sábado, 27 de febrero de 2021

UN POEMA por JAVIER VAYÁ ALBERT



Un poema que hable sobre los amigos tomando vino en una terraza de Berlín.
No.
Un poema que sea el vino que beben los amigos en una terraza de Berlín. Un poema sobre los amigos inmóviles al otro lado del teléfono. Sobre los amigos imaginarios de la infancia y sus cadáveres putrefactos bajo el sauce calcinado cuyas ramas asemejan brazos deformes clamando a un cielo insolente. Un poema que hable sobre el diseño frustrado de las alas en la espalda del enfermo. Un poema, un puñado de versos, como gotas de cianuro sobre los lechosos pezones de la madre de Franco.
Un poema como un puzzle recomponiendo el hígado efímero de los desesperanzados. Un poema de puntillas como el niño que pretende alcanzar el corazón ausente de su padre. Un poema orgulloso y terminal como una ballena jorobada varada en la playa .Un poema tan hermoso como caballos negros galopando por los aeropuertos. Un poema tejido con la sombra y el desprecio de las viejas borrachas tras raídas cortinas. Un poema como fuegos artificiales estallando en las cuencas de los ojos artificiales de los robots resplandecientes.
¡Un poema, un poema!
Un poema-infección en los genitales de los sacerdotes.
Un poema tan momentáneo e insignificante como la especie humana. Un poema matriz de cuchilla y esperpento. Un poema como el idioma cifrado entre los animales y las plantas.
Un poema incrustado en el sueño de los conserjes y las porteras. Un poema pasaporte y raíz en regazo de hambre escuálida. Un poema rapto. Un poema polilla horadando los uniformes de la policía.
Un poema imposible
que abrazara todas las cosas posibles.

Javier Vayá Albert


viernes, 26 de febrero de 2021

ENTRE PROPIOS Y EXTRAÑOS: Óscar Alonso Pardo.



SÁBADO

Pienso en mis padres
las tardes de sábado, en el sillón,
frente al televisor, aburridos
viendo pasar las horas.
Mientras recuerdo, en el sillón,
frente al televisor, aburrido,
el triste recorrido de sus vidas.


BLACK FRIDAY

Lo vi morir
como en una película de Peckinpah.
Su cuerpo caía sobre la acera
lentamente.
El tiempo jugaba con la muerte
en un segundo interminable.

Luego vinieron los gritos
las luces de las ambulancias
y esa tristeza en el ambiente
que lo llena todo.

Volví andando hacia mi casa
con el ruido de las sirenas
alejándose poco a poco
y ese murmullo ingrato
que deja la muerte, en mi cabeza.


EN ESTA VIDA

En esta vida
verás morir a tus abuelos
a tus padres
puede que a alguno de tus hermanos o hermanas
y también a tus mejores amigos.

Vete haciéndote a la idea
si tienes la suerte
de no morir tú antes.

Pero no pierdas un segundo
ni un solo segundo
en pararte siquiera a imaginarlo.


BELLEZA MUERTA

En un viejo libro encontré una flor
aplastada por el peso de los años.
Se adivinaba su esplendor
aún latente en las hojas secas.

Todo lo pudre el tiempo, implacable,
hasta dejar en astillas, como el amor,
lo que un día no pudo domar el fuego.

*

Las hojas muertas
abandonan su hogar.
El árbol tiembla.


Óscar Alonso Pardo, de Entre propios y extraños (2020)


miércoles, 24 de febrero de 2021

LAWRENCE FERLINGHETTI

 

MINIATURAS: José Ángel Barrueco.



A MODO DE INTRODUCCIÓN


Escribí las notas recogidas en este libro en dos remesas: la primera, entre el 29 de mayo de 2007 y el 29 de junio de 2010; la segunda, y muy breve, entre el 5 de junio y el 26 de julio de 2011.

El propósito inicial era construir una especie de diario en el que descargar las tensiones de la jornada, recoger algunas circunstancias de las horas previas y desahogarme mediante lo que algunos llaman la terapia de la escritura. Aunque todo se resume en lo mismo: la necesidad de contar. De contar lo que uno ha visto, lo que ha oído, lo que le han dicho, lo que siente y lo que padece. Su germen, si la memoria no me falla, provino de la influencia de las anotaciones cotidianas que Tomás Sánchez Santiago, poeta y escritor, amigo y paisano, introduce en varias de sus obras. Pero la intención final era colgarlas en mi bitácora Escrito en el Viento.

Tras teclear cada una de ellas en sesiones cortas, tensas y nocturnas, tuvo sentido subirlas a la red porque la gente leía los blogs con asiduidad, o al menos los visitaba, y varios de estos apuntes míos fueron citados aquí y allá, entre el tejido siempre atronador de las redes sociales. Hoy carecería de sentido porque quienes mantenemos estos sitios web apenas contamos con un puñado de lectores o visitantes (no siempre son lo mismo): los blogs son una reliquia de esta época vertiginosa donde todo caduca a la vuelta de la esquina. Creo que los reclamos de la maraña digital tarde o temprano acaban disolviéndose con la irrupción de las nuevas modas: pero el papel permanece. Por eso ésta es su nueva casa, en esta editorial de Juan Luis Calbarro que con tanto cariño me acoge.

Releyendo estas miniaturas en el confinamiento de 2020, donde sobraban horas para revisar viejos archivos, se me ocurrió que podría resucitarlas: muchas de ellas constituyeron el origen de una pequeña parte de mi bibliografía, y también son el retrato de una época… del tiempo en que, cada semana, acudíamos a recitales poéticos y a presentaciones literarias, el tiempo en que ejercía de columnista, el tiempo en que yo aún tenía madre pero no hijos.

