Las noticias que trae el diario, cariño, no son nada buenas, me recuerdan a tus peores días de resaca. Desde que te fuiste, vuelvo con el diario entre las manos cada noche, no me digas cómo lo hago. Ni cómo me levanto cada día, tan sólo para ir al baño y volverme a acostar. Cada vez que voy, no puedo evitar sentir esas nauseas al ver tus cosas... La noche anterior fue como las otras noches, de menos a más como las grandes noches. Seguro que las recuerdas: sin cuidados paliativos ni grandes remedios, pero con mucho, mucho rock . Así eran. Tan sólo lo justo y lo necesario. Ahora no queda nada más que ese ruido por toda la casa: Lucy, la vecina de arriba, ha vuelto a dejar a los niños solos, es la tercera vez esta semana. No quiere problemas en su nuevo trabajo, le han echado de 3 en los últimos 3 meses, pero no debería dejarlos solos, son demasiado pequeños y meten demasiado ruido. Me pongo a pensarlo y la mayoría de vidas que concozco son bastante peores que la mía. Es entonces cuando consigo despertarme del todo y, a duras penas, huyendo de ese hedor que está por toda la casa, sigo, en una especie de liturgia, destruyéndome. Lo hago cada día. No de la misma manera, nunca igual. Voy cambiando el método, pero es que soy indisciplinado hasta para programar mi propio fin... Aunque tengo que admitir que no siempre fue así, desde que te fuiste la cosa ha empeorado progresivamante: Ahora salgo después de haber tomando algo en casa, y al llegar al bar me siento, solo; elijo esa esquina donde lo domino todo por completo. Desde allí veo quién entra, quién sale... Sería difícil que algo se me escapara, que, en el supuesto caso de que se te ocurriera aparecer, no te viese entrar en el bar. Junto con mi copa, Luigi, el camarero, me pone una bandeja con algo para comer, de la que nunca cojo nada, y, sin embargo, siempre repite la misma acción y siempre termina retirándola intacta. Luigi me cae bien. Si hubiera un barman perfecto ese sería Luigi: Se las sabe todas cliente-camarero. Luigi no hace preguntas, no habla si no le hablas , y siempre contesta lo justo. Sí, es un hombre de pocas palabras, que guarda con recelo la mayor ley de su profesión, seguramente bien enseñada por su padre ya fallecido, y también barman: "Ver, oir y callar". Vuelvo a coger el diario, es el de ayer, pero "las noticias nunca son frescas, cariño..." recuerdo que me decías cuando yo volvía a casa, justo cuando tú solías ir a trabajar. Un día, en el que tampoco llegue tan mal, la verdad, me esperabas, vistiéndote, con la maleta preparada. Habías estado bebiendo toda la noche y te fuiste de casa en cuanto crucé la puerta. Ahora termino mis días, o empiezo mis noches, solo, en este bar, hablando de rockanroll, como si se tratara de ese viejo amigo al que no ves hace tiempo, pero que sabes que nunca falla. Bueno, ya sabes que dicen que: "el Diablo sabe más por rockero que por Diablo..." Pero demonios!! El Diablo eligió sin duda el rock and roll...!! Y eso seguro que fue por algo!! Pero el problema no fue ese. El problema, baby, no viene en el DailyNews, ni en el de ayer, ni en el de hoy, no. Ni cuando no conseguí llegar a casa antes aquel día que te fuiste. Cuando todo se acabó y me di cuenta, ya tarde, de que lo único, lo realmente importante del rockanroll, fuiste tu...
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1 comentario:
Bien Iñaki!... te mando un abrazo fuerte... no tuve mejor guía en Irún y San Sebastián... eskerrik asco. C.
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