domingo, 31 de enero de 2010
Y LLEGAMOS por Cecilia Quílez.
Y mientras tanto la Primera Guerra Mundial
Y mientras tanto la Segunda Guerra Mundial
La adolescencia al fondo del patio
La juventud debajo de la mesa
La madurez que no se conoció
La vejez
con sus alas de insecto.
Y mientras tanto la Segunda Guerra Mundial
La adolescencia al fondo del patio
La juventud debajo de la mesa
La madurez que no se conoció
La vejez
con sus alas de insecto.
(NICANOR PARRA)
Ya estamos llegando al velo de luna del ojo anciano,
al paso de baile que no dimos por no calzar zapatos musicales.
Ya estamos llegando a leer a ciegas el susurro de la perfección.
Llegamos sordos, mancos y mudos al obsceno amanecer que no fue.
Llegan las hadas que imaginamos desnudas con trajes de bombillas blancas.
Ya llega el niño con pulso perfecto a la fruta roja,
la baba prímula y espesa de la ira a las terceras residencias.
Ya estamos llegando a tocar la piedra arrojada
al viento sobre nuestra cobardía.
Ya llegamos a no contar tumbas en los cementerios improvisados de los campos de batalla.
Llega la vergüenza en un decreto escrito con tinta de limón,
la revancha con los dedos amputados y plumas de paloma en los muñones.
Llegan los mensajeros con cartas personalizadas de labios elásticos. Llegan y se van los besos estallando en burbujas de jabón de sosa.
Llegamos y regresamos impasibles a los puestos de
trabajo y llegan folios con versos encriptados.
Llegan las citas de los inmortales que no fueron escritas, la contrariedad en las lecciones aprendidas.
Ya llegan los leales del éxtasis del “oh amor, me voy, adiós“.
Ya están llegando los sastres de mortajas new age a las pasarelas venusianas.
Ya estamos llegando a los hijos de los hijos de nuestros hijos
….y ellos ya saben que hemos llegado
Y nos preguntan: ¿Hacia dónde?
Y no pasa nada,
porque ya, por fin, hemos llegado
con los zapatos en la mano y el carnet de baile
irremediablemente vacío.
al paso de baile que no dimos por no calzar zapatos musicales.
Ya estamos llegando a leer a ciegas el susurro de la perfección.
Llegamos sordos, mancos y mudos al obsceno amanecer que no fue.
Llegan las hadas que imaginamos desnudas con trajes de bombillas blancas.
Ya llega el niño con pulso perfecto a la fruta roja,
la baba prímula y espesa de la ira a las terceras residencias.
Ya estamos llegando a tocar la piedra arrojada
al viento sobre nuestra cobardía.
Ya llegamos a no contar tumbas en los cementerios improvisados de los campos de batalla.
Llega la vergüenza en un decreto escrito con tinta de limón,
la revancha con los dedos amputados y plumas de paloma en los muñones.
Llegan los mensajeros con cartas personalizadas de labios elásticos. Llegan y se van los besos estallando en burbujas de jabón de sosa.
Llegamos y regresamos impasibles a los puestos de
trabajo y llegan folios con versos encriptados.
Llegan las citas de los inmortales que no fueron escritas, la contrariedad en las lecciones aprendidas.
Ya llegan los leales del éxtasis del “oh amor, me voy, adiós“.
Ya están llegando los sastres de mortajas new age a las pasarelas venusianas.
Ya estamos llegando a los hijos de los hijos de nuestros hijos
….y ellos ya saben que hemos llegado
Y nos preguntan: ¿Hacia dónde?
Y no pasa nada,
porque ya, por fin, hemos llegado
con los zapatos en la mano y el carnet de baile
irremediablemente vacío.
Cecilia Quílez, del poemario inédito Vísteme de largo.
.
Ilustración by Velpister.
AGITADORAS.COM Nº 10.
Estimad@s amig@s:
Acabamos de subir a la red el Nº 10 de la revista Agitadoras. www.agitadoras.com. Os deseamos lo mejor para este mes del frío y los más cálidos arrumacos frente a la chimenea. Nuestra nómina de autores para el mes de febrero es la siguiente:
Pepe Pereza, Joan Ramis, Héctor Ranea, Begoña Leonardo, Jesús Zomeño, Ana Pérez Cañamares, Beatriz Rodríguez, Stefany Da Costa, Mara Gena, Adán Echeverría, Juan Carlos Marzal, Mª José Mures, Mª Ángeles Cabré, Rubén Castillo, Ana Márquez, Jesús Aller, Marisa Gutiérrez, Inés Matute, José Ángel Barrueco, Lalo Borja, Holly, Joaquín Lloréns, Victoria Salvador, Silvia Gélices, Gabriel Rodríguez, Josep Oliver, Pedro Prunera, Lullu, Rafael Reig, Luis Arturo Hernández, Gilda Manso, Paco Piquer, Ángela Mallén, Luís Lloréns, Jan Hamminga
Acabamos de subir a la red el Nº 10 de la revista Agitadoras. www.agitadoras.com. Os deseamos lo mejor para este mes del frío y los más cálidos arrumacos frente a la chimenea. Nuestra nómina de autores para el mes de febrero es la siguiente:
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sábado, 30 de enero de 2010
MANJA Y EL DEDO DE HEIDEGGER by Jorge Heras.
Manja no me dejó subir a su apartamento la noche que la conocí pero sí a la noche siguiente
Vivía en Tibirkegade con su hermana pero me dijo que no era problema que se quedaría en su habitación y que no nos molestaría
Me personé allí a las diez con una botella de vino tinto español y Buffalo´66 en Dvd
Antes de que Vincent Gallo fuera a por Scott Wood a su club de streapteasse para cumplir con su venganza suicida estábamos besándonos y Manja contestó que sí cuando propuse que nos fuéramos a su cuarto
Había algunas réplicas de pinturas naif colgadas en las paredes y un póster de Heidegger señalando con el dedo hacia algún sitio
“Do you like Heidegger?” pregunté extrañado
“Yes I do but I don´t understand a word” contestó riendo
Mientras la besaba le saqué el jersey y la camiseta y descubrí que aunque Manja no creía en Dios llevaba un crucifijo de plata colgando sobre su pecho
Lamí su cuello y sus senos y descendí con la lengua por su vientre y la miré y estaba mordiéndose el dedo índice y señaló con su dedo igual que el de Heidegger que el camino del poema es como el camino del ser
Poema para la muerte.
Inacabado.
Inacabado.
“poème abandonné”.
Paul Valéry.
Paul Valéry.
Jorge Héras, del poemario inédito Copenhague.
VIVA, ÚTIL, FUERTE by Silvia D.Chica.
yo soy la Tierra
yo soy el Alimento
y soy el Ciclo Vital
soy lo Salvaje
soy lo Primitivo
y la Madre
yo soy lo Perdurable
soy lo Perpetuo
y lo Fecundo
me siento Viva
Útil
y Fuerte.
yo soy el Alimento
y soy el Ciclo Vital
soy lo Salvaje
soy lo Primitivo
y la Madre
yo soy lo Perdurable
soy lo Perpetuo
y lo Fecundo
me siento Viva
Útil
y Fuerte.
Silvia D.Chica, del blog La Tierra Pura.
viernes, 29 de enero de 2010
J.D. SALINGER (1919-2010). por Jose Ángel Barrueco.
Terrible noticia, sin duda. ¿Qué puedo decir de este autor que no haya escrito ya en artículos, exámenes, comentarios y reseñas? El guardián entre el centeno es, probablemente, el libro que más veces he leído en mi vida. Mantuve con esa novela una relación de amor/odio. Dado que cursé 3 veces 2º de BUP (entonces era un malísimo estudiante; luego me reformé), 3 veces me obligaron a leerla. La primera vez la odié. La segunda, me pareció que su protagonista no estaba muy alejado de lo que a mí me ocurría, en mi lucha particular contra el mundo y lo establecido. La tercera, adoré la novela. No sé cuántas siguieron después. La releo cada pocos años. Incluso tengo varias ediciones, la mejor de las cuales es la que reeditaron hace poco (contenía revisiones de la traducción). Pero luego está la maestría de los Nueves cuentos, que también he releído con cierta asiduidad. Y puedo decir otro tanto de esa breve maravilla titulada Franny y Zooey. Sin embargo, tardé en leer Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción, que son fascinantes. Y tengo por ahí, en fotocopias, algunos cuentos traducidos por Javier Marías; dichos textos jamás se publicaron en un libro. También guardo el manuscrito pirata, en inglés y bajado de la red, de Hapworth 16, 1924. A mi chica le regalé 2 o 3 obras de Salinger un tiempo después de conocerla. Yo aún tenía la esperanza de que el viejo Jerome David recapacitara y diese a la imprenta nuevos libros antes de su muerte. No ha sido así. Salvo que tuviera pretensiones de publicar póstumamente. Siempre vivió rodeado de enigmas.
Extraído de Escrito en el viento
Además, en The New York Times publican una infografía con algunas de las frases (en inglés) de El guardían entre el centeno, situándolas en diferentes puntos de Manhattan.
