viernes, 31 de octubre de 2008
GUY DE MAUPASSANT
En esta web se pueden leer y descargar todos los cuentos del genial escritor francés. Todo un banquete. P.
BESOS Y HECES (Sor Kampana)
Ni vertiendo polvo
en el cajón de los sueños
consigo ahuyentar
las pesadillas que pueblan mis
borracheras
lasrgas horas de descontrol
y fuego perdido
pequeñas fieras y alimañas
que devoran mi vida
hasta contaminarse
***
Entrad en mis venas
Sentireis mi mala sangre
mis ganas de reventar vuestro
mundo, de estrangularos
sin mediar palabra
pero no temáis
sigo conteniéndome
y poniendo muros al mar
de mi odio antisocial
y aunque os deteste
y abomine
quizás moriré
con las manos
limpias de vuestra sangre
***
Desperté tosiendo
y buscando lombrices encontré a Dios
entre mis excrementos;
Extraño día para mí, pobre ateo
éste en que vi la luz por vez primera,
día desde el que doy gracias y ofrezco oraciones
a mierdas y orines, máximas manifestaciones
de Dios en esta tierra.
Seguid los pasos del Señor, hermanos,
seguid sus pasos hacia los urinarios,
comeréis su carne de porcelana;
y beberéis su sangre en los retretes.
Ved su luz, su hedionda y oleosa luz
salpicando las paredes de vuestras ridículas,
hasta hoy, inútiles almas, ahora abro mi corazón
a las secreciones eternas del Todopoderoso y lleno mi espíritu de amor escatológico
consangrando semen y esputos
hasta el éxtasis místico. Seguid las huellas del Señor
hermanos, seguid sus pasos hasta los mingitorios,
devoraréis su carne alicatada y abrevaréis su sangre en las letrinas. Pero mantened las narices alerta
ante las armas del Maligno, ante su aromática arrogancia
esparcid el guano de la Fe, contra sus límpidas y asépticas
tentaciones esgrimid el menstruo incorrupto de la Xeperudeta
y alzad las santas y hediondas heces momificadas de Sanjosemaría. Seguid el rastro del Señor hermanos,
lamed su rastro de sangre y carne, batallaréis a lomos de container amputando la vida a los infieles
jueves, 30 de octubre de 2008
HURACÁN CARLA
Ayer, contra todo pronóstico meteorológico, pasó un huracán por Pamplona, un huracán con nombre de mujer (no es cierto que los huracanes lleven siempre nombre de mujer, por cierto, alternan las denominaciones masculinas y femeninas, y en este caso, de hecho, en realidad fueron dos huracanes, uno llamado Carla Badillo, y otro que responde por Pepe Pereza).
Carla y Pepe se dejaron caer por la vieja, fría y lluviosa Iruña (una pena que al final el aguanieve no llegara a más, hubiera sido todo un privilegio que Carla viera por primera vez la nieve junto a nosotros), a media tarde, y el huracán removió todo para que todo estuviera en su sitio, en el lugar exacto, sabéis de lo que os hablo, una de esas ocasiones en que uno encuentra las razones que dan sentido a todo por lo que lucha, escribe, sigue en el camino… en las que todo se ordena, plácidamente por dentro y la vida tiene sentido, aunque solo sea por unos momentos.
Tomando unas cañas con Ernesto en el café Iruña
Carla vino con su libreta azul y sus anotaciones -escritas en un hermoso caos- sobre ese viaje que le está llevando por medio mundo (y en el cual Pamplona será una etapa, pequeña y casi fugaz, más, una modesta nota al pie) y dejó tras de ella estelas que nos conectan con lugares, incluso con épocas que nunca hubiéramos imaginado. Fue emocionante oírla hablar de sus encuentros con Ferlinguetti, Corso, Neeli Cherkovski… O fotografiarnos junto al busto de Hemingway, en el café Iruña , donde el escritor solía beber (beber mucho). Cuando Vicente y yo empezamos toda esta aventura nunca imaginamos que llegaríamos tan lejos, que un día nuestro libro estaría entre las manos de las personas que más cerca estuvieron de Bukowski (Linda, Neeli…) y que estos se interesaran por él; es emocionante ver las fotos, y oír a Carla contar sus conversaciones con los beatniks…
Pepe y Carla, bien pertrechados contra el frío
Tengo, además, un pequeño tesoro, una foto que (según creí entender; Carla es una fuerza de la naturaleza, su conversación fluye como un torrente, y a veces resulta imposible recoger el caudal con las manos desnudas) sacó el padre de Neeli Cherkovski a Hank. No soy nada mitómano, pero no puedo evitar que se me ponga en piel de gallina el corazón, al pensar que de alguna manera, hay algo que me conecta directa, casi físicamente con el viejo indecente. Y tengo, además, también una pulsera para resistir, unas semillas de San Pedro que me protegerán de los malos, un poema manuscrito de Carla sobre el reverso de la foto de Hank...
