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martes, 31 de mayo de 2011
VISCERALES en La Crónica Virtual.
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lunes, 30 de mayo de 2011
domingo, 29 de mayo de 2011
CORREOS

sábado, 28 de mayo de 2011
viernes, 27 de mayo de 2011
I SAW THE DEVIL

http://www.youtube.com/watch?v=AFp6BVHiVPo
jueves, 26 de mayo de 2011
Dos reseñas de "¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis!"
1- EN LA REPÚBLICA CULTURAL
Reseña completa
Algunos fragmentos:
(...) Oh, Janis es una novela contada en primera persona, de prosa vertiginosa y frases interminables, llena de lenguaje coloquial, con un personaje central entrañable, de polla enorme y antisistema, "el puto Dick Grande, el de la polla como una blakandéker y los besos con sabor a sangre dulce, tan dulce que las mujeres que besaba no la distinguían de la suya propia".
(...) Oh, Janis es una novela ácida, llena de humor (con situaciones tronchantes) y de mala hostia (continuadora del trabajo de demolición iniciado por el Celine de Viaje al fin de la noche), donde Patxi Grande Irurzun, sin lacha alguna, arremete contra todo y contra todos, dando estopa a diestro y siniestro, a la Iglesia, a los periodistas, a los políticos, a los biempensantes, a las mujeres, a los hombres, a la revolución cubana y a sus iconos, a la burguesía y al proletariado, a la kale borroka…
Oh, Janis es una novela seminal, repleta de pajas, de sex-shops, de putiferios, de muñecas hinchables con rostro de Margaret Thatcher, de prodigiosas prostitutas orientales que fuman con el culo o abren cervezas con el coño, de travestis, de escarceos sexuales de todo tipo (en la línea de aquel erotómano llamado Sade), de guiris adinerados pagando a niñas, de pelis porno (amateur) de nombres imposibles y argumentos delirantes: Las corridas de Pamplona, París bien vale una picha, Guarrillera…
Oh, Janis es una novela guarrilla, rebosante de tacos, de pedos, de meadas, de basura, de alcohol y de vómitos, de lenguaje escatológico, de eructos… en la estela de ese otro guarro que precedió a Patxi Dick Irurzun y al que llamaban Bukowski.
Oh, Janis es una novela de personajes secundarios inolvidables: la pareja de pornógrafos alemanes que no duda en pervertir a su propia hija, de ninfómanas insaciables, de mujeres hermosas y de personajes grotescos o deformados, de seres marginales…
Oh, Janis es una novela musical, con karaokes y cantantes de jotas, con clásicos de la canción casposa, con imitaciones de Meat Loaf, con canciones de AC/DC, Led Zeppelin, Whitesnake, Motorhead… pero también de Barón Rojo, Barricada, Las Superputas, o de La Gran Perra en Celo, Dick Grande y sus Cachorrillos Pajilleros, genuinos pioneros del malogrado porno-rock radikal vasco…
Esperemos que a Patxi Irurzun no le pase como al héroe de la novela, "como nadie sabía quién era Dick Grande, y si llegara a saberlo algún día se avergonzarían de mí, me fusilarían con katxis rebosantes de kalimotxo como sangre espesa, con titulares como sentencias del Diario de Navarra, con balas de plata ungidas en agua bendita o con nueve milímetros parabellum"; y de una vez por todas su talento, poderosa Blakandéker, acabe rompiendo las barreras y sea reconocido.
(...) ¿Cuántas editoriales, grandes o pequeñas, se hubieran atrevido a apostar por una obra de las características anteriormente mencionadas?
JAVIER SERRANO
2- ¡OH JANIS...!, según Esteban Gutiérrez BACO
Con ¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis! Memorias de una estrella del porno (amateur) estamos ante El Quijote del siglo XXI. Al igual que hace más de cuatrocientos años Cervantes escribía la primera novela moderna, las historias del hidalgo Alonso Quijano, un hombre enloquecido por la lectura de libros de caballerías, nos encontramos ahora con Dick Grande, un personaje creado por Patxi que se vuelve tarambana por la visualización y el consiguiente ejercicio onanista frente a vídeos pornográficos...
Al igual que Cervantes inventa un personaje enajenado que se dedica a luchar contra la sociedad del momento, y del que se sirve para mostrar su maestría en la ironía, su saber reírse de todo y de todos ( el hacer sabio al tonto e imbécil al ilustrado), pues de la misma manera Patxi se sirve de Dick Grande (el barrendero heavy pamplonés, el soñador, el justiciero, el que quiere cambiar el mundo a golpes de cachiporra, el borracomplejos) para dar hostias a todo lo que se menea y no le gusta, al conformismo social, a la hipocresía establecida, al chanchulleo político. Pero no sólo eso, no sólo quiere reírse de todo, también quiere provocar y busca las mayores irreverencias con su personaje, que lo mismo se zumba a una mulata en el museo de La Habana, frente a la foto del Che, que se la casca en la fila de acceso a Notre Damm en París; lo mismo pervierte a menores, que pone a curas y monjas a jugar a hacer hijos, eso sí, las monjas con el cepillo depilado en forma de cruz o ellos dejando su leche sobre el cáliz de la comunión. Pero la hostia en la mesa dolerá mucho más a los pamploneses, cuando descubran la propuesta de cambio de su santo, San Fermín, por otro más bien armado al que reverenciar de verdad. Los meneos a la sociedad mojigata e inactiva, tanto de los extremos al centro, serán un terremoto. Así, pasarán ante nuestros ojos desde una dama de la derecha que tiene la fantasía de que se lo hace con un terrorista a un insatisfecho que derrama su líquido de vida sobre los pamploneses en las fiestas de San Fermín disfrazado del cabezudo Verrugas.
Dick Grande que lo mismo quema banderas (de España, de EEUU, la ikurriña) o se limpia el pito con ellas; que canta el “a san Fermín venimos” con la cachiporra en la mano en vez del Diario de Navarra enrrollado, cuando no ofreciéndole una lluvia dorada al Santo o haciendo amigos en Cintruénigo o Fustiñara a raíz de lo bien que la succionan sus mozas.
Caña al mono, a los proetarras y a los españolistas, a los peteuves (pamploneses de toda la vida) y a los guiris sanfermineros, a los políticos y a los meapilas.
Quizá la ironía utilizada sea más explicita que la que utilizó Cervantes, pero se compone de los mismos materiales: una escritura perfecta, dibujada con maestría en los tiempos, una escritura intensa y emotiva, aparentemente irreflexiva, pero muy meditada. El ritmo narrativo es mantenido desde el primer párrafo y no nos encontraremos con momentos valle, en los que poder respirar. Eso sí, las paradas se producirán cuando la sonrisa aflore a sus labios o, en más de una ocasión, la carcajada les haga cerrar el libro por un momento.
Dick Grande, un tirillas e iluso barrendero de Pamplona, cantante de un grupo heavy, con la melena hasta el culo y una polla como una botella de coca-cola de dos litros, anda suelto por este libro. No le pierdan la pista
Puedes pedir la novela en librerías o comprarla por Internet en FNAC, Casa del libro, Elkar...
miércoles, 25 de mayo de 2011
QUE CAIGA EL FAVORITO. Ramiro Gairín