Extraído de Escrito en el viento
Además, en The New York Times publican una infografía con algunas de las frases (en inglés) de El guardían entre el centeno, situándolas en diferentes puntos de Manhattan.
jueves, 28 de enero de 2010
DEMONIOS VS OCÉANOS (MAURO ENTRIALGO Y MIGUEL ÁNGEL MARTÍN EN 'CARNE CRUDA')
"Porque la contracultura no tiene por qué ser un ladrillo. Puede ser tierna como una chuleta". Ese es el lema del programa de Radio 3, Carne Cruda. Lo emiten de lunes a viernes a las 14:00 y también pueden escuchar los podcast (echadles un vistazo, son muy sabrosos) o leer y participar en su blog. Muy recomendable, un programa como lo de la Radio 3 de antes, por el que se cuelan escritores, artistas, músicos, gente de todo pelaje a la que cuesta ver y oir en otros medios. En uno de los programas más recientes los dibujantes Mauro Entrialgo y el gran Miguel Ángel Martín, autor de la portada de nuestro Hank Over e Hijo de Satanás por méritos propios, hablaron de sus últimas obras y de todo humano y lo divino. Más de lo humano que de lo divino. El programa se puede oír y descargar aquí. P.
PASANDO OTRA VEZ 'AL OTRO LADO DEL ESPEJO'
Ya estamos aquí una vez más, y una vez más dispuestos a compartir con vosotros las historias y sus respectivas porciones de vida que van llegando a esta redacción; ha habido más y posiblemente mejores, no os quepa duda, pero por ahora hemos elegido las que os presentamos, sin olvidarnos de las que han quedado en la recamara para una próxima ocasión. La selección ha sido compleja a la par que enriquecedora, nosotros hemos apostado por lo que a nuestro juicio nos ha parecido que supuraba alma y fantasía; historias cargadas de emoción, donde el lenguaje toma duros ascensos hasta el desenlace final; sucesos de ficción y no ficción donde lo real supera lo irreal y a veces lo imaginado tiene vida propia y tangible, en definitiva una amalgama de relatos y microrelatos seleccionados para uso y disfrute del lector –este si que es nuestro verdadero cometido-, con la novedad arriesgada en este NÚMERO DOS del relato gráfico y que queremos apostar por darle continuidad. Cómo siempre, a corto-medio plazo, esperamos tenerla impresa y organizar alguna que otra presentación para que el olor a tinta nos embriague a tod@s por igual, mientras tanto, en este enlace http://issuu.com/alotroladodelespejo/docs/aolde2 podéis visualizarla e incluso descargarla en pdf si lo creéis conveniente. Esperamos amigos y amigas, lectores siempre, que sea de vuestro agrado.
PORTADA: Gsús Bonilla
NOS CUENTAN: Antón P.Chéjov, Oscar Sipán, Fco. Javier Irazoki, Alberto Infante, José Jacinto Muñoz Rengel, Giovanna Rivero, Roxana Popelka, Nacho Abad, Juan Pardo Vidal, Musi Al- Ramli, Déborah Vukušić, Alberto García Salido, Manu Sánchez Vicente, Fusa Díaz, Jara Bedmar, Soledad Dávia, Begoña Leonardo, Javier Das, Yolanda Calahorra, José Ángel Beckett, Batania, Esteban Gutiérrez Gómez.
NOS ILUSTRAN: María Couceiro, Peter Jasen (VELPISTER), Laura Rosal del Rey, Ángel González González, Federico Romero, Pedro Morillas, Daniel Orviz.
http://alotroladodelespejorevista.blogspot.com/
PORTADA: Gsús Bonilla
NOS CUENTAN: Antón P.Chéjov, Oscar Sipán, Fco. Javier Irazoki, Alberto Infante, José Jacinto Muñoz Rengel, Giovanna Rivero, Roxana Popelka, Nacho Abad, Juan Pardo Vidal, Musi Al- Ramli, Déborah Vukušić, Alberto García Salido, Manu Sánchez Vicente, Fusa Díaz, Jara Bedmar, Soledad Dávia, Begoña Leonardo, Javier Das, Yolanda Calahorra, José Ángel Beckett, Batania, Esteban Gutiérrez Gómez.
NOS ILUSTRAN: María Couceiro, Peter Jasen (VELPISTER), Laura Rosal del Rey, Ángel González González, Federico Romero, Pedro Morillas, Daniel Orviz.
http://alotroladodelespejorevista.blogspot.com/
miércoles, 27 de enero de 2010
ESCUELA EN LA CALLE. Kenneth Patchen
El año próximo nos cubrirá el pasto de la tumba.
Ahora nos detenemos y reímos
Contemplando pasar las muchachas;
Apostando a caballos lerdos; bebiendo ginebra barata,
No tenemos nada que hacer; ninguna parte donde ir; a nadie.
El año pasado hace un años; nada más.
No éramos mas jóvenes entonces; ni más viejos ahora.
Nos ingeniamos para tener el aspecto que tienen los jóvenes;
De una u otra forma, no sentimos nada detrás de nuestros rostros.
No estaremos muertos del todo cuando muramos.
No fuimos nunca nada en la vida; ni siquiera soldados.
Somos el insulto, hermano, los muchachos tristes.
Caminantes dormidos en la tierra oscura y terrible,
Donde la soledad es un sucio cuchillo en nuestras gargantas.
Las frías estrellas nos observan, amigo,
Las frías estrellas y las prostitutas.
CRIATURITAS. Domingo López.
Me lo contó en el bar del Juanco, borracho y balbuceante. Me dijo que por la mañana habia estado vagando por ahí, aburrido, cuando llegó a un descampado donde unos chiquillos jugaban al balón. Pásamela, le gritó entonces en plan colega al que llevaba la pelota, un rubito de rizos angelicales. Vete al carajo, majareta dijo abrupta e inmediatamente el niño, sin dejar de correr la banda. ¿Oye, mocoso maleducado, te doy un guantazo?, lo amenazó, reaccionando tras unos segundos de lógico estupor. ¿Comol? berreó entonces el crío, parándose en seco, imitando al idiota del Chiquito ese, sonriendo cual bellaco, yendo hacia el tipo con andares de vacilón y sacando de debajo de la camiseta del barça – el nº 9, el del gran Ronaldinho, apunta – una navaja pavorosa. Venga, soplapollas, suelta los jurdeles y lárgate ya, dijo con fastidio el más espigado, pendenciero, rascándose los huevecitos. Manolín, sácale todo y rájale la barriga, aconsejó otro, mientras aprovechaba el parón de juego para mear. Me contó, hediendo a vino fiado y barato, que se le pasó entonces por la cabeza salir corriendo con cangüelo y sin decoro, pero temblón y ante la faca amenazante les dio para pipas y chucherias, o eso me juró por sus muertos, el poco dinero que llevaba, la calderilla, vamos, y confundido y rojo de vergüenza se quitó de en medio, salió de naja por donde había venido mientras uno de ellos iba ya corriendo a emplear seguramente la pasta en porros o en priva o en pegamento o en putas y oía las carcajadas infantiles, tan sanotas, los pelotazos jubilosos al balón y la voz de una de las madres avisando desde una ventana que subieran ya que habían empezado en la tele los dibujitos animados.
Domingo López
"Cuentos de usar y tirar", 2008
martes, 26 de enero de 2010
EL FRANCOTIRADOR. Paddy Rekalde
“Summer, déjate amar...”
con un titulo así le podría dar inicio
algún escritor a un nuevo poema,
creyendo que es un bello comienzo de gran imaginación ,
sin saber
que la fuerza del poema, su fuego... toda la dinamita
se esconde entre sus líneas,
como un francotirador sin escrúpulos
un francotirador que hace hervir tu sangre a borbotones,
o poner bailando en temblores tu piel,
que se te humedezcan los labios,
se te derrita el corazón, como mantequilla barata,
o la misma entrepierna con altas temperaturas...
cualquiera de esos estados tendría que proporcionarte
el francotirador que se esconde
entre las líneas de un poema
y si así no ocurre
eso no es un poema, colegas,
bien pudiera ser una receta de la nueva cocina moderna,
un comentario sobre las mareas altas y bajas,
un pequeño texto sobre toponimia,
o que sé yo...
“Summer, déjate amar, Sam...”
pero no, él cree que el hechizo de la poesía
se encuentra en la estética de esas líneas,
que los poemas son bellos puzzles de palabras,
cartuchos sin pólvora pero bien decorados
el escritor de juegos florales y demás carnavales
no lo entiende, no lo quiere entender,
y se refugia en las becas peter pan de los mass media
en las palmaditas en el hombro que le regala el sistema,
se refugia en toda esa mermelada caducada
y se aleja, cobarde y ciegamente,
de los contaminados olores de las calles
de los sudores pegajosos de las tabernas
de las miradas violentas
de las babas de salvajes labios
de los arrogantes y amenazadores uniformes
de las hinchadas y muertas venas
de las pollas ardiendo
de los coños húmedos
de los filos de navajas que no dan un paso atrás...
Intenta escribir algo,
pero la hoja o la pantalla que tiene delante
aparece tan pálida como su rostro,
tan vacía como sus venas.
“Summer, déjate amar, Sam...”
y piensa que vive
en una primavera.
Traducción de un poema de su libro en euskara Bilbo Dub
lunes, 25 de enero de 2010
The Ninth Floor, de Jessica Dimmock
"The ninth floor" es un reportaje de fotoperiodismo, en el que Jessica Dimmock retrata el día a día de un grupo de heroínomanos que okuparon la novena planta de un lujoso bloque de apartamentos en Manhattan. Se puede ver algunas de las fotos aquí.
domingo, 24 de enero de 2010
Acróbata y nocturna. Sergio C. Fanjul
Caótica y perfecta,
acróbata y nocturna:
amo a esta ciudad enferma.
Lamo su áspero asfalto,
a cuatro patas,
y palpo la grietas de su cielo herido.
Esta ciudad se sobrepasa a si misma
y se desborda.
La amo como un perro.