Pero hay algo que me emociona aún más, y es la forma en que todo esto ha sucedido, en que las casualidades, las circunstancias, incluso (aunque suene grandilocuente) que el destino, han hecho que conozca a personas con las que no me siento un bicho raro, o no dejo de sentirlo pero me siento orgulloso de ello, personas con las que comparto inquietudes, miradas, sentimientos, personas como Carla, Pepe (que tampoco para, su cabeza es un campo que siembra y en el que recoge frutos, proyectos cada día), todos los hijos e hijas de Satanás… Hemos trazado una red (de la que JAB hablaba el otro día) que permite, por una parte, que algunos no caigamos al vacío, y por otra sirve para lanzar, atrapar, desarmar a las alimañas de la noche que demasiado a menudo nos acechan y lanzan dentelladas. Una red que debemos mantener bien trenzada y seguir extendiendo.
EL SOÑADOR: Vicente Muñoz Álvarez & Mik Baro.
EJE ediciones. Colección Cúa.
.
Más información e ilustraciones en:
http://mikbaroblog.blogspot.com/2008/09/marginales-vicente-muoz-lvarez-50.html
LOS BOMBARDEROS by Anne Sexton.
EL MEJOR DE LOS MUNDOS by Ginés Torres García.
en la pantalla
del televisor.
les enseñan
a hacerlo.
encantados
de haberse
conocido.
siempre
lo hacen.
el mejor
de los mundos
posibles.
Gracias, claro,
a ellos.
Y es que
somos una panda
de aguafiestas
desagradecidos.
les enseñan
a hacerlo.
sobre ruedas.
Nuestras
preocupaciones
no tienen
fundamento.
de populacho.
los excluidos
no sólo son
los que dormitan
su mala suerte
al amparo siniestro
y paradójico
de los cajeros.
Hoy, los excluidos
también figuran
en nómina y cotizan
a la seguridad
social.
miércoles, 29 de octubre de 2008
LA CENA DE LOS NOTABLES (CONSTANTINO BÉRTOLO)
Este ensayo es el resultado de años de trato con la actividad literaria a cargo de su autor, Constantino Bértolo, uno de los críticos y editores más prestigiosos de España, y es también el resultado de la reflexión sobre algunas de las claves de dicha actividad: la escritura, la lectura y la crítica. Tiene su punto de encuentro y origen en el concepto de responsabilidad: responsabilidad del que habla y responsabilidad del que escucha, responsabilidad del que escribe y responsabilidad del que lee. La literatura como pacto de responsabilidad es la noción de lo literario que atraviesa estas reflexiones y bien puede decirse que su argumentación es el argumento de este libro, subtitulado reveladoramente Sobre lectura y crítica: la lectura como espacio común, aunque marcado por las huellas dactilares de cada lector; la crítica, como generadora de discursos públicos y como interlocutora que interroga en voz alta, que se pregunta y nos pregunta sobre los textos que leemos. Textos como los que transitan estas páginas (Martin Eden, Madame Bovary, La isla del tesoro...), que hunden su raíz en el pasado para reflexionar sobre el presente.
