Para mí aún no tienes nombre, mi niña, aún no tienes cara, sin embargo durante la ecografía te he visto el corazón. Creo que nunca más en la vida he de verte el corazón, la oportunidad se goza, la visión no se olvida. Por los pequeños altavoces anexos al monitor, sonaba a ritmo de locomotora el corazón de tu madre, dj residente en tu after-hours, nana segura. Tu madre tiene ahora mismo dos corazones, lo he visto y lo he oído. La idea produce vértigo. Un corazón dentro de otro corazón, como un juego de muñequitas rusas donde yo también participo: ambos corazones estáis dentro del mío.
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