sábado, 28 de diciembre de 2019

SOL MEDIEVAL: Enrico María Rende.




Una historia iniciada en el Reino de León que recorre distintos reinos del siglo X europeo. Una clara visión de la sociedad de la época: intrigas, reyes, trovadores, abadesas, caballeros, romances prohibidos, amistades peligrosas… Un poder eclesiástico y monástico corrupto, el periodo de formación de las lenguas romances y un largo viaje de iniciación son las claves fundamentales de Sol medieval. Enrico Maria Rende hilvana una bella historia donde la amistad, el honory la lealtad serán los grandes aliados de sus protagonistas.



viernes, 27 de diciembre de 2019

CONSUME-TE por PABLO MALMIERCA



Nos consumimos como cabos de vela al amparo del zumbido de las luces de Navidad. Nos consume el ansia por el ticket descuento en el centro comercial. Somos consumidos por el Black Friday, el Ciber Monday, la Navidad, los Reyes Magos, los gastos de envío gratuitos, por el desamparo de la envidia, por la invisibilidad de sus ojos.

Al amparo de la ceguera jugamos a explotar-nos como autoconsumidores del goce, del objeto, de la experiencia que nadie ha disfrutado. Nos auto-consumimos hasta dejarnos exahustos, hasta que convertimos nuestra carne en plástico, en batería de un nuevo mundo de esperanza nunca consumada, de éxtasis publicitado bajo luces de pantalla.

Consume-te, la felicidad está al alcance de tus dedos, búsca-te, nunca hemos estado tan alejados de nosotros mismos.

¡Feliz vida!

Pablo Malmierca

jueves, 26 de diciembre de 2019

3 RELATOS de NÉMESIS por ALEXANDER DRAKE




CULPABLE DE MI CONDICIÓN


Soy un hombre de 37 años, de apariencia informal, con el pelo alborotado y algo de barba. Esto hace que haya gente que me mire de manera extraña; sobre todo cuando entro en una tienda o en algún portal. En los comercios a menudo las miradas de los dependientes me hacen sentir como un ladrón o un atracador. Puedo sentir el recelo y la sospecha en sus ojos; y el temor y la angustia cuando quien regenta el establecimiento es una mujer. Como si de repente fuese a sacar una recortada oculta en mi gabardina y les fuese a encañonar directamente a la cara antes de pedirles a voz en grito que abrieran la caja registradora. En los portales la situación es aún más dramática. Si coincido dentro con una mujer, la expresión que desprende su rostro me dice de inmediato que ella teme seriamente por su integridad; como si fuese a violarla o a estrangularla para robarle el bolso y después follarla salvajemente si no lo había hecho todavía. Podría pensar que toda esta circunstancia se debe a que simplemente he tenido la mala fortuna de toparme con gente especialmente hipocondríaca, y que en realidad todo esto no tiene nada que ver conmigo; pero cuando la misma situación se viene repitiendo de manera regular desde hace más de 15 años, creo que es el momento de empezar a mirar en otra dirección. Hace poco estuve hablando con un amigo de todo esto, y resulta que a él le viene ocurriendo exactamente lo mismo desde hace demasiado tiempo. Parece que ser joven en nuestra sociedad es toda una amenaza; y no ir afeitado ni vestido con camisa y corbata toda una declaración de guerra. 


FILOSOFÍA PRÁCTICA


-…¿Sigues en ese rollo de la literatura? 

- Sí, pero las cosas no funcionan como yo quisiera. Creo que voy a empezar a escribir libros que me den dinero de verdad. Algo del tipo: Cómo ganar un millón de dólares en dos semanas o Cómo ligarte a cualquier mujer en cinco sencillos pasos

- Te aseguro que yo compraría esos libros… —dijo Mike continuando la broma. 

- Por cierto, ¿solucionaste tus problemas con Alice? —preguntó Russell justo antes de llevarse una Budweiser a los labios. 

- Ella me llama de vez en cuando, pero yo no cojo el teléfono. 

- ¿Y por qué no quieres hablar con ella? 

- Yo sólo hablo con putas. Son las únicas mujeres sinceras. 

 - No sabía que fueras un experto en mujeres. 

- Bueno, sé unas cuantas cosas. 

- ¿En serio? Dime algo… ¿A cuántas mujeres te has follado? 

- No sé… A unas veinte… 

- Las putas no cuentan. 

- Entonces a tres. 

- No son suficientes. Por lo menos tienes que follarte a diez. Entonces quizás empieces a saber algo. Eso o haber estado casado un par de veces. Uno tiene que haber estado en el infierno para poder comprenderlo. 

- Oye —dijo Mike cambiando de tema—, necesito que me lleves a un sitio con tu coche. 

- ¿Adónde? 

- ¿Sabes dónde está la fábrica de neumáticos? 

- ¿La fábrica de neumáticos? Estuve diez años trabajando allí. No me pidas que vuelva… 

- ¿Por qué? Habrás estado otras veces… Aunque sea para visitar a tus viejos compañeros. 

- ¿Para qué iba a hacer algo así? Un ex presidiario no vuelve jamás a la cárcel donde ha estado recluido. 

- Mañana tengo una entrevista. ¿Cómo quieres que vaya entonces? 

- ¿Qué tal en autobús? 

- ¿En autobús? ¿Quieres que vaya hasta allí en autobús? 

- Puedes ir como quieras, pero de una cosa puedes estar seguro; yo no pienso llevarte. 

- Vamos, Russell. ¿Por qué eres tan cabrón? Creía que éramos amigos. 

- Y lo somos, Mike, lo somos. Por eso mismo lo hago. 


EL TEST DE RORSCHACH


- ¿Qué ve aquí? - preguntó el psiquiatra mostrándole la primera de las láminas. 

- Un rinoceronte con un cuerno bien afilado y a punto de embestir. 

- ¿Y aquí? 

- La cara de un asesino. 

- ¿Y en esta otra? 

- Le veo a usted follándose a su madre y descuartizando a su padre. 

- ¿Está seguro? 

- Jamás en mi vida he estado tan seguro de algo. 

- ¿Y en esta otra qué ve? 

- Veo a una niña vietnamita después de que hayan bombardeado su poblado mientras varios soldados la sodomizan sin compasión. 

- ¿Qué le sugiere esta otra imagen? —preguntó el doctor levantando el quinto dibujo. 

- Veo a un predicador. A un embaucador. A un maldito farsante capaz de manipular a la gente y chuparles la sangre. 

- ¿Y en ésta? 

