martes, 11 de noviembre de 2008

BIOPIC (II). Carlos Velázquez


Estoy leyendo José Trigo

y una biografía de Jack Kerouac

el autor de Visiones de Cody

el clochard que inspiró a varias generaciones a lanzarse a la carretera.

Asistí a un concierto de Depeche Mode en Monterrey

me despeñé en parrandas de cocaína con Gerson Gómez

me hice amigo de Arnulfo Vigil

bebí caguamas Sol en la guarida de la revista Oficio

y en un programa de concursos me gané una grabadora con compact disc, papá.

No acompañé al Abuelomuchacho a Argentina

pero algún día me voy a comprar el boleto de avión.

Me he enfermado de salmonela

por entrarle a los tacos de tripitas en la esquina de Matamoros y Acuña

me he enfermado de tifoidea

por cenar tortillones de con don Lolo a las 2 de la mañana.

He oído todos los discos de John Coltrane

y leí Zodiaco Negro del poeta Charles Wrigth.

Me gusta caminar por calles llenas de fábricas

por la prolongada avenida a espaldas de la central de autobuses.

Yo también he recorrido a pie las vías del tren.

He compartido litros de cerveza con desconocidos en lotes baldíos.

He comprado droga en Veracruz.

Estuve en el D.F.

borracho con el emborrachado Eusebio Ruvalcaba.

He presenciado los peores partidos de béisbol de la historia

en el estadio Revolución.

He contemplado el eterno lecho seco del río Nazas

llenarse de agua por primera vez en muchas vidas

lo he visto desde el Cristo enorme que habita la punta del Cerro de las Noas.

Conocí a Manic Street Preachers gracias a El Bordón.

He deambulado por todas las cantinas de la ciudad

bares, teibols y antros gays.

He regresado a casa borracho

he vuelto con heridas en el hígado

a las 5 de la mañana

mientras otros van al trabajo.

Una vez viví con una mujer.

Me fui de pinta por los billares del barrio.

Tengo en mi iPod la discografía completa de Camarón.

Me he aficionado a las pastillas

he ingerido Tafil, Prozác y Valium

anfetas y tachas.

Estoy en busca del amor

como el grupo de rock que busca quién le produzca su primer disco.

Estoy en busca del díler definitivo

que fíe y sea mujer.

La juventud es una nación perdida.

He viajado con muy poco dinero

he sufrido apocalípticas resacas

he sido infiel

he renunciado a varios empleos

he recibido cien dosis de Beyodecta.

He oído la música de todos los conjuntos norteños que se reúnen afuera del Gota de Uva.

He dormido en las bancas de la Alameda Zaragoza.

Me he peleado en las cantinas.

Me he vestido de negro

y cantado corridos de Cuco Sánchez.

Caí en la cárcel por robar libros.

Qué ojos, qué piernas y qué cuerpos los de las mujeres de mi ciudad

qué cantinas

el Perches, el Reforma, el Águila de Oro, el Versalles, el Chava Club, el Paraíso.

He visto a mi alma irse de gira por España

dos años.

Y he chocado

un carro que no es mío.

Se que moriré de cáncer en el hígado

no me importa.

He oído mil veces el mismo disco

las canciones 3 y 4 están rayadas.

Hace mucho tiempo fui un buen niño.

He regresado a casa borracho

llevo una vida de vodka y salario mínimo

leo el periódico El Norte.

He leído todas las leyendas obscenas inscritas en los baños del Mercado Juárez

yo he escrito algunas

y he descubierto que México no es una tierra de estreñidos.

(Continuará)

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