TÓCALA OTRA VEZ
Jose Pastor González no tiene nada que perder. Lo ha dicho en cada poemario por activa y por pasiva, con amor y con ternura, con rabia y mala hostia. Ya desde aquél “Cuidado con el perro” del año 2009 (y mucho antes, aunque no hay nada publicado), lo ha ido diciendo cada vez más alto. Y en esta “Cartografía de la derrota” deja a la vista cada una de sus cicatrices y dolores, abre su esternón y suelta la rabia que siente ante un mundo que deja de lado y a la deriva a tantas y tantas personas. De alguna manera se la sacude (esa rabia, esa impotencia) ante nosotros, salpicándonos, tocándonos y apuntándonos con sus palabras.
Empieza el libro con una cita de Roger Wolf, que ya dice mucho sobre él, su escritura y sus intenciones:
“Escribo para gente que no tiene otro sitio en que caerse muerta,
que la superficie de un poema”.
Podría haberlo escrito Jose cualquier noche, en la madrugada, mientras escribe con un cigarrillo humeando en el cenicero.
Arranca con el poema “Antecedentes penales”, situándonos en el margen, en ese margen donde él mismo ha situado su vida y su poesía:
“Venimos de las cloacas, del punk, de los barrios…”
“Venimos del pueblo, de la periferia, de los suburbios…”
Porque Jose sabe bien lo que significa el margen, las esquinas, lo afilado, lo que significa vivir a salto de mata, sobrevivir a pesar de y en contra de todo y aún así tratar de mantener viva la llama de la rebeldía. En el poema “Aquellos maravillosos hombres que nos hicieron soñar” nos lleva a lo roto, a lo quebrado, a lo que no vuelve, a la pérdida de la ilusión:
“era un vendaval impredecible
incansable todo nervio y acción
una bomba de ideas de proyectos de iniciativas
de nuevas aventuras
convincente
un luchador
rebelde
un referente para muchos de los que le conocíamos...”
Pero también sabe disfrutar la belleza de las pequeñas cosas, encuentra una luz en la oscuridad, él que vive en un pueblo conoce bien la cara y la cruz, sin romanticismos baratos, con su crudeza, con su fortaleza.
Este poema “A los que se quedaron” (Del libro Volver a la tierra, Rasmia Ediciones, 2023) nos ofrece ese espacio, ese lugar para la esperanza, para el recuerdo, los mantiene presentes, agradeciéndoles ese fuego encendido, un fuego que espera a los que están por venir:
A los que se quedaron
por encender el fuego
y mantenerlo encendido
por dar tiempo al tiempo
y ser la resistencia
por habernos dado la oportunidad de marcharnos
y cuidarnos ese lugar al que siempre podremos volver
por ser el azogue de los espejos
donde mirarnos cuando ya no quede nada
por guardarnos un pedazo de tierra
de infancia y de esperanza
donde encontrarnos
con la vida
Y claro a Jose también le gusta la marcha, dejarse llevar por la música, mover los pies, sentir la piel, dejarse llevar por el amor y el desamor “todavía tengo ese sabor a ceniza de ese último beso”. Y en la segunda parte de su Cartografía, con un título tan sugerente como “Atlas de islas perdidas” vuelve a su desencanto y también a su esperanza perdida y el bellísimo poema “tabla de mareas” termina:
“y me dejo llevar por las olas
me dejo arrastrar
porque para eso hemos quedado
para recoger los restos de los naufragios
después de la tormenta
y que estos
sean nuestros más preciados tesoros”
Y sin embargo. Él se ríe de todo, se ríe de sí mismo, se ríe del mundo, se ríe de su propia sombra. Siempre le queda esa risa como huida o como puñetazo en la cara. En el poema “Días extraños antes del ko” nos habla de la sumisión, nos agarra de la pechera, nos menea con sus largas manos y nos llama a la rebelión, a pensar por nosotros mismos a abrazarnos y no vigilarnos, a arrimar el hombro y no insultarnos ni sembrar el pánico:
“es el momento de estar al lado codo con codo
es el momento de la sorpresa
de abrazarnos fuerte
tan fuerte que no quede lugar para la tristeza y la derrota”
Leo esta Cartografía de la derrota y pienso que Jose cierra con él un ciclo. Ha metabolizado su dolor, su rabia, ha interiorizado su tristeza y su melancolía, ha tragado y digerido su mala hostia y sabe que no hay remedio. Pero aún así: Resiste y va a resistir, en su pueblo, en sus márgenes, en su eterna coherencia, buscando, encontrándose y volviéndose a perder. Desde aquí sólo te digo que sigas haciéndonos mover los pies y las conciencias… ¡tócala otra vez!
Rakel Rodríguez López,
sobre Cartografía de la derrota,
de José Pastor González
(Éditions az’art atelier, 2024)
Jose Pastor González. Lo que se conoce:
Cuidado con el perro (2009)
El ruido de los cuerpos al caer (Groenlandia 2012)
Alguien tiene que limpiar la mierda (2013)
Cuaderno de veredas (Piedra Papel Libros 2016)
Cuando los trenes paraban en todas las estaciones (Versátiles 2020)
Almanaque (Ediciones Fantasma 2022)
Volver a la tierra (Rasmia 2023)
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