domingo, 23 de noviembre de 2008
LA VIRGEN PUTA: CAPÍTULO 2
La cita con Picio estaba puesta en la redacción. Para mi resultaba todo un chollo porque aquel piso, además de la redacción, era mi casa desde hacía un par de meses, cuando pegué la patada, y esa tarde llovía, y yo tenía las botas agujereadas y me apetecía quitármelas y secarme los pies.
Las calles del casco viejo olían a polvo mojado. El cielo, y las aceras, y los edificios, y también las miradas, los pensamientos de la gente que se cruzaba conmigo, todo era gris, y ese era, siempre había sido el color de Jamerdana, mi ciudad.
Me puse nostálgico. Recordé los conciertos, las borracheras, las partidas de futbolín... Era muy raro, porque el escenario de aquellos recuerdos eran también las mismas calles por las que caminaba entonces, como si fuera un espectro. Tal vez por eso me alegré de ver a Gloria, me sentí su cómplice.
Ella era uno de esos personajes que parecen pertenecer de una forma intemporal a las ciudades, que siempre están en ellas y a las que te encuentras al doblar cada esquina.
Discutía con un yonki...
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BSO: Esta es una noche de rocanrol (Barricada)
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