- Veo una vagina gigantesca que lo devora todo a su paso. 

- ¿Y aquí? 

- Ahí no veo nada. Ahí no hay absolutamente nada. 

- ¿Y en esta otra? 

- Veo un cerebro cortado en transversal para poder estudiar su funcionamiento. 

- ¿Y qué ve aquí? 

- Veo la fuerza primigenia del universo. 

- ¿Y ahora qué ve? —preguntó el psiquiatra levantando la última de las láminas. 

- Veo un holocausto atómico y a la humanidad desintegrándose por completo. 


Alexandre Drake,
de Némesis (Camelot Ediciones, 2019)

lunes, 23 de diciembre de 2019

NÉMESIS: Alexander Drake.




Némesis es una recopilación de 63 impactantes y descarnados relatos cortos cuyo objetivo es explorar en el sexo compulsivo, la violencia, la naturaleza humana, el lado más oscuro del subconsciente y las vivencias que oculta la gran ciudad tras la capa de lo políticamente correcto. Es una mirada cruel y desoladora, carente de escrúpulos y mezclada con grandes dosis de crítica social corrosiva.

Su estilo se puede considerar influenciado por Bukowski, entre otros autores que han optado por el lado más crudo y visceral de la literatura. Éste es un libro que juega a fundirse entre el psicoanálisis y la depravación más absoluta. Resulta excitante por su violencia sexual, pero también nos deja una mueca que no sabemos si es una sonrisa o el rictus de quien ha comprendido el profundo terror de las cosas.

viernes, 20 de diciembre de 2019

CERVEZA por CHARLES BUKOWSKI




No sé cuántas botellas de cerveza
consumí mientras esperaba que las cosas
mejoraran.
No sé cuanto vino, whisky
y cerveza,
principalmente cerveza
consumí después
de haber roto con una mujer
esperando que el teléfono sonara
esperando el sonido de los pasos,
y el teléfono no suena
sino mucho más tarde
y los pasos no llegan
sino mucho más tarde.
Cuando el estómago se me sale
por la boca,
ellas llegan frescas como flores en primavera:
-"¿Qué carajo hiciste?
Llevará tres días antes de que puedas follarme"
Una hembra dura más
vive siete años y medio más
que el macho, y toma muy poca cerveza
porque sabe que es mala para la
silueta.
Mientras nos volvemos locos
ellas están fuera
bailando y riendo
con muchachos divertidos.
Bueno, hay cerveza
bolsas y bolsas de botellas vacías de cerveza
y cuando levantas una
se desfonda
y las botellas caen
rodando
entrechocándose
derramando ceniza gris húmeda
y cerveza vieja
o las bolsas caen a las 4
de la mañana
produciendo el único sonido en tu vida.
Cerveza
ríos y mares de cerveza
cerveza, cerveza, cerveza.
La radio pasa canciones de amor
mientras el teléfono permanece en silencio
y las paredes se ciernen
y cerveza es todo lo que hay.


Charles Bukowski 

jueves, 19 de diciembre de 2019

LO QUE HACE EL AMOR por ABEL SANTOS



Por caminos distintos y durante años
salimos, equivocados de nuestras casas,
con la persona equivocada.

Fuimos el secreto a voces de la poesía.


la dulce poeta que dudaba si su piel
era mi libro favorito,
y veía inalcanzable
el momento en que yo saborearía
el perfume curativo de sus dedos.

Yo
el pobre poeta que sólo llevaba encima
la palabra esperanza, la palabra
que no encontraba
cuando creyó caer
en el raro vacío de tu desamor.

De pronto, y muy lentamente,
después de cenarnos juntos los nervios,
nos confesamos
nuestros más íntimos deseos.

Y se hizo la magia.

Dos amores platónicos
que se dan la mano por vez primera,
que sus miradas dicen:
—No moriremos por amor
y nunca romperemos esta regla
porque nos queremos vivos.


Abel Santos, de El camino de Angi, 51 poemas de una historia de amor (Póemame Editorial, Próximamente en 2020).


martes, 17 de diciembre de 2019

EL ÚLTIMO BUDA ATRAVIESA FARGO




El último buda atraviesa Fargo es la nueva propuesta de Iván Rojo y Víctor Pérez. Una colaboración fruto de la amistad y el respeto. Dos forajidos literarios que nos invitan a un extraño viaje: inesperado, excesivo y bello. Nuevos horizontes poéticos por descubrir y disfrutar.

«Este poemario es una magulladura sangrante en la cara del coñazo literario que nos asola. Es un mordisco de dragón de Komodo al nepotista mundo de las letras.
Hay valor, hay creatividad y hay arte en estos poemas que van hasta las heladas tierras de Minnesota para reventarte la cara y congelarte los huevos.
Hay una insolencia macabra que viaja desde el matadero de Mombuey a Barraca Destroy y llega hasta Fargo convertida en el último Buda.»

Rafa Sanz

«Dos voces que bucean con su genio visionario en la realidad más ordinaria, que echan mano de los referentes culturales, estéticos, musicales, cinematográficos de toda una generación (la de finales de los 70 y principios de los 80) y que se nutren asimismo de los clásicos para crear una obra que es mucho más que un himno generacional, que es poesía del presente y del futuro, que es una invitación al siglo XXII. Uno diría que estamos ante una sorprendente muestra del futuro.»

Bernat Murcia


jueves, 12 de diciembre de 2019

UN PARAÍSO DE ORINES: Gsús Bonilla.



lo que persigues
y te propones

a lo que optas
y ansías

de lo que te despojan
desprenden y privan

lo que rechazas
de lo que prescindes

por lo que aprecias
por lo que amas

lo que festejas
lo que celebras

lo que te niegan
lo que te atrae

lo que te gusta o envidias

lo que sueñas
lo que anhelas
lo que deseas

por lo que te desvives
y nunca, nunca jamás
podrás conseguir

así
de esta manera
se organiza una muerte

*

porque tengo la capacidad de una caverna
ocupo un orificio

lleno el espacio de un dedal
y
el hueco de un nicho

me expando
por los respiraderos del hormiguero

difuminado en el ángulo muerto
bajo el segundo arco
del puente

disperso, hacia la luz
al final del túnel

extiendo mis alas
adentro de la jaula que me toca

y
me topo
con barrotes
y
paredones
tapias, vallas
y
muros de carga

con tabiques
a ambos lados de las galerías

es entonces cuando colmo las expectativas
y
supero todas las estadísticas

me derramo por encima de las previsiones

sobro

*

el olvidado
en las alcantarillas
eternamente

el sin nombre
el apodado nada
el señalado

el aludido
pero pájaro y libre
punto de mira

el antes
el siempre nada de antes
el perseguido

el apuntado
al margen, en pos, tras
el alias nadie

el que acontece
y no es todavía
el por si acaso

el ser ninguno
el no tenido en cuenta
el invisible

el renglón, la tacha
el asterisco
el que nunca aparece

el en sí divisible
el que faltaba
el ahorita hallado

el espantado, el herido
de plomo y muerte
el trofeo, la presa

el otro, el condenado
el viceversa
el etcétera y demás:

la multiplicidad
el elemento
y la característica

el ayer, los jamases
el hoy, el mañana
los de siempre


Gsús Bonilla,
de Un paraíso de orines
(Asociación Cultural Agita Vallekas, 2019)


miércoles, 11 de diciembre de 2019

FAST: Hugo Clemente.