La primera remesa se corta abruptamente en junio de 2010: para entonces estaba metido en tantos proyectos que no podía incorporar más: novelas, artículos, antologías, poemas narrativos, colaboraciones dispersas… Intenté retomarlas en junio de 2011. Y, unas semanas después de nacer el primero de mis dos retoños, me vi agotado para seguir redactándolas de noche y las abandoné. Puede que también influyeran los vaivenes del ánimo: ese cómputo de pérdidas y ganancias de seres queridos, en apenas seis meses, trastorna un poco.

Las anécdotas reflejadas en estos textos contrastan con los miedos, las sombras y los encierros que nos ha traído la pandemia de coronavirus. Hace años que no veo a muchas de las personas aludidas en sus páginas, con otras he perdido el contacto y en algún caso puede que la amistad. En las fechas en que fueron escritas contaba con una ajetreada vida social, planes a mansalva y una extensa red de amigos: ahora disfruto de los paseos, la rutina doméstica y una familia maravillosa.


José Ángel Barrueco, enero de 2021


martes, 23 de febrero de 2021

CABEZA DE CISNE SOBRE ALMOHADA FLORAL: Susana Barragués Sainz.



Cabeza de cisne sobre almohada floral
es la declaración del final de un tiempo de belleza salvaje, éxtasis estético y trances extraordinarios que la voz poética quiere invocar para que se vuelvan a repetir. El dolor por el preciosismo vital desaparecido, representado en el símbolo modernista del cisne, solo encuentra consuelo en la poesía, esa almohada floral sobre la que descansa el alma asolada en el vacío del tedio, la monotonía y el largo desierto de la anhedonia.

Incluye el diálogo poético mantenido durante una carrera de montaña, Coronación de halo, en el que dos voces se persiguen mientras alcanzan las cotas más elevadas del terreno y del lenguaje.



lunes, 22 de febrero de 2021

CONJUGACIÓN VERBAL por ANA GRANDAL



Pasado

Yo pregunté
Tú aceptaste
Él nos casó
Nosotros nos amamos
Vosotros lo aprobásteis
Ellos nacieron

Presente

Yo me aburro
Tú te decepcionas
Él nos sermonea
Nosotros aguantamos
Vosotros nos apoyáis
Ellos nos miran

Futuro

Yo te odiaré
Tú me insultarás
Él rezará
Nosotros nos separaremos
Vosotros nos condenaréis
Ellos nos imitarán


Ana Grandal



domingo, 21 de febrero de 2021

ENTRE PROPIOS Y EXTRAÑOS: Prólogo.



“Los pensamientos profundos deben hacernos sonreír”

THOMAS MANN

El poeta no busca en la palabra un modo de expresarse sino un modo de participar en la realidad misma, un instante de cordura en medio de este mundo absurdo. Entre propios y extraños está dedicado a esa gran mayoría –olvidada, desoída– de la ciudadanía, con la que se identifica el autor, y a la que corresponde poner a la poesía y al ser humano en el sitio que le corresponde. Se trata del cuarto poemario de Óscar Alonso, lo que ya supone un mérito incontestable y una dedicación al oficio digna de elogio.

El poeta mantiene aquí su querencia por los poemas breves que funcionan como fogonazos de la realidad que, a la vez que divierten, iluminan nuestra conciencia (Se llama Paz / y nació en la guerra), así como por las estampas cotidianas de la vida de barrio, esa pequeña y única patria, sencilla y sabia, o por sus deslumbrantes escenas cinematográficas, como en el poema Black Friday, que ejercen como microrrelatos en clave poética y que nos hablan de la vida, unas veces con nostalgia y otras con crudeza.

Junto a esta visión irónica, coexiste otra visión cercana al nihilismo –en el mejor sentido de la palabra, ya que sirve para desenmascarar los falsos valores– en la que reflexiona sobre la muerte –decía André Malraux que ésta convierte la vida del hombre en destino– y que aquí aparece a veces para poner en valor la vida (El día no se entiende sin la noche / ni tampoco la vida sin la muerte) pero también como liberación final (La efímera belleza / que no soporta ya / la suave brisa del viento).

En definitiva, se encuentra en este libro, bellamente editado, la precisión, la ironía, la iluminación –sin retórica ni romanticismo– de ciertas zonas sombrías del alma o de la vida diaria y nos viene a demostrar que la poesía está en la calle y pertenece al pueblo.


Emiliano G. Peces


sábado, 20 de febrero de 2021

SUPERVIVENCIA DEL CHOPO TRAS LA TORMENTA por MAX BENÍTEZ



Para empezar, no busques historias, no fuerces a los personajes a hacer algo que tú no harías o deseaste, etcétera. Si realmente vale la pena, fluirá hasta que ya no pienses más que en el tema; es como dar una vuelta a las cuestiones que de verdad te inquietan o interesan.

"La inspiración existe, pero tiene que hallarte trabajando" dijo Picasso, y no puedo estar más de acuerdo. En un novelista esta inspiración de la que habla el pintor sería el argumento que enriquece la trama, el tratamiento que le des a la historia; suele aparecer, precisamente, cuando estás currando en otro borrador, con los descartes, por ejemplo, con todo lo que queda en el tintero. Coge apuntes donde sea: una servilleta, el móvil, una hoja perdida por ahí. Dale la relevancia que tienen, el valor de semilla de lo que vendrá.

