PLAN 9 DEL ESPACIO EXTERIOR por RODRIGO CÓRDOBA



Hoy mis colegas del gremio hacen un homenaje a Rodrigo Córdoba en el Aleatorio de Madrid, y no se me ocurre mejor tributo, desde mi orilla, que regalaros otra de sus maravillas, Plan 9 del Espacio Exterior, con portada de Miguel Ángel Martín, que diseñó y maquetó con sus mejores latidos: a tu salud, Rodrigo:


viernes, 3 de febrero de 2023

LA MÚSICA DE LAS PALABRAS por FRANCISCO JOSÉ GONZÁLEZ



Es una cuestión de ritmo, de sentido musical, de poesía en suma lo que convierte a una novela en un clásico o en otras palabras, en una creación memorable. Puedo recordar pasajes enteros de Cervantes, de Faulkner, de Proust, de Celine, de Rulfo , de Lowry, de Broch o de Bernhardt de la misma manera que una fuga de Bach o un solo de Coltrane, pero apenas recuerdo dos o tres frases de cualquier obra narrativa de los últimos tres o cuatro decenios. Por supuesto, muchos refutarán ese declive de la prosa y se escandalizarán cuando se habla de la muerte de la novela. Ahora bien, ¿Qué autor de los tres últimos decenios puede codearse con los citados arriba?. Como decía Onetti (gran escritor pero ante todo un dechado de humildad sin un átomo de arrogancia): “ Pero hombre, !si un solo párrafo de Faulkner vale por todo lo que se escribe ahora!”.

No se equivocaba Walter Pater, sentando las bases de la Estilística, cuando afirmaba hace siglo y medio con muy buen olfato profético que se trata de apreciar qué marca de estilo define a cada artista (!cómo no pensar en Pater como un cahierista avant la lettre) y que todas las artes deberían ser como la música. Y tan cierto, pues es música la expresión sincopada, jazzística, el estilo lapidario y la jerga en Celine. Es música el paralelismo, el habla popular, la metáfora y la cadencia de la prosa de un Rulfo. Música (sinfónica en este caso) es también la frase ramificada (ese ”Nilo del lenguaje” que diría Walter Benjamin, su primer exégeta reputado) de un Proust. Es música la repetición, cual vehemente ostinato, en los atormentadas y lúcidas invectivas de Thomas Bernhard (su formación musical repercute naturalmente en su estilo inconfundible).Es música, por supuesto, todo ese torrencial lirismo en los postreros pasajes metafísicos de La muerte de Virgilio, y música lo es también la inversión metafórica y los cabales y profundos incisos faulknerianos o la lúcida parodia de la jerga burocrática o positivista en un Kafka que disecciona y profetiza como nadie el desencanto y el nihilismo de los tiempos modernos.

Se ha perdido la música, se ha arrumbado la forma en aras del burdo señuelo de la adocenada ficción. Claro, todo el mundo quiere que le cuente historias ( como diría Beckett: ! La única verdad es que en la vida del hombre no sucede nada!). Y no se lee nada, por mucho que las estadísticas recen lo contrario. Lo más leído por los españoles son los libros de autoayuda, las recetas de cocina, las novelas "históricas", los indigestos folletines rosa, las “memorias” del famosillo de turno o algún que otro premio Planeta. Como muy bien sentencia Ramón Andrés, ese humanista impar: “ Hemos convertido a España en un país de analfabetos y de bárbaros que no pueden vivir sin atiborrarse de puro ruido”.

De música, hablábamos y de su padre, el balsámico silencio, un silencio del que hoy desgraciadamente se huye como de la peste.

Francisco José González


COSAS QUE NO SABEN LOS MILLENNIALS por MANOLO VOLKSCOOTER



Vosotros, Millenials, no tenéis ni puta idea y os poneis calcetín tobillero con medio metro de nieve y medias altas con la canÍcula a tope.
Un paisano de verdad, cuando hace frío se “aprieta” 2 pares de calcetines gordos, pero gordos tipo mórbidos y no utiliza madreñas porquE no sabe dónde dejarlas cuando se las quita.
Esos calcetines de lana con el despunte asomando son el refugio espiritual de Occidente.
Y cuando “Lorenzo aprieta” una camiseta de tirantes (Abanderado o Ferrys), una guayabera chula y a funcionar.
3 paisanos con la camisa abierta hasta el ombligo en una terraza y cerveza en mano te arreglan la inflación anual, la bajada de tipos, el asfaltado de la calle de enfrente y aún les sobra para tirar piropos chulos a las viandantes…
Qué grandes son los cabrones..