Fast retrata una parte de la sociedad del siglo XXI; los nomigrantes. Inspirado por los escritos sinceros e intimistas de su diario personal, Hugo Clemente narra en segunda persona los sueños, miedos y soledades que acompañan al que se ve empujado a empezar una nueva vida lejos de su país. Una lectura tan conmovedora como ácida, que nos ayuda a comprender una realidad con la que convivimos. 

Laura Rincón Sirera

*

Fast es un proyecto narrativo ilustrado e incluye una playlist musical para compartir con sus lectores: 

Fast significa rápido en inglés, pero también significa ayuno. Fast es un viaje que sucede en el interior. Fast gravita en torno a dos ideas: 

— Estados Unidos como sistema de referencia es un aparato digestivo y, para entrar en él, debes pasar por todas las fases: ingestión, digestión, absorción, asimilación y excreción. Sólo así sabrás quién asimila a quién. 

— La nomigrancia es la condición de los que, desde que marcharon, ya no pertenecen a ningún lugar, de los que no tienen a dónde regresar, de los que se quedan sin silla cuando la música para. 

Ese tránsito por el vientre que nos está engullendo en este instante, entre dos lenguas y recogido en un cuaderno de viajes —o en un dietario en segunda persona— es Fast.


*

Hugo Clemente
(Salamanca, España, 1973)

Licenciado en Psicología Social, da clases de español en varias universidades de Boston desde 2015. Ha coordinado la Escuela Canaria de Creación Literaria (2013-2015). También ha trabajado como terapeuta en un programa de metadona, instructor de surf y snowboard y Dj entre otras cosas. Ha impartido talleres de escritura creativa en diferentes ciudades españolas, así como en Nueva York, Boston y Stamsund (Noruega). 

Ha publicado Cuaderno de Agua (Novela. Canalla Ediciones, Madrid, 2012), que está a punto de agotar su segunda edición. Traducido al inglés como Water Log, será publicado en inglés por Spuyten Duivil (New York) en la primavera de 2018. 

Ha sido finalista de LuchaLibro (Primer Campeonato Literario de Improvisación celebrado en España, 2012) que publicó un libro conjunto de cuentos con los otros 3 finalistas: Lucha Libro (Baile del Sol, 2013). También ha participado en otras colecciones de historias: PervertiDos (Editorial Traspiés, Granada, 2014), Ménades: una invitación a la euforia (La Piscina Editorial-Keroxen, Tenerife , 2015) y ha escrito guiones para teatro y cine. Su último documental, The Blinking Island (2016), ha sido seleccionado en las secciones oficiales de diferentes festivales (Miradas.Doc, Canarias Surf Film Festival, Madrid Surf Film Festival, Portuguese Surf Film Festival, Bombay Water Film Festival, Surf & Music & Friends Festival ...), nominado a los Concepción Independent Film Awards (Chile) y galardonado con el Premio al Mejor Guión en MIMPI Fest (Brasil, 2017) y el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine Mequinenza 2017 (España). 

Ha colaborado con diversos medios como International Journal of Iberian Studies, Mondo Sonoro, Los Bárbaros (Nueva York), Calviva, Píldora Sonora, y publica regularmente en su blog ¡No toques nada!

martes, 10 de diciembre de 2019

TAUTOGRAMA por MARTA ANDRÉS



Un teatro con telón táctil, la típica trampa para transeúntes del tedio. Tras las tablas no hay tregua, el trasiego tenaz, tortuoso y turbulento de la tramoya tragándose las taras, truncando los tropiezos, tapiando las trabas. Técnica, trucos, tretas y tratos con tal de que triunfe en taquilla la trama, el texto, aún torpe, tullido o tosco. Todo un tinglao tutelado por tertulianos de tasca, trova, tequila y gin-tonic. Tunantes sin tapujos que tasarán tu talento en esto de la tecla por el tamaño, según la tajada a trincar, de tu talonario o de tus tetas. Un trampolín, si das la talla; un tobogán, si tiras por la tangente.(Tendría que tachar este trozo, traerá tempestades, torment@s, temporales, tensión... y yo en tirolina, sin toma de tierra).

También está la troupe de l@s tántricos, con su tournée de tópicos tibetanos "tu trabajo es tan, tan, tan y me hace tanto tilín tilín" y teniendo tu ego en trance (terapia térmica que teletransporta la testa al techo, el trasero al trono o al templo, según tu tope), te ofrecen un trueque por transcribirte,un tándem tipográfico, un ten con ten, si tal y tal. Transmiten tranquilidad mientras trapichean a tocateja con tu tinta, sin titubear al tatuarsela en la trastienda. (¿Todavía querías tila?, toma dos tazas, con tabasco y sin terrón)

No se trata de teorías que transmutan a teorema. El tema, el timo trillado del trilero, tampoco dá para un tratado, un tomo, una tesis ni una trilogía, tal vez para un tebeo, titulado "De Traca".
Total, con mi torpeza táctica de taladrar el tabique antes de timbrar, no tengo turno en la tarima de esta tragicomedia taciturna.

Antes de los treinta, aún transparente, se truncó mi tesón de trepar al trapecio, todo al traste de un tortazo o por no transigir en algún tugurio al toparme con tal tesitura. En la transición a las tinieblas de mis trituradas trizas, me transformé en témpano, tanto trecho, tanto terreno que por mis traviesas torácicas, sin traqueteo ni trompicones, como un turista en trineo, transita el transiberiano...