Procura no contarlo todo, como en la vida misma, pero tampoco pongas a prueba al lector, o sea, a ti mismo.
No existe ese síndrome de la hoja en blanco; eso son cuentos. Cuando tienes algo que decir, siempre hallarás el vehículo, no importa en este caso el tiempo. Sabrás, tarde o temprano, que vas a dialogar con tus personajes durante mucho tiempo, y que sus aflicciones son las tuyas, no las de un ente creador.

Durante ese proceso surgirán dudas, te sentirás solo, no podrás evitar la galería de espejos de otros autores: pasa de ellos olímpicamente. Y si aún te sientes extraviado, vuelve a las fuentes, recuerda por qué un buen día te pusiste a escribir; o, para ser más claro: regresa a las viejas lecturas, a la necesidad primera. Es una buena forma de recuperar la brújula, el sentido de lo que haces. No olvides que escribes porque lees, y no a la inversa. De lo contrario mejor dedícate a un hobby más provechoso como coleccionar llaveros o ver series en Netflix, es más ameno.

Vas a pasar solo mucho tiempo; física y espiritualmente. Vas a darte de bruces con la realidad, con los intereses ajenos, pero también con su indolencia. No hagas caso a nada de esto, no escribes para recibir aplausos o ser el centro de algún corrillo. La prueba de eso es que sabías lo que iba a suceder y aún así sigues en pie, con el íntimo orgullo de no permitir que las vicisitudes te lastren, te cambien, te derriben.

Sí, también hablaba del Chopo.

    Max Benítez


viernes, 19 de febrero de 2021

CONJUGACIÓN DE UN CRUCIFIJO BIZCO por IVÁN ROJO



Verás las manos de tu madre en remojo en una palangana azul. Pálidas. Blancas. Como de madera. Como arrancadas a una imagen de Salzillo. Sus manos sagradas mortificadas por el síndrome del túnel carpiano, ahí hundidas. Querrás bañarte en ese agua tibia. Querrás bebértela. La iconografía santa de tu vida te alcanzará por las noches. El futuro será el pasado. Sin nostalgia, con precisión. Todo bañado por la luz quirúrgica de un sol científico. Verás en venta la casa en que creciste, la recorrerás con la mente como un extraño, como un comprador más que la visitara por primera vez. Un comprador absurdo, el primogénito desheredado sin dinero para agenciársela. Detectarás los prodigios domésticos que te pasaron desapercibidos durante todos los años que la habitaste. Te maravillará la calidez ambarina que la envuelve a las cuatro de la tarde. La pacífica geografía del gotelé en que jugabas sin éxito a buscar siluetas de países, mujeres desnudas, caras de difuntos, se te revelará ahora como si por ensalmo dominaras una lengua muerta. El sencillo cuarto de baño, las baldosas en que sembraste tu primer y mejor semen. Tu trascendencia brillante desparramada por el suelo. El primer campo de batalla de la guerra que después vendría. Y la cocina, la pequeña cocina que ella siempre estuvo empeñada en reformar. La pequeña cocina blanquiazul de la que salieron los manjares más exquisitos que jamás te echaste al buche. Repararás también en los defectos de aquel piso. El raquitismo congénito de sus tabiques, vía libre para el frío en invierno, el infierno en verano. Su permeabilidad bidireccional a la futilidad. Y la humedad cavernosa de los armarios empotrados, aquellas manchas indestructibles en los rincones del techo, paranormales. Recordarás su tacto esponjoso, helado. El presagio misterioso que aquel moho albergaba lo descifrarás ahora con exactitud matemática. Y será decepcionante, casi insultante en su simpleza. Repararás, en definitiva, en la sutil carencia que te acompañó desde el origen de los tiempos. Y no lo lamentarás ni por un instante. Partiendo de escenarios idénticos otros lograron formar familia, ganarse bien la vida, incluso levantar emporios. Tú elegiste heredar lo inaprensible, lo que no da más que para un texto de tres minutos que lo condensa todo. Lo que se apaga para dar paso a lo oscuro. Lo que hace que salten los plomos del mundo como cuando al ir a la ducha enchufabas aquel pequeño pero potente radiador taunus.

Iván Rojo


jueves, 18 de febrero de 2021

TIERRA QUEMADA: Prólogo.



VASOS ROTOS

Pienso en Jake Gittes, el detective privado que Jack Nicholson interpretó en Chinatown. Me ha venido a la cabeza su imagen con la nariz sangrando por un corte de navaja. A ver, él se lo había buscado por meter las narices ––nunca mejor dicho–– donde no le llamaban. Ya sabéis: corrupción institucional, terratenientes sin escrúpulos, fraude con el uso del agua pública en Los Ángeles. En fin. Codicia. Mezquindad. Asesinatos. Dinero. Dinero. Dinero. Una gran película, sin duda.

Y podría evocar también al detective Harper en Como el agua al cuello, que no era otro que Paul Newman. O aquella Todos los hombres del presidente o la española El reino. Política y corrupción, abuso de poder, tráfico de influencias, prostitución, sobornos, asesinatos, malversación, nepotismo… Vaya, pido perdón. Quería hablar de literatura, de arte. Ya sabéis: el arte, eso que, según Nietzsche, impide que muramos de realidad. Pero es que la realidad a veces ––tantas ya–– se impone por sí misma, se abre paso como un bisturí o un martillo. Eso sí, no siempre, o casi nunca, diría, vamos a encontrarnos en nuestra realidad detectives como Nicholson o Newman. Olvidaos de eso ya mismo. Nada es tan glamuroso aquí. Sí, aquí. La mayoría de nuestros corruptos son torpes y toscos a pesar de sus trajes caros y la manicura, unos patanes soeces y ordinarios que huelen bien pero apestan. Aun así lo son. Esa falta de glamour y elegancia no les impide ser corruptos con todas y cada una de las nueve letras; roban y desvalijan a manos y bolsillos llenos, se apropian de lo que no es suyo porque han crecido en la convicción ideológica de que lo es, son inmorales aunque devotos, son perversos aunque limpios. Qué deciros que no sepáis, ¿verdad?