*

Vosotros, Millenials, no tenéis ni puta idea y convertís en estrellas a gente perreando 4 letras mal juntadas, escondidas detrás un vocoder y un vídeo con culos saltando y collares de hojalata en el pecho.
Habéis convertido las ma..cona(das) de Mecano, valga la redundancia, en un acto de resistencia y a los Hombres G en una banda cuasi heavy, cuando eran la bandera de la moñería.
Un grupo de verdad salía al escenario como si estuviera en el salón de su casa y el público le importaba lo que un pañal a un bebé.
Pero que Público mas tonto tengo (esto es para los muy iniciados) era la idea.
Componer canciones como si estuvieras en la ducha y pasarlas al papel era de primero de “artista” y pasar por la tienda de segunda mano a por chucherías estéticas era tan cotidiano como ir a por el pan.
Un imperdible, una gorra militar o una gabardina de tu abuelo te consagraban como influencer sin necesidad de redes sociales, sondeos de mercado y estudios globales de mercadotecnia.
Qué grandes eran los cabrones…

*

Vosotros, Millenials, no tenéis ni puta idea, pero un paisano después de ducharse, sale del cuarto de baño en pelotas, hace el orangután delante de su mujer hasta que esta le dice...
Tira, que estás como una puta chota...
Esos que se secan media hora, se dan mil cremas, se colocan los Calvin hasta que la churra está asentada y pasan media hora con el peine son unos sinvergüenzas...
No les quiero ni para cobrar una herencia.
Los que tienen el coraje de salir a puerta gayola de la ducha, a riesgo de darse la hostia padre, correr por el pasillo hasta la habitación a pillar los gayumbos y salir airoso y con dignidad... siempre en mi equipo...
Qué grandes son los cabrones…

*

Vosotros, Milennials, no tenéis ni puta idea con vuestras toallas de marca y colorines, vuestras cremas de protección 50 y vuestros altavoces Bluethooth, pero cuando nosotros íbamos a la playa, agarrabas la primera puta toalla que hubiese por el baño, aunque fuese de manos y mojada, porque las toallas grandes eran de margaritos, te sudaba todo la polla a chorros. También era válido el no llevar y gorronearle toalla a alguna piba que te pusiese palote, gran truco. Y la crema sería la que alguno llevaba en el bolsillo pa fumar, porque ahí se aguantaba al sol hasta que despellejabas a tiras, y como mucho, al llegar a casa echabas algún potingue de los de tu madre, metiendo la pata hasta la ingle porque era la crema de noche de “nosequehostiasdemarca” carísima y te caían remazos para llenar dos calderos.
Y de los altavoces… ahora son IP64 y se pueden llenar de arena y mojarse, antes o llevabas el walkman y tenías que dejárselo a toda la puta playa, o la única música que ibas a escuchar era cuando llegaba la furgona de los helados pitando como Echenique cuando le aparcan en su plaza.
Y eso de comer de chiringuito? Con suerte te hacías tú un bocata con lo que hubiese en la nevera, eso si te acordabas, a la playa se iba a pasar hambre y sed todo el puto día, como en la Legión Extranjera, ni botellitas termo de esas de aluminio de mierda, ni hostias que las fundó.
Ahora lleváis frisbis o como hostias se diga, nosotros llevábamos un balón de jurgol que cuando caía al agua se llenaba luego de arena y, entre las entradas de los colegas (pasa la bola pero no el pibe), y ese ”balón-erizo”, acababas con los empeines y las espinillas con más rozaduras que haciéndote una gayola con papel de lija. Por no hablar de cuando los contrarios eran “locales”, que entonces, las hostias continuaban por la noche en los garitos.
Por cierto, al salir de la playa, ni a casa a ducharse ni hostias, al bar a tomarla con la puta toalla de manos, sangrando por las piernas y con unas quemaduras de tercer grado en hombros y espalda (tomar el sol de jeto es de margaritos también) tales que hasta el niki parecía una cama de fakir llena pinchos. Y si se complicaba el tema, empalmabas con la noche, y ya ibas calentito para darte de remazos con los del pueblo. De esos kokis con los locales salieron algunos de mis mejores amigos, eso también hay que decirlo.
Old School RULES!

*

Vosotros, Millenias, no tenéis ni puta idea y os enfrascáis en peleas por internet, combates virtuales, insultos nuevos que solo vosotros conocéis e incluso hacéis peleas de gallos...
Un verdadero kinki está curtido en la lucha callejera, maneja con destreza acero de Albacete, lo justo para intimidar, conoce el arte de los Luchacos, Bruce Lee siempre está en la pared de la habitación y los Coches de Choque y el disco-pub su hábitat natural.
Aman a Dios, pero sus profetas son Los Chichos, Bordón 4 y sobre todo los Chunguitos.
Hay muchas leyes no escritas, pero sobre todas ellas está la de atención al herido.
Un Kinki de catálogo acaba la “disputa” con 2 cubalibres, Larios Tónica y Bacardi cola y diciendo... a tomar por culo... se acabo.
2 paisanos que cruzan puñetazos, sangre y cubatas sellan amistad de por vida.
Cualquiera de ellos se ofrece para padrino de comunión del hijo o avalista de hipoteca gorda...
Qué grandes son los cabrones…
Para más consejos seguid a Vicente Muñoz Alvarez. Alma mater de este post.

Manolo Volkscooter


miércoles, 1 de febrero de 2023

LA CANCIÓN DE LA LUCIÉRNAGA: David González.



Como ya sabéis, acabamos de publicar el último poemario de David González. Llegaron los libros hace días pero es complicado promocionar algo tan descarnado, tan verdadero.

Baste dar las gracias a David, en primer lugar, por la confianza y el cariño dados en tan breve espacio de tiempo. Y a quienes habéis ayudado a que esto ocurra. Familia y amigos comunes (Jorge M Molinero).
Poco a poco llegará a las librerías, seguro que sabréis disfrutarlo leyéndolo como se merece.