jueves, 31 de octubre de 2019

DIGTERNE/POETAS




A simple vista el libro se muestra como un juego al más puro estilo del estadounidense Joe Brainard y su libro I Remember. Pero esta obra es más que un mero juego poético. Poetas es una colección de textos ingeniosos y extravagantes sobre los poetas: sobre lo real y lo ficticio, lo vivo y lo muerto, lo inventado y lo auto-inventado. Poetas es un libro que se aleja radicalmente de las convenciones. La inimitabilidad del trabajo de Malinovski se encuentra en parte en su resistencia a la categorización, en su amplitud y en su relación con lo cotidiano y lo asombroso que encuentra en esa cotidianidad.


martes, 29 de octubre de 2019

EL OÍDO ES UN ÓRGANO DE LUZ CERCANO AL PENSAMIENTO por MÓNICA MANRIQUE DE LARA




Ha parado el pensamiento y ha parado la lluvia, las cremalleras ascienden por mis botas, el pantalón, la chaqueta de cuero, cada escalón hacia la calle es como un golpe decidido de tambor. El bullicio desmadeja la avenida, la gobierna una intensa conciencia vertida en sonido. Fluyen los pasos, las risas, las voces, el pentagrama vital de la ciudad ha comenzado a estirarse en callejones, la música se mueve, mi cuerpo avanza entre sus notas y silencios. Escucha, el oído es un órgano de luz cercano al pensamiento, sube el andante hacia el allegro ma non troppo, arrebatado fa mayor que se refugia progresivo en do menor, o esa alegría del sol mayor que se apacigua y desciende hasta el nublado, siento caer una redonda a través de un largo beso al pentagrama, recuerdo a George Brassens, "le banc public", las ligaduras entre notas como madres que enlazan a sus hijos, o aquellas prisas que corren como fusas, crecen semicorcheas en la risa, avanzo ajena a mi posición de pentagrama ¿acaso alguien me escucha en este trueno?. Recuerdo las canciones que mi padre silbaba en mi infancia, no se parecen a mi vida esas canciones, tantas cosas inútiles y bellas aprendí siendo niña, sabía entornar los ojos hasta difuminar toda la luz de la tristeza en las farolas, escribía poemas, reconocía a mi abuela fallecida en el ocaso de ese nácar celestial, eran cosas, como digo, inservibles, profundas y hermosas. Recorro la avenida, el ambiente ya parece enloquecido, se han abierto pentagramas, han saltado las claves, su armonía, sus notas, sus silencios, como pájaros dispares, de pico a pico, por parejas, como un trabajo colaborativo hacia el cielo, y van tendiendo con su canto nuevas líneas, heptagramas, octogramas, dodecagramas, llenos de signos que se cuelgan y descuelgan de su sitio, suena la música en el aire cada vez más veloz, más discrepante, más audaz, del allegro al vivace, y luego al presto y al prestissimo, todo se adhiere a la frenética energía, hasta que duele una punzada de límite en el pecho. El sonido ahora es ruido y busca una salida por la que dispersarse, cierro los ojos, unas notas se alejan de otras, baja una gota de mi frente hasta mi boca, otra, otra, otra, caen en firme y me dejo llover, hasta ir despacio del vivace al allegro, después non troppo, andante, adagio, lento, luego se mete el silencio del agua en la fuente y voy quedando sola en mitad de la plaza, con un caballo de piedra a mis espaldas, con esta especie de salvada soledad que se despierta tras el ruido y comienza a desnudar como me siento.¿Quién me anda por dentro? ¿ qué sentimiento ha venido a cavar la fosa del poema?. A veces es fácil confundir la tirantez del dolor con el brusco apagón de un orgasmo, es la ciega visión hacia un abismo, encontrarse a sí mismo después de la embriaguez y alguna pieza rota sin pegar, o lo que es peor aún, bien adherida, y aún así descolocada de su sitio.