En la novela se dice: «Por desgracia para él, Buena Virgen no era el personaje de ninguna novela, y su capacidad para sacar brillo a las conclusiones era bastante limitada». Y no, no lo es, no es un personaje. Ernesto Buena Virgen podrías ser tú mismo, que estudiaste periodismo, o tú misma. Y Ramiro Expósito, su amigo de la infancia, también podría ser yo o aquel hombre que levanta los brazos y la voz para clamar justicia y respeto por los suyos. Por nosotros y nosotras. Y también somos Federico Luján, el tercero de los amigos, y su mujer María… No desvelaremos mucho más de estos personajes. De nuevo me disculpo, ahora por el laconismo. Tenéis que leer Tierra quemada para reconoceros, y reconocer a vuestros vecinos o incluso a vuestras madres, novios, amigos y amigas, a los camareros y cajeras del supermercado, conserjes y doctoras ––aquí cabe un largo etcétera–– de vuestra realidad cotidiana; a la eterna Juana que aún mantiene su tienda de comestibles o a Lucio, que pide limosna con el acordeón viejo y quemado por los bordes.

La realidad que cuenta esta novela ––ya lo hemos dicho–– no es elegante ni sofisticada, no, es del color del hierro y del sudor, huele a días y noches sucesivos al borde del sumidero, sabe a cañerías y a sopa de sobre, tiene la textura de los flexos de luz humilde en los deberes de la mayoría de los niños y niñas. Aquí, entre estas páginas, como nos dice el autor, el vaso no está medio vacío ni medio lleno. El vaso está roto. Y alguien tiene que recordárnoslo de vez en cuando.

Así que gracias.

Adolfo Gilaberte


miércoles, 17 de febrero de 2021

TOCAR UNA NUBE por GEMA FERNÁNDEZ MARTÍNEZ



Así que esto es crecer,

dejar que se evapore
el deseo infantil
de pellizcarle al cielo
su blanco y troposférico
algodón

y aprender a aceptar
que tocar una nube
es lo más parecido
a caminar perdida
entre la niebla.

Gema Fernández Martínez


lunes, 15 de febrero de 2021

SIN RASTRO DE CULPABILIDAD por RAMÓN GUERRERO



Bajo de las nubes
en estado de gracia
y todo parece
un desfile final
algo ha desaparecido
he estado durmiendo meses
entre las ruinas de la noche
faltaban sentimientos
y sobraban estrellas.
Ahora miro las colinas cercanas
pasa un tren hacia el futuro
miro el último vagón
el 2021
solo lleva niños y algún bebé
en sus cabezas pensamientos contaminados
sin rastro de culpabilidad
va hacia el sur
quizás para asegurar la existencia
de nuevos afectos:
mejor que lo anterior
mejor que lo anterior
cantan todos
incluso los bebés.
Seguid insistiendo pienso
en este extremo oscuro
de la libertad

Ramón Guerrero


Foto: César Viteri

domingo, 14 de febrero de 2021

ALGÚN DÍA ME IRÉ... por ALFREDO P. PÉREZ



Algún día me iré.
Seré valiente y me desprenderé
de lo que hasta entonces he sido.
Me despediré de mí frente al espejo
y me llevaré los huesos
y la sombra oscura
del que una vez casi logra
escapar de sí mismo un par de pasos.
Algún día me iré.
Me huiré de espaldas,
y me dejaré atrás
hasta ser mi propio horizonte.
Ya no me doleré,
ni tendré miedo al miedo.
Porque algún día sé que me iré,
tan ligero como vine,
tan desnudo como el primer día.

Alfredo P. Pérez


viernes, 12 de febrero de 2021

MORE



De cómo las utopías y nuestros mejores latidos se van al mínimo desliz o error al carajo y engendran de la noche a la mañana monstruos, de cómo Pink Floyd, pura regresión, sigue erizándome aún hoy, después de tantos años, como un panoramix la piel, del sueño roto de los hippies y los beatniks e Ibiza, de cómo Babilonia aliena desde que el mundo es mundo a los mejores cerebros de su generación y de cómo me hiela todo ello, por lo que me toca y atañe, la sangre en las venas, nos habla, en clave psicodélica y metafórica, como un mensaje negacionista en una botella rota, More (1969), de Barbet Schoeder, sangre para Drácula, carne para Frankenstein: tremenda, maravillosa y real como la vida perra: que ustedes la sufran o disfruten, según qué punto de encaje:

Vicente Muñoz Álvarez


jueves, 11 de febrero de 2021

PROMETONOMATARME: Francisco Rojas.



Este viaje es una lucha a muerte, porque todos vamos a morir, contra nosotros mismos y contra todos los prejuicios y miedos que nos asolan, que nos inculcan y que nos venden. Sí, nos venden. Pagamos por nuestras cadenas. Nos han hecho creer que son adornos necesarios y nos hemos dejado convencer. No podemos culpar a nadie de nuestra demencia, de que se hayan vuelto indispensables. Son nuestra mayor ilusión nuestro deseo, mataríamos por ellas. De hecho, lo estamos haciendo. Somos nuestra víctima. El que yace en el ataúd en el entierro. Ese al que lloramos mientras nos felicitamos por no ser nosotros, somos nosotros.

