En cualquier momento el director diría: Acción, y él sabía que no estaba preparado para hacer una buena interpretación. Apenas se sabía los diálogos y para terminar de joderla, había llegado tres cuartos de hora tarde, nadie le llamó la atención, pero no pudo evitar sentirse mal. No debía dejar que le vieran nervioso. Miró a su compañera de reparto, que en ese momento hablaba con el director: estaba radiante, era tan elegante, y no por la ropa que llevaba puesta, ella era elegante por naturaleza, con esa seguridad en todos sus gestos... De hecho, todo el equipo demostraba gran profesionalidad en lo que estaban haciendo. Eso le puso más nervioso aún, notó cómo el sudor le empapaba la espalda y los sobacos. Estaba sudando el alcohol digerido la noche pasada, ahora se arrepentía por haber salido de juerga, en vez de quedarse en casa estudiando el guión. En cierto modo, la culpa la había tenido ella, su compañera de reparto, le había comentado que iría a una fiesta y que si quería acompañarla... Cómo no iba a querer si estaba loco por ella, tan enamorado estaba que no tenía valor para comunicárselo, la había subido a un pedestal y se sentía un ser inferior, incapaz de articular una frase seguida sin tartamudear cuando se le acercaba. El caso es que él había acudido a la cita, pero ella no. Se quedó en su habitación del hotel repasando las escenas que rodarían al día siguiente. Tal vez por desahogarse o por tragarse la decepción, estuvo bebiendo como un loco durante toda la noche y ahora lo estaba pagando. Un vómito le subió por la garganta; por suerte, consiguió detenerlo antes de que saliese disparado por su boca, aunque, eso sí, le dejó un agrio sabor a vodka y naranja. Menos mal que no le vio nadie, sólo faltaba que le tomasen por un borracho.
- ¿Cómo van esas luces? -preguntó el director, con cara de pocos amigos.
- Enseguida terminamos –contestó el director de fotografía.
- A ver si es verdad.
- Enseguida terminamos –contestó el director de fotografía.
- A ver si es verdad.
Sabía que esa escena era importante. Joder, era la más importante de la película, era la escena de amor, si ésta escena no funcionaba la película se iría al traste. Y ahí estaba él, temblando y con la camisa empapada en sudor. Quizás aún pudiera echar una última ojeada a los diálogos, sólo los había leído mientras le maquillaban y sabía que cuando el director de fotografía decía que las luces estaban listas, por lo menos tendrían que esperar quince o veinte minutos. ¿Y si fingía un desmayo? Seguro que aplazarían el rodaje para el día siguiente. No podía pensar con claridad.
- Acuérdate de rasgarle la camisa antes de besarla – le recordó el director.
- No se preocupe - tartamudeó.
- No se preocupe - tartamudeó.
¡Mierda! Intentó darse ánimos a sí mismo: Tienes que confiar más en ti. Eres bueno, joder. En peores te las has visto. Venga, con dos cojones... Miró a su compañera de reparto y ella le contestó con una sonrisa.
- Acuérdate de rasgarme la camisa antes del beso.
- Me acordaré.
- No lo dudo.
- Te la rasgaré antes del beso.
- Me acordaré.
- No lo dudo.
- Te la rasgaré antes del beso.
Obviamente, intentaba darle conversación, pero a él no se le ocurría nada interesante. Buscó, desesperadamente, algo que decir... ¡Nada! No se le ocurría nada original. ¿Y un piropo? Eso es, dile lo guapa que está esta mañana... Demasiado tarde, ella bromeaba con el productor sobre algo relacionado con el tiempo que hay que esperar antes de que una toma esté lista para empezar a rodar. Se sintió culpable del retraso de todo el equipo, aunque era evidente que el retraso se debía a la parte técnica; aún así, se sintió culpable. De nuevo, intentó animarse a sí mismo: ¿Y esa confianza de la que hablabas? No te rindas ahora. Después de lo que has tenido que pasar para llegar adonde estás. Esta es tu primera película importante, no la jodas ahora. Acuérdate de las giras por aquellos pueblos de mierda, de las sesiones infantiles, de las dobles sesiones, de los putos casting...
