Un nuevo episodio de la "historia" que David González viene construyendo desde hace ya más de una década llega a las librerías y en esta ocasión lo hace con su habitual contundencia, tanto en el título del libro como en el tono de los poemas, y con un giro de tuerca más en lo que podríamos denominar su peculiar apuesta estética."Poesía de no ficción" reza el subtítulo a este volumen magníficamente editado por Bartleby (donde ya había publicado allí "Anda, hombre, levántate de ti" y "Sembrando hogueras") y el lector ante semejante aseveración no puede más que tomar las páginas con la intensidad propia de quien abre un volumen de crónicas personales o memorias, o el misterio de quien se encuentra un diario íntimo y ante él ve desplegados los secretos de toda una vida. Quizá ese sea uno de los riesgos que de forma no consciente toma el autor en este libro (ya toma otros riesgos con vehemencia e incluso podríamos decir que su voz crítica se hace mayor y su conciencia es ya el elemento que condiciona el final de estas vivencias hechas poema), a la ya reconocida y catalogada escritura moral (fue Túa Blesa quien destacó este aspecto en el prólogo a la antología "El amor ya no es contemporáneo") se suman ahora esa sensación confesional que hace más íntimo al autor y una búsqueda incansable del lugar que debe ocupar en la vida.Algo que declarar podría suponer en muchos aspectos una continuidad con su anterior libro de poemas, Reza lo que sepas, pero es, ante todo, una mirada crítica hacia el mundo en el que el poeta debe vivir o intentar hacerlo. A fin de cuentas este libro es un contundente y necesario golpe en la conciencia.
Ignacio Escuín Borao.
El Heraldo de Aragón, 17 de mayo de 2007.
Ignacio Escuín Borao.
El Heraldo de Aragón, 17 de mayo de 2007.
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