martes, 31 de marzo de 2020

BURN por IVÁN ROJO




Pajaritos fritos,
ya he hablado de ellos otras veces, creo,
demasiadas, fijo,
pero es que anoche de repente me apetecieron,
anoche intentaba recordar qué tenía en la nevera,
esa vieja Edesa traqueteante, ya más gris que blanca
y tan esquilmada como mi memoria,
anoche intentaba recordar si aún quedaba algo de pavo
cuando me vinieron a la mente los pájaros,
los pajaritos fritos,
los pajaritos fritos del bar de la calle Barcelona,
llegaron volando de repente de todas partes
envueltos en llamas
y se posaron en mi cabeza
poniéndome perdido de aceite hirviente y reluciente,
cómo quemaba,
cómo brillaba tras mi frente
la mañana de hace exactamente treinta años
en que los probé por primera vez en el baruzo que digo,
cómo crepitaban las diminutas alas puntiagudas,
los muslos atróficos,
los pájaros no andan, entérate, chaval,
los pájaros vuelan,
y los torsos,
aquellos torsos hinchados, orgullosos
que abrí en canal para descubrir que no tenían pulmones,
ni tripas,
ni corazón,
pero cómo quemaban aquellos pájaros
eviscerados, saqueados,
cómo humeaban sus cuerpos huecos,
volutas densas, lentas, blancas
que salían de sus pechos profanados al abrirlos
y subían, subían, subían
esquivando mis manotazos, mis intentos de atraparlas
y seguían ascendiendo como almas hasta el techo del bar,
tras el que desaparecían para siempre,
porque hay cosas que son tuyas o no son,
que nadie puede robarte,
que si pierdes será por tu culpa,
como este recuerdo con mi padre,
que hasta la fecha se ha venido salvando de
la quema.
Bien.
No quedaba pavo, por cierto.
Llamé y pedí una pizza de pollo.


Iván Rojo


sábado, 28 de marzo de 2020

COPIA DE SEGURIDAD DE PARIS por ÁNGEL GONZÁLEZ GONZÁLEZ



Dame un minuto o dos más, Helena
en la barra del bar junto a estos amigos.
Otra forma no veo de escapar,
en momentos tan turbios
del asedio mortal
de esta ciudad contenida
donde cada flecha que se lanza
donde cada pelota de brea,
cada yelmo, cada espada
la casa, o tal vez los sueños
se deshacen ante la atenta mirada
de alguien todopoderoso y gris.

Ángel González González

viernes, 27 de marzo de 2020

IGNOMINIA: Alexander Drake.



Ignominia es una recopilación de 68 relatos cortos donde (además de plantearse un juicio ácido y mordaz a la literatura contemporánea) el autor se adentra en el sexo compulsivo, la violencia, la crítica social corrosiva y otras temáticas adheridas a la naturaleza oculta del ser humano. Es una mirada cruel y desoladora sobre la sociedad enferma en la que vivimos. Un caleidoscopio de sucesos que juegan a fundirse entre la tragedia y el humor negro. Leer estos textos es como mirarse en un espejo distorsionador que no hace sino devolvernos con espanto el verdadero rostro de aquello que escondemos. Una imagen espeluznante de violencia, horror y depravación ante la cual es imposible no reconocer ciertas realidades. Como un bisturí que disecciona un cadáver, este libro deja al descubierto las entrañas de la psicología humana en una composición de relatos breves que nos harán replantearnos muchas cuestiones sobre nuestra verdadera forma de ser.


martes, 24 de marzo de 2020

TRES POEMAS de ALBERT SIHOD




EL DUELO

seguir hasta el final
es la pauta, esa es la norma.
mirar en el espejo, las arrugas
las cicatrices y recordar
los golpes, las madrugadas.
mirar de frente a la vida con la
satisfacción de que aún
no ha podido vencerte, aunque
lo hará en su momento.
espera, resiste, hasta el final.


MI GENERACIÓN

la vida moderna
se vive a prisa
somos —sin desearlo—
la generación
de lo instantáneo,
la que vive y muere
en la era del clic.

la generación de pantallas
y mensajes en
los bolsillos.

la generación que nunca
se pregunta si se es
o no feliz.

porque tenemos miedo
a la respuesta.