Esta ciudad no es solo la suma
de las cosas que contiene
(las personas, los mendigos,
los agujeros negros del techno,
una colección completa de delirios)
Es la suma de todo eso y algo más:
esta ciudad es una bestia horrenda
que me engulle al atardecer
y que devuelve
-delicada-
mi cuerpo desvalido
al alba.
Oigo su respiración ronca,
sus latidos,
se levanta furiosa sobre dos patas,
vibra mi miedo,
clava sus garras.
Caótica y perfecta,
acróbata y nocturna
amo a esta ciudad invertebrada.
Madrid:
quiero follármela.
viernes, 22 de enero de 2010
UN POEMA SOBRE HAITÍ DE HASIER LARRETXEA
Con la inestimable ayuda de Ana Gorría
En los márgenes del confinamiento
Nadie cumple años. El tiempo es saqueado de provisiones esperanzadoras.
Se juega a las cartas pensando que el azar
nunca supo de necesidades
ni de la angustia generada
en las láminas de cemento,
en el lugar donde no se sustenta
la raíz de de la historia reciente.
La oscuridad le gana el pulso al tendido eléctrico.
Noy hay destino donde no hay caminos. Donde no se puede caminar
sin pisar carne en descomposición,
los recuerdos, a dos metros bajo tierra.
Las sábanas transparentan las heridas de los muros de la naturaleza.
Esperanza minada por los desajustes de las escalas de la devastación
que zarandea el número al cuadrado
cuando los cuerpos son intermitencias.
No colinda el miedo cuando se hace añicos el album familiar
metros abajo del oxigeno respirable. No hay explicación empírica
para el azar que no sabe de ansia ni de pulsiones. Cuando el plano de la mirada
está devastado, se saquea hasta los bolsillos de uno mismo.
La indiferencia es inmune a la supervivencia.
En los márgenes del confinamiento,
quienes merodean entre la escombrera humana
caminan a través del paisaje descorazonador,
donde no saben
si el mundo real es este,
o es el infierno con el que les atemorizaron
desde pequeños. Sonámbulos que ansían vida cotidiana, algo que llevarse a la boca.
Dolor que se funde con el sueño que ingiere la exaltación de los cuerpos tendidos.
El tiempo, apocalipsis regresivo cuando no se sabe cuando va a amanecer entre tanta
oscuridad.
MARINEL ITSUA ETA ITSASNESKAK / EL MARINERO CIEGO Y LAS SIRENAS. EL PRIMER CORTO DE JOSU ARTEAGA
El hijo de Satanás Josu Arteaga se nos revela como un hombre del renacimiento, escribe, rocanrolea, y ahora hace cortos -y todo lo hace bien, el cabrón-; este MARINEL ITSUA ETA ITSASNESKAK / EL MARINERO CIEGO Y LAS SIRENAS es su primer corto (muy corto, menos de tres minutos). Y hay que verlo (aunque sea en baja calidad) porque os va a sorprender. Podéis hacerlo en esta web-concurso (de cortos) que organiza Nontzeberri.
jueves, 21 de enero de 2010
LOS PLACERES DE LOS MALDITOS
Interesante artículo de Armando Álvarez Bravo en Diario de las Américas sobre la poesía de Bukowski
Un poeta vive la experiencia de serlo de muchas formas. Y aquí se puede citar a Ortega y Gasset en su precisión del imperativo de la gravitación de la circunstancia en su existencia. A esto podría añadirse una pregunta: ¿Es posible ir más allá de esa circunstancia, trascenderla? Pienso que las respuestas pueden ser de muy diverso orden. No se puede descartar que esa circunstancia en ocasiones constituye un imperativo prácticamente insalvable. De igual suerte, puede tomar otro rumbo. Y en este son decisivos el embate de la fatalidad y, no menos, la voluntad del poeta de vivir cada instante como quiere y, si las cosas le salen bien, recomponer sus jornadas, pero sin abandono del espíritu de las actitudes que ella le deparó.
Un poeta vive la experiencia de serlo de muchas formas. Y aquí se puede citar a Ortega y Gasset en su precisión del imperativo de la gravitación de la circunstancia en su existencia. A esto podría añadirse una pregunta: ¿Es posible ir más allá de esa circunstancia, trascenderla? Pienso que las respuestas pueden ser de muy diverso orden. No se puede descartar que esa circunstancia en ocasiones constituye un imperativo prácticamente insalvable. De igual suerte, puede tomar otro rumbo. Y en este son decisivos el embate de la fatalidad y, no menos, la voluntad del poeta de vivir cada instante como quiere y, si las cosas le salen bien, recomponer sus jornadas, pero sin abandono del espíritu de las actitudes que ella le deparó.
Considero que lo que acabo de exponer tiene plena validez en el caso de Charles Bukowski (Andernach, Alemania, 1920 – Los Angeles, California, 1994). Este prolífico poeta y escritor, bebedor, pendenciero, mujeriego, jugador, vagabundo, rebelde, carente de recursos tantas veces hasta la indigencia, todo lo tenía a su favor para haber acabado mal y absolutamente desconocido. Entre otras cosas, por la crudeza, violencia, desgarradura y exceso de su obra en que su persona, experiencias y lo que le rodeaba siempre fueron un absoluto, no precisamente un sueño dorado. Una característica que determinó que la revista Time lo considerara en 1986, “a laureate of American lowlife”.
Leer artículo completo aquí
´SABRINA HEAVEN´ Y ´SABRINA NO HEAVEN'. Gonzalo Aróstegui
Apabullante. Quizá sea el adjetivo que mejor describa a Thee Michelle Gun Elephant, pues es difícil imaginar alguien que hiciera sombra al grupo japonés entre 1991 y 2003, años de su existencia. Punk, hard, blues, pop, rockabilly, high energy, jazz… Johnny Kidd & The Pirates, Stooges, The Who, Damned… Estilos e influencias que pueden orientar al oyente interesado, pero que no dan todas las claves, pues la personalidad del cuarteto japonés era enorme.
Sabrina Heaven y Sabrina No Heaven, ambos publicados en 2003 (elepé el primero, epé el segundo), clausuraban su carrera, cada vez más orientada a la creación de atmóferas pero sin dejar de ser un grupo de rock and roll. La guitarra del gran Futoshi Abe (fallecido en 2009 con sólo 42 años) ha perdido parte de la agresividad de Chicken Zombies o Gear Blues, pero sus acordes y su sonido siguen siendo gloriosos. Thunderbird Hills y Night Is Over, los temas que cierran Sabrina Heaven, y el espectral Yoru ga owaru, que hace lo propio con Sabrina No Heaven, añaden trompeta y piano y son el ejemplo más claro de la apertura de miras de los nipones. Aunque Midnight Klaxon Baby (con ese riff tomado de Cream) y Deadman's Galaxy Days nos recuerden en Sabrina No Heaven que también son maestros del power pop; al igual que Marion (Sabrina Heaven) y Pink (Sabrina No Heaven), balazos pop marca de la casa llenos de dramatismo y tensión.
Estrellas en Japón, Yusuki Chiba, Koji Ueno, Futoshi Abe y Kazuyuki Kuhara grabaron entre finales del siglo XX y principios del XXI el mejor rock and roll de su tiempo, que nada tiene que envidiar al de los grupos, mencionados arriba, que les influenciaron. Poco más se puede decir. Bueno, sí: denles una oportunidad si todavía no lo han hecho.
http://raggedglory.blogspot.com/
miércoles, 20 de enero de 2010
ESE TOCHO.
Durante estos días estoy subiendo por capítulos a mi blog el cuento ESE TOCHO, incluido en Cuentos sanfermineros (y que también apareció en las antologías Golpes. Ficciones de la crueldad social -DVD ediciones-; y en Cuentos de fútbol 2-Mondadori, en italiano-. Aquí os dejo el primer capítulo. La portada e ilustraciones son de Tasio.
Patxi Irurzun. http://ajustedecuentos.blogspot.com
ESE TOCHO (Capítulo 1)
Aunque en todos los equipos por los que he pasado mis compañeros me han apodado con alias nada ingeniosos, como "El Trípode", "Barrapán" o, mayormente, "Tocho", el secreto de mi éxito con las mujeres no tiene nada que ver con el descomunal tamaño de mi miembro viril. Tampoco está relacionado con la fama que me precede allá donde vaya, ni con mi personalidad dicharachera y jovial, ni siquiera con la cuenta corriente en la que se me desbordan los ceros por la derecha de la libreta. Quienes lo crean así no saben absolutamente nada sobre mujeres. A las mujeres lo que realmente las vuelve locas es un tipo que sepa acariciarlas y yo siempre he tenido unas manos superdotadas. Es por eso mismo por lo que soy portero de fútbol. Probablemente el mejor portero del mundo. He militado en los clubs más laureados, he ganado varias ligas y un Mundial y he compartido habitación con Dios, que entonces se llamaba Diego Armando Maradona... Y que me disculpen si a alguien le parezco sacrílego. Al contrario, conozco la Biblia lo suficiente como para saber que el Dios del que hablan en ella es un boludo, un tipo vengador, vanidoso y cruel al que sólo pueden haber inventado los hombres. Para mí Dios no es alguien que me haga avergonzarme de ser un hombre sino que convierto a Dios en todo aquello que me hace reír, gozar o tener esperanza. Dios es para mí la mujer con la que hago el amor —y como soy un tipo muy religioso y politeísta procuro hacerlo a menudo y con muchas mujeres—; Dios es cada disco nuevo de Andrés Calamaro; y Dios es Osasuna, el club que me ha fichado y que ha confiado en mí cuando ya todos me habían desahuciado.
