algún hijoputa había acaparado todo el dinero, todos decían estar sin blanca, se acababa el juego, yo estaba allí sentado con mi compadre Elf, Elf estuvo jodido de pequeño, encogido todo, se pasó años tumbado en la cama apretando esas pelotas de goma, haciendo extraños ejercicios, y cuando un buen día salió de aquella cama, era más ancho que alto, una risueña bestia musculosa que quería ser escritor pero escribía demasiado parecido a Thomas Wolfe y, Dreiser aparte, T. Wolfe fue el peor escritor norteamericano de todos los tiempos, y bueno, le arreé detrás de la oreja y la botella cayó de la mesa (él había dicho algo con lo que yo no estaba de acuerdo) cuando fue a levantarse yo tenía la botella agarrada, un escocés magnífico, y le aticé en la mandíbula y parte del cuello allí debajo y abajo se fue otra vez, y yo me sentía el amo del mundo, yo estudiaba a Dostoievski y escuchaba a Mahler en la oscuridad, y (...)
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