vale la pena
por un tazón de caldo
una tarde afilada
por una frase hermosa
que meter en la cama
mi vida la daría
por parecerme
a quienes has perdido.
La editorial Prensas Universitarias de Zaragoza, en su preciosa colección poética La Gruta de las Palabras, publica QUE CAIGA EL FAVORITO, segundo poemario de Ramiro Gairín (Zaragoza, 1980).
martes, 24 de mayo de 2011
FELICIDADES. MAESTRO
The Times They Are A-Changin' 1964 por aHobo
Venid agruparos a mi alrededor gentes
Que andáis errantes por cualquier lugar
Y admitid que las aguas
Alrededor de vosotros han crecido
Y aceptadlo pues pronto
Estaréis calados hasta los huesos.
Si según vosotros vuestra época
Merece ser salvada
Entonces mejor comenzad a nadar
U os hundiréis como una piedra
Porque los tiempos están cambiando.
Venid escritores y críticos
Que profetizáis con vuestra pluma
Y mantened vuestros ojos abiertos
La oportunidad no volverá a repetirse
Y no habléis demasiado pronto
Pues la rueda todavía está girando
Y no está diciendo a quien
Va a designar
pues el perdedor ahora
Va luego a ganar
Porque los tiempos están cambiando.
Venid senadores, congresistas
Por favor haced caso de la llamada
No os quedéis en la puerta de entrada
No bloqueéis el vestíbulo
Pues va a dañarse
Aquel que se haya atascado
Hay una batalla afuera
Y está bramando
Esto pronto sacudirá vuestras ventanas
Y hará retumbar vuestras paredes
Porque los tiempos están cambiando.
Venid madres y padres
A lo largo y a lo ancho de la tierra
Y no critiquéis
Lo que vosotros no podéis comprender
Vuestros hijos y vuestras hijas
Están fuera de vuestro control
Vuestro viejo camino se está
Haciendo viejo rápidamente
Por favor, apartaos del nuevo
Si no podéis echar una mano
Porque los tiempos están cambiando.
La línea está trazada
La maldición está echada
El lento ahora
Luego será rápido
Como lo que ahora es presente
Luego será pasado
El orden se está
Desvaneciendo rápidamente
Y el primero ahora
Más tarde será el último
Porque los tiempos están cambiando.
lunes, 23 de mayo de 2011
CÓMO DISECCIONAR UN BESO EN LOS LABIOS. Paddy Rekalde