El fútbol es así. Un mínimo error y pasas de ser el rey del mundo a un condón anudado en un descampado. En mi caso se trató de un regate mal calculado en un Barça-Madrid y automáticamente todas aquellas características de mi personalidad con las que siempre se había identificado la afición se convirtieron en pecados imperdonables: vividor, borracho, mujeriego... Me lo decían los mismos que aplaudían a rabiar cada vez que me adelantaba con el balón entre los pies y lograba dejar sentado a Raúl o a Figo. Me gustaba hacerlo así, driblar al delantero de moda, escuchar primero el murmullo en las gradas, y después los aplausos de alivio y mofa. Sentía que al hacerlo era capaz de poseerlos, de poseer no sólo lo que eran —se identificaban conmigo porque era un tipo algo golfo y de procedencia humilde— sino lo que añoraban, envidiaban y nunca llegarían a ser ellos, que nunca se arriesgarían a salirse del área y regatear a su destino —como mucho, ocultos y a salvo entre la masa, a desahogarse insultando al árbitro; o a mí mismo—. "¡Muerto de hambre, indio de mierda!", me gritaron entonces, de hecho, cuando erré el dribling. Y eso sí que me dolió. Me dolió tanto que, a pesar de que ahora una nueva afición, allá abajo, en la plaza, volviera a corear mi nombre (“¡Ese Tocho, ese Tocho, eh¡”, alternaban los gritos con otros como “¡San Fermín, San Fermín!” o “¡Alcaldesa dimisión!”) no pude evitar despreciarlos, por arrastrados, por diluirse, como una aspirina contra la estupidez de sus vidas, en la multitud; la misma multitud que pediría mi cabeza en cuanto palmáramos tres partidos seguidos; la misma multitud que cuando pasaran los sanfermines y con ellos toda la polémica, volvería a votar a la alcaldesa; la misma multitud, en suma, que nunca comprendería por qué apenas hube estrechado su mano, la mano de la alcaldesa, allá arriba en el balcón del ayuntamiento el día del chupinazo, supe que acabaría acostándome con ella.
El fútbol es así. Un mínimo error y pasas de ser el rey del mundo a un condón anudado en un descampado. En mi caso se trató de un regate mal calculado en un Barça-Madrid y automáticamente todas aquellas características de mi personalidad con las que siempre se había identificado la afición se convirtieron en pecados imperdonables: vividor, borracho, mujeriego... Me lo decían los mismos que aplaudían a rabiar cada vez que me adelantaba con el balón entre los pies y lograba dejar sentado a Raúl o a Figo. Me gustaba hacerlo así, driblar al delantero de moda, escuchar primero el murmullo en las gradas, y después los aplausos de alivio y mofa. Sentía que al hacerlo era capaz de poseerlos, de poseer no sólo lo que eran —se identificaban conmigo porque era un tipo algo golfo y de procedencia humilde— sino lo que añoraban, envidiaban y nunca llegarían a ser ellos, que nunca se arriesgarían a salirse del área y regatear a su destino —como mucho, ocultos y a salvo entre la masa, a desahogarse insultando al árbitro; o a mí mismo—. "¡Muerto de hambre, indio de mierda!", me gritaron entonces, de hecho, cuando erré el dribling. Y eso sí que me dolió. Me dolió tanto que, a pesar de que ahora una nueva afición, allá abajo, en la plaza, volviera a corear mi nombre (“¡Ese Tocho, ese Tocho, eh¡”, alternaban los gritos con otros como “¡San Fermín, San Fermín!” o “¡Alcaldesa dimisión!”) no pude evitar despreciarlos, por arrastrados, por diluirse, como una aspirina contra la estupidez de sus vidas, en la multitud; la misma multitud que pediría mi cabeza en cuanto palmáramos tres partidos seguidos; la misma multitud que cuando pasaran los sanfermines y con ellos toda la polémica, volvería a votar a la alcaldesa; la misma multitud, en suma, que nunca comprendería por qué apenas hube estrechado su mano, la mano de la alcaldesa, allá arriba en el balcón del ayuntamiento el día del chupinazo, supe que acabaría acostándome con ella.
HankOver/Resaca, por Ángel González González
Es curioso cómo pasa el tiempo. Y cómo algunos libros te hacen recordar los buenos momentos de una vida en la que, por desgracia, el principal protagonista eres tú. Naturalmente estoy hablando de Resaca /Hankover.
No sé. Agarro el libro y no dejo de pensar en que a muchos de los antologados, apenas les conocía de pasada cuando me presenté en el Gruta 77 con motivo de la 2ª Edición del libro. Afuera estaba lloviendo. El GPS me llevó hasta el Gruta y aparqué a la primera, cogí el teléfono y llamé a casa:
-He llegado...No, he dado alguna que otra vuelta, pero bien (decía yo).
-Ten cuidado. No bebas. Y si bebes, quédate a dormir en Madrid (decía mi mujer)
-Descuida. En una hora o así volveré a casa. ¿Cómo está el niño? Bien. Hasta luego. Yo te llamo(yo, de nuevo).
La portada está muy lograda. Hace poco conocí a Miguel Ángel Martín y no sé por qué, siempre detrás de una gran obra hay una gran persona. Y también al contrario.
Me da la risa cuando veo la dedicatoria De Patxi Irurzun:
patxi (una flecha y su e-mail)
O la de Kike Babas "No pidas en la barra, pide sin más".
Me adentré y la verdad que la fiesta estaba bien. Había bastante gente y tuve que celebrarlo pidiéndole al camarero un tercio de cerveza. Tenía la garganta algo jodida por el puto tabaco. Saqué un Marlboro de la máquina y me dispuse a fumar a la salud de Bukowski. Al fondo veía a Vicente ir de acá para allá. Hasta entonces solo había tenido el privilegio de conversar con él por mail. Charlamos un poquito, se mostró como la enorme persona que es, y se marchó para disponerlo todo y que, como decía mi abuela (esto es otro homenaje dentro de un homenaje, llamémosle un metahomenaje) "que hubiera mucho y bueno pa tupirse toda la gente".
Me sigue entrando la risa (no solo porque ya me había pedido el segundo tercio y no iba a beber) cuando recuerdo a J.A.Barrueco pasando a mi lado. "Para Ángel/esta pieza corta/ en busca del sabor de Bukowski/Con un abrazo". Nunca se lo he dicho, pero a mí eso de las melenas y el bigote me sonaba Soundgarden y en especial a Chirs Cornell. Sin embargo la voz de JAB era más dulce y pausada y él era todo amabilidad. Le dije que le conocía por sus fotos en el blog de Hankover o algo así. No le dije que no había leído nada suyo y tampoco le dije que Muelas y Señales fue lo primero que leí del libro, entre otras cosas, porque todavía no lo había comprado.
Y empezó a sonar, como los ángeles, el Didgeridoo de Lukas Rodriguez, un Koala con boina que hace poco me tuvo que llamar la atención porque me había olvidado de su cara. Salud-os. Ya arreglé la retentiva.
El primer Lucas-el-koala que conocí estaba cabreado por culpa de un segurata que no dejaba fumar equis. El segundo, estuvo bailando al son de enBlanco, (más saludos para ti Enrique, y para tu hermano, y para el guitarra, dile al batería que "las personas normales siempre están afuera"/ miles de gracias por la cerveza en el backstage y los cafés-gijón), mientras yo estaba detrás tomando una coca-cola. Lucas estaba radiante de felicidad y muy bien acompañado y bueno, esas historias que no voy a ponerme a contar aquí.
El libro que yo tengo (el que compré allí, al final de la fiesta) huele bien y es una primera edición, cuando lo que se celebraba era la segunda. Esto es todo un logro muy complicado de explicar en plena era del marketing underground.
Escuché a Petisme por primera vez. Había tomado otra cerveza. No como la última vez que fui a verle y me dio por los cubatas que costaban lo mismo. Sí, Petisme, al final de la noche no pude comer bocata de calamares porque estaba a punto de regurgitarlo todo. Vuelvo a la primera vez: me gustaba el sonido. Y eso que normalmente escucho diferentes registros más del tipo "arrrrggg, yeah". Tenía a la peña encandilada. Ángel es un animal del escenario y sus canciones saben a Ebro que te cagas, perdonadme la expresión si alguno está comiendo delante de ordenador.
Deborah Vukusic me dijo que era actriz. Yo le dije que tenía suerte de hacer lo que le gustaba. Estuvimos un rato juntos y yo le comentaba cosas mientras ella decía que quería escuchar a Kike Babas y yo no podía decirle que normalmente hablaba mucho y más si estaba bebiendo tercios de cerveza fresca, rica y natural sin bífidus ni hostias. Aún así conversamos y desde aquí le quiero dar las gracias por ser tan perversa y tierna a la vez y por ese toque de alegría que le pone a la vida. Ah, y por los besos que me dio (de buenos amigos, que todo hay que decirlo) la última vez que la vi, que los tengo guardados en cajitas de cartón reciclable y los abro cuando estoy jodido.
Kike Babas, con su sombrero de copa se me antojó tan canalla, que hasta quería idolatrarle. Siempre me ha atraído la gente así. Por causa de ello, en el instituto me quisieron acusar de pirómano en los exámenes de la repesca.
-Yo no fui. Aquello se puso a arder y ya está. (El cabrón del Larry; seguro que ahora va de modosito)
Disparad sobre nosotros. Y no sonaba ningún tiro. Era música y poesía. Sofía Castañón me empezó a gustar entonces, poéticamente hablando.
He visto por ahí que también fue el Kebran y Javier Das. Yo ya habría bebido algunas cervezas más porque no lo recuerdo. Es siempre una pena no haberos conocido antes. Abrazos para ambos y que no decaiga la fiesta.