El muerto siempre es el mismo, el muerto siempre eres tú, ese es tu espacio para siempre. Que no sea tu tiempo es indiferente, llora y no seas feliz porque el muerto eres tú.

Entérate tú, y cuando digo tú digo yo, y soy yo el muerto que te habla.

Acuérdate de mí porque eres tú, hazte caso. No dejes que interfieran en tu buena voluntad todas esas cosas que no necesitas. Necesitas agua y pan, hasta que se acabe tu fulgor físico, nada más, el resto son cadenas.


Francisco Rojas, de PROMETONOMATARME 

(Zoográfico Ediciones, 2020)

https://www.zoograficoeditorial.com/store/p3/PROMETO_NO_MATARME_-PACK-.html#/


miércoles, 10 de febrero de 2021

5 POEMAS de BENITO PASCUAL




De la poesía se espera todo
lo que la vida no te ha dado.
Crees que en el próximo poema
podría estar la salvación,
por ello sigues buscando con ahínco,
debajo de las palabras si fuese preciso,
con la esperanza de quien cree
que el nuevo día limpiará todo lo anterior,
igual que el agua borra cualquier rastro
de sangre, pero no la herida.


SOBRAS

Se sabe que una vida puede durar unos segundos,
lo que resiste la verdad en ser delatada;
que el resto,
son las sobras que no sirven para saciar a los perros.
Nunca se sabe en qué instante pueden aparecer.
Habrá que estar alerta,
con los ojos bien abiertos,
ensayado el gesto de quien no espera nada.


QUATTROCENTO

Es invierno,
no solo en este paisaje desolado
de mi existencia.
Durante este atardecer en la ciudad,
la luz inextinguible parece contener toda la verdad del cielo;
la luz es más poderosa que la verdad
mientras anochece.
También en mí.
Me concentro en los jirones de nubes,
en cómo estos proporcionan textura
y convierten este escenario en un fresco del Quattrocento.
Los ojos bien abiertos para que absorban la luz,
pues en poco tiempo
habrá oscuridad
y no volverá a suceder nunca.


SENSACIONES CONTRADICTORIAS

Qué bello estar flotando en este líquido amniótico
y solitario,
apartado en una isla resplandeciente
desde fuera,
extrañado de tanta belleza en la oscuridad.
Qué difícil no resistirse
a la tentación del orden luminoso del mundo,
a la fuerza gravitatoria de las palabras,
a la atracción que aproxima los cuerpos
más alejados.
                                      Volverse equidistante
de cualquier lugar y cuyo nombre suene extraño,
donde solo se hable el lenguaje de la velocidad,
pues habito en las afueras del extrarradio.
Qué paradójico sentirse solo en un cosmos
plagado de enigmas, de duplicidades, de anomalías,
de universos paralelos que se cruzan,
de hipótesis indemostrables.
Qué sentido tiene ordenar el caos,
dotar de simetría lo asimétrico,
dar forma concreta al sinsentido,
la anarquía en que se convierte la materia
y el olvido.


BREVE TRATADO DE ESCEPTICISMO

Duda de todo cuanto existe
y hallarás la verdad oscura.
Duda siempre, mientras el tiempo
haga su trabajo lento e implacable,
socave la vida
y la reduzca a unos cuantos gramos de polvo.
No significan nada en el todo
esas moléculas de vida.

Ahora, en este instante feliz
de las estrellas, me conmueve mi insignificancia,
que el destino me tenga reservado
algo parecido al infinito.
Hume se hizo escéptico en invierno.

Niega lo que no ves,
de qué sirve saber que la nada existe.
Nadie negaría la existencia
de la existencia.


martes, 9 de febrero de 2021

PIÉNSALO por SAMUEL BRESSÓN



Cuando sucede nunca es tarde,
nunca lo es para nadie,
no lo es para ti,
piénsalo, observa las vidas
desperdiciadas, piénsalo
y cuando suceda
no desperdicies más tiempo
lamentándote
porque entonces
sí habrá llegado tarde,
entonces habrá sido
en vano,
no sucederá jamás.

Cuando sucede nunca es tarde
porque todo cuanto has vivido
era necesario
para que pudiera suceder,
piénsalo,
he visto tanta gente lamentarse
por los años perdidos...
y he pensado siempre
que no habían comprendido
nada.

Cuando sucede no se trata
del tiempo perdido,
se trata del tiempo
que ya no vas a perder
y no había otro modo
que perderlo antes
para comenzar ahora
a formar parte
de él.

Es el peaje del mundo
que hemos diseñado,
no puedes acelerar
el proceso,
no hay atajos,
no puedes buscar
el momento,
él te encontrará
a ti.

Y cuando suceda
agradécelo,
congratúlate,
acarícialo,
porque si lo haces así
todos los minutos
que te aguardan
habrán sido zurcidos
con hilo de oro
sobre la tela del placer
y la paz
por venir.

Samuel Bressón


Fotografía de Estefanía González

lunes, 8 de febrero de 2021

LOS CUADERNOS NEGROS por CARLOS SALCEDO ODKLAS




Dicen que al final todo llega.

Reconozco que ha habido momentos en que he dudado de esta afirmación. Y me consta que muchos de vosotros también. De hecho ya se había vuelto una especie de broma eso de «¿Cuándo acabas el maldito libro?». Pues bien, a día de hoy puedo decir que el momento ha llegado. Mi segundo libro, titulado Los Cuadernos Negros, ya está escrito.