Este crítico,
licenciado en literatura
y dueño de cursos y másteres sobre ella,
coge ese maravilloso poema de amor y,
al igual que si estuviera delante de un extraño reptil,
lo disecciona a sangre fría,
tan fríamente como la autopsia que le harían
a un delfín muerto abandonado por el mar en la playa,
y, aunque ese poema es deseo y emoción,
lo quiere abrir como si fuera un viejo reloj de pared
mientras tanto
los amantes,
entre juegos de lengua en el cuello,
se susurran
ese poema
Traducción de un poema en euskara de "Spray", la última obra de Paddy Rekalde: http://www.susa-literatura.com/cgi-bin/liburuok.pl?lib=poes58
La cabra que fue actriz porno. FRANCO DIMERDA

Una cabra que trabajaba todo el día cargando bultos para su amo encontró un día, husmeando en el establo, una revista porno y se dijo:
—Voy a ser actriz porno y dejaré por fin esta vida de animal.
Así que al día siguiente abandonó a su amo y se embarcó rumbo a Budapest, capital de la pornografía mundial. Como era lógico, debido a sus aptitudes sobrehumanas: boca más grande, lengua más larga, vagina más profunda y mayor número de tetas, la cabra pasó con facilidad las audiciones que le hicieron y en solo un mes intervino en varias películas que la hicieron famosa.
Pero, como la cabra siempre tira al monte:
—No debí abandonar a mi amo sin avisarle —se repetía—. Él solo era un pobre como yo, por eso me hacía trabajar así. Ahora mismo me regreso.
Una vez de vuelta, el amo, como era lógico, la puso inmediatamente a trabajar.
Primero en el establo, luego en su cama.
De " Contrafábulas", que se publicará próximamente
domingo, 22 de mayo de 2011
MEDIANOCHE EN PARÍS

La primera sorpresa la aporta el protagonista: Owen Wilson. A mí Wilson me hace reír en sus comedias, pero, salvo sus trabajos con Wes Anderson, normalmente está desaprovechado. En Medianoche en París está a la altura, en el papel de Gil, un guionista que quiere convertirse en escritor y cuya idea del paraíso consiste en mudarse a esa ciudad. En los primeros minutos de metraje queda claro que él y su prometida no conectan. En la primera noche, el escritor opta por darse un paseo en solitario por las calles parisinas, en vez de irse a la discoteca con su novia y sus amigos. Y es ahí donde se produce el milagro.
A partir de aquí hay SPOILERS, aunque no destripo el final. Cuando suenan las “campanadas a medianoche”, el personaje se ve trasladado a los años 20 (sí, como en Regreso al futuro, pero sin máquinas ni efectos especiales), donde conocerá a los artistas más renombrados de la época, desde Scott y Zelda Fitzgerald hasta Ernest Hemingway, pasando por Cole Porter, Salvador Dalí o T. S. Eliot. De esa manera, Woody Allen regresa a los temas tratados en, por ejemplo, La rosa púrpura…: un hombre que sale de su entorno y que se encuentra más cómodo en otro tiempo. Cada noche, Gil regresa al mismo punto de París, que le sirve de puerta al pasado. Y cada noche aprende y disfruta.
Todo en esta película es asombroso. Para empezar, esos planos de apertura en los que la cámara de Allen recoge monumentos, bulevares, edificios célebres y rincones de París. Es la mirada de un cineasta enamorado de la ciudad, y se nota. Luego, la reconstrucción de los personajes secundarios reales: con pocas pinceladas nos muestra la locura de Zelda, el encanto de Scott, la fanfarronería de Hemingway o las propuestas de los surrealistas. En ese sentido, y dado que a menudo hablan mucho de pintura, poesía y literatura, el guión me fascinó. Y no faltan las reflexiones habituales, sobre todo la duda de si es mejor vivir en una época anterior, en lo que cada uno considera una edad de oro, o si es más conveniente adaptarse a su tiempo. Una reflexión sobre el paso del tiempo y sobre el germen de los sueños.
Mientras veía la película, que ensalza de continuo París bajo la lluvia, los rincones emblemáticos, el arte y la literatura, pensé mucho en mi madre. Ella hubiera amado Medianoche en París.
viernes, 20 de mayo de 2011
MAÑANA EN MADRID VINO Y LADRILLOS

Un detalle importante: habrá vino y ladrillos.