Soy el títere taxidermista que en la tómbola le tocó al tigre del tiovivo. El tango tabú que con tres tirabuzones le hace un torniquete terrible a tus tripas, el tenedor que tornándolas trampantojo, trincha y torsiona cual tallarines. La travesura del temblor en el tálamo; la tentación trémula, que a través de un turbio y tímido torrente, teflona en tu tráquea la tétrica tristeza. El tañido entre el tumulto, trivializando el tumor. El tranco en la trampilla del tragaluz. La tenaza, la tijera, la telaraña, la tumba, el titán que al trote de un triciclo turgente turbó Troya, el toro torvo que tras un telar tradujo a Teseo la ley del Talión. Tutéame como tóxica, ahora que es tan top.

Tengo tendencia al trantrán
el talante al tuntún
a trastocar todo en un tristrás.

A un toque de Tánatos (toc toc), terminará mi tiempo (tic tac). Tarada y tarde, tramité testamento, la terquedad en tautogramas y trece torres fueron testigos...

"Trepana con tino hasta el tuétano, tira del tendón y en tensión trénzalo, tuércelo, al tercer día teje, ha de trocarse tapiz de tercipelo tupido; pues tirana tuve, por temor a su tósigo tacto, en la trinchera de mi torso la ternura tabicada, tesoro que aún torturado por el tabaco, no tiznó su templanza; tápate con su tibia tela y al resto tírale una tea"


Marta Andrés


lunes, 9 de diciembre de 2019

UN POEMA de LUIS COLDER



De la urdimbre del mundo,
de las solapas de la realidad;
de todo lo oculto a los ojos
del que desea ver,
luz irónica, escurridiza,
como el reflejo del salmón
que gira en la memoria
de su muerte ascendente.

Luis Colder


domingo, 8 de diciembre de 2019

LA TUMBA DEL SOLDADO DESCONOCIDO por MAX BENÍTEZ




“¿Quién de nosotros conoció a su hermano? ¿Quién de nosotros observó el corazón de su padre? ¿Quién de nosotros no estuvo siempre prisionero? ¿Quién de nosotros no será siempre un extranjero solitario?”

Thomas Wolfe, de El ángel que nos mira.


La soledad, contrariamente a lo que piensa el común de la gente, no es una opción. Va más allá de quienes nos acompañen o no en el transcurso de nuestra vida. La soledad, de la misma manera que no elegimos tener un accidente que nos deje tullidos, no se elige, a menos que sea morir lo que se pretende: es, sin adornos, un estado del alma, como esa herida accidental.

Cuando era joven (perdón, quise decir más joven) llegué a cultivar un círculo de amistades bastante amplio y diverso, de todas las nacionalidades, inclinación sexual, musical y todo lo que puedan imaginarse. Éramos unos cuantos y bien avenidos. Mi agenda (aún se usaban las de papel) se alimentaba de nombres y apellidos en casi todas las letras del abecedario. Definitivamente no estaba solo, en sentido estricto. También conseguí cuajar, a pesar de mi carácter introvertido, varias relaciones que acabaron con desigual suerte, como todo el mundo. Unas veces acababa la noche acompañado y otras durmiendo abrazado a la almohada buscando un cabello largo y ajeno para siempre.

Sin embargo, ya desde entonces, incluso almacenando en la memoria algunos de los momentos más entrañables de mi juventud, en el fondo, sin que nadie lo advirtiera, me sentía terriblemente solo. No había una explicación cabal, ni alguna experiencia traumática en mi niñez que me llevara a ese estadio en que el tiempo se acaba transformando en un silencio insufrible. Era un muchacho triste en medio de la fiesta. Poco a poco, en silencio, en la intimidad de mi habitación, fui cavando la trinchera de la que habitualmente hablo. La trinchera, sí. Ella también es un estado del alma.

Así comenzaron mis primeras lecturas; las de los grandes desventurados, los descastados, esos que van por la periferia hurgando, desentrañando desde el anonimato la madeja inextricable de la condición humana. No pretendía ni quería leer otra cosa. El saber ocupa lugar y yo no tenía tiempo que perder. Y fue entonces que, sin proponérmelo, con la gasolina de la soledad y ávido de respuestas, comencé yo también a escribir, siempre a hurtadillas puesto que no tenía con quién hablar de todo aquello. Y es que, en definitiva, qué era en realidad todo aquello?

Pasaron así varios años de abultada agenda social por un lado y más solo que la una por el otro, cuando la habitación vacía me enseñaba el lado amargo de una actividad que muchos veían como rara, o en el peor de los casos, como un hobby. En esta especie de desdoblamiento se fueron mis últimos años de juventud.

Años más tarde, la necesidad vital, gregaria, me embarcó en algo distinto pero similar en muchos aspectos: me casé, lo que, más que agrandar la trinchera, me llevó a enterrarla, a echar paladas hasta cubrirla por completo para iniciar una vida como dios manda, y abandonar de una puñetera vez esa vida a espaldas de casi todo lo que me rodeaba. Porque esa es otra cosa que supongo que arrastran en su consciencia los autores de verdad (naturalmente no hablo de mí. Yo tan solo soy un pequeño tirador, y casi nunca doy en el blanco): la certidumbre de que todo se desarrolla mientras la mecha de la vida se extingue.

Pero como dije antes, la soledad no es una opción. La trinchera estaba tapada, casi olvidada, pero no así los personajes que clamaban desde su propia tumba que acabara de matarlos o sublimarlos. Para entonces, recuperado el hábito de la lectura, ya existían las redes sociales, eran vox populi, lo que desplazó mi campo de acción a un universo virtual, donde, por primera vez en muchos años, pude poner rostro a tantos francotiradores perdidos por el mundo, a todos esos soldados hasta entonces desconocidos. Puede resultar una tontería para algunos (para la mayoría), pero hasta me sentí protegido. Ahora ya casi puedo verlos desde la pantalla del ordenador que ilumina mi nuevo foso y leer, ansiosamente leer de sus cuadernos de bitácora, que en realidad casi todos librábamos batallas desde el silencio; prestos para no abandonarnos a la desidia, pero inocuos ante la envergadura de una pelea que todos sabemos perdida.

A día de hoy, ya canoso en el desván, no sé con certeza si los textos que (como boyas en altamar) lancé a lo largo de este 2019 han llegado a alguien. Las redes nos enseñan que ahí, cerca pero al mismo tiempo distante, hay alguien, es solo un pequeño gesto el que da señales de vida, algo hermoso como fútil, pero hay alguien. Y yo espero febrilmente que así sea, que las noches en vela para hablarles desde tan lejos hayan servido aunque más no sea que a solo una de esas almas perdidas y errantes que, como decía Thomas Wolfe, son ahora mis hermanos.