UN CIRCULO

por donde mires habrá
siempre alguien dispuesto a juzgar
y soltar una sentencia sobre ti.

se debe en gran parte a
la estupidez, la soledad y la locura
con la que viven sus vidas

esto—creen ellos—les
otorga total libertad para juzgar tu
estupidez, tu soledad y tu
locura.



lunes, 23 de marzo de 2020

LA LUZ DE LO PERDIDO: Javier Lostalé.



La delicadeza con la que se impone el alba; la fragilidad de quien habita el claro del bosque; la elegancia del silencio exacto; un brumoso misticismo; el paso enlentecido del amante en retirada impuesta; el vehemente deseo de quien goza el cuerpo y la carne, el anhelo sostenido de que el recuerdo se incardine con el hoy de los días, trascienda y acompañe; un campo semántico que condensa (pulso, rosa, núbil, luz, puro, manos, memoria, claridad, olvido, tormenta…) Cuanto acaba de nombrarse habla del yo poético de Javier Lostalé, que a lo largo de los años ha ido abriendo el cauce de un significado tan propio y reconocible como hermoso.  

Esther Peñas


sábado, 21 de marzo de 2020

ESTOS DÍAS por ANÍBAL VEGA NÚÑEZ



Piensa que tu ciudad no está vacía, está igual que siempre y seguramente a tres metros por encima de tu cabeza, por debajo y al otro lado de la pared alguien esté haciendo lo mismo que tú, pensando la ciudad vacía. Piensa que la vida bulle en los nichos y piensa, si te vale, que estás haciendo lo correcto. Piensa que hay quien piensa en ti aunque no os podáis ver todavía, piensa en el reencuentro, en los cines que aún quedan, en los bares de siempre. Piensa que lo que engordaban eran las tapas porque yo no estoy haciendo más que escribir y comer y ver películas y dormir y estoy adelgazando por días, creo que son las posturas de yoga que me envía el Chapas, y piensa que recordaremos estos días toda nuestra larga vida, que nada permanece y todo pasa.


Aníbal Vega Núñez


viernes, 20 de marzo de 2020

CHICAGO EXPRESS: Álvaro Hernando.




SIETE HOMBRES

Hay siete hombres con las manos sucias de arena
sentados frente a La Luz
implorando que el milagro se haga dólar con sudor
y la mezcla se diluya en la mezcla.

Son cien hombres ahora,
rezándole a la madera de una barra,
cantando salmos dentro de un laberinto,
al borde de un acantilado,
sordos al romper del mar viejo,
disfrutando de la marea fuerte que ya no está.

Se aferran, todos, a la madera
en un remar desacompasado.

Todos ven el lugar donde la quilla
se quiebra contra las rocas.

Todos mueren de espera en la búsqueda del cántico
que les lleve a la sirena.

Todos mueren de aburrimiento.

Es denigrante la muerte, cuando llega dólar a dólar,
mezcla de arena y esencias de recién nacido.
Hay siete hombre que limpian la arena de sus manos
en la piel de una mujer
que suda danza. 


INSOMNE

Ya no duermo.
Pienso en ti y en qué decirte.
Me cuento que todo esto es una esperanza,
un dolor unido al hueso en hilvanado flojo.
Practico la mirada, con ojos cerrados,
la cara de uno mirándose al espejo
en una oscuridad más densa.

No duermo. Todo desaparece con el dolor.
Cada contracción, cada espasmo
es una conversación a punto de acabar.
Me esmero en certificar las diligencias
que me exige el protocolo
antes de enfrentarme a ese fragor
en que se ha convertido nuestro cruce de miradas.

Te miento y te revuelves contra mí.
Pongo todo mi ejército en una sola línea
dándote la espalda y preparando la defensa.
Repaso el guion, voy a contarte.
Repaso tu papel en la escena,
y hasta el del apuntador.
Repito las oraciones del final,
pues no quiero olvidar el texto en mitad
de nuestra charla.

Tardas en atacar, pero cuando empiezas
allá vas, con tu arma inesperada:
apareces con café y me interrumpes con la taza,
que tiene esa manía de tomar mis labios
y embastarlos con la sangre negra que me regala
una excusa para no llamar al insomnio por tu nombre.