Prólogo
Cabe pensar que la escritura nació ligada al poder aunque nos guste pensar que fue creada para dar honra, voz y cobijo a la memoria. Debió de parecer un acto de magia o diabólico, sagrado en cualquier caso: sobre un pergamino pintarrajeado o una tablilla con incisiones viajaban, por encima del espacio y del tiempo, palabras, historias, mandatos. El poder de la memoria y la memoria del poder. Lo memorable. Cabe entender la lectura como una conquista irreversible, incruenta, a la que no acompaña ni explotación ni esclavitud alguna. Como territorio libre, frontera de un horizonte que no acaba, hogar nómada, patria sin patriotismos, grata intemperie, espejo mágico donde la madrastra reconoce sin odio el añorado rostro de Blancanieves. Cabe imaginar la crítica como ágora de las lecturas compartidas, asamblea donde se sopesan las palabras, los silencios y las historias colectivas. Nota y sonido referencial que ayude a afinar el instrumental semántico en medio del bullicio comercial de cada día. Recuento y vuelta a empezar. Tañido de campana que ordene el espacio y las cosechas, el calendario y los encuentros, el ocio y el afán. Y cabe reflexionar por qué cabe lo que cabe y por qué no cabe lo que no cabe.
Los escritos que aquí se reúnen son el resultado, merezca éste el juicio que merezca, de años de trato con la actividad literaria, entendida en el más amplio sentido posible, y de la reflexión sobre algunas de sus claves: la escritura, la lectura y la crítica. Con muy especial acento, presencia y atención a la ficción narrativa, alrededor de la cual gira de modo dominante la constelación de materiales que en el libro se agrupan. Entiendo, sin embargo, que parte de ellos podrían ser trasladables, con la necesaria adecuación, a aquellos otros ámbitos literarios que como la poesía, el teatro o el ensayo, no se abordan directamente en estas páginas. También quedan fuera de este libro, al menos de manera explícita, aspectos como la publicación, la edición, la distribución, la difusión o la recepción social y cultural que intervienen en la construcción semántica del «acto literario» con relevancia pareja al menos a la de la tríada, escritura, lectura, crítica, que la tradición humanista ha venido privilegiando como centro de su interés y de sus intereses.
Extraido de El Boomerang
Más sobre Illescas y el Bukowski Club
martes, 28 de octubre de 2008
UN TRAGO CONSERVADOR (ADOLFO VERGARA TRUJILLO)
Ser parroquiano de un bar de segunda tiene sus ventajas. Luego de un par de años logras cierto crédito, te apartan tu lugar en la barra hasta las nueve y te brindan la de la casa una vez por semana.
Aunque debes aprender a conocer a los cantineros: cuando tú llegas, ellos ya han estado ahí por años y permanecerán en su lugar mucho tiempo después de que te hayas ido. Ellos son “el hombre de confianza”: controlan el dinero y la bebida. Si los tratas bien, siempre tendrán tu vaso bien servido.
Pero ni siquiera ellos controlan la noche.
Me encontraba bebiendo en mi lugar habitual, en el extremo derecho de la barra, y no se percibía novedad alguna. Ninguna hasta que sucedió: llegó un tipo de unos 40 años; más fornido que alto; vestía algo elegante para el lugar. Vino directo a la barra y ordenó un coctel de color azul.
El buen Izaguirre, el cantinero, lo sirvió lo mejor que pudo.
Continué con mi trago e ignoré al vecino cuanto pude, hasta que su mirada cortés se hizo insoportable. Saludó con la mirada.
—Sí, qué tal —respondí y volví a lo mío.
El tipo se veía muy propio frente a su bebida color azul. Se desanudó la corbata en un impulso, pero pareció conservar cierto recato con su saco.
—Veo que bebe whisky —dijo—: un trago conservador.
—Ajá —respondí.
—Y lo bebe de buena manera…
No supe si lo de la “buena manera” era en la forma o en el fondo.
Acabé el trago de un golpe y el buen Izaguirre se acercó con el siguiente. Encendí un cigarro y el tipo tosió, pero se acercó un banco hacia mí:
—¿Me obsequiaría un cigarro?
Bueno, a todo el mundo se le terminan. Le ofrecí uno de la cajetilla y cuando lo tomó se quedó petrificado por un momento; quizá imaginó que también se lo encendería. Le acerqué el encendedor sobre la barra y estudié sus movimientos: un fumador social, dirían algunos.
Me agradeció con un ademán.
—A la sazón: me llamo Edgar —dijo y me ofreció la mano.
