domingo, 2 de mayo de 2021

OUTSIDERS por GEMA FERNÁNDEZ MARTÍNEZ



Es porque nos creímos
libres de etiquetas,
es por eso, dicen,
porque incumplimos reglas,
porque nos desviamos
deliberadamente
para salvaguardar
la esencia más salvaje
de nuestra identidad
que nos hacemos viejos
de tanto cumplir daños,
que somos dos extraños
que no saben
muy bien cómo tratarse.

¿Qué porcentaje de valor diario
es el más adecuado
para nuestro organismo?
¿Qué índice de cobardía?
¿Cuánto cloruro de odio
podremos soportar
sin sufrir un infarto
a los 40?
¿Cuántos gramos exactos
debería pesar
la piel que se desea
para cubrir de golpe
todas las calorías
que necesitaremos
cuando amenace el frío?
 
No sé si me entiendes,
claro,
eso tampoco lo pone la etiqueta.
 
Pero por ejemplo:
¿Te gusta más el agua clorada
de la ducha
o caminar desnudo bajo la lluvia?
¿Si nos centrifugamos
a altas temperaturas
te encoges de miedo?
¿eres hipoalergénico,
eco-ilógico, bio-agradable?

Es porque nos creímos libres
de etiquetas,
cariño,
porque solos, tú y yo,
porque libres,
porque el amor
con un significante
universal
es para los que no han sentido
nunca nada,
porque mis labios, tus dedos,
mi pelo, tu lengua,
tus ojos, las uñas de mis pies,
tu vientre...

Oh, my god!!!
 
y esos microrganismos
tan simpáticos jugando
al escondite en nuestras bocas
y que le follen al mundo,
y jo, cómo te quiero,
pues yo te quiero más
que no que yo
y bla, bla, bla,
¡qué únicos somos!
e irrepetibles
e inconfundibles,
e indefinibles
tan, tan, tan...

así,
sin etiquetas.
 
Es por eso, amor,
sólo por eso,
para que me descubras
por primera primera vez
todos los días
que jamás te diré
que según Howard Becker
y su cruel, nefasta y despiadada
teoría del labeling
tú y yo,
aunque no lo creamos,
somos un par de outsiders
de los de manual

y eso, maldita sea,
ya es una etiqueta.


Gema Fernández Martínez


Foto por Alejandro Viña

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