El escritor norteamericano Charles Bukowski (1920-1994) ha tenido una presencia notable en España como narrador, recordemos que la editorial Anagrama ha publicado sus libros de narrativa más importantes. Sin embargo, no hemos tenido una ideal cabal y precisa de Bukowski por una sencilla razón: faltaba una buena edición de su poesía. Y es curioso, porque Bukowski en España es conocido como narrador y en Estados Unidos lo es como poeta. Y, personalmente, yo creo que Bukowski es antes que nada un poeta. Un poeta grande, y necesario. Para conocer la poesía de Bukowski es esencial el libro que acaba de publicar la barcelonesa DVD ediciones, en excelente traducción del poeta Eduardo Moga, titulado "Poemas de la última noche de la tierra". La poesía de Bukowski es toda una sorpresa y este "Poemas de la última noche de la tierra" aventuro que va a tener una importancia decisiva en el ámbito de la literatura española. Son muchas las novedades de la poesía de Bukowski, pero hay una imprescindible: la modernidad. Bukowski es un poeta extraordinariamente moderno. Es tan moderno que, incluso desde un punto de vista político, Bukowski consigue irritar tanto a la derecha como a la izquierda, como le pasó a Céline hace setenta años, por poner un ejemplo. Modernidad bukowskiana significa libertad, libertad para escribir de lo que sea y como sea. Y en esa libertad se produce una de las revoluciones de esta poesía: el sujeto poético que habla en los poemas de Bukowski es un hijo de la clase media-baja norteamericana. Que el sujeto poético tenga esa extracción social (casi valdría decir que con que tenga una extracción social ya sería suficiente) significa una operación retórica de máxima higiene para la literatura, significa una ampliación del canon poético, del que sale beneficiada la poesía en general. La poesía se convierte en realidad, por fin.
El traductor de estos poemas de Bukowsi, Eduardo Moga, ha hecho una versión memorable. Es un Bukowski perfectamente acompasado al castellano. A mi juicio, Moga ha construido en castellano al mejor Bukowski posible. Pienso que si Bukowski viviera y supiera español y viera esta traducción, se quedaría asombrado y contento.
La poesía española tiene asignaturas pendientes, y una de ellas es la representación de la modernidad y la captación de nuestro mundo. Es decir, que el mundo que nos ha tocado vivir sea llevado a los poemas con toda naturalidad. Eso es Bukowski: la palabra en el tiempo machadiana, pero no la palabra en el tiempo de los poetas clásicos, sino la palabra "en este tiempo". Bukowski todavía irrita a mucha gente, eso es verdad, y todavía molesta, incomoda y enfada. Y aquí en España igual que hay poetas bukowskianos, también los hay antibukowskianos. En esto, sólo vale lo de siempre: el sentido común. El sentido común dice que hay que conocer la poesía de Bukowski, pero no copiarla, porque copiarla es un suicidio literario. Bukoswki es un poeta demasiado original y rebelde como para imitarlo. De Bukowski hay que aprender, eso sí, la gran lección de modernidad. Hay que entender que este mundo en que vivimos tiene derecho a ser poesía. Que todo es poesía: una botella, una calle sucia, una oficina de correos, un hipódromo, un mendigo. Que la poesía es, en título bukowskiano "días como cuchillas de afeitar, noches infestadas de ratas".
Artículo publicado en "ABC" (2004).
El traductor de estos poemas de Bukowsi, Eduardo Moga, ha hecho una versión memorable. Es un Bukowski perfectamente acompasado al castellano. A mi juicio, Moga ha construido en castellano al mejor Bukowski posible. Pienso que si Bukowski viviera y supiera español y viera esta traducción, se quedaría asombrado y contento.
La poesía española tiene asignaturas pendientes, y una de ellas es la representación de la modernidad y la captación de nuestro mundo. Es decir, que el mundo que nos ha tocado vivir sea llevado a los poemas con toda naturalidad. Eso es Bukowski: la palabra en el tiempo machadiana, pero no la palabra en el tiempo de los poetas clásicos, sino la palabra "en este tiempo". Bukowski todavía irrita a mucha gente, eso es verdad, y todavía molesta, incomoda y enfada. Y aquí en España igual que hay poetas bukowskianos, también los hay antibukowskianos. En esto, sólo vale lo de siempre: el sentido común. El sentido común dice que hay que conocer la poesía de Bukowski, pero no copiarla, porque copiarla es un suicidio literario. Bukoswki es un poeta demasiado original y rebelde como para imitarlo. De Bukowski hay que aprender, eso sí, la gran lección de modernidad. Hay que entender que este mundo en que vivimos tiene derecho a ser poesía. Que todo es poesía: una botella, una calle sucia, una oficina de correos, un hipódromo, un mendigo. Que la poesía es, en título bukowskiano "días como cuchillas de afeitar, noches infestadas de ratas".
Artículo publicado en "ABC" (2004).
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