¿Pero qué era aquello? ¿Un curso de Calidad Total? ¿Soy Edgar y quiero ser tu amigo? Uno se sienta en la barra para tener un momento de paz. Tuve que cambiarme el cigarro de mano para estrechar la suya. Estaba tibia como un bebé.
—Veo que es usted casado —dijo—. Lo adivino por la argolla.
Le miré las manos y estaban limpias.
—¿Problemas con su esposa? —preguntó con ganas de platicar.
—No. Sólo soy borracho.
—La mía me abandonó —dijo y comenzó a llorar— La muy puta…
Así comenzó aquello.
—¿Y qué? ¿Te dejó por otro? —pregunté.
Edgar contuvo el llanto.
—¿Te dicen algo las siglas D. P.? —preguntó en confianza.
—¿Dinero Perdido? —especulé.
—Doble Penetración —respondió—. Ya lo practicaba cuando la conocí: “culo y coño”, dirían los españoles. Sentía sus espasmos encima de mí, mientras el invitado la envestía por las nalgas. “¿Te gusta que me den por la cola? ¿Eh?”, me preguntaba y aquello me hacía explotar.
—¿Quieres decir que invitabas al lechero a tirarse a tu mujer?
—No es así de burdo —respondió—: hay círculos sociales que uno frecuenta. Luego de un rato, en alguna reunión, ella identificaba al tipo. Nos acercábamos a saludar. Si el sujeto estaba de acuerdo, íbamos a casa y le dábamos a escoger la locación —explicó y apagó su cigarro a medias—. Casi nadie elegía el dormitorio. La sala y la cocina era lo habitual; ya sabes: sofá de piel o azulejo veneciano. Se lo mamaba a uno mientras el otro la chupaba a ella. Se vaciaba tres o cuatro veces antes de empalarla. Si de verdad le gustaba el invitado, se inclinaba hacia delante y me pedía que la penetrara de pie para que el otro acabara en su boca. Y eso no quiere decir que le diera respiro —Edgar comenzó a mover las manos mientras hablaba—: lo enderezaba de inmediato, me sacaba de ella y se le encimaba al muchacho hasta metérselo hasta el fondo. En ese caso debía embarrarle las nalgas de aceite y entrar por el culo. Quedábamos empalmados igual que un III romano y, como si nos guiara con la mente, nos sincronizaba para mecerla de buena manera.
Levanté la vista y ahí estaba Izaguirre, siguiendo la conversación muy atento. Me había terminado el trago y pegué en la barra con el vaso para ordenar el siguiente. Pensé en ofrecerle alguna palabra de aliento a Edgar, pero seguía imaginando a su mujer.
Encendí un cigarro cuando Izaguirre regresó con el whisky.
—Entiendo que eran felices, ¿cierto? —pregunté.
—¡Desde luego!
Edgar estiró su mano hasta mis cigarros y tomó uno. Esperó a que se lo encendiera y continuó:
—Durante los últimos meses estuvo algo rara. Era normal que habláramos de nuestras inquietudes, así que la encaré. Respondió que aquello de la D. P. ya no era suficiente.
—¿Qué necesitaba? —preguntó Izaguirre— ¿Un camión de granaderos?
—¿Les dicen algo las siglas T. P.?
—¿Tiempo Perdido? —especulé.
—Triple Penetración —corrigió y bebió el resto de su trago —. Lo discutimos durante algunas semanas y al final decidimos aventurarnos un jueves, justo cuando yo regresara de un viaje de negocios.
—La muy puta… —dije.
—Así fue —respondió Edgar—: regresé a casa antes de lo estimado y la encontré con tres chicos en mi cama: “culo, coño y belfos”, dirían los españoles. La cabrona me engañó, me excluyó por completo…
Edgar comenzó a llorar otra vez mientras su cigarro se consumía en el cenicero.
¿Por qué la gente que no fuma enciende cigarros?
Izaguirre se acercó con otro vaso de bebida azul y se lo ofreció.
—Luego supe que tenía seis meses de práctica… Miré cómo la trituraban en turba, cubierta ya de semen seco, sin que ella perdiera el ritmo de su lengua ¡Y me excluyó! ¿Lo pueden creer? —preguntaba entre lágrimas y nos miraba sin observarnos— ¡La cabrona se ahogaba de placer y me excluyó!