Seis putos años he tardado en redactar esta obra. En lo que sin duda es el proyecto más fascinante y ambicioso en el que me he embarcado nunca. Ha sido todo un viaje, un viaje muy duro y complicado. Y me atrevo a afirmar que difícilmente vuelva a hacer algo parecido, porque os aseguro que si hay algún libro escrito con sangre es este. Lo he pasado bastante mal y ha habido muchos momentos de frustración, de querer mandarlo todo a la mierda, de pensar que estaba perdiendo el tiempo y sentir que estaba poniendo todo mi esfuerzo, ilusión y energía en un sueño y una visión totalmente quiméricos. 

Quienes alguna vez se hayan metido en un fregado parecido sabrán de lo que hablo. Pero bueno, ya está hecho, lo he hecho lo mejor que he podido y creo que el resultado es bastante bueno.

¿Y de qué trata Los Cuadernos Negros? Pues bien. Mi anterior libro, Malos Tiempos, era un compendio de relatos. Esta vez estamos ante una novela, así que se trata de una única historia. En ella acompañamos a su protagonista, Alex, durante las tres semanas más cruciales de su vida. Se trata de un tipo totalmente hundido, que no encuentra la forma de seguir adelante y que está llamando peligrosamente a las puertas de la locura. A lo largo del libro observamos como es su vida, sus sueños, sus recuerdos y pensamientos. ¿Conseguirá el pobre Alex encontrar un sentido a la existencia? ¿O acabará totalmente abatido vagando por el abismo? Para saberlo debéis recorrer las aproximadamente 900 páginas de la obra, y como imaginaréis hay mucha tela que cortar. Al ser una obra tan vasta he dado mucha importancia al ritmo y las dinámicas. Hay drama, hay risas, hay partes extrañas y grotescas y otras muy bonitas y emotivas, como digo es todo un viaje...

¿Y cuándo saldrá el libro para que podáis leerlo? Lamentablemente no puedo dar una fecha, pero espero que sea lo antes posible. Con un par de editores que he hablado me han dicho que el libro, en su forma actual, es totalmente impublicable. Tanto por su extensión como por su temática. Eso, en lugar de desanimarme me da energías, y me hace ver que se trata de algo especial. Y os aseguro que saldrá adelante. No os quepa la menor duda.

Quiero dar las gracias a toda la gente que me ha apoyado en esta locura, especialmente a la gente que sigue y valora mi obra, a todos aquellos que me han animado a continuar y que han estado esperado pacientemente este momento. Espero no decepcionaros. Sinceramente creo que es un libro muy bueno, y que está a un nivel muy superior a Malos Tiempos, en todos los sentidos.

Tengo muchas cosas en mente para acompañar su lanzamiento, diversas sorpresas que os gustarán, así que permaneced atentos a vuestras pantallas.

Para quien no los haya visto o sienta curiosidad por el estilo y temática del libro dejo links a los diversos avances que he subido durante este tiempo a mi blog personal, así sabréis por donde van los tiros.

Espero que los que habéis esperado tanto tiempo podáis disfrutarlo pronto.

Lo dicho: gracias a todos.

Arranque de la historia:


Capítulo 59. La historia de Javier:


Relato Wrestlemania:


Extractos varios:


ALLISON GARCÍA: 1989.

domingo, 7 de febrero de 2021

RESACA con ARI ZATZU


 

Mucho talento aquí.
Tomaré biodramina antes de colarme dentro.
Me he servido un vino.
Salud y larga vida, maestro

Ari Zatzu

sábado, 6 de febrero de 2021

CUENTOS PENDIENTES: CUARENTA Y TRES VOCES DEL CUENTO CASTELLANO Y LEONÉS DEL SIGLO XXI



El cuento castellano y leonés goza de una salud extraordinaria. En las dos primeras décadas del siglo XXI han sido muy numerosas las voces que han elegido este género como modo de expresión literaria, siguiendo la estela de los grandes maestros que procuraron páginas memorables a la narrativa breve que se escribió en la centuria anterior.

De entre todas esas voces, y para conmemorar el cuarenta aniversario de la fundación de Castilla Ediciones, de la mano de José Ignacio García se han reunido en esta fiesta de las letras cuarenta y tres autores fundamentales, que han sacado del ropero sus mejores galas para que los lectores puedan disfrutar de un prodigioso abanico de cuentos que forman parte ya de la historia de la narrativa española contemporánea, luciendo la denominación de origen de Castilla y de León.

Esta apasionante recopilación servirá para acercar a esos lectores a los autores, a sus vidas y a una muestra de su obra que manifiesta de forma magistral el estilo y la forma de narrar de cada uno.

CUENTOS PENDIENTES, cuarenta y tres voces del cuento castellano y leonés del siglo XXI, surge, por tanto, con la intención de convertirse en un libro de referencia, para hacer justicia y campear en esa tierra de nadie que la narrativa breve castellana y leonesa actual no había ocupado todavía en las antologías del nuevo milenio.

