«Antes del tiempo alas y luz
antes, mucho antes del universo
hubo un útero»
Mar Benegas
No suena el teléfono de emergencias en el instante preciso, por eso hay cenizas junto al árbol útero, ni hay padre consuelo con la palabra libertad e hijo con el mismo verbo, en la ciudad hay hornos donde las voces hacen los poemas de ruido y mirada,
no suena el teléfono de emergencias y hay un hueco de dolor abierto, ¿quién no teme la palabra útero? ¿la palabra nicho?
No quiere junio terminar ni el sábado llegar a noche,
no hay bajo las fluorescentes lugar de paso, y la mano se cierra a toda esperanza,
no hay ningún mar que no sea nosotros, viaje de tu mano, amor, te vas, amor, ¿qué le queda a la vida? Escucha: la muerte es todo amor y ese lugar que había antes del universo,
no suena el teléfono de emergencias en el instante preciso, por eso hay cenizas junto al árbol útero y el abrazo vergüenza rompe las tardes, tengo un hijo que crece y duele el dolor del padre, puedo agachar la cabeza y honrar esa grandeza, ¿puedo recuperar el miedo y hacerlo bondad?
No dejes a un pájaro al cuidado de las ciudades,
no mires a las playