Aquí tenemos un libro en el que Bukowski es visto por los “Hijos de Satán”. De todos los hijos que le nacen al reconocido autor, unos pocos son los elegidos para el título “Un homenaje a Charles Bukwoski. Resaca Hank Over.” Son 37 escritores los que han aportado sus trabajos con el fin de acercar al lector a su maestro. En algunos de los contenidos en el “Homenaje a…” se oye un grito que hiere los oídos de las gentes que interponen como excusa las formas, las suyas propias con lo que generan, para no ver más, como si dientes y manos descuartizasen su orden, como si ese otro carraspease la garganta y escupiese un salivazo en sus ojos, o echasen el gargajo en la sopa boba que toman, a la hoya en la que cocinan, pero no han salido del papel impreso, y entre esas páginas parece escucharse “¡viva Satán!, ¡al caldero, al caldero!”, eso tan literariamente fantástico que la iglesia católica ha querido borrar, quitar el destino a tantos diciendo que no existe. Aquí, en el “Homenaje a…” escriben unos cuantos hijos de Satán sus historias de “realismo sucio”, título que los plumillas más plumillas bien pensantes dieron a los escritos de Bukowski. Pero no crea usted que hacen daño, no hacen ningún daño, todo está asimilado, molesta a los de siempre su estética marginal, su lenguaje de uso pagano, y buen perfume a azufre que descompone a beatas y beatos.
Bukowski, en su día, como los autores reunidos en este libro, habla, hablan con el loco que grita en la calle, con la prostituta pintarrajeada, con quien no tiene trabajo y ya no busca porque no se cree el cuento de la lechera, con los violentos y pervertidos, con los que el orden social ha echado al otro lado de la ley, con los nauseabundos, con los descompuestos, con esos de quienes se ha desprendido el sistema que sus dueños quieren refundar para seguir siendo tal cual es.
Bukowski, en su condición de marginado declaraba: “Me encuentro bien entre los marginados porque soy un marginado. No me gustan las leyes, ni morales, religiones o reglas. No me gusta ser modelado por la sociedad.” Su estilo hacía que fuese repugnante a las gentes seguidoras del rechazo a los caídos en desgracia. Su lenguaje es preciso, es claro, en la formulación y desarrollo de sus narraciones hay ecos, se ha dicho muchas veces, de Céline, Miller, Hemingway, Hamrun, y él mismo se reconoce influido por John Fante, buena mezcla de individualismo, rechazo al mundo burgués, observación y simbolismo, existencialismo, realismo crudo y contemporáneo, y como aporte individual el poner a flote el vómito de la sociedad: “la valentía… es asunto de estilo frente a ninguna oportunidad”, decía.
Escritor que publicó cuando tenía más de 50 años ha dejado títulos que se reeditan continuamente, y un pequeño paso abierto a éstos sus seguidores: Patxi Irurzun, Vicente Muñoz Álvarez, Hernán Migota, Miquel Silvestre,… En todos los textos, poéticos y narrativos, muestran personajes prójimos, humanos, como cualquiera, y su atención al mundo en el que viven es el indicador de la comprensión que sienten hacia ese lado perdido del mundo en que estamos embarcados.
Los escritores que se reconocen sucesores de Bukwoski, escriben, como él, desde fuera del margen, desde el solar donde la ciudad entera echa la basura, y desde ahí señalan el peligro que representa quien produce la basura.
Si se oye alguna queja por la lectura es la de las gentes de bien, gentes de apariencia como el fruto coloreado pero vano, es la queja de creyentes a quienes esta vomitona cae encima, les sonroja, y les hace decir palabritas feas; se entiende, son los que dan como bello lo que se adapta al esquema social. Venga sed lectores y a leer.
Título: Un homenaje a Carles Bukowski. Resaca Hank Over.
Autores: Patxi Irurzun y 36 autores más.
Editorial: Caballo de Troya.
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