Ana Pérez Cañamares, Ana Pérez Cañamares, no, la conocí más tarde...
Recuerdo cómo hace poco David González me dijo que como le diese el venazo se cortaría el pelo; pues bien, cada vez que leo "la autopista" estoy seguro de que cortarse el pelo es siempre un error. En aquella fiesta no conocía a David y por las fotos me parecía un borde. Por eso tengo pensado quedarme ciego y aprender a ver como es debido. Redoble de tambor, brother.
Y yo no tenía ni puta idea de quién era Patxi Irurzun. Lo que sí que sé es que acabé a su lado, tomando más cerveza y fumando cigarrillos mientras hablábamos de cosas que no recuerdo, pero sí que recuerdo cuando vino a verme a Almaraz y nos hicimos ese tour por La Vera y Plasencia. Le llevé a ver un cementerio y una reliquia del primer santo colocado de opiáceos. Pensamos en hacer travesuras pero tampoco es que nos quedara mucho tiempo libre. Patxi y yo pronto hicimos migas.
Y para broche final, tocaba La Banda del Abuelo, de Josu Arteaga (también en la antología). Allí se presentaron embutidos en trajes de forajidos y crearon una atmósfera muy del oeste, aunque mi cabeza iba para todos los puntos cardinales.
Cuando los camareros empezaron a mostrar disgusto porque era la hora del cierre, no les hicimos caso.
Cuando siguieron mostrándolo, seguimos sin hacerles caso.
Después me despedí de Patxi, Vicente y Deborah ya se habían ido ¿o no? No puedo dar fe. Me despedí de Petisme, de JAB, del simpatiquísimo Kike Babas, los miembros de la citada Banda del Abuelo y de más gente que ahora mismo no logro situar en la memoria.
Salí por la puerta del Gruta 77, y tras dos o tres horas buscando el coche, al final lo encontré y como ya estaba más que sereno, me vine a Alcalá, compré churros y le dije a mi mujer:
-Te he traído churros. ¿Te preparo un chocolate calentito?
No sé. Agarro el libro y no dejo de pensar en que a muchos de los antologados, apenas les conocía de pasada cuando me presenté en el Gruta 77 con motivo de la 2ª Edición del libro. Afuera estaba lloviendo. El GPS me llevó hasta el Gruta y aparqué a la primera, cogí el teléfono y llamé a casa:
-He llegado...No, he dado alguna que otra vuelta, pero bien (decía yo).
-Ten cuidado. No bebas. Y si bebes, quédate a dormir en Madrid (decía mi mujer)
-Descuida. En una hora o así volveré a casa. ¿Cómo está el niño? Bien. Hasta luego. Yo te llamo(yo, de nuevo).
La portada está muy lograda. Hace poco conocí a Miguel Ángel Martín y no sé por qué, siempre detrás de una gran obra hay una gran persona. Y también al contrario.
Me da la risa cuando veo la dedicatoria De Patxi Irurzun:
patxi (una flecha y su e-mail)
O la de Kike Babas "No pidas en la barra, pide sin más".
Me adentré y la verdad que la fiesta estaba bien. Había bastante gente y tuve que celebrarlo pidiéndole al camarero un tercio de cerveza. Tenía la garganta algo jodida por el puto tabaco. Saqué un Marlboro de la máquina y me dispuse a fumar a la salud de Bukowski. Al fondo veía a Vicente ir de acá para allá. Hasta entonces solo había tenido el privilegio de conversar con él por mail. Charlamos un poquito, se mostró como la enorme persona que es, y se marchó para disponerlo todo y que, como decía mi abuela (esto es otro homenaje dentro de un homenaje, llamémosle un metahomenaje) "que hubiera mucho y bueno pa tupirse toda la gente".
Me sigue entrando la risa (no solo porque ya me había pedido el segundo tercio y no iba a beber) cuando recuerdo a J.A.Barrueco pasando a mi lado. "Para Ángel/esta pieza corta/ en busca del sabor de Bukowski/Con un abrazo". Nunca se lo he dicho, pero a mí eso de las melenas y el bigote me sonaba Soundgarden y en especial a Chirs Cornell. Sin embargo la voz de JAB era más dulce y pausada y él era todo amabilidad. Le dije que le conocía por sus fotos en el blog de Hankover o algo así. No le dije que no había leído nada suyo y tampoco le dije que Muelas y Señales fue lo primero que leí del libro, entre otras cosas, porque todavía no lo había comprado.
Y empezó a sonar, como los ángeles, el Didgeridoo de Lukas Rodriguez, un Koala con boina que hace poco me tuvo que llamar la atención porque me había olvidado de su cara. Salud-os. Ya arreglé la retentiva.
El primer Lucas-el-koala que conocí estaba cabreado por culpa de un segurata que no dejaba fumar equis. El segundo, estuvo bailando al son de enBlanco, (más saludos para ti Enrique, y para tu hermano, y para el guitarra, dile al batería que "las personas normales siempre están afuera"/ miles de gracias por la cerveza en el backstage y los cafés-gijón), mientras yo estaba detrás tomando una coca-cola. Lucas estaba radiante de felicidad y muy bien acompañado y bueno, esas historias que no voy a ponerme a contar aquí.
El libro que yo tengo (el que compré allí, al final de la fiesta) huele bien y es una primera edición, cuando lo que se celebraba era la segunda. Esto es todo un logro muy complicado de explicar en plena era del marketing underground.
Escuché a Petisme por primera vez. Había tomado otra cerveza. No como la última vez que fui a verle y me dio por los cubatas que costaban lo mismo. Sí, Petisme, al final de la noche no pude comer bocata de calamares porque estaba a punto de regurgitarlo todo. Vuelvo a la primera vez: me gustaba el sonido. Y eso que normalmente escucho diferentes registros más del tipo "arrrrggg, yeah". Tenía a la peña encandilada. Ángel es un animal del escenario y sus canciones saben a Ebro que te cagas, perdonadme la expresión si alguno está comiendo delante de ordenador.
Deborah Vukusic me dijo que era actriz. Yo le dije que tenía suerte de hacer lo que le gustaba. Estuvimos un rato juntos y yo le comentaba cosas mientras ella decía que quería escuchar a Kike Babas y yo no podía decirle que normalmente hablaba mucho y más si estaba bebiendo tercios de cerveza fresca, rica y natural sin bífidus ni hostias. Aún así conversamos y desde aquí le quiero dar las gracias por ser tan perversa y tierna a la vez y por ese toque de alegría que le pone a la vida. Ah, y por los besos que me dio (de buenos amigos, que todo hay que decirlo) la última vez que la vi, que los tengo guardados en cajitas de cartón reciclable y los abro cuando estoy jodido.
Kike Babas, con su sombrero de copa se me antojó tan canalla, que hasta quería idolatrarle. Siempre me ha atraído la gente así. Por causa de ello, en el instituto me quisieron acusar de pirómano en los exámenes de la repesca.
-Yo no fui. Aquello se puso a arder y ya está. (El cabrón del Larry; seguro que ahora va de modosito)
Disparad sobre nosotros. Y no sonaba ningún tiro. Era música y poesía. Sofía Castañón me empezó a gustar entonces, poéticamente hablando.
He visto por ahí que también fue el Kebran y Javier Das. Yo ya habría bebido algunas cervezas más porque no lo recuerdo. Es siempre una pena no haberos conocido antes. Abrazos para ambos y que no decaiga la fiesta.
Ana Pérez Cañamares, Ana Pérez Cañamares, no, la conocí más tarde...
Recuerdo cómo hace poco David González me dijo que como le diese el venazo se cortaría el pelo; pues bien, cada vez que leo "la autopista" estoy seguro de que cortarse el pelo es siempre un error. En aquella fiesta no conocía a David y por las fotos me parecía un borde. Por eso tengo pensado quedarme ciego y aprender a ver como es debido. Redoble de tambor, brother.
Y yo no tenía ni puta idea de quién era Patxi Irurzun. Lo que sí que sé es que acabé a su lado, tomando más cerveza y fumando cigarrillos mientras hablábamos de cosas que no recuerdo, pero sí que recuerdo cuando vino a verme a Almaraz y nos hicimos ese tour por La Vera y Plasencia. Le llevé a ver un cementerio y una reliquia del primer santo colocado de opiáceos. Pensamos en hacer travesuras pero tampoco es que nos quedara mucho tiempo libre. Patxi y yo pronto hicimos migas.
Y para broche final, tocaba La Banda del Abuelo, de Josu Arteaga (también en la antología). Allí se presentaron embutidos en trajes de forajidos y crearon una atmósfera muy del oeste, aunque mi cabeza iba para todos los puntos cardinales.
Cuando los camareros empezaron a mostrar disgusto porque era la hora del cierre, no les hicimos caso.
Cuando siguieron mostrándolo, seguimos sin hacerles caso.
Después me despedí de Patxi, Vicente y Deborah ya se habían ido ¿o no? No puedo dar fe. Me despedí de Petisme, de JAB, del simpatiquísimo Kike Babas, los miembros de la citada Banda del Abuelo y de más gente que ahora mismo no logro situar en la memoria.
Salí por la puerta del Gruta 77, y tras dos o tres horas buscando el coche, al final lo encontré y como ya estaba más que sereno, me vine a Alcalá, compré churros y le dije a mi mujer:
-Te he traído churros. ¿Te preparo un chocolate calentito?
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PD: Quiero felicitar a todos los hijos de Satanás por haber edificado entre todos una de las más importantes joyas literarias que se han hecho en este extraño país en los últimos tiempos. Y un abrazo de los gordos a Vic y a Patxi.