Mónica Manrique de Lara


lunes, 28 de octubre de 2019

LOS ENCUENTROS por CONCHA GONZÁLEZ




He dejado de esperar rincones cautos.
Es esa pasión por la tristeza la que me lleva a prescindir
del azul de las rosas injertadas.
Tú no tienes que pedirlo. La voluntad se desprende
de sí misma, a cada instante, y, bombea hacia adentro,
como un corazón humano anunciando su inquietud.
A veces, el lloro de un niño reclamando sus cuidados,
o un torso desnudo mostrando su fuerza de carne
reflejan más ausencias que mi pena.
No se equivoca la luz que se sucede cada día.
Esos instantes distraídos se ocupan de hacer de mí una mujer.
Pero en la noche, los gestos pervierten su torva de imposibles
en un muro infranqueable y es allí, en su oscuridad impuesta,
donde me venzo, donde me rompo, donde te encuentro.


Concha González, del blog Mar de espigas.


lunes, 21 de octubre de 2019

SOBRE EL MERODEADOR




El merodeador es un itinerario a los mundos de las psicopatías, neurosis y obsesiones, de las que, en mayor o menor medida, solemos ser víctimas la mayoría de los que hoy habitamos un mundo preñado de ansiedades, propicio a generarlas... La maestría de la que hace gala el autor en el empleo de diversas técnicas literarias, permiten que este libro fantasmal se convierta a los ojos del lector, en una pequeña joya literaria que se lee, quizás con desazón, pero de un tirón. 

Franciso Martínez Bouzas 

En 114 páginas y 18 ‘capítulos’ nos encontramos un universo mágico en el que caben todas y cada una de esas, cómo diría, cuestiones raras que muchas veces nos asolan: manías que una y otra vez vuelven a nosotros, angustias sin sentido y sin explicación, temores a esas voces que creemos oír, todos tenemos algo de hipocondríacos, muchos pensamientos que nos asaltan pero no nos atrevemos a expresar en voz alta… Pues bien, todo esto lo encontramos en El merodeador; escrita con firmeza, con fuerza y con voz alta y diáfana. Vicente Muñoz tiene la habilidad de transmitirnos todo un conjunto de angustias y zozobras que, a medida que vamos leyendo, somos capaces de somatizar. 

Paco Marín 

El merodeador: literatura funámbula entre la locura y la calma, de continente helado e interior infernal, que se lee de una sentada y permanece con nosotros —igual que los maullidos de esos gatos abandonados— durante mucho tiempo. 

Elena Medel 

La primera vez que leí El Merodeador de Vicente Muñoz Álvarez algo estalló en mi cabeza. En ese libro estaban reflejados mis miedos, mis neuras, mis dudas, mis desengaños, mis incapacidades… Aunque todas esas experiencias eran de Vicente, tuve la impresión de que estaba hablando de mis propios sentimientos. Y es que Vicente consigue transmutarse en el lector que le está leyendo, creando una simbiosis perfecta entre ambos, un baile pactado en el que los bailarines se acoplan con refinamiento y elegancia. Leer este libro fue una experiencia fabulosa que siempre he guardado con especial cariño. 

Pepe Pereza 

El merodeador es un libro inquietante, angustioso diría yo, en el que, relato a relato, se va resolviendo un puzle que conforma una obra coral, casi una novela. A medida que avanzan las historias en el libro, aumentan las pulsiones, el desencanto, la melancolía, la locura. El mundo obsesivo de un escritor se muestra con la crudeza natural de la realidad vivida, porque ese mundo obsesivo, es el mundo según la cabeza del propio autor... El poder de su descripción, profusa y lenta, consigue imágenes que el lector no podrá borrar de su cabeza jamás. 

Esteban Gutiérrez Gómez 

Es quizá su obra con más capas, la que más nos permite proyectarnos como lectores, apoyándonos en el nervio de sus páginas para construir nuestro propio nervio. Entre la autobiografía y la ficción, los relatos de El merodeador son la descripción de la quiebra mental de un escritor, un recorrido peligroso por ese filo de lo imposible que los creadores solitarios deben atravesar para alcanzar la autonomía creativa. 

