martes, 19 de febrero de 2008

RAIN DOGS by Vicente Muñoz Álvarez


Justo cuando llegaban al coche comenzó a llover. Ella puso una cinta de Tom Waits y condujo por la carretera de la costa en dirección a la ciudad. A ambos lados había grandes eucaliptos que impedían en algunos tramos ver el mar. Las nubes estaban cada vez más bajas y el firme en mal estado, así que encendió la luces y se concentró en la carretera. Él, mientras, observaba en silencio el mar y el bosque por la ventanilla.
A la altura de unos postes de teléfono, saliendo de una curva, algo se les echó encima y se enredó entre las ruedas.
- ¿ Qué ha sido eso ? - preguntó.
- No lo sé - dijo ella mientras aparcaba en el arcén -, no he podido verlo... Pero le hemos pasado por encima...
Él se puso la chaqueta y bajó del coche. Se agachó y miró debajo, entre las ruedas. Era un perro blanco, sin raza, no muy grande. Le sujetó una pata y le pidió a ella que moviera con cuidado el coche hacia adelante. Después, arrastró el perro a la cuneta y se arrodilló junto a él para examinar de cerca sus heridas. Sangraba a chorros por la cabeza y el lomo. Tenía los ojos entornados. Parecía muerto.
- ¿ Qué es ? - preguntó ella desde la ventanilla.
- Un perro, Silvia... Pero creo que está muerto. No podemos hacer nada... Será mejor que nos vayamos...
Ella se echó a llorar y él subió de nuevo al coche.
- No fue culpa tuya - dijo -. Se te echó encima, no podías esquivarlo...
- Sí, pero le he matado yo, no tú...
- Y eso qué más da... El perro está muerto y se acabó. Ha sido un accidente. Es inútil darle vueltas...
Ella sacó un cigarrro de la guantera, lo encendió y cerró los ojos.
- Será mejor que lleves tú ahora el coche - dijo -. Estoy nerviosa, no me apetece conducir.
Se cambiaron de asiento y siguieron bordeando la costa hasta llegar a la ciudad. Era ya casi de noche, seguía lloviendo y en el radiocasette se escuchaba la voz aguardentosa de Tom Waits. Al entrar en la circunvalación, en el primer semáfaro, comenzó a sonar Rain Dogs.
- Una canción perfecta para el día de hoy - dijo ella. Y encendió a continuación un cigarrillo.

Vicente Muñoz Álvarez, fragmento de Perro de la lluvia ( Iralka Editorial, 1997 ).

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