PD: Quiero felicitar a todos los hijos de Satanás por haber edificado entre todos una de las más importantes joyas literarias que se han hecho en este extraño país en los últimos tiempos. Y un abrazo de los gordos a Vic y a Patxi.
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LOS HIJOS DE SATANÁS SON:
Eva Vaz, Hernán Migoya, Miquel Silvestre, Raúl Núñez, Vicente Luis Mora, David González, Sergi Puertas, Alfonso Xen Rabanal, Karmelo Iribarren, José Angel Barrueco, José Daniel Espejo Balanza, Vicente Muñoz Alvarez, Lluís Pons Mora, Javier Marroquín, Agustín Fernández Mallo, Josu Arteaga, Pablo Casares, Kike Babas, Kike Turrón, Pablo G. Bao, Ignacio Escuín Borao, Ana Pérez Cañamares, Kutxi Romero, José Manuel Vara, Lucas Rodríguez Luis, David Murders, Manuel Vilas, Roxana Popelka, Sofía Castañón, Sor Kampana, Angel Petisme, Salvador Gutierrez Solís, Nacho Abad, Safrika, Patxi Irurzun, Abel Debritto, Eloy Fernández Porta.
LOS HIJOS DE SATANÁS SON:
Eva Vaz, Hernán Migoya, Miquel Silvestre, Raúl Núñez, Vicente Luis Mora, David González, Sergi Puertas, Alfonso Xen Rabanal, Karmelo Iribarren, José Angel Barrueco, José Daniel Espejo Balanza, Vicente Muñoz Alvarez, Lluís Pons Mora, Javier Marroquín, Agustín Fernández Mallo, Josu Arteaga, Pablo Casares, Kike Babas, Kike Turrón, Pablo G. Bao, Ignacio Escuín Borao, Ana Pérez Cañamares, Kutxi Romero, José Manuel Vara, Lucas Rodríguez Luis, David Murders, Manuel Vilas, Roxana Popelka, Sofía Castañón, Sor Kampana, Angel Petisme, Salvador Gutierrez Solís, Nacho Abad, Safrika, Patxi Irurzun, Abel Debritto, Eloy Fernández Porta.
[Del blog de Ángel González González]
martes, 19 de enero de 2010
LA APESTOSA. Don Fer.
Foto: José Luis Cuevas. Más fotos de La apestosa aquí
Al entrar a este recinto lo primero que percibirás sera su penetrante olor a orines y una que otra aroma propia de los ambientes en donde el alcohol corre libremente. De ahí su mote casi institucional: La apestosa. Conocimos este pintoresco lugar después de que varios escritores y fotógrafos amigos míos, me platicaran algunas anécdotas propias de la vida en una cantina, despertando sobremanera mi curiosidad. Poco después Carlos Martínez Renteria en su sección del periódico La Jornada llamada "Salón Palacio" publicaría un gran artículo que terminaría por desechar las ultimas dudas que tenía y me haría aventurarme en lo que después calificaría como el mundo mágico terrenal urbano gore y contracultural de La Apestosa.
Sabía por las anécdotas de mis amigos que en este lugar todo valía y todo entraba, no era la clásica cantina en donde solo se daban cita intelectuales o donde solo acudían obreros cansados de la vida laboral o jóvenes presas del miedo que la ciudad provoca en busca de un ligue. En este terreno todo se fundía, todo germinaba y por tanto todos tenían acceso a el.
La primera ves que visité el Salón Orizaba constate lo anterior. Iba acompañado de dos amigas y un amigo, los cuatro éramos en ese entonces estudiantes de la carrera de Comunicación y periodismo en la UNAM muy aventurados, y nos gustaba experimentar ciertas cosas fuera de lo común. Así que sin temor ahí nos encontrábamos, ante aquella puerta de ese lugar del cual tantas cosas habíamos escuchado hablar y de las cuales seriamos, ahora, parte.
Al entrar, como lo mencione, el olor es agudo y puedes en un momento arrepentirte y dar vuelta para huir. Nosotros preferimos acostumbrarnos poco a poco, aunque pasarían horas y horas de cerveza sin que nuestro objetivo fuera logrado. En esa ocasión, nuestra "primera vez" o nuestro "desquinte" las cosas transcurrieron demasiado anormales. Fue muy grato encontrar el lugar lleno hasta el tope.
Subimos a la primera planta, y unos borrachos muy amables nos ofrecieron lugar: se ven jóvenes, estudiantes y buenas gentes, fue el pretexto que utilizaron para convencernos de aceptar su cordial invitación. Aquí todo era discusión intelectual, por lo regular en este nivel suben estudiantes, profesores, fotógrafos, periodistas, escritores, pintores, etc. Pude percibir a mi alrededor un ambiente muy distinto al de abajo, y tras cinco o seis caguamas decidí indagar en lo subterráneo, en el otro nivel.
De esa experiencia hice un gran amigo, el teporocho del lugar, quien tras invitarme un trago de su aguardiente y ver que no me abría a chupar como el decía, me tomó confianza y entablo una plática conmovedora y surrealista como la mayoría de historias que los teporochos tienden a contar. Lagrimas en los ojos, prostitutas rodeándome, un luchador intentando aplicarme una palanca al brazo, besos tiernos y sádicos, cucarachas y arañas en mi ropa, olor ardiente, cerveza, delirio y sueño es lo que viví en esa "otra planta".
Hay un ambiente conjunto, una dualidad enorme y una convivencia asombrosa, anécdotas miles, historias interminables. Esto es el gran merito de la apestosa: un lugar de convivencia en todo el esplendor de la palabra, sin prejuicios ni tapujos, en donde igual puedes encontrar un obrero, una prostituta, un fotógrafo, un estudiante, un ratero, un teporocho, un taxista. La ciudad confluye libremente en un lugar tan pequeño en donde los sueños no dejan de mostrarse.
Anécdotas Importantes de la apestosa: Hace cuatro años, en el marco del primer festival Off del Centro Histórico se efectuó un experimento cultural en el Salón Orizaba, que consistió en ofrecer un concierto de música clásica con un cuarteto de la Sinfónica Nacional (entre ellos el violinista Jaime Macías quien murió hace dos años) con rigurosos traje de etiqueta. Aquella ocasión, en palabras de Carlos Martínez Rentería, el choque fue alucinante: primero el griterío no permitía escuchar "La primavera" de Vivaldi, poco a poco una robusta muchacha, que práctica la lucha libre por las mañanas y por las noches ejerce el oficio más antiguo, comenzó a desnudarse como su única posibilidad de agradecer la música; después todos los borrachos se fueron quedando en silencio y uno a uno mandaban caguamas al cuarteto.Hace poco "La apestosa" fue el tema ganador del Premio Internacional de Fotoperiodismo celebrado en la ciudad de Gijón, España. Las fotos fueron tomadas por un gran colega: José Luis Cuevas. Al ir a la apestosa, según palabras de Renteria, a avisarles a sus propietarios sobre dicho galardón sin mayor entusiasmo dijeron: "A ver cuando se aparece por aquí el fotógrafo ese con una foto de recuerdo".
Personajes importantes que han pisado la apestosa: William Burroughs (escritor), Jack Kerocuac (escritor), José Agustín (escritor) Manuel Blanco, Gerardo de la Torre, Gonzalo Martre, Marisa Lara y Arturo Guerrero (quienes realizaron performance alternativo en dicho lugar), Jesús Luis Benítez (escritor), Parmenides García Saldaña (escritor), El rambo (soñador extrovertido)...
Dirección: Calle Dolores, casi esquina con Victoria, Centro Histórico, atrás del metro San Juan Deletran... (México DF)
Extraído de DON FER,S BLOG
ANTROPOFAGIA. Carmen Garrido Ortiz
Si yo pudiera desguazarte, como la basura en los barrios bajos, tendríamos como espectadores –tan sólo- a cuatro gatos mal avenidos con los cojines.
Miradas en verde y lenguas relamiéndose al ver el jugoso banquete que me preparo sobre tu carne herida, casi muerta.
Lo que más recuerdo es tu sonrisa de boca mal dibujada. Labios carnosos para morder el aire de la primavera. Y mira que este verso es patético, manido, viejo pero lo expreso en viento y en entrada de calores, abril recién comenzaba cuando pegaste tu primera dentellada.
El trauma de haber perdido la infancia en el patio del limonero te hizo arrancar los dientecitos de leche de todas nosotras y, de pronto, te viste engrandecido con un collar de marfiles. Mirabas debajo de las faldas de cuadros escoceses desde distancias de veinte metros, no hacía falta más, sólo levantar un dedo y las brisas, caprichosas, dejaban las braguitas al sol, para que las contemplaras a placer.
Desde entonces, sin dientes y sin bragas, me siento un poco menos yo, soltando migajas de tarta aburrida y algo anciana. Se me fueron los piñonates, los merengues de la cima y las guindas saltaron una tras otra, rodando pesadamente, celulíticas. Soy un bizcocho, porque sigo dulce, agujereada y somnolienta.
Levanto la nariz y me desesperan los ciruelos del Japón. Aún más que el viento del Sur traiga olor a azahares, esos mensajeros tuyos que violan por la nariz. Hay petunias rojas, rojísimas, colgadas de un balcón. Sólo entonces me alegro y sé que ha llegado mayo y que la primavera temprana se fue detrás de tus pasos, siameses díscolos que me enfurecen tras cada febrero.
Yo me hice adulta metida dentro de un jersey amerindio, terriblemente feo. Terriblemente delgada estaba yo y el cinturón me bailaba destellando, de color azul. Los vaqueros seguían el paso de las botas de tacón altísimo. Los cafés se llenaban de vagos y estudiantes y yo pensaba en ti como en la reencarnación de Salomé, sirviendo cabezas –la mía- aquí y allá, tapa de aceitunas cortesía de la casa.