TREINTA Y NUEVE ECLIPSES

La mano sobre el pudor. 
El pudor en la mortaja.
La mortaja detrás de la vida.
La vida sobre la ausencia.
La ausencia antes que el olvido.
El olvido ante el silencio.
El silencio cuando el dolor.
El gemido tras el llanto.
La esperanza contra la fe.
La verdad desde el honor.
El honor sobre el veneno.
La víbora en una cuna.
La cuna bajo el poder.
La voz de la madre muerta.
El pan junto con el hambre.
Tus pechos junto a mis labios.
Los versos bajo los números.
La puerta sin cerradura.
Los muertos tras la venganza.
La luz bajo un párpado muerto.
Camille tras el cincel de Rodin.
La lava que limpia el suelo.
El bostezo ante la ciencia.
Bach dentro de un violoncello.
La infancia sobre la arena.
El agua sucia de arena.
La sal de la sed para el agua.
La ceniza en el tiempo.
La palabra para el necio.
La mentira sobre el amigo.
El guiño del hombre tuerto.
Los amores sobre el fuego.
Las alas en el infierno.
La leche caliente en invierno.
La sangre sobre la nata.
La victoria del hombre muerto.
Las cometas en el cielo.
Una mano sobre la piel.
Tu nombre en un pensamiento.


Álvaro Hernando, de Chicago Express (Pandora Lobo Estepario, 2019).

http://loboestepario.com/press/chicago-express/


miércoles, 18 de marzo de 2020

PELÍCULAS QUE ERIZAN LA PIEL en CULTURAMAS



Vademécum de películas de terror, este libro es la perfecta guía para amantes del cine de género fantástico, gore, slasher y horror. Un recorrido que abarca películas desde los años 20 del siglo pasado hasta 2017 en orden cronológico, siguiendo tan solo el criterio del buen gusto de su autor. A pesar de su pequeño formato Vicente Muñoz Álvarez ha conseguido reunir una significativa serie de reseñas sobre películas “erizantes” que sirven para construir una breve historia del cine más oscuro. No es una compilación exhaustiva, pero sí que es bastante heterogénea y variada, lo que es de agradecer, ya que nos abre la mente al cine sin etiquetas, sin tópicos. Como el propio compilador de estas escuetas notas sobre cine ha explicado: “Tanto en la literatura como en el cine (y en todos los demás ámbitos creativos) me interesan las obras que cuestionan el mundo en que vivimos, que remueven las vísceras y las conciencias, que aceleran la sangre y el corazón, mostrando sin filtros éticos ni políticos la realidad (sin duda violenta y cruel) que el hombre ha creado”.

Vicente Muñoz Álvarez consigna en este volumen su pasión por el cine y nos ofrece una indispensable enciclopedia en la que poder degustar obras de terror, misterio, gore y fantástico, de autores paradigmáticos como Mario Brava y otros que han pasado desapercibidos como Robert Voskanian. Es admirable la capacidad de síntesis y el entusiasmo que trasmite la lectura de cada recensión. Por eso se lee con fruición cada una de las páginas que dedica a clásicos como Nosferatu o las adaptaciones de Poe, pero también a películas ocultas (Ni el mar ni la arena, por citar solo un ejemplo) o de culto como Valeria y su semana de las maravillas o Psicosis. Me parece interesante la propuesta de Muñoz Álvarez porque no se limita a delimitar, a establecer una frontera genérica entre películas de terror o películas de otros géneros más afines al drama o la aventura. En este sentido el autor recoge en este libro filmes que en un principio quedarían fuera por no ser considerados pertenecientes al género de terror propiamente dicho como Qué fue de Baby Jane. Porque para Muñoz Álvarez lo importante no son las etiquetas sino aquellos largometrajes que le consiguen desasosegar, erizar la piel. Ya sea por sus escabrosos argumentos, por sus psicodélicas propuestas estéticas o porque superan con creces el terror que pueden causar los muertos o los monstruos. Por ejemplo, ha incluido aquí, con acierto y para sorpresa del lector Réquiem por un sueño y La noche del cazador.

En definitiva, este es un libro ameno, interesante y muy adecuado para adentrarse en el mundo del cine de horror (por ponerle un nombre que sea lo más inclusivo posible). Los amantes del fantástico encontrarán grandes clásicos como El resplandor, del que ya se ha hablado y escrito mucho. Pero también descubrirá joyas, algunas piezas raras y poco conocidas.


Pedro Pujante




martes, 17 de marzo de 2020

EL ANSIA por MARÍA GUIVERNAU



Estas ganas de ti
mordiéndome por dentro,
devorándome, hambrientas,
despiadadas,
licuándome las entrañas
haciéndose río entre mis piernas.
Estas ganas de ti
consumiéndome en esperas,
tachando calendarios,
reventando esferas del tiempo
que se vuelve lento en sus pasos.
Estas ganas de ti
soñándote despierta,
cerrando los ojos,
haciéndome la boca agua
para calmarme la sed.
Estas insoportables ganas de ti
desbordándome los poros,
instalando la locura
en cada rincón de mi piel.
Estas ganas.
Este ansia.