RETRATO DEL ARTISTA EVANESCENTE by Damego.

nada cuesta llegar a no ser nadie.
miércoles, 18 de mayo de 2011
LAS SEÑALES by Pepe Pereza.
Puso el marco de su fotografía delante y mirando a los ojos de la retratada hundió la cuchilla en la carne. La sangre brotó de inmediato, corriéndole por el brazo y cayendo finalmente sobre las baldosas del suelo del cuarto de baño. La herida era más profunda que la del día anterior, aun así no se sintió satisfecho. Se miró en el espejo, tenía cicatrices por todo el cuerpo. Muescas en la piel por cada día sobrevivido sin ella. La sangre seguía brotando. Se pasó la palma de la mano por el rostro, tiñéndolo de rojo. Pinturas de guerra para luchar contra el dolor. Sí, estaba preparado para batallar, combatiría el dolor con dolor, como lo llevaba haciendo desde que ella se marchó. Encendió el mechero, aplicó la llama a su escroto y mientras la habitación se llenaba de un desagradable olor a carne quemada, él siguió contemplando su fotografía, la de ella.
martes, 17 de mayo de 2011
CON EL PELO ROJO DE UNA NIÑA PRENDERÉ FUEGO A TODA LA CIVILIZACIÓN MODERNA
G.K. Chesterton, Lo que está mal en el mundo
LA PUERTA VERDE. Héctor Gomis