Inma de Arcos 

Hoy he empezado El merodeador, a esa hora de comer cuando no se tiene hambre y no se distingue mucho si el sol sube o baja... si la luz entra o huye. Y me atrapó completamente, no lo solté hasta las últimas palabras "resuenan sus pasos dentro, atravesando lentamente el pasillo" y oí ese crujido penetrar desde las montañas y las grietas de ésta vieja casa e instalarse aquí y volver a pasar las páginas de El merodeador en una especie de atemporalidad y lava. 

Mareva Mayo 

Un libro poderoso, que conmociona, que entrecruza los estados de ánimo del autor y el lector, con toda la naturalidad del sentimiento, real o ficticio, que más da. Tremendamente interesante. 

Francisco Ramón Hermando Guerrero 

Alrededor de El merodeador crecen enredaderas que desde nuestros pies ascienden hasta lo más profundo de nuestro cerebro y corremos el riesgo de que se mantengan allí mucho tiempo, tirando de nosotros hacia el suelo primigenio de nuestros más ocultos miedos y fobias.... Un libro muy recomendable de uno de los adalides del underground literario en España. La oportunidad de leer buena literatura alejada de los ya ajados caminos del mainstream, literatura en estado puro, como un golpe directo a la mandíbula. 

Pablo Malmierca 

El lector de El merodeador, de Vicente Muñoz, se va a ir sumergiendo, sin apenas darse cuenta, en ese desasosiego inmanente que vive el protagonista de este magnífico libro, para convertirse en observador de quien se siente observado. 

José G. Cordonié 

Vicente Muñoz Álvarez. Literato de los que construye, día a día, desde hace muchos, el vocabulario anímico y sensorial de toda una generación. El merodeador. Una de sus más jugosas obras. La Ilíada del creador actual. La Odisea del escritor contemporáneo, en lucha continua con sus propios fantasmas con la sola intención de alcanzar algún día esa Ítaca en que, sueña, le espera la calma del abrazo amado. Vicente logra, una vez más, tocar con cada palabra la cuerda de las emociones, para arrancarle arpegios de vida. 

Pablo Cerezal 

Antaño me parecía éste el mejor libro de Vicente Muñoz y, releído hoy y aunque es difícil escoger entre su obra, me sigue pareciendo el mejor, el más personal. 

José Ángel Barrueco 

Este pequeño libro encierra algunos de los relatos más inteligentes, sensitivos y maduros que ha dado la literatura independiente nacional de la mano de Vicente Muñoz. Acercarse a El Merodeador es hacerlo a toda una tradición de la literatura que él conoce tan bien, la de la angustia, el miedo atávico y el dolor de existir. Reivindico como receptor y apasionado lector esta colección introspectiva de relatos fantasmales que es El Merodeador. 

Julio César Álvarez 

Tras leerlo, ese merodeador me recuerda al "infierno son los otros" de Sartre, pues ese "merodeador" no deja de ser " el otro", el que deambula a nuestro alrededor y que en ocasiones se confunde con "el infierno soy yo mismo ". Una lectura recomendada, donde el ser es la Nada y el Todo, la esencia de lo que se es y de lo que permanece en nosotros. 

Pedro Gascón 

El merodeador es uno de esos libros en los que el lector puede verse reflejado, en él puede sentir que observa tras una ventana las aventuras y desventuras vividas por el protagonista del mismo, como si de un mirón se tratara, sintiendo el corazón palpitar a cada instante ante la siguiente página. Ese reflejo se deriva de una sensación que le recorre de principio a fin, como si reconociera con claridad el tono, como una canción que conoce y no puede dejar de tararear, un grato aroma que reconforta, una canción que dice amor (y desamor), desasosiego (y paz) y ternura (y desolación). 

