lunes, 30 de junio de 2008

TOQUES DE ATENCIÓN, por José Ángel Barrueco.


A Bibiana Aído le han dado el timón de un barco (Ministerio de Igualdad), pero está a punto de estrellarlo contra los arrecifes. Cada día nos enteramos de una de sus nuevas ocurrencias y uno no da crédito. ¿De dónde sacan a esta gente? Parece un show. Puede que lo más sonado sea lo de "miembra", palabro que a mí me suena fatal porque, si Aído repasa un poco su pronunciación, suena a "mi hembra", expresión que podría tener connotaciones machistas para ella. Estas cuestiones son peliagudas. Se empieza imponiendo "miembra" y se acaba incluyendo "mujera" y "portavoza" en el diccionario. El problema de estas palabras es que no se utilizan en la sociedad, nadie las dice, y de ese modo nos las quieren imponer y hacernos perder el tiempo, como ha apuntado Alfonso Guerra. No me parece que luchar por la igualdad consista en eso. Yo también quiero la igualdad, pero no por caminos tan frívolos. "¿Qué has hecho hoy por la Igualdad, ministra, has trabajado mucho?". "Uy, no veas, cantidad. Quiero que se acepte "miembra", porque también se aceptó "fistro", creo. Esa ha sido mi lucha de hoy". Gran currada, ministra. Un cerebro lleno de ideas. Ya somos iguales.

En su siguiente paso propone crear una biblioteca sólo con libros escritos por mujeres. La propuesta no es mala. Al fin y al cabo, se trata de la especialización. Una biblioteca sobre feminismo igual que podemos crear una biblioteca sólo de ensayo o sobre la infancia o sólo de autores en lengua inglesa. El problema, a mi juicio, es que con las ideas de Aído no se fomenta la igualdad, sino que se elige a la mujer por encima del hombre (aunque yo creo que la mujer es superior al hombre, lo cual nos aleja de la igualdad y ahora no viene al caso). Me temo que Bibiana Aído, además, no se explica bien. Es célebre por meter la gamba, e incluso sus colegas de partido tienen que darle toques de atención: ¿hay algo más desagradable que eso en política? No aclara del todo sus propuestas, con lo cual surge la polémica y al día siguiente le toca salir a la palestra para deshacer malentendidos. Luego está lo de la vestimenta de los "árabes o musulmanes", que ha enfurecido a los musulmanes que viven en España. Dice la ministra que ellos visten a la manera occidental y, ellas, no. Tal vez si se diera una vuelta por mi barrio comprendería su metedura de pata. Los árabes no musulmanes visten como en su tierra, ni más ni menos. Pantalón, zapato y camisa. Los musulmanes que veo a diario por estas calles van con toda la maquinaria: túnica, chanclas y un bonete. Y la barba, casi hasta los pies. Que yo sepa ésa no es una vestimenta occidental. Además, se mete con otras culturas, con otras costumbres.

Creo que luchar por la igualdad consiste en otras cosas. En mi campo, creo que está claro. Mis amigos David González y Vicente Muñoz Alvarez, por ejemplo, contribuyen a ello. El primero publicó hace algunos años "La verdadera historia de los hombres", antología de homenaje a las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, con poemas escritos sólo por mujeres (el mejor tributo a las víctimas es el que hagan otras mujeres). El segundo ultima estos días otra antología para Baile del Sol en el que recopila poemas de varias autoras. Es, supongo, la manera de mostrar y demostrarle al público que tenemos en España un buen número de escritoras contundentes y aguerridas, con los pies en la tierra y al margen de los circuitos comerciales. Porque, y eso es cierto, cuando uno repasa las antologías poéticas suele encontrarse con un gran número de hombres y pocas mujeres. Y aquí se trata de demostrar que hay muchas más, y muy válidas. Por ahí se empieza.

José Ángel Barrueco en La Opinión de Zamora.



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