- Señor director, cuando usted quiera - dijo el ayudante de dirección.
- ¡Por fin! Todo el mundo a sus puestos. ¡Rodamos! –gritó el director.
- ¡Por fin! Todo el mundo a sus puestos. ¡Rodamos! –gritó el director.
¡Mierda, mierda y más mierda! ¿Cómo eran los diálogos? ¿Dónde me pongo? ¿La camisa se la rasgo antes o después del beso? Ya no había vuelta atrás. Que sea lo que Dios quiera, pensó. El director se llevó las manos a la boca y empleándolas a modo de altavoz gritó:
- Silencio... Luces, sonido, motor y... Acción...
Pepe Pereza, del libro inédito Amores Breves.
.La vida, la literatura, la amistad, el cine, nos deparan a veces ( no demasiadas, todo hay que decirlo ) maravillosas sorpresas. Conocía a Pepe Pereza, indirectamente, de haber leído su poemario Poemas Cansados ( Ediciones del 4 de agosto, 2005 ), que ya en su día, como les comenté a sus editores, me gustó y llamó la atención. Meses después, tras diversos mensajes cruzados y algunas confidencias, Pepe me envió su libro inédito de relatos Amores Breves, del que en este blog hemos ido dando cuenta en más de una ocasión. Un libro que va calando en el lector a medida avanza en él, cautivándole cuento a cuento, mostrando a un hombre de carne y hueso, honesto y próximo, acosado por las incertidumbres y pequeñas tragedias del mundo real, ese que por suerte o por desgracia a casi todos nos toca vivir. Un libro que, espero, podáis disfrutar muy pronto impreso ( yo mismo me encargaré de prologarlo y recomendarlo a algún editor ). En uno de esos mail cruzados, Pepe me aconsejó videar, sin ningún comentario al respecto, una película: Nos hacemos falta ( de Juanjo Jiménez Peña ), que tenía ya hace semanas descargada en mi archivo, pero que hasta ayer mismo no había tenido tiempo ( dichoso currelo ) de ver. Y entonces llegó la sorpresa... Abatido y hecho puré, molido de tanto pujar maletas y vender zapatos estos últimos días, alienado por Babilonia y en horas ciertamente bajas, Nos hacemos falta me reconcilió con la humanidad, con el mundo y conmigo mismo, como un bálsamo de luz y esperanza... Pepe Pereza, para comenzar, es el actor principal de esta estupenda road movie a la española, según indican los créditos de inicio, y esa fue ya la primera gran y enorme sorpresa... En su bendita humildad, me había recomendado la película, pero sin hacer ningún otro comentario al respecto. Yo ni siquiera sabía, como ahora sé, que, además de narrador y poeta, Pepe es actor, director, guionista y etc etc, y él nada me había dicho, después de meses de relación, acerca del tema... Conozco a muchos ( demasiados ) otros que lo llevarían tatuado en la frente y harían de ello estandarte y bandera... Pero, obviamente, no es el caso de Pepe, y ello dice, al menos para mí, muchísimo a su favor... El caso es que empecé, sorprendido y emocionado, a videar la película, e igual que su libro de relatos, lentamente, casi sin darme cuenta, me fue cautivando, enganchando y arrebatando, dibujando finalmente en mi rostro ojeroso una radiante sonrisa, que me llevé a la cama de propina al irme a dormir. Una película como el propio Pepe, honesta, sencilla y sincera, de carne y hueso, poderosa, solidaria y humana, profunda, luminosa y perenne... Un flotador, en suma, para poder seguir viviendo en este mundo bizarro y a menudo tan cruel para el hombre. Enhorabuena, hermano: continuamos on the road !!! v.
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