Ignacio Escuín Borao 

Como en El crack-up, de F. Scott Fitzgerald, Vicente Muñoz Álvarez narra en El merodeador un estado mental al borde de la quiebra. Y como Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson, y tantos otros grandes libros de relatos, también El merodeador puede y debe leerse como un todo que multiplica el sentido de cada una de sus narraciones, en una estructura circular y autorreferente. 

José Marzo 

Lo sublime de los románticos, el misterio de Poe, el martirio continuo del narrador... Relatos cortos que inquietan, que sobrecogen, que atrapan... Una catarata de sentimientos con forma de dietario para una novela de introspección y búsqueda de respuestas. 

Josu Bustinzulu 

El merodeador nos deforma la cara al vernos en el espejo, pero también nos enseña la puerta de salida, nos acerca al abismo para atraparnos y abrazarnos al último momento. Nos hace más humanos que nunca y a la vez nos saca del mundo. Vicente parafrasea acertadamente a Omar Kayyan: “el Cielo y el Infierno están en ti”. Cada uno hará su propia lectura. La mía, particularmente, ha sido de un 10. 

Estelle Talavera Baudet




viernes, 18 de octubre de 2019

COSAS QUE PASAN EN OCTUBRE QUE NO VERÉIS EN LAS CIUDADES por JOSÉ PASTOR GONZÁLEZ




va llegando el otoño
suavemente
como una caricia
es época de castañas de nueces de granadas
de los saúcos de los mostajos de los serbales
y de las gamboas y de las calabazas
de el vino cociéndose en las bodegas
de los higos secándose al sol
del verdeo de la aceituna
de ir a por setas de álamo
y de ir a por la cáscara de almendra para el ganado
van yéndose las golondrinas las abubillas los abejarucos
y van llegando
las aves que vienen aquí
a pasar el invierno:
pinzones milanos torcaces
gaviotas y fochas
y cormoranes y patos
y en la sierra en el monte en el bosque
la berrea
de las monteses de los ciervos de los gamos
va llegando el frío
suavemente
como una hoja que cae de un árbol
y se siente
en el suelo en la tierra
en el aire en las madrugadas
en las manos en la piel
en la cama en los bares
ha llegado el otoño
suavemente
como la melancolía
como la nostalgia
y vamos recogiendo a almorzás
almendras, aceitunas para aliñar
palabras, poemas, leña
para calentarnos
estos días de otoño
amarillo
en que todavía creemos tener
una oportunidad


José Pastor González


photo by Marlus Leon

miércoles, 16 de octubre de 2019

ALBERT SIHOD: En la línea de fuego.




BUSCANDO NORTE

una y otra vez
cuando
me siento
perdido
recurro
a la poesía.
vieja brújula
a la que
siempre
permito que
me arrastre
hacia
ninguna parte.


UNA PALABRA

dicha en el momento
justo puede
salvar del naufragio
al amor.
una palabra
lanzada en el instante
exacto
con cierta tonalidad
vocal
nos puede arrastrar
al infierno.
el silencio a veces
puede lograr el mismo
efecto que ambas
palabras.


DISCITE

con la edad debes aprender que
lo primordial es, evitar en lo
posible los momentos dolorosos de
cualquier índole.

que la autoflagelación corresponde
a niñatos efebos que pueden soportar
los variados embates de sus
constantes equivocaciones.

aprendes a salir en días de lluvia
con las agujetas de las botas bien
atadas, la americana puesta y el
paraguas en la mano.

intentar no cometer errores, ese
es el mensaje que arrojan los años.
mensaje que—observa a tu
alderredor—algunos jamás escuchan


COMO UN MALDITO CUENTO

luego de siglos aquí seguimos
a pie del cañón.
encerrados en un absurdo.
buscando aún respuestas en
aquellos que nos antecedieron.
lo mismo harán los que
nos sucederán.
luego de siglos aún seguimos
sin haber aprendido a soportarnos
los unos a los otros.