Por eso, cuando el calendario marca el veintiuno del tercer mes, yo limpio mis armas con aceite de limón para clavarte –ácidamente- palabras y bofetadas, escupiendo con elegancia. Sin embargo, nunca me permito llegar al súmmum de esta lotería y me animo a convertirte en basura, dejando tu corazón sin alma al abrigo de las miradas felinas. Así, mediocre y sumiso, sigues viviendo en mis recuerdos para insultarte la siguiente primavera y, poco a poco, odiar un poquito más a aquél de la sonrisa pasmada que me hizo amar el invierno.
Carmen Garrido Ortiz (Fernán Nuñez, Córdoba-España 1978)
Del poemario: "La hijastra de Job" (premio de poesía Andalucía joven 2008), publicado en febrero 2009 en Renacimiento (a la venta en Madrid en la Casa del Libro y entrelíneas librebar.)
Blog de Carmen: La dama de verde
DE CASTA LE VIENE AL GALGO. Mario Crespo.
Llegar a casa tras una dura jornada en la obra y tener que atender al pequeño, es algo a lo que aún no me he acostumbrado. Mi mujer, Judith, trabaja de noches, y en días laborables apenas nos vemos. La vida es así, me dijo mi abuelo justo antes de que compráramos el piso. Un círculo, una monotonía sólo rota por los pequeños detalles. La vida es levantarte cada mañana a las seis y escuchar la radio como si fuera la banda sonora original de tu día, como acompañamiento a tu soledad, a la que siento en el asiento de esa máquina monstruosa, de esa pala gigante que uso para recoger escombro y depositarlo en la bañera del camión.
Tener todo pagado con treinta y cinco años no es tarea fácil. Trabaja duro durante veinte y podrás adquirir un piso en propiedad, previo pago de los intereses al banco, claro. Eso es lo que nos venden. La letra del coche es distinta, en un par de años lo tienes hecho. Justo cuando pasas la primera ITV, justo cuando hay que cambiar neumáticos, cuando el cárter y los manguitos comienzan a dar problemas, cuando la maquinaria del consumo está ya preparada para engullir las reparaciones del auto. Tener un coche en propiedad te sale mucho más caro que ser socio de un club de polo o un asiduo al Casino del Sardinero. Pero queríamos ser una familia normal de clase media, una familia que pudiera salir a pasear con sus niños sin envidiar la ropa de nadie, ni las joyas, ni siquiera el carrito del bebé. Una familia como Dios manda, como exige la sociedad. Por eso me puse a trabajar como autónomo.
El negocio lo conozco desde hace años. Mi tío Juancar ya hacía sus pinitos en los ochenta. Por entonces se trabajaba más otro género. El contacto con la Costa era constante. Expediciones profesionales partían desde nuestra capital con dirección a La Pobra do Caramiñal y Vilanova. Aún recuerdo aquel Talbot Solara. Una berlina que destilaba clase desde cualquier ángulo que se mirase. Una limusina de lujo para un negocio con glamour. Kundas que subían y bajaban mensualmente, repartos a domicilio por la provincia, experimentos y tratamientos llevados a cabo en las cocinas… todo un universo de esmalte blanco donde el olor a éter se mezclaba con el del papel. Había dinero por todas partes, billetes grandes, por lo general. A Rosalía y Pérez Galdós ni se les veía. Siempre lo he dicho: la cultura no da dinero. La cara del Rey y la del Príncipe eran las más habituales. Aquellos extintos billetes de diez mil provocaron mi incondicional amor a la Corona, al lujo. Y así se aprende el negocio. La manipulación química aumenta la ganancia; cuanto más divides, más multiplicas. Pero en el fondo te sale más caro: te genera más molestias, más yonquis, más suciedad y, sobre todo, más peligro. Y así he acabado aquí.
Una cocainómana del barrio se presentó en mi casa con el mono. Gritaba y babeaba a la puerta, y decidí no abrirle. De tanto llamar consiguió quemar el timbre: de la caja de resonancia comenzó a salir humo y una pequeña llamarada. Me indignó tanto su acción que bajé y la eché a empellones del portal. El pequeño Aquiles, mi bebé, se quedó solo mientras yo me deshacía de la yonqui. Fue todo muy rápido, y muy confuso. Es cierto que estaba cortando la coca en el salón, pero no podía suponer que Aquiles tuviera fuerza suficiente para volcar la cuna, gatear hasta la mesita y hundir su pequeño dedo en la nieve.
Aunque ha sufrido taquicardias, se encuentra estable. Y lo demás, señor agente, ya se lo he contado.
Mario Crespo en el, por desgracia, último número de alex_lootz
lunes, 18 de enero de 2010
SARRI, SARRI (KORTATU)
Kortatu - sarri sarri
PierrotSxE | Vídeo MySpace
En este viejuno video de Kortatu, la canción que estos compusieron tras la fuga de Joseba Sarrionandia dentro de un bafle del cantante Imanol, después de la actuación de este en la cárcel de Martutene, un día de San Fermín hace ya muchos años (desde entonces Sarri permanece en paradero desconocido, pero hace llegar de vez en cuando a sus editores, por suerte, sus magníficos poemas). Ska, pogo a tutiplén... Y aquí una curiosidad, Muguruza en plan Sex Pistols en una entrevista no menos viejuna -es en blanco y negro- de la televisión polaca.
HAIKU MAIKU. Paddy Rekalde.
Este poeta miope
se sienta en una cafetería junto al parque
e intenta escribir un haiku,
mirando a los árboles desde la ventana,
un haiku, un bello haiku,
cinco, siete, cinco,
mirando a los árboles.
Los altos tilos
nos regalan sin querer
su larga sombra
Y sonríe,
llevándose el café con leche a los labios,
mientras lee
lo que ha escrito en la libreta.
Los altos tilos
nos regalan sin querer
su larga sombra
Vuelve la mirada a los tilos
sin ver que
bajo ellos yace un hombre negro
con una vieja y rota bolsa
llena de cds piratas.
Nadie sabe si ese hombre negro
está muerto o vivo
bajo este sucio cielo-mar.
Sin embargo,
este poeta miope
ha resuelto con éxito,
así lo piensa,
sus deberes
de la academia de escritores...
cinco / siete / cinco.
Paddy Rekalde. Traducción de uno de los poemas del libro en euskara Bilbo Dub
EL HOMBRE BORROSO
Extraido del blog El naúgrafo digital de Eduardo Laporte.
Había una vez un hombre borroso, desenfocado. Nació antes de que Woody Allen rodara Desmontando a Harry, con Robin Williams en estado borroso. Si acaso, Allen se fijó en este hombre borroso del que os hablo. Nació un nebuloso día de noviembre, por la tarde, en la región de Umbría, Italia. Vino al mundo en casa, como se nacía antes, en el momento en que su padre se aplicaba unos vahos de eucalipto para tratar de suavizar un constipado que le tenía taponada el alma. Sí, cuando nacemos pasan cosas, el mundo no se para para celebrar tan magno acontecimiento. El mundo sigue su curso, a su aire, cuando nacemos. Y cuando morimos. Los bloguers siguen publicando postsss, a machamartillo, a pesar de que éste u otro mueran. Les da igual.
Pensó, el padre del hombre borroso, niño borroso, entonces, que su aspecto difuminado se debía a los vahos que se acababa de suministrar por vía oral. Pero no, aquel jodido chavalín era todo menos definido. Pese a tener la sexualidad bien clara -heterosexual-, sus miembros, íntimos y éxtimos, eran perfectamente vaporosos, romos en su visión, raros de ver.
Esta persona borrosa veía, en cambio, con gran nitidez. Veía a toda la gente con gran nitidez, insisto, y se extrañaba de que no fueran, como él, entes desenfocados. El hombre borroso se refugiaba en el alcohol, las drogas y la prostitución low cost para ir tirando, pues la vida no era fácil para alguien de sus características. Empero (odiaba la palabra empero), se sentía especial, diferente, único en su especie, por su borrosismo.
Una mañana, en un momento de lucidez, pensó crear un movimiento de lucha armada callejera, sin saber muy para qué, de insólitos procederes, que se llamara la kale borrosa.
La violencia, no obstante, nunca había sido su fuerte. Con el tiempo, entró en un estado de abandono, de dejadez, que le acrecentó su estado difuso. Cada día era un ser más inasible, más cerca de lo espectral que de la carne y hueso. Meaba humo. Cagaba niebla.
Rumiaba sombras.
Murió triste y solo.
No fue necesaria incineración.
EL MERODEADOR según Estelle Talavera Baudet.
EL MERODEADOR
Vicente Muñoz Álvarez
Ilustraciones: Toño Benavides
Prólogo: Ignacio Escuín Borao
Edita: Baile del Sol, 2007
Nº páginas: 150
Me he topado con un libro-paréntesis. Cómo explico esto… a ver. Cuando leemos, nos trasladamos donde el autor nos quiera (y logre) llevar: podemos estar en la Edad Media, en la Selva Amazónica buscando una especie nueva, en el futuro más cibernético o en la Irlanda de los hombres con trenza y mujeres jinete. Vicente Muñoz Álvarez me ha llevado al cuarto trasero de una mente enfermiza. Y allí he permanecido días y horas, horas y días, y, lejos de aburrirme, evidentemente, he sido partícipe activa de lo dañinas que pueden ser cuatro paredes y una mente-locomotora. Imaginad que vivís en la casa que aparece en la ilustración (mi enhorabuena a Toño por cada una de las ilustraciones de este libro), que cruje, que vive rodeada de hastío, que duele, que llueve y se renueva cien veces el insomnio.
