lunes, 4 de febrero de 2019

BANDERAS EN TODOS LOS BALCONES por LUIS SÁNCHEZ MARTÍN




Mientras el televisor escupe los resultados 
con el 75 % escrutado
un negro eyacula sobre el vientre de una pelirroja
en el vídeo que acaban de subir mis amigos
al grupo de whatsapp.
Estamos los cuatro en un bar
miro las botellas vacías sobre la mesa
—muchas me parecen, aún no son las siete—
y decido, sin verbalizarlo,
que abandonaré el grupo al llegar a casa.

Uno se vanagloria de su dura adolescencia
del esfuerzo de estudiar
hasta las dos de la mañana
cuando llegaban los exámenes.
Sus padres le pagaron la carrera
y le abrieron las puertas de la empresa
que dirige un buen amigo
donde lleva 20 años,
su único trabajo hasta la fecha.

Dice que no es ningún gandul
que viva de las ayudas.

El otro siempre se enfada
porque NO QUIERO ENTENDER
que hubo atrocidades en ambos bandos
que Paracuellos
que 12 de octubre
que orgullo y patria
que me vaya a no sé dónde
(Cuba o Venezuela, a veces Irán e incluso Korea)

y que menuda falta de «mili».

Y el tercero despierta cuando escucha «mili»
—estaba subiendo al grupo un texto de indignación por la casa y los mil doscientos euros al mes que recibe un inmigrante mientras él paga religiosamente su autónomo—
y «me cago en los moros de mierda que nos invaden y no se adaptan»
y «por qué tiene un empresario que arruinarse contratando a una zorra que lo va a dejar tirado en cuanto se preñe»
él es empresario: tiene móvil y furgoneta.
y «qué hace esa de marcha con las amigas —señalando a una vecina—, que tiene una hija de tres años»
y «el que no trabaja es porque no quiere, cien euros daba yo de paro y ya verías»
y «no pagan la hipoteca pero fuman y tienen tuiter»
y «un pico y una pala al que tiene depresión».

Miro las botellas vacías sobre la mesa
—ahora me parecen pocas—
y pienso en llegar a casa
y no salir de allí jamás
mientras el televisor escupe los resultados
ya con el 89 % escrutado
y banderas en todos los balcones.


[Epílogo]

No sé hacia dónde vamos,
pero sé que vendrán a por mí

                      y a pesar de todo
no lloré la muerte de mi padre
como estoy llorando ahora
las vidas de mis amigos.


Luis Sánchez Martín

https://www.facebook.com/sinanestesiasanchez/

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