EIena Santiago (homenaje), Ignacio Sanz, José Antonio Abella, Gregorio Fernández Castañón, Avelino Fierro, Braulio Llamero, Luis Marigómez, Tomás Sánchez Santiago, Adolfo García Ortega, Santiago Redondo Vega, Yolanda Izard Anaya, Luis García Jambrina, Gonzalo Calcedo, Tomás Val, Fermín López Costero, Vicente Álvarez, Roberto Lumbreras, Pedro Ojeda Escudero, Miguel Paz Cabanas, Pablo Andrés Escapa, José Ignacio García, Vicente Muñoz Alvarez, Rubén Abella, Charo Alonso, Ángel Vallecillo, Marta Muñiz Rueda, José Angel Barrueco, Fernando Conde, Óscar Esquivias, Mar Sancho, Alberto R. Torices, Alejandro Cuevas, Luis Artigue, Manu Espada, Asier Aparicio Fernández, Rodrigo Martín Noriega, Emilio Gancedo, Daniel Monedero, Susana Barragués Sainz, Mario Crespo, Noemí Sabugal, Nacho Abad y Ana Flecha Marco.


viernes, 5 de febrero de 2021

PROMETONOMATARME: Prólogo.




no quiero ser como tú… ni como nadie

Robe

un poeta dentro de un niño…

Francisco Rojas

I

LA POESÍA ES UN NIÑO, o una niña, en la consciencia de su tiempo y su realidad. Pero también es la abuela -o el abuelo- con Alzheimer, palpando el pelo de esos nietos. La poesía es tanto como poco o casi nada. A veces es del todo nada. Igual, otras, tanto o más. La poesía es trastocar, desordenar lo ordenado; la poesía podría ser romper esquemas y la poesía, también, según Francisco Rojas, Monfra -mi casipaisano Paco-, es augurio, indicio... señal: Prometonomatarme, así, de seguido, como el que masculla o murmura, como el que habla entre dientes, acaso para que los demás -si es que queda alguien cerca de un poeta- no puedan entender un carajo de lo que uno dice.

La poesía, decimos, es inexplicable. No porque no se pueda explicar sino porque qué necesidad hay de ello ¿Acaso alguien en su juicio enfermo cree necesario saber por qué veintidós tipos en calzoncillos corren tras un balón un domingo a las 18,30 Post Meridian? No. Lo que importa son los prolegómenos, todo ese rosario de cuchicheos sobre el entreno, lesiones, previsible alineación y amonestados y demás etcéteras. Y, sobre todo, lo verdaderamente importante, es el día de después: quién fue el causante del fracaso, o la victoria. La manera en cómo se produjo. El cuerpo que se te queda cuando tu equipo pierde, la euforia de cuando gana. La culpa, en cualquier caso, fue del árbitro.

Por fortuna, a Paco y a mí, nos gusta poco el fútbol, y un poco más, tampoco sin exagerar, la poesía. Lo que sí que nos gusta -mucho- es escuchar a Extremoduro; cuando él se acerca desde un punto innombrable de la recóndita Escocia hasta Madrid, también nos hace felices beber cerveza. En el proceso de escritura sucede algo parecido que, en este símil tan torpe, con el fútbol de protagonista. Vivencias, y ese tránsito del mientras tanto.

Mejor: lecturas, y ese mismo camino hacia lo posterior. Mientras se escribe la cabeza viene de allá, cargada de experiencias vitales, propias, que a poco que obedezcan a cierta necesidad de expresarse, de comunicarse, transcurren como destellos en la hoja de papel, o centellas, si es desde el teclado hacia el doc. Todo ello al dictado de la mente, no sin dudas e interrogantes, pero que, sin embargo, cuando asientan en el plano del lenguaje con un mínimo de cohesión y congruencia da comienzo a la fiesta, al partido, a la música, a la literatura. También a la poesía.

II

Prometonomatarme como entablado emocional: El muerto, de esta forma arranca el libro. Con un viaje fragmentado con hechuras de relato, construido a paraguazos, a golpes, a guantazos. A modo de testimonio vital, rememorándose, haciendo de lo propio lo indecible, para dejar constancia de su paso por aquí, por este mundo inmundo.

Presencia y memoria, entenderse en el ayer, comprenderse ahora, si acaso, para que el mañana ponga en su sitio definitivo a quien, de alguna manera, deseó ajustarse cuentas y decirse las verdades, las cosas como son. Expresar claramente lo que otros no quisieron o no pudieron, decirte. Esto es, sincerarse desde uno mismo, desde dentro, para empezar a ser coherente con el entorno, con los restos y los demás:

(…) siempre quise hacer esto, siempre… Escribir algo y que alguien lo lea mucho después de mi muerte. (…)

Bailar cansa, vivir cansa, nacer cansa: El muerto… pero también, el hombre, el niño, como ejes y soportes necesarios dentro de este edificio en ruinas, a punto de la demolición. Retroceder a un tiempo pasado para tomarlo como referencia e instante de partida. Decíamos la poesía [es] tal o cuál… la poesía, por definición, también es confesión, en tanto registra los estados de ánimo, los sentimientos y la visión del mundo del poeta:

Francisco escribe, se interroga:

Cómo enfrentarse/ a la siguiente curva/ a la siguiente herida/ cómo aguantar

que día tras día/ no pase nada…

Y atina en el desenlace, a modo de respuesta, con la confección de este diario emocional, en un lugar intermedio, entre la prosa y la poesía, mixtura significativa del yo en función de las demandas del entorno, lo cual siempre acaba identificando a un nosotros en el que, en muchas ocasione, nos reconocemos. En el que reconocerse.