María Guivernau


jueves, 12 de marzo de 2020

LO MÍO EN LOS AFTERS BALCÁNICOS por VÍCTOR PÉREZ



Toda intención es maldad. Por eso nuestros padres muertos siempre iban al grano. El secreto del lenguaje preciso es un leve efecto de retardo en las entrañas que recoge lo mejor y lo más decisivo de ambos mundos. A mí me gusta hacer cosas a escondidas, desnudo como un arrendajo. Me gusta cantar letanías bajo la ducha mientras las velas se van apagando solas. Hasta que en medio de la calma aparece el holograma de Annabel Lee, friendo rosquillas mirando al valle. Salgo y en un gesto narrativo acaricio los jeroglíficos de su lomo. A los dos minutos desaparece. Después saco la tele fuera y mientras fumo y me tomo la novocaína bajo los eucaliptos veo una película de Dios. No tardo en oír llegar a las otras. Más delgadas, más salvajes, más hambrientas. Tras los sutiles cómputos del opio me gusta abrir boquetes en las doncellas tercamente invocadas, como si fuera yo una mole pensativa llena de redención.

Víctor Pérez


miércoles, 11 de marzo de 2020

OH, SÍ por RAFAEL LÓPEZ VILAS



Acabas de salir de la ducha
y te has visto
reflejado en el espejo
por el rabillo del ojo

Así es
Eres fruta madura, chico
Un interino que descuenta amaneceres
mientras sus menudillos
se pudren
agitados
en su coctelera

Miénteme
Dime que no estás triste
Que la vida es maravillosa
y que disfrutarás de la función
hasta que el telón caiga
y se apaguen las luces
de tu aliento
con una sonrisa

Mírate, foferas
eres carne de escombro
que se disuelve
con el llanto de la lluvia
en la infamia
de sus poemas

Has llegado hasta aquí
peleando a la contra
deshojando los pétalos
de la flor de tu locura
y caminando
sobre el fuego eterno
que alimenta
la nostalgia que habita
tu cuarto de azotea

Te dijeron
que era un juego
que la vida iba
de ganar
o perder
de ser bueno
o malo
y de que
si te unías al Club de los Justos
te regalarían un vale
por una vida eterna

Pero era mentira

Va a suceder, chico
aunque te joda
Duda del sol
o de que
el poeta sea
ese tipo que grita
desde el púlpito
que escribe poesía
pero no
de que el río
de tu vida
acabe desangrándose
en un calmo embalse
de silencio subterráneo

Inútil

Decepcionante

Sin fin


Rafael López Vilas


lunes, 9 de marzo de 2020

MI VIDA EN LA PENUMBRA: Nota preliminar.



Los veinte relatos que integran Mi vida en la penumbra fueron publicados, en primitivas y diversas versiones, en el fanzine Vinalia Trippers a finales del siglo pasado, y en los volúmenes Perro de la lluvia y otros cuentos (Iralka Editorial, 1997) y Los que vienen detrás y otros relatos (DVD ediciones, 2002. Ilustraciones de Miguel Martín). 

La presente antología incluye una selección de mis relatos más representativos de aquel período, reescritos especialmente para esta nueva edición de LcLibros (la primera fue de Eclipsados en 2008), y propone una lectura conjunta de los mismos sustancialmente distinta. 

Sangre, sexo, ultraviolencia, amor y desamor y crueldad y ternura (presentes siempre de algún modo en mi obra), entre otras cosas, es lo que aquí y ahora, queridos drugos, os vais a encontrar. Y el sello inconfundible de Vinalia Trippers. 