Max Benítez


jueves, 5 de diciembre de 2019

UN PASEO por JUAN CABRA




Cae el frío
y las nubes están extendidas como un inmenso edredón por el cielo,
un jubilado con sombrero de cazador limpia sus gafas
y después se para a observar cómo los obreros asfaltan la calle con su apisonadora, solamente han dejado un carril abierto para el tráfico y
uno de ellos lo dirige con entusiasmo, demasiado, pero los coches no le
hacen caso y pasan
despacio mientras suben rápido las ventanillas para que no les entre el olor
a alquitrán y el ruido de las máquinas,
yo me alejo de esa calle principal y me voy por las callejuelas que la cruzan,
la guindalera es un barrio sin tráfico, con adoquines y calles estrechas,
un cerezo rosa brilla entre todo el gris del cielo y de las calles,
aquí hay mas tranquilidad, y se puede pensar un poco mejor y se pueden
oír los ruidos de la ciudad;
vamos tirando dice el portero de una casa a una señora
que le ha preguntado qué tal, los negocios de estas calles sobreviven
como pueden, ya no quedan videoclubs ni librerías,
pero sobreviven los bares de mala muerte con la tele encendida,
yo no tengo nada que objetar,
no soy nadie para juzgar la evolución,
la evolución es dios
Darwin un profeta
y la realidad su inmensa iglesia
con un gato negro que se chupa una pierna en lo alto del muro como si
fuera su púlpito,
y lo llamo y se queda paralizado
mirándome
esperando un solo movimiento para salir corriendo,
en tensión,
preparado,
¡Ey gato!
mira
es comida
y hago que como,
me acerco
y el gato pega un bote y se aleja rápido y elegante como un
rayo iluminando una noche de verano,
sé que si hiciera esto mismo durante unos días a esta misma hora
acabaría comiendo de mi mano,
no es solo cuestión de intercambiar, escuchar, hablar,
perdonar, ni siquiera es una cuestión de poder,
las repeticiones dentro del tiempo son la clave para doblegar la
voluntad de las
cosas, y puedes doblegar la voluntad de las personas,
y hasta puedes doblegar tu propia voluntad y la
voluntad de la verdad dentro de las palabras,
así supe del poder del insistente golpe del martillo,
y que las personas todas merecen una oportunidad,
hasta los enemigos. Sigo caminando,
la iglesia de este barrio es gigante,
está abierta pero no hay nadie dentro,
no se escucha nada, ni un alma
no hay ni dios,
justo al lado, haciendo esquina hay una pequeña floristería
y en la puerta hay una chica colocando unas rosas
agachada, doblando las rodillas como si todo lo que hiciera fuera pecado.


Juan Cabra


miércoles, 4 de diciembre de 2019

ARPEGIO por AINHOA MARTÍNEZ RETENAGA




A lo lejos vislumbro los vestigios desvaídos e inconexos
del claustro de mi impavidez,
postrimero rescoldo de plañideras sin sollozo,
estéril espiga de mi aforismo tullido,
mengua incomponible que destronada no gime.
¿Qué danza turbada cantonea apátrida
por los diluvios de mi elipse impetrante?
¿Qué obituario clandestino mis extremos acéfalos
arrepticios bosquejan?
¿Qué ménsula es la que punitiva ulcera
los basamentos de mi catecumenado evanescente?
¿Qué esquirla ulterior conminatoria me aguarda
bajo un bieldo blasfemo?
¿Qué salmodia acuciante resquebraja inmutable
mi poliedro devoto?
A lo lejos escucho la resonancia bisoña
del envite de mis membranas,
temible amaraje de una polifonía postrera,
comatosa metáfora de mi silogismo anguloso,
destemplanza sin médula que me respira insumisa.
¿Qué supresión implorante se dilata sombría
en el firmamento de mi convexidad recóndita?
¿Qué abrazo sin tiempo desampara adiestrado
mi profanación insaciable?
¿Qué respiración hambrienta a mis entrañas acecha
sin abertura en la boca?


Ainhoa M.Retenaga

https://www.facebook.com/ainhoa.retenaga

martes, 3 de diciembre de 2019

3 POEMAS de TOMÁS SOLER BORJA




TEATRO DE SOMBRAS

Mi aliento, esta respiración de hombre
rodeado de penumbras

la risa los espasmos el llanto

tiembla la luz de las velas, danzan
agigantadas y grotescas
las sombras

sobre las paredes que nos guardan
e imitan
ahí los miedos y sus monstruos
los versos del poema
que como un libro abierto

se lee y desaprende


LA BELLEZA NATURAL

Entre las raíces de las malas hierbas
siempre, siempre, siempre
brotando espontánea
la mano descarnada del ayer

y cuando horrorizados con la casualidad
los transeúntes se ponen
con el cómo puede ser o el porqué

entonces ahí, instantáneamente
el pulgar de la victoria

qué hermoso y tupido
luce
el jardín donde entierro a mis muertos

acercaos, sed partícipes
de esta

mi suerte


LA LEY DEL TALIÓN

Con trazos en principio firmes
decididos, capaces
te acercas, lo aislas, lo rodeas
aparentemente le estás cerrando
-palabra tras palabra-
todas las puertas de salida

buscas, quieres su fin
su puñalada es tu razón y ejemplo
de tu mano mucho más que la venganza

pero el dolor es dolor
por algo

porque sabe ser, estar
permanecer

porque es un superviviente

como tú


Tomás Soler Borja


lunes, 2 de diciembre de 2019

PATRIK M. por DAVID MATUSKA




CASAS DE PIEDRA

Casas de piedra,
oscuridad,
agujero en el Universo.
El ojo en la palma de la mano,
el puño abierto de par en par.
El cuervo sabía por dónde no volar.
El último asesino de estrellas creado por mí
se ha atrofiado,
y de rodillas está
en el cardizal,
porque sabe,
que el castigo aprieta ya
y que dios jamás le perdonará.


UN CRÍO CON LIBROS

Tiran las piedras,
una tras otra.
Estamos detrás del cristal,
caen rápido y el cristal se rompe.
Nos quieren matar
y yo, en la avenida, pregunto por la hermana
de una vecina de mi niñez,
la que me recuerda
como un crío con libros bajo el brazo,
al que iba hacer los dulces navideños.
Aún no sabemos que un día nos vamos
a encontrar, todos, con mi futura mujer e hijo.
No lo sabemos, nadie lo puede saber.