Izaguirre limpió el cenicero y nos dio la espalda; volvió a lo suyo de limpiar vasos, revisar las cuentas.
Edgar perdió la mirada en el azul de su coctel.
No dije más.
Encendí otro cigarro y me los guardé.
Edgar tomó una servilleta y se limpió la nariz; y sin más, sacó su cartera y arrojó lo de su cuenta sobre la barra.
—Que pasen buenas noches —dijo y se levantó.
Lo escuché sollozar un poco, antes de desaparecer por la puerta.
Terminé el whisky en silencio y el buen Izaguirre se acercó con el siguiente; luego retiró la bebida azul de Edgar y la vació en el fregadero.
Miré el color ámbar de mi bebida y reflexioné un poco.
Es cierto: el whisky es un trago conservador.
Adolfo Vergara Trujillo (Ciudad de México, 1975) es autor del libro de cuentos Freak
lunes, 27 de octubre de 2008
Illescas. Poesía en los Bares III: fotos, by jab
sábado, 25 de octubre de 2008
GRIZZLY MAN
viernes, 24 de octubre de 2008
jueves, 23 de octubre de 2008
VISITA (KIRMEN URIBE)
La heroína es tan dulce como hacer el amor,
decía ella en otro tiempo.
Los médicos dicen que no ha ido a peor,
día va y día viene, y que nos lo tomemos con calma.
Hace un mes que no ha vuelto a despertar,
desde la última operación.
Y sin embargo seguimos visitándola todos los días
en el sexto box de la unidad de cuidados intensivos.
Al entrar, el enfermo de la cama de enfrente lloraba,
no ha venido nadie a visitarme, le decía a la enfermera.
Hace un mes que no oímos la voz de mi hermana.
No veo como antes toda la vida por delante,
nos decía,
no quiero promesas, no quiero disculpas,
tan sólo un gesto de amor.
Ahora sólo le hablamos mi madre y yo.
Mi hermano, antes, no decía gran cosa;
ahora ni siquiera viene.
Mi padre se queda en la puerta, callado.
No duermo por las noches, nos decía mi hermana,
tengo miedo a dormirme, miedo a las pesadillas.
Las agujas me hacen daño y tengo frío,
el suero me enfría las venas.
Si pudiera huir de este cuerpo podrido.
Mientras tanto dame la mano, decía,
no quiero promesas, no quiero disculpas,
tan sólo un gesto de amor.
De Mientras tanto, dame la mano
Y en el principio fue Leño...
1 poema de Carlos Salem
Lo que sobra
Ahora que todo
ha quedado en nada
me sobran los dedos que hasta hace poco se turnaban
para buscarte resortes y cosquillas
en la compleja maquinaria que ocultas entre las piernas
Ahora que todo
ha quedado en nada
mi boca sólo sirve para boquear besando al aire del cigarro
o masticar alguno de tus platos favoritos
como si te masticara
Y no es lo mismo.
Ahora que todo
ha quedado en nada
mi sexo se convierte en un absurdo artilugio para mear llorando
una molestia que me impide dormir de lado
un polo de ceniza y fresa
un tizón helado
Ahora que todo
ha quedado en nada
los poemas que escribo me suenan a declaración de la renta
y en cada verso me defraudo
y en cada verso te desgravo
intento la venganza de un soneto
pero siempre me rima con "afrenta"
y todas las palabras se me deshacen entre los verbos
Ahora que todo
ha quedado en nada
mis ojos son tajos en la cara
que froto contra la pantalla de la tele
o en tu inolvidable sonrisa que se burla
en cada foto.
Ahora que todo
ha quedado en nada
me sobra todo.
O tal vez no.
Creo que no.
Seguro que no.
No me sobran
ni los dedos ni la boca ni los versos
ni los ojos ni la polla.
Me sobras tú.
Por eso me pido otra cerveza
y espero ver entrar por esa puerta
a la mujer
que te borre
para siempre
esa jodida sonrisa
de las fotos.
miércoles, 22 de octubre de 2008
DIOS LOS CRÍA...
