Las muñecas rotas,
esperan debajo del contenedor.
Navaja en mano.
Arranco los ojos
uno a uno,
hasta evitar la presencia
de largas pestañas de plástico.
Las muñecas rotas quieren llorar,
debajo del contenedor,
jugar a ser otra cosa,
pero su desnudez es casi pornográfica.
¿Qué queréis?
Me gusta hurtar miradas.
Leticia Vera, del blog Mi sonrisa sangra.
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