ME TRAEN LA CERVEZA

Tengo que volver a leer aWhitman,
y volver a contarlo.
En este orden,
no al revés.
Me traen la cerveza
y yo soy un poco como Diviš,
pero solo un poquito,
porque me gusta.
Y también un poco como Panero y Vallejo,
es lo que me dijeron unos poetas.
No tienen ni idea.
Pero en quién debo confiar,
sino en ellos.


David Matuška Olzín


jueves, 28 de noviembre de 2019

CRÓNICA DE LOS DÍAS QUE PASAN por NURIA VIUDA




Todo está dicho ya.
Quedan pocas canciones en el aire que puedan regresar a ensordecer las tardes. Sin embargo el murmullo del río no cesa. Las aguas bajan arrastrando los restos del ya lejano estío y las primeras lluvias.
Barro y lamentos. Hedor vegetal que expande la corriente embravecida y marrón. Turbiedades nuevas que anegan árboles a su paso.
La ciudad, inundada de charcos, pavimento resbaladizo y hojas multicolor, parece hoy más desierta y desapacible. Vacía. Yerta. Lejos del mundo. Lejos de todos los mundos.
Vivimos rodeados de campos desolados e intemperie, a cien kilómetros de la ciudad más próxima, que es otra trampa dentro de otros campos solitarios. Como en un juego macabro de matrioskas huecas.
Campo y vacío.
Matorral y estepa.
Montaña y precipicio.
Solo la catedral se mantiene como faro en la distancia. Como dama nueva en su recia majestad privilegiada; y contempla los tejados donde los gatos maúllan de hartazgo.


Nuria Viuda, de Crónica de los días que pasan.


miércoles, 27 de noviembre de 2019

NO PARECE FÁCIL por JOSÉ MALVÍS




La altura es sólo una distancia
como el tiempo
o como las páginas de papel.
Da vértigo
pensar, actuar,
sentir el pulso de la verdad
en esta tinta tan fiel acompañada de café.
No parece fácil
no será sencillo
pero ES
pese a todos los ventiladores artificiales
y su molesto ruido.
La distancia entre dos puntos
en verdad
no es vértigo ni dificultades
es simplemente
la imaginación de unos dedos
volviéndose sujeto
sobre como mínimo
un par de momentos.
Yo los veo en mi cabeza
yo
los siento planear en las alas
de mi pecho.


José Malvís


domingo, 24 de noviembre de 2019

CABALLOS NEGROS CRUZAN LA PRADERA REMOTA por SUSANA BARRAGUÉS




Igual al viento en las rosas es eso que acaricia mis oídos.
¿No es acaso mi nombre, pronunciado lentamente?
Hacia lo más profundo del corazón dirigiré a mi amante.
La sequía del sol sobre los labios los hace quebradizos.

Silencio. Se escucha el hielo bajo la sombra de las rocas.
¿No es acaso el miedo lo que antecede a la magia?
Crepita la nieve como ramas temblorosas bajo los pasos.
Todo lo que no puede decirse arde. Arde
también todo lo que no dejó amarse con suficiente intensidad.
De la compasión nacen las semillas del trigo, de la suerte
nacen otras estrellas más altas. De la pura pena
he nacido yo, de plumaje más bien pardusco
y apariencia pajaril. Haciendo un montoncito de tierra
creo una almohada sin flores y allí me duermo.

Caballos negros cruzan la pradera remota.
Muero sin saber cómo podría hacer
para que se dejaran acariciar. Mi mano vacía
es una ala tronchada bajo el rostro.


Susana Barragués Sainz


viernes, 22 de noviembre de 2019

EL MOMENTO: Valentín Carcelén.




Entre el personaje y la persona, entre la esencia y la existencia, así, en este baile de ambigüedades y necesarias cadencias se mece el nuevo libro de Valentín Carcelén. Una poética de la observación, de la mirada y de los rastros de una vida que indican el momento, la quietud y la pureza de la luz ante el paso de los días


jueves, 21 de noviembre de 2019

LA LUNA EN EL PECHO por GEMA FERNÁNDEZ MARTÍNEZ




Tiene algo que ver con eso
que decía,
que los latidos o se bailan
o solo sirven para creer
que podemos ganarle
un par de horas a la muerte.

Algo que ver con la primera vez
de las últimas veces
que acabamos por jodernos
los principios.

Tiene que ver, sospecho,
con esa voluntad marítima
e hidráulica
de remar y remar
a contramierda ,
con ese navegar a la deriva
de los ilustres naúfragos.

Tiene que ver contigo
y conmigo,
derivándonos, arribándonos,
quemando los timones
en los puertos
de todas las ciudades
hasta que alguien proclame
sobre un mastil trinquete
derribado
que sin nosotros no hay barcos,
no hay marea en el vientre
ni salitre en las córneas
del océano,
no hay labios calefactores
que tornen la marea
más besable.

Tiene que ver
con eso que pensaba
y no te dije nunca,
que tu caligrafía debe de ser
hermosa
porque tus manos son duras
como la arena en mis riñones
y me lo escriben todo
para luego borrarme
las miserias.

Tiene que ver con esa anomalía
de esperar la sorpresa,
con la derogación de las
expectativas,
Con la detonación de los
dictados, ¡Boom!
Hacer lo que nos salga
de las gónadas.

Algo que ver, no sé,
con quedarme dormida
al pie de tu frontera
con la luna en el pecho
y un tibio atardecer
cruzándome las sienes
y los párpados.

Tiene que ver con eso que decía,
que sentir no es sentir
si no carece de todo sentido
y los latidos o se bailan
o solo sirven para robarle
otro par de caricias la muerte .

Tiene que ver con cogerte la mano,
cerrar bien los dos ojos
y no ver nada más
y que esa oscuridad
importe poco

o nada .


Gema Fernández martínez


miércoles, 20 de noviembre de 2019

ESTA SOY por MARÍA GUIVERNAU




Ardí en hogueras
que logré apagar
con mis propias lágrimas.
Me rompí tantas veces
que los puzles de mil piezas
me parecen un juego de niños.
Desperté en mitad de la noche
arrancándole el disfraz de sueño
a unas cuantas pesadillas.
Me convertí en contorsionista
a fuerza de intentar ocupar lugares
que nunca estuvieron hechos a mi medida.
Aprendí a esquivar algunos golpes,
cansada de ser lo más parecido
a un puching ball inmortal.
Bebí más de lo que pedía la sed
y acabé haciéndome el boca a boca
demasiadas mañanas de resaca.
Besé sin amar y amé
sin llegar a besar lo suficiente.
Colecciono cicatrices
de todos los riesgos
que jamás me importó correr.
Estuve ciega, sorda y muda.
Siempre termino jugándome
todas las cartas
porque no puedo esconder ases
en mi desnudez.
Y ahora,
llegados a este punto del trayecto
y si aún crees en los te quiero
que pronuncian tus labios,
nunca pidas que deje de ser yo.