...y ellos se juntan. Tal y como anuncia el blog NHTBLOG dedicado a Barricada: "El escritor Patxi Irurzun prepara la recopilación de relatos Ajuste de cuentos prologado por Kutxi Romero (Marea) y epilogado por El Drogas (Barricada), que saldrá próximamente a la venta. Seguiremos informando.
SOY CURRIQUI DE BARRIO
Bukowski & Herralde
Con Bukowski compartí horas de literatura y de buen vino
Mayte méndez | Santa cruz de Tenerife .
Imagino que no es la primera vez que se lo dicen pero Anagrama es una editorial que parece conectar muy bien con los veinteañeros y treintañeros, que en cierto modo se sienten muy identificados con las obras publicadas ¿A qué cree que se debe este éxito?
-Sí, lo he notado mucho. Pero también lo notaba hace veinte años. Es decir, que siempre las diversas generaciones de jóvenes se han identificado con nosotros. Y ahora, muchos escritores de América Latina que estoy publicando me lo hacen saber. Los autores que publicamos conectan muy bien con la juventud, pero no con la juventud cronológica sino con la gente de espíritu joven que a veces buscan un tipo de literatura más osada, más extrema.
-¿Fue usted quien introdujo en España la obra de autores como como Bukowski o Jack Kerouac? ¿Trajo usted a los escritores de la llamada generación beat?
-En algunos casos ya había en España ediciones anteriores pero en todo caso fue Anagrama quien los lanzó de forma programática y fue cuando llegaron a ser conocidos por el gran público.
-¿Cómo decidió usted mirar más allá de los mares y apostar decididamente por los autores malditos americanos?
-Por que encajaban con ese posible espíritu de Anagrama. Primero publiqué a Bukowski, Brautigan, al nuevo periodismo y a Hunter S. Thompson, y luego a la generación beat. Ahora he recuperado a John Fante, que era el autor favorito de Bukowski.
-¿Llegó a conocer o conoce a muchos de los autores que engrosan su catálogo?
-A algunos sí y otros no. Pero sí que conocí a Bukowski.
-¿Y como era? ¿Era tal como se presenta en sus libros, es ese Henry Chinasky que conocemos o esto solo era fachada, un personaje creado?
-Era bastante parecido a lo que se puede leer. Yo he publicado varios libros que en realidad son viñetas de editorial, retratos de escritores y editores. Hay uno en el que cuento nuestro viaje a casa de Bukowski: Estábamos en Los Angeles y yo lo había llamado para conocernos. Nos citó en su casa. Fue curioso ese encuentro porque él mismo, en short, nos abrió la puerta de su casa, una vivienda individual. Nos saludó y luego vino su mujer, que era una chica joven muy guapa que tenía un restaurante de comida naturista y macrobiótica. Luego, él bajo a los tres minutos ya con pantalones largos y bien peinado. Allí empezamos a charlar y charlar sacando botellas de vino blanco. Después de todas las décadas de vida decrépita que pasó, en los últimos años y gracias a las ventas en Europa más que en Estados Unidos. En ese momento Bukowski ya bebía en vez de cerveza barata vino blanco del Rhin. Allí, en su casa nos bebimos ocho botellas de vino entre los cuatro y sin comer, ya que por cuestiones de horarios pensamos que iríamos a cenar y ellos ya habían cenado... Fue muy divertido todo aquello; hablamos mucho de literatura. Era muy crítico. Recuerdo que cuando le preguntaba por algo que no le gustaba se limitaba a decir Shit y que del único que me habló con veneración fue de John Fante. El propio Bukowski editó el primer libro de Fante, Pregúntale al polvo, con prólogo de Bukowski en el que decía que Fante era su dios. Esto ayudó mucho a que póstumamente su obra se publicara en Europa.
-¿Dónde tiene usted recogidas todas estas vivencias, todos estos encuentros?
-Las he ido volcando en diferentes publicaciones. La primera fue Opiniones Mohicanas, que se publicó en Acantilado. También hubo varios en América Latina y luego en Anagrama las recogí en el libro titulado Por orden alfabético. Escritores, editores, amigos. Y luego, uno que puede encontrase en España y que me hace especial ilusión es Para Roberto Bolaño. Éste fue mi homenaje a Bolaño, que creo que es un gran autor, uno de los mejores que he publicado.
Publicado en La opinión de Tenerife