Leo los cables de las torres eléctricas
los arbotantes constituyen el esqueleto de la ciudad
los semáforos las arterías.
Oigo a la patria de las cantinas
en cada botella aún sin destapar.
No podemos escapar de los días
ni dejar de irritarnos por la explosión demográfica de las palomas en la Plaza de Armas.
Leo la palma de mi mano
como quien embalsama un muerto
en el anfiteatro semivacío del Hospital Universitario.
Veo cómo el cáncer le arrebata la vida a mi madre
y la muerte es un paracaidista más en mi casa.
Veo mi alma
en cada señora gorda que vende menudo los domingos.
Veo que el entumecimiento metafísico será el nuevo dólar
nunca se devaluará.
Marché en la manifestación del orgullo gay
pero regresé a tiempo para una cita con mi novia
y le compré un globo con el dibujo de una rana.
Veo los aparadores de las tiendas de discos.
He visto cómo la histeria colectiva ha sido capaz de aparecer la imagen de la Virgen de Guadalupe en un tamal de rojo.
He caminado con la carcoma del amor
en cada uno de mis 7 pezones.
Me he quedado solo en el backstage de mi vida.
He oído a las ciudades llenarse de una lluvia de sal
y aún creo en el amor a oscuras.
He visitado un Wirikuta de la mente
y recuerdo el día que nevó en el desierto de Coahuila.
Y me he revolcado con prostitutas que cobran 50 pesos
que te hacen el amor mientras se drogan
con solventes.
Las he contratado.
Soy ese tipo de hombre.
Estoy aquí como una herida colectiva.
Sufrí
por un amor anoréxico.
Soy un mexicano.
No tengo pasaporte.
Y soy enemigo de beber con moderación.
Soy un hombre que se ha desecho a sí mismo
con caldos de brebajes estimulantes de medicamento controlado.
Sólo por hoy seré un vendedor de baratijas.
Soy una rebanada de la canción Las mañanitas.
Soy un disco pirata
en las manos del Rey David.
He regresado a casa borracho
con los bolsillos huecos
con el páncreas triturado.
Soy un moderno Stephen Dedalus.
He orinado en el bosque Venustiano Carranza.
Conozco las habitaciones de varios moteles.
Me he apoyado en las paredes borrachas del mundo.
He escrito poemas eróticos.
Soy esa clase de sujeto.
Sufrí
un segundo.
Como los viejitos me he sentado en los primero asientos del camión.
Soy el traje de un santo puesto a secar al sol de Acapulco.
Soy un fan de las botas vaqueras.
Inventé dos o tres fórmulas
para que me echarán de los tugurios.
Soy un poeta.
Soy las palabras Toño y Lupe
escritas en la parada de camión
encerradas en un corazón de marcador Berol.
Soy la furia contra el sistema.
He soñado
que dios asesina a la historia
que mi madre es recluida en un hospital psiquiátrico.
Porque soy una botella de whiskey
andante
soy una hectárea de pistolas.
Soy el hijo que el Abuelomuchacho nunca quiso
y sin embargo lo tiene.
Soy un invento de Charly García.
Veo un parecido entre la luna y mi cerveza.
He oído el sonido que produce una lolita
al ser seducida en un taxi.
He visto teiboleras con verdadero talento para ignorar a los hombres
y admiro sus convicciones.
He visto a los aviones aparearse.
Me he arriesgado a la sobredosis.
He visto al fantasma de mi abuelo pasearse con una sola pierna por la cocina
perdió la derecha cuando era niño
por columpiarse del ferrocarril frente a la Casa del Cerro.
Y a Javier Solís en sesiones espiritistas que organiza una secta
en la calle Muzquiz.
He visto que el amor tiene menos presupuesto que el municipio más pequeño del estado.
He visto el rostro del delirium tremens
es una lección de punzadas en el hígado.
He oído a la sirena de la Cruz Roja
atravesar la ciudad con juegos infantiles.
He visto un cementerio de botellas de mezcalito
como si fuera el único lugar al que pueden ir a morir los elefantes
el 25 de diciembre.
He regresado a casa borracho
llevo una vida de bourbon
fui bautizado con el nombre de Fortunato Longstreet
y he decidido que los tiempos mejores no existen
que es una trampa del marketin
para ignorarnos a nosotros mismos
y olvidar lo que hemos leído.
Soy un hombre
estoy con las llaves en la mano
y quizá no conseguiré nada
ni entradas para el cine
ni pastillas para dormir.
Y quizá me case con una fichera
de cualquier cantina.
Y quizá no llegaré a ninguna parte
pero como todos
conservaré mi derecho a desaparecer.
5:00 a.m.
Miércoles
2 de Noviembre de 2006
Blog de Carlos Velázquez: http://espantobesamemucho.blogspot.com
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