martes, 10 de noviembre de 2009

POR EL RETROVISOR, nuevo libro de KIKE TURRÓN



Uno de los hijos de Satanás, Kike Turrón acaba de publicar su segundo libro de relatos, dedicado a los viajes que el de Hortaleza ha realizado a lo largo de estos años. Como prologuista invitado, Don Francis Díez de Doctor Deseo. El libro lo puedes pedir escribiendo a putreak@wanadoo.com y el propio Kike te contará el truco para que conseguirlo por solo cinco euros. También puedes encontrarlo en los siguientes lugares (por ahora todos en Madrid): Potencial Hardcore, Pub Hebe, Bar Pekeño Salvaje y Bar Jimmy Jazz.

Esta es la hoja promocional que ha escrito
Julián Hernandez (Siniestro Total):

P O R E L R E T R O V I S O R
(Un libro de viajes de Kike Turrón)

Está usted en tierra de nadie. A medio camino entre la modernidad y la tradición. Érase que se era que tiene usted en sus manos un libro de viajes. (El chiste sería fácil si usted, despistado lector, hubiese echado ya un vistazo al contenido de estas páginas.) El género perdió fuerza con la irrupción del documental en el siglo XX y la más rancia vanguardia lo desterró al cuarto de las ratas. Lo que no sabían, ¡ay!, es que las ratas devoran libros y lo que se come se cría. Para un texto breve —de esos que aparecen en Amazon como reclamo— valdría lo siguiente: Kike Turrón sale al mundo exterior y cuenta lo que ve. Y es verdad y no lo es. Lo importante no es ese mundo exterior en sí, ni el destino al que se encamina nuestro viajero: lo importante es el viaje. Turrón cuenta lo que ve, sí, pero también lo que oye, lo que huele, lo que saborea y lo que toca.


Viajando por el arcén se ven los detalles de la carretera. Cuando Turrón se encuentra en situación de parada y fonda, a veces parece Gulliver y a veces parece Kevin Spencer. Ni el personaje de Jonathan Swift ni el dibujo animado hubieran sobrevivido al trepidante sosiego con el que nuestro héroe/narrador se enfrenta a Europa y América sin soltar amarras de Hortaleza. Los personajes que se cruza en su camino nunca son liliputienses. Están donde están porque son lo que son o son lo que son porque están donde están, Parafraseando a Cortázar, todos los viajes son el viaje. Incluso tenemos a Samuel Beckett dando la clave en su último texto: “A vueltas quietas” (“Stirring still”). ¿Hasta qué punto se mueve el viajero solitario? Porque la soledad es condición esencial del corredor de fondo. Sus circunstancias son lo verdaderamente importante y Kike Turrón contempla la velocidad del frío (que diría Manuel Seixas) con la sonrisa de un dibujo animado bidimensional y la fuerza del cuaderno de bitácora de Sancho Panza.


Si nuestro héroe/explorador alguna vez se movió, ahora devuelve el viaje estático al lector dinámico. La verdad está ahí fuera o, al menos, eso pensaban en Expediente X. Y si Borges no lo dijo nunca, debería haberlo dicho: cuenta tu viaje para que te conozca y dame tu conocimiento para que yo viaje. Pasen(lo bien) y miren por el retrovisor.

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