EN LA LINEA DE FUEGO

ni siquiera
existe
necesidad
de que digas
nada.
tu mirada
delata
las palabras.
están ahí
a la espera
listas
para ser
disparadas.


Albert Sihod

lunes, 14 de octubre de 2019

DOLOR DE LUCES por NICOLÁS CORRALIZA




Es esta oscuridad
mal educada,
esta falta de prudentes
que orinan en el polvo
de la sangre del rencor.

En este bando sin guerra,
una banda de poetas
construye una fragata
para huir.


Nicolás Corraliza


domingo, 13 de octubre de 2019

EL RUIDO ANIMAL por CARLOS DE LA CRUZ




Cuidado chicos chicas cuidado
búfalos de agua cuidado hijos míos
hijas mías cuidado la ciudad es una nutria
un espejo mojado
el chorro rubio de vuestra orina hijos hijas mías
la sopa tibia hijos hijas del sol durazno cuando esconde la cabeza
en una fosa séptica
Porque estamos del otro lado de la cordillera central
del extremo helado
de la corriente excéntrica
un océano en un cono de oblea
y luego
nada
que se nos parezca

El ruido el animal del ruido
que baja de madrugada a beber de los charcos que deja la máquina
sobre el campo sin peinar del barbecho
nosotros seguimos abrazados
sólo son las 6 de la mañana

Tu dolor es una hogaza de pan
caliente
sagrada
el lugar en el que se detienen las dioses
y beben y bailan y dejan los calzones
como banderas por el suelo
a media nalga

Tu dolor es un niño
que vuelve de la escuela
con las manos en los bolsillos
una piedra una rana un señor con sombrero
una muchacha borracha
el punto de fuga de la luz
y la perspectiva del sonido
El dolor es una casa
y nadie paga la renta.


Carlos de la Cruz


domingo, 6 de octubre de 2019

4 POEMAS de RAMÓN GUERRERO




PÁLPITO

Todo llega como un rumor
volumen de aire libre
que es preciso examinar
para saber si realmente
estás solo
o te has transformado
en un ser furtivo
que va calle abajo
entre la multitud
con el hambre rodando
oscura feroz estable
Así es el rumor
un leve llanto
del que nada esperas
un latido cantarín
que de boca en boca
silencia la poca verdad
que quiere ponerse en pie
desnuda derrotada herida.


MARES

Suelen acompañarme voces
que son como pasos solitarios
en el teatro del otoño
así busco cierta nostalgia
cierta felicidad ciega
robada a la infancia
aquellos palacios de sol
heredados a través de subsidios a través de la fatiga del hombre
Llueve y voy hacia el mar
hecho un ovillo con todo lo abandonado y amanecen
a lo lejos hordas de furiosos cargueros silbando
como pájaros irritados
que conocen el día que les llega a la orilla de ese mar.


HÉROES

Llega la noche
y nos abandonamos
a las compañías
que nos ofrecen paz
a nuestra vida
que se adormece
que se pierde
ya olvidada
del cemento del día
de las exigentes
promesas exigidas
de las palabras
y de los rostros
en los bares
poco iluminados
que invitan al silencio
a besos desconocidos
que nos asaltan
nos dignifican
y nos humanizan
la noche borrosa
con esos labios
tiernos e inexactos
que no se aman
plenos de historias
furtivas y de placeres
equivocados acertados
Héroes falsos y vitales.


AMOR O DESEO

Qué certeza tan clara es
la necesidad que tenemos
de los otros,
nuestros queridos amantes.
La gracia de sus cuerpos
descargados ya de la tensión en la pelea,
de los contornos de los cuerpos casi sin vida.
Los amaneceres desnudos,
carnales, sexuales, excitados.
Corazón y cuerpo
los sueños
y en el centro,
la inteligencia.
A veces, el desamparo.


Ramón Guerrero


Cover by Vladimir Kush