María Guivernau

martes, 19 de noviembre de 2019

CUANDO EL TIEMPO DOBLE LAS ESQUINAS por MAICA BERMEJO MIRANDA




Cuando se acaben los ruidos me quedaré hueca como una cáscara vacía
seré una sombra rebotando en las paredes limpias de tus huellas
sortearé los escollos desde las alturas como un dron que olvida los espacios
y buscaré estigmas ancestrales en las marcas de tu piel inexistente.

Cuando el silencio invada las calles partiré, desdoblada de ti, hacia la nada
haré surcos que sirvan como sementera a las palabras no escritas
voltearé campanas que repiquen a duelo por los que siempre amamos
y obtendré lágrimas de consuelo en las cuencas serenas de tus ojos grises.

Cuando el tiempo doble las esquinas descubriré nuevos horizontes
reafirmaré mi paso calcinado en las arenas movedizas de tus desiertos
vadearé las riberas de tus ríos en barcas de luz dormida sobre tus aguas
y en el ocaso aullará mi voz teñida de acentos en un canto solitario y feroz.


Maica Bermejo Miranda, del blog Luces y sombras.


lunes, 18 de noviembre de 2019

LOBO COME LOBO: Rafael López Vilas.



El lobo aúlla y te acobarda, y lo hace en cada una de sus líneas, en cada uno de sus versos. En el universo poético contemporáneo resulta difícil encontrar un club de carretera en el que ofrezcan desnudos integrales, y aquí, sentado en primera fila, la cosa te intimida hasta el punto de tener que taparte los ojos.

Tienes ante ti un libro imprescindible si eres de esos tipos raros que se calientan con los versos impúdicos, con ese tipo de poemas de alcantarilla a los que algunos llaman realismo sucio, un libro repleto de verdades como puños que te romperán el hocico y a los que volverás, seguro, para que te lo partan de nuevo.


domingo, 17 de noviembre de 2019

LA MOCHILA DE JACK KEROUAC por PABLO CEREZAL



... veo un mundo de jóvenes errantes con mochilas,
Vagabundos del Dharma que se niegan a obedecer
a la demanda general de que hay que consumir producción
y por ende trabajar por el privilegio de consumir...

Jack Kerouac

Un par de zapatos ajados, siempre los llevo, por si acaso, los pies son importantes cuando el camino es tu única compañía, por muy tópico que esto suene. Dentro de la vieja mochila que acuna en su interior escarchas de sudor e infanticidios de tedio, ahí van siempre los zapatos. No son de marca, ni pintan modernos. No son casi siquiera zapatos, pero son cómodos. Mi mochila, digo, ahí está, ahí descansa, en el fondo de este desguarnecido armario, cual piel de nutria asesinada o nudo de lana vieja trenzado en los adobes del sueño.

Contemplo mi mochila deseando interpelarle acerca del siguiente periplo, ahora, hoy que desconozco si algún día podré de nuevo rellenar de algodón aborigen su digestión de kilómetros descosidos y telas mal asfaltadas. Hace tiempo que no viajo, demasiado, pero no dejo de colgarme a los hombros, aunque sea soñando, esta vieja mochila barata, 40 litros de capacidad, muchos menos de los que me bebí en cualquiera de sus viajes, que albergó en su interior tanta ropa interior usada por interiores ajenos, tantos fetiches con nombre de geografías vacuas, tantos rasguños de zarzas como abrazos curados al albur de cruces de caminos que parecían ungüentos, y un número indeterminado de besos con la fecha de caducidad impresa en el envés de sus labios.

Así que, de nuevo, tomo entre las manos aquel viejo libro del viejo Kerouac. Paso sus páginas con la pretensión única de hallar una frase que me obligue a detenerme, hacer un alto en el camino. Y sólo encuentro un pedazo de tela de caftán que mis dientes destejieron a la noche de tu piel hace ya un mundo. Aún lo recuerdo: venía yo de festejar en soledad el último día del año en un restaurante aledaño al puerto de Tánger. Atlantique, se llamaba, aquel garito, aquel decrépito mesón con maneras de «aquellos buenos tiempos». El kefta estaba algo crudo, y el barro del tajine ni pasaba el examen de lo meramente decorativo. Pero era el lugar de entrada a la ciudad de cientos de turistas, tal vez más. Y se podía permitir el lujo, su propietario, de pagar los gravosos impuestos por venta de alcohol, y servía Special Flag -lo sé, la peor de las cervezas magrebíes- verdaderamente fría y, aún mejor, botellas de Guerrouane Rouge. Allí reposó, sobre la mesa, una de tales botellas, ensombreciendo con su duda de viña baja la rosácea claridad de unos pedazos de carne picada excesivamente crudos. Consumida la botella el interior del local perdió clarividencia, y las sombras que ya no proveían sus muros taladraron sombras chinescas contra la escayola descascarillada de mis pensamientos. Así que salí a las calles pretendiendo encontrarte, clamando a diosa Fortuna que cantase bingo desde una ebriedad que reclamaba tus abrazos.

Hablé de Kerouac con el camarero. Me aseguraba, orgulloso, que su padre había servido innumerables botellas de vino al poeta, allá por los años 50 del pasado siglo, cuando el joven profeta beatnik recluía vagabundeos entre los muros de la medina de Tánger. Rememoró las melopeas del estadounidense como si las hubiese podido contemplar. Cuánta poesía, Kerguac, amigo, siempre borgacho, amigo, bebía y bebía y baiglaba después entrge estas mesas, sí, amigo, en mesa de usted bebía y luego baiglaba y salía calle baiglando, corriendo hacia parte alta de kasbah... ¡ah!, siempre rgeía, joven alegre, pero bebía mucho, mucho, no bueno beber mucho, amigo, ¿le sirvo otrga copa? Sí, sírveme otra copa, amigo, que esta noche me espera el Magreb en sus labios y no quiero que descubra los míos manchados de miedo.