III

FOTOGRAFÍA Y POESÍA (Dos formas de arte). A modo de colofón, notorio y evidente, siempre lo es, un epílogo:

La verdad no admite sombra [sic]…

sin embargo, prometonomatarme (en su conjunto) acepta y acoge al magnánimo Pako Pimienta, (fotógrafo extremeño, autor e ideólogo del espectacular fotolibro ‘Sizigia’) donde imágenes y fotografía dialogan, conexionan y se ensamblan con los textos de Francisco Rojas, a lo largo y ancho de estas páginas, hasta conformar un volumen único, personal, intransferible, originando otro documento gráfico, otra lectura (más), una nueva realidad, desconcertante, que aprisiona, que se apodera del lector, del contemplativo espectador, en nuevo zarandeo sensitivo y emocional.

Acaso no haya que tener mayor cautela para matarse, si es que ya se está sentenciado. Pero sí que creo que hay que ser meridianamente claro para cuando, por el motivo que sea, nos decidimos a derribar algún tipo de edificación y elegir la herramienta precisa para tal fin. En este libro, por ejemplo, el ayer, lo lejano y lo pretérito, es decir, el pasado como construcción y edificio. Monfra tiene motivos: los suyos, y en prometonomatarme los expone en profundidad. También escogió un útil para llevar a buen fin su propósito: La poesía: como cortafríos, como maza metálica y martillo rompedor. Como bola de demolición.

Gsús Bonilla. En el Valle del Kas,
a mediados del mes de julio 2020


jueves, 4 de febrero de 2021

LA PERSONA QUE REALMENTE ERES por MAR LUNA




Si siembras nubes
cosecharás abundancia y verdes prados,
o quizá riadas y tempestades.

Si siembras sol, eternos días de mar y piel dorada,
o quizá sequía y hambruna.

Si siembras palabras obtendrás emociones y poesía,
o quizá sólo mentirás y falsas promesas.

Si siembras ego tendrás autoestima y éxito,
o quizá soledad y desesperación.

Si siembras demasiado amor quizá recibas manos agradecidas,
o te quedes vacío y pleno de nada.

Si siembras paz quizá obtengas hogar y pan,
o tal vez otros te invadan para conseguir tus valores por la fuerza.

Pero si siembras libertad,
nadie, ni nada,
ni aún con la más gruesa de las cadenas,
podrá nunca arrebatarte,
la persona que realmente eres,
la que ciertamente quieres ser.

Mar Luna


JOSÉ LUIS MORENO RUIZ

 

miércoles, 3 de febrero de 2021

OXÍGENO Y CAFÉ por JULIA ROIG



Navegamos el veneno
como ebrias estrellas de mar
que sueñan un camino de tierra
y un sol brillante y doloroso
que venga a secar toda la humedad
que no nazca del desgarro

Llegar a casa
y recorrer descalza su suelo frío
Desnudarme de escombros sin tregua
remorder el momento
como centinela de tu carne
Detenerme
Escribir un poema honesto y vulgar
que gima azafranes y tristezas
en algunos versos
y el resto sea un derrumbe lento
del edificio melancólico que construyen
las noches y las manos
cuando solos, nos devolvemos a la vida

Unos versos que se olviden rápido
pero sanen algún pedazo
mientras arrancan nuestra maleza con virtuosismo
y hacen banquete de los restos

Inventarle otro nombre a la distancia
-ese hilo quebrado-
y nunca albergar sentimientos tibios, domésticos, imperceptibles

Escalar una vez más tu espalda
antes del linchamiento en cobres y fugas
que son los recuerdos-avalancha

Y en el maremoto de la carne, cuando es lágrima excitada, exhibir los miedos,
claudicar hermosos
Tocarse y romperse
sin censuras ni matices
sacar del pecho el rompeolas
sin pretender más éxito
que el de aliviar al mundo

Julia Roig



martes, 2 de febrero de 2021

INLIMBO EDICIONES



En tu interior habita esta certeza: si te dan a elegir, escoges siempre el camino oscuro que atraviesa el bosque. Ese que serpentea entre la niebla. El sendero que se adentra por regiones que desconoces. Te pones de parte de lo antiguo. Te decantas por lo nocturno. La luz está muy bien, sí, pero es para otros. Tú eres más de aquelarres y heridas y venenos y delicadas damas difuntas. Eres más de las cosas que acechan y reptan y espían en la madrugada. Nosotros también y por eso tenemos toda una colección de oscuridades. Echa un vistazo. Trae tu pala.


lunes, 1 de febrero de 2021

EL PESO DEL HIELO: Basilio Pujante.



Dichoso el ignorante, pues desconoce el peso del hielo y de él será este libro. Dichoso ese ignorante, porque es atrevido e indagará sobre la extraña fórmula del cuento, cuya densidad es indirectamente proporcional a su volumen, como comprobará con esta osada lectura. Dichoso él, que después de Recetas para astronautas (re)leerá a Basilio Pujante, atrevido explorador de (sin)sentidos entre las escasas pero densas líneas de los relatos breves.

Dichoso ese lector ignorante, ya que desentrañará el poder del verde botella (y de una bici GAC), viajará a Jimbocho (Japón), probará algo como volar (y después desinflar), elogiará la cordura (la poca que le queda a la literatura), conocerá a otro gran Pelé (como los nostálgicos de una generación, los mismos seguramente de aquella bici), peligrará con los FAV o «like» en este tiempo de redes (¿sociales?) así como con algunas personas en las puertas de embarque, se adentrará en una bella (y por eso triste) historia meridional, oscilará entre la duda o la rabia (la duda, siempre la duda) y entre lo literal y lo figurado de estar quemado, y conocerá, además, a otro hombre que lee, como él.

Dichoso el lector de estos once cuentos y dichosos aquellos que, juntos, han conseguido derretir el hielo, porque de ellos es la vida, ya sin pesos ni medidas.

Carmen Pujante Segura