Bienvenidos, pues, a esta penumbra: 


Vicente Muñoz Álvarez



viernes, 6 de marzo de 2020

LA CONDICIÓN ANGÉLICA por SERGIO MAYOR



Estuve en centros de rehabilitación infructuosos y severos. Me llevaron por razones judiciales. Estuve en las reuniones de Alcohólicos Anónimos. No me gustan los moralistas. Les dije que el alcoholismo es un arte. Les dije que no quiero ser salvado, ni anónimo, y que soy uno de los borrachos más célebres del pueblo.
Recuerdo los psiquiatras, los tratamientos electroconvulsivos. Varela me prohibió la música “reminiscente”, una música que localiza el punto exacto del hundimiento en el sistema mesolímbico del cerebro. Era un hombre de la época del jukebox. Conocía la relación entre la belleza y la bestia. Uno puede llevar siete meses, siete años sin probar una gota y entonces, un día, suena una canción, no necesariamente exquisita, una canción ridícula si quiere, un día apenas pasa una muchacha linda por la calle, una muchacha de belleza contraindicada y ya sabe, el sentimiento oceánico, el incontenible mar del alcoholismo.
¿Le he hablado de saxofones que suenan como un trago y el camarero me dispensa el tratamiento? ¿Le he dicho que la condición angélica se alcanza con el cuarto trago, la experiencia suprema? Un cuarto trago es, ¿cómo decirlo?, re-cosmogónico, promiscuo, un trago infinito en el bar del hotel Overlook, donde los muertos se reúnen para beber. ¿Otra copa, Juan Mayor? Dígame una cosa, ¿cuando fue que se mató?
(He tomado un cuarto trago. La ginebra sutiliza la noche. El pueblo parece fuera de sí, aéreo, un teorema matemático magnífico)
¿Conoce la ciudad reminiscente? ¿Va a prohibirme la ciudad que parece hundida en una solución de cloroformo? ¿La luz espirituosa de los paseos y las tristes? El alcoholismo es una orden geológica del sitio. La reminiscencia me mataría si no fuera por la absenta, el mezcal o una de esas quemaduras.
Me diagnosticaron treinta y siete enfermedades mentales: hiperestesia, síndrome de Gastaut Geschwind, crisis epilépticas, alucinaciones epifánicas, mala vida, fallos hepáticos y pulmonares. Me recetaron clorpromazina y Antabús. Por lo demás, me sentía bien. Por lo demás, nada de eso se cura.
Varela era un buen tipo. Una noche le hablé de la mujer reminiscente. Me escuchó con atención. Pareció consternado. Me dijo: “Usted no tiene salvación. Usted es un santo del alcoholismo” Salimos del centro, fuimos a un bar de carretera, tomamos unos tragos, escuchamos música reminiscente, me dijo que estábamos perdidos.
No, amigo, nosotros no estamos perdidos.

Sergio Mayor


miércoles, 4 de marzo de 2020

RÍO TUERTO. Raúl Bocanegra.



Feroces e inalcanzables, Lupe, con su soldadito de plástico, y Sara, con su trompeta, huyen hacia las montañas a través del cauce traicionero del río Tuerto. Le han robado dinero y dos pistolas al Colorao, el hombre que aterrorizó las vidas de sus padres y sus infancias en un mundo llamado Omara. Un relato seco, áspero y vibrante que bebe de los amargos manantiales del cine negro y del wéstern.


lunes, 2 de marzo de 2020

DAVID GONZÁLEZ: Hombre al agua.




David González es un poeta vital, de lengua afilada y gatillo certero. Uno de los grandes poetas maldivos, de largo recorrido, mirada crítica y universo atormentado, tal y como se puede apreciar en esta antología, que incluye además una colección de poemas inéditos. Un poeta que despierta pasiones y sabe rodearse de grandes amigos, como los músicos que acompañan estas páginas con sus semblanzas: Kutxi Romero, Kike Babas, Josu Arteaga, Indio Zammit, Felipe Zapico, Javi Pascual, Antonio Yeska y Belo, Lülu o Doris Escarlata.

«Si alguna vez un servidor tuvo ínfulas de bardo, se le quitaron de un plumazo aquella tarde en que cayó Sparrings entre mis manos. Ese pellizco todavía mora en mi pecho y, desde ese momento, jamás volvió a salir de mis labios la palabra poeta a no ser que me estuviese refiriendo a mi compadre asturiano.» Kutxi Romero

«Y es que David González no es más que eso, verdad, verdad a raudales, verdad en cada palabra, verdad en cada puño, verdad en cada letra, en cada uno de sus versos, esa verdad sutil y ruda que solo brota cuando se riega con tinta y sangre, con dolor y gloria, con placer y fracaso, con colonia barata y vino caro; esa bendita mezcla que cala hasta los huesos hasta hacerte rezumar a través de tus propios poros la misma realidad que se palpa en la humedad del ambiente que destilan cada uno de sus poemas.» Belo