Cuando digo que es un libro-paréntesis me refiero a que entramos en un limbo, en tierra de nadie, y sentimos en nuestras carnes esos tic tac del reloj y sus fantasmas nocturnos, el aflorar, como en ese grabado de Goya (de la serie Caprichos), donde “el sueño de la razón produce monstruos”, todos aquellos miedos insustanciales que, a ciertas horas, en cierto espíritu convaleciente, cobran el tamaño de Goliat, y arrasan con la razón, revuelven los papeles, ladran como cien perros y nos hunden bajo la cama, anclándonos a las tierras movedizas que mal sujetan nuestra casa de papel.
Demoramos las preguntas decisivas, al hacer ininterrumpidamente preguntas inútiles y viles, ridículas, y cuando hacemos preguntas decisivas es demasiado tarde. Durante toda la vida demoramos las grandes preguntas, hasta que se convierten en una montaña de preguntas y nos ensombrecen.
Thomas Bernhard
Cada relato podría ser independiente, sin embargo va pintando un cuadro por cortometrajes, como quien cose y vuelve a coser con parches una misma tela. El resultado es la vida del protagonista, una angustiosa sensación de retroceso, de anclaje, de reconstrucción y deconstrucción. Y el sabor final es absolutamente ESPECTACULAR: un largometraje innovador, la vida tal y como es, sin nudo ni desenlace, sino diálogo interior que amanece con un lenguaje y se duerme (pastilla en mano) en falso con otro lenguaje bien distinto, que viene a ser la incongruencia del ser humano, la antítesis de sí mismo, el decir y desdecir según el ánimo, la contradicción en estado puro. El esfuerzo por salir airoso de su propio encierro cada mañana tras los monstruos nocturnos. Repetición, obsesión, pasividad. Bien podría ser cualquiera de nosotros este personaje que cojea lamentablemente ante el mundo.
Relatos como LOS GATOS, LA NOCHE, EL RELATO, LOS MALENTENDIDOS, LOS PECES… son un tablero donde se juega con las sensaciones del lector. Yo, personalmente, viví cada escena con una intensidad dolorosa. LA PLAYA quiero entender que es un fuego fatuo, una breve luz que entra en el cuarto oscuro y que nos deja respirar para volver a encerrarnos de nuevo: ya vimos la luz, ahora volvamos a la realidad.
Y puede parecer que esta visión oscura de la vida nos vaya a dejar medio muertos en el sillón. Bien, pues NO. El merodeador nos deforma la cara al vernos en el espejo, pero también nos enseña la puerta de salida, nos acerca al abismo para atraparnos y abrazarnos al último momento. Nos hace más humanos que nunca y a la vez nos saca del mundo. Vicente parafrasea acertadamente a Omar Kayyan: el Cielo y el Infierno están en ti. Cada uno hará su propia lectura. La mía, particularmente, ha sido de un 10. Gracias, Vicente, por presentarme a tus monstruos y desnudarte así ante el mundo y ante ti mismo. Más de un escritor debería hacer un ejercicio similar.
La vida, al final, es, en sí misma, un gran insomnio, y hay un aletargamiento lúcido en todo cuanto pensamos y hacemos.
Fernando Pessoa
Vicente Muñoz Álvarez
Ilustraciones: Toño Benavides
Prólogo: Ignacio Escuín Borao
Edita: Baile del Sol, 2007
Nº páginas: 150
Me he topado con un libro-paréntesis. Cómo explico esto… a ver. Cuando leemos, nos trasladamos donde el autor nos quiera (y logre) llevar: podemos estar en la Edad Media, en la Selva Amazónica buscando una especie nueva, en el futuro más cibernético o en la Irlanda de los hombres con trenza y mujeres jinete. Vicente Muñoz Álvarez me ha llevado al cuarto trasero de una mente enfermiza. Y allí he permanecido días y horas, horas y días, y, lejos de aburrirme, evidentemente, he sido partícipe activa de lo dañinas que pueden ser cuatro paredes y una mente-locomotora. Imaginad que vivís en la casa que aparece en la ilustración (mi enhorabuena a Toño por cada una de las ilustraciones de este libro), que cruje, que vive rodeada de hastío, que duele, que llueve y se renueva cien veces el insomnio.
Cuando digo que es un libro-paréntesis me refiero a que entramos en un limbo, en tierra de nadie, y sentimos en nuestras carnes esos tic tac del reloj y sus fantasmas nocturnos, el aflorar, como en ese grabado de Goya (de la serie Caprichos), donde “el sueño de la razón produce monstruos”, todos aquellos miedos insustanciales que, a ciertas horas, en cierto espíritu convaleciente, cobran el tamaño de Goliat, y arrasan con la razón, revuelven los papeles, ladran como cien perros y nos hunden bajo la cama, anclándonos a las tierras movedizas que mal sujetan nuestra casa de papel.
Demoramos las preguntas decisivas, al hacer ininterrumpidamente preguntas inútiles y viles, ridículas, y cuando hacemos preguntas decisivas es demasiado tarde. Durante toda la vida demoramos las grandes preguntas, hasta que se convierten en una montaña de preguntas y nos ensombrecen.
Thomas Bernhard
Cada relato podría ser independiente, sin embargo va pintando un cuadro por cortometrajes, como quien cose y vuelve a coser con parches una misma tela. El resultado es la vida del protagonista, una angustiosa sensación de retroceso, de anclaje, de reconstrucción y deconstrucción. Y el sabor final es absolutamente ESPECTACULAR: un largometraje innovador, la vida tal y como es, sin nudo ni desenlace, sino diálogo interior que amanece con un lenguaje y se duerme (pastilla en mano) en falso con otro lenguaje bien distinto, que viene a ser la incongruencia del ser humano, la antítesis de sí mismo, el decir y desdecir según el ánimo, la contradicción en estado puro. El esfuerzo por salir airoso de su propio encierro cada mañana tras los monstruos nocturnos. Repetición, obsesión, pasividad. Bien podría ser cualquiera de nosotros este personaje que cojea lamentablemente ante el mundo.
Relatos como LOS GATOS, LA NOCHE, EL RELATO, LOS MALENTENDIDOS, LOS PECES… son un tablero donde se juega con las sensaciones del lector. Yo, personalmente, viví cada escena con una intensidad dolorosa. LA PLAYA quiero entender que es un fuego fatuo, una breve luz que entra en el cuarto oscuro y que nos deja respirar para volver a encerrarnos de nuevo: ya vimos la luz, ahora volvamos a la realidad.
Y puede parecer que esta visión oscura de la vida nos vaya a dejar medio muertos en el sillón. Bien, pues NO. El merodeador nos deforma la cara al vernos en el espejo, pero también nos enseña la puerta de salida, nos acerca al abismo para atraparnos y abrazarnos al último momento. Nos hace más humanos que nunca y a la vez nos saca del mundo. Vicente parafrasea acertadamente a Omar Kayyan: el Cielo y el Infierno están en ti. Cada uno hará su propia lectura. La mía, particularmente, ha sido de un 10. Gracias, Vicente, por presentarme a tus monstruos y desnudarte así ante el mundo y ante ti mismo. Más de un escritor debería hacer un ejercicio similar.
La vida, al final, es, en sí misma, un gran insomnio, y hay un aletargamiento lúcido en todo cuanto pensamos y hacemos.
Fernando Pessoa
Estelle Talavera Baudet, del blog 27 Paraguas.
http://27paraguas.blogspot.com/2010/01/el-merodeador-vicente-munoz-alvarez.html
http://27paraguas.blogspot.com/2010/01/el-merodeador-vicente-munoz-alvarez.html
domingo, 17 de enero de 2010
ANÓNIMOS por Ángel Muñoz Rodríguez.
son las siete
pero la noche
hace tiempo
que dejó su impronta
hasta mañana
la gente
bajo la lluvia
corre
al refugio de portales
o balcones
tras una dura pugna
diaria
con su propia vida
el cigarro
tomado del paquete
que guardo
en la mesilla
va consumiéndose
habiendo recibido
apenas
ocho o nueve caladas
miro las farolas
que entre agua
y oscuridad
encuentran una fuerte resistencia
para realizar su trabajo
de hecho
en los espacios
marcados
que hay
entre uno y otro farol
es imposible
adivinar
lo que se esconde
igual sucede
con esa gente
tratando de guardar
sus puntos débiles
en tarteras
maletines
o bolsillos
echo el cierre
a mi ventana
después
de precipitar
la colilla
balcón abajo
mañana
volveré
al mar de los anónimos
pero la noche
hace tiempo
que dejó su impronta
hasta mañana
la gente
bajo la lluvia
corre
al refugio de portales
o balcones
tras una dura pugna
diaria
con su propia vida
el cigarro
tomado del paquete
que guardo
en la mesilla
va consumiéndose
habiendo recibido
apenas
ocho o nueve caladas
miro las farolas
que entre agua
y oscuridad
encuentran una fuerte resistencia
para realizar su trabajo
de hecho
en los espacios
marcados
que hay
entre uno y otro farol
es imposible
adivinar
lo que se esconde
igual sucede
con esa gente
tratando de guardar
sus puntos débiles
en tarteras
maletines
o bolsillos
echo el cierre
a mi ventana
después
de precipitar
la colilla
balcón abajo
mañana
volveré
al mar de los anónimos
Ángel Muñoz Rodríguez, Voltios, inédito.
Ilustración by Leticia Vera, del blog Mi sonrisa Sangra.
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