Al personaje no lo conocemos aún. Se irá definiendo poco a poco ante nosotros. Sólo sabemos de él que se encuentra solo, en una habitación con poca luz. De su aspecto no se puede decir mucho. A través de las tinieblas de la estancia se percibe un cuerpo grande, debe de ser hombre. Un hombre corpulento, de más de metro noventa. Está inquieto, se mueve sin cesar de un lado a otro y murmura frases ininteligibles. Él no sabe de nuestra presencia, pero se le nota muy precavido, como si intuyera que no está solo. El personaje saca de su bolsillo un mechero y lo enciende. Con él recorre la habitación revisando cada detalle. La estancia es pequeña, apenas quince o veinte metros cuadrados, y, salvo por él, está completamente vacía. Las paredes están desnudas, ni cuadros, ni ventanas, solo una pequeña puerta verde rompe la monotonía de la sala. Esta se encuentra a quince centímetros del suelo y debe tener treinta centímetros de ancha y un metro de alta aproximadamente. Aunque lleva mucho tiempo encerrado allí, aún no ha intentado abrirla. No conocemos su grado de inteligencia, pero, por muy idiota que sea, debe saber que, aunque estrecha, la puerta es suficientemente grande como para que quepa por ella. También debe estar seguro de que es la única salida posible.
Ha pasado una hora y el personaje se sienta en el suelo. Ya ha recorrido cada centímetro de la habitación y ha revisado todas y cada una de las juntas de los ladrillos, también ha mirado con mucha atención las losas del suelo y las ha golpeado con los nudillos, se supone que para localizar alguna oquedad. No ha encontrado nada inusual. La estancia es sólida y maciza. El personaje se frota la cabeza con las manos y dirige la mirada hacia la pequeña puerta verde. Ahora se levanta. Avanza con largos pasos hacia ella y se detiene a escasos centímetros. Vuelve a prender el mechero y lo acerca a una rendija. Aproxima su cara y cierra el ojo izquierdo. Recorre todo el rectángulo de la puerta con la mirada fija en la pequeña línea de separación. Luego apaga el mechero y lo lanza contra el suelo mientras un grito de frustración sale de su garganta. Parece agotado. El personaje deja caer su cuerpo al suelo y se tiende boca arriba. Después comienza a reír. Una risa inquietante, desesperada. Desde luego, él debe saber algo que nosotros desconocemos, si no sería incomprensible que no hubiera salido de la habitación, ya que estar en ella sin duda le angustia. Ahora se tiende de lado. Llora. Llora un largo rato y luego se duerme.
Al despertar, el personaje se encuentra la estancia iluminada. Ahora podemos distinguir bien su rostro. Es un hombre joven y atractivo, pero está pálido y desaliñado. Por su aspecto podemos imaginar que lleva varios días con la misma ropa, y sus ojeras nos dicen que sufre una grave falta de descanso. Canturrea algo mientras mira al suelo y con sus manos realiza una extraña coreografía, parece una especie de juego infantil. Quizá, ante su desesperación, se está refugiando en una época pasada. Ahora canta más alto y se levanta, y sus movimientos se van haciendo más exagerados. Está bailando por toda la sala. De repente, la luz se apaga. La oscuridad encierra al personaje, y este se detiene y calla.
Ha tardado un rato en volver a la actividad. Junto con la luz parece que se marcharon sus fuerzas, y nada más oscurecerse todo, el personaje volvió a sentarse en silencio. Pero ahora se mueve. Se dirige a una esquina de la estancia. Está orinando contra la pared. El suelo de esa zona, encharcado y cubierto de heces, nos indica que es algo que lleva haciendo largo tiempo, días quizá. Si es así, el personaje debe de tener un miedo atroz a lo que se encuentra detrás de la puerta. Algo tan temible que mantiene atrapado a un hombre grande y fuerte como él.
Al volver caminando hacia el centro de la habitación se ha escuchado un ruido diferente en uno de sus pasos. El personaje se ha girado enseguida y se ha agachado. Está golpeando el suelo de esa sección. Efectivamente, parece que una de las losas suena de una manera distinta que las de su alrededor. Debió de pasársele por alto cuando revisó el piso anteriormente. El hombre acaba de sacar algo de su bolsillo. Parecen unas llaves. Las pasa por los bordes de la losa e intenta rascar el material de las juntas. Su respiración ha comenzado a acelerarse. Se le nota entusiasmado. Ahora mueve con mayor rapidez las llaves. El ruido que produce es desagradable, como el arañar de uñas sobre una pizarra. Parece que la piedra cede. La agarra con cuidado, la levanta y la deja a un lado. Lanza un "Jaaa" triunfal y comienza a excavar con los dedos.
Han pasado dos horas y el personaje se da por vencido. Apenas ha logrado sacar dos puñados de tierra en todo este tiempo. Debe de haberse encontrado con roca u hormigón y no pudo avanzar más. Se frota las doloridas manos y se mantiene en silencio. Así, quieto y callado, se queda durante un tiempo.
Mientras lo observamos, no podemos más que intentar imaginar que puede haber detrás de la puerta y el por qué de su rechazo a cruzarla. Nos es imposible actuar, ni comunicarnos con él. Tan solo nos está permitido espiar su comportamiento y elucubrar sobre sus intenciones. Lo que tenga que ocurrir pasará y nosotros no tendremos nada que ver en ello.
El personaje se ha desnudado. Deja todas sus pertenencias en el suelo cuidadosamente alineadas. Las revisa una a una y se mantiene pensativo unos instantes. Coge su pantalón y ata una de las perneras a la manga de la chaqueta, luego añade la camisa. Parece que está preparando una improvisada cuerda. Ahora mira hacia arriba. Lanza un extremo hacia el techo. Quiere engancharlo en una especie de cañería que sobresale. Al décimo intento lo consigue. Hace un nudo del extremo y comprueba estirando que la cuerda aguanta su peso. Con la otra punta, mientras se mantiene de puntillas, rodea su cuello y se la anuda. Da un salto y encoge las piernas al caer.
No sabemos si hubiera sido capaz de aguantar esa postura mucho rato, o si el miedo a la muerte le hubiera impedido consumar su suicidio. El hecho es que la cañería no soportó su peso más que un par de minutos y se partió en dos. El personaje se encuentra ahora tendido en el suelo, desnudo y con la camisa atada a su cuello. No se mueve. Sólo se oye su respiración.
Vuelve la luz. Gracias a ella, podemos distinguir con claridad su rostro. Algo en él ha cambiado. Tiene la mirada de quien se sabe vencido. Debe pensar, al igual que nosotros, que tarde o temprano tendrá que olvidar sus miedos y cruzar la pequeña puerta verde. Y detrás de ella, quien sabe, quizá le espera el mundo real.
Héctor Gomis
http://uncuentoalasemana.blogspot.com