olvidando la palabra tiempo.
en un corredor,
en la plaza de la soledad,
en mangas de camisa,
el manco,
con su brazo ciego,
pasa las páginas
de una novela del oeste,
mientras considera
que quizá
el tiempo
sea uno de esos chiquillos
que unas veces
le saludan
y otras
no.
David González, del poemario Sembrando hogueras ( Bartleby, 2001 ).
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