Brindé por el año que finalizaba y no bailé, como Kerouac, pero sí me reí, a carcajadas, cuando le aseguré al camarero que iba a encontrarte paseando por la medina. Porque sabía que sólo tenía que caminar para encontrarte. Tú no te acordarás jamás pero nos cruzamos frente a un tenderete en que se mercadeaban chucherías de contrabando y RayBan falsas, y conseguimos colarnos en el Hotel Ritz, subir hasta aquella habitación húmeda de cucarachas y avejentada de moqueta gruesa. La cama estaba limpia, eso te aseguré mientras descubría un Miró de esperma caduca sobre las sábanas. Todo daba igual, nada me importaba, quería sentirme vivo como el viejo Jack, apurar sístoles y alquimias entre todos tus labios, acuchillarte con garras la espalda y con sargazos los pechos. Tuve que desgarrarte el caftán, y un retazo de orgasmo añil descansa hoy entre las páginas de Los Vagabundos del Dharma, primera edición, Contraseñas Anagrama, traducción de Mariano Antolín Rato. Luego caminar la noche tangerina buscando un taxi que te regresase al hogar que no tenías. Y yo regresar al Hotel Valencia para recoger mi mochila y, con ella a la espalda, perderme como una nada entre los viandantes que viandaban murmullos de menta en busca de nada. Buscando sólo caminar, estar en movimiento, no quedar varado en la melancolía de haber tenido que despedirme de ti de manera tan atropellada... tan atropellada como nuestro amor, nuestros besos y mis tragos de vino grueso. El camarero del Atlantique me descorchó otra botella. La tomé entre mis manos y caminé dejando a mi espalda el puerto, en pos de las orillas del extrarradio. ¿Hacia dónde? No lo sé. Tampoco importa. Lo trascendental no es el destino cuando crees que tu destino es el camino. Y caminé hasta que me acogieron, en el interior destartalado de un Fiat Uno, dos jóvenes oriundos de Sidi Kacem cargados de hash y ebrios de sonrisa. Decidí decirles adiós en Asilah confiando en encontrarte de nuevo, paseando la medina y un vaho de cannabis en la última noche del año. 

Kerouac abandonó el camino por el alcohol, y la vida por una hemorragia interna producto de la excesiva ingesta de aquel. Pero antes anduvo lo suyo, y en Tánger consumió vino y bailó y rió y logró que este pedazo de caftán que ahora envenena mis dedos decidiese reposar el recuerdo de tu piel entre las arritmias gramaticales de su prosa bebop y nervio. 

Abro la mochila y lanzo en su interior el volumen pensando que será buena lectura para mi siguiente viaje. Al fin, tampoco es tan malo estarse quieto. Lo nefasto es, únicamente, no sentirse en movimiento.


Pablo Cerezal, de Postales desde el Hafa.


jueves, 14 de noviembre de 2019

3 POEMAS de MARA DRES




INVISIBLE

Creo que no valía nada.
Que lo poco que tenía
tenía dueño y no era tu parte
ni la mía,
una parte de mis extremidades no sabía que la otra existía.
Ahora no me pesan los brazos
y mis ojos se han mudado
a otro poema;
Invisible, como todos.


DE VERDAD

Hace mucho tiempo
que no tengo nada que decir,
que se me ha secado la lengua
y mi mente ha volado más lejos
que los papeles cercanos
y los veranos más secos.

He estado recogiendo viajes,
apurando los sueños pegada a la almohada,
se me ha muerto el perro
y tengo un garaje sin coche
con la puerta estropeada.

Mil botellas de colores para hacer música de viento.
Mil silencios
y la colcha de mi abuela oliendo a naftalina
y frases sueltas.
Se me ha roto una maceta
y no me crecen, ni manzanas, ni aguaceros.

No tengo nada que decir;
ni un otoño se me ocurre.
Ni las puntas oxidadas rugen las pisadas.

Todo es mudo,
ese mudo misterioso y envolvente que lo puede todo.
Que es sabor en el paladar y seca lágrima.

Tengo miedo de cerrar la boca
y callarme para siempre.
De verdad, ese miedo acechante y traicionero.
Miedo al silencio de vocales y paréntesis.


CUANDO DEJE DE LEER POESÍA

Un túnel.
Un hueco entre las costillas,
el silencio de los gusanos comiendo mi cuerpo.
Dos centímetros de prosa entre dos tablas.
El cemento y una lápida absurda:
para un cuerpo quemado.
Muerta morirá la letra,
en las cuencas de mis ojos; muertos.


Mara Dres

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miércoles, 13 de noviembre de 2019

MÁS HONDA QUE EL OSCUROMAR por ARI ZATZU




Es así,
como suena la soledad
acompañando pasos hacia ninguna parte.

Es así,
como la luz
le abre la piel al tiempo en una negra orilla

el exilio
es un delirio salvaje
sin retorno.

Yo creí
que alguna vez
podría ser tan fuerte como el mar.

Más honda que el oscuromar
en su profundo silencio.

Pero no.
Me
equivoqué.
No era verdad.


Ari Zatzu


viernes, 1 de noviembre de 2019

NOTAS SOBRE LA CREACIÓN por SAMUEL BRESSÓN




La poesía no admite reservas ni pudor. Como expresión tan solo posible desde, a través y hacia la absoluta libertad la única exigencia que nos impone es abordarla desde esa ineludible premisa. Es esta es la única esclavitud que nos impone: la libertad sin fronteras que la delimiten. Pero, como extensión de la más íntima naturaleza del autor, la libertad fundamental de la que debe estar dotada es la que solamente nosotros podemos otorgarle que, por otro lado, acostumbra a ser la más difícil de alcanzar. Y así, de igual forma que no hay lugar para la autocensura, se presenta imprescindible recorrer el camino hacia nuestro interior para conectar de forma cada vez más estrecha con nosotros mismos y con nuestras emociones que son, al fin y al cabo, la arcilla de nuestra labor. No hacerlo implica automutilar territorios y cauces creativos que hacen del todo imposible su desarrollo. No hay temática o sentimiento o modo expresivo alguno que sea posible objeto de exclusión de la creación poética que, como cualquier otra manifestación artística, no navega bajo ninguna responsabilidad ética o moral. En ningún caso se sostendrá sobre la obligatoriedad de aleccionar sobre cuestión alguna ni ejemplificar ninguna pauta de comportamiento. La poesía puede ser depositaria de altos y nobles instintos o de las más bajas y perversas pasiones. Todo es lícito cuando nace de un sentimiento honesto siendo este el pilar fundamental e innegociable sobre el que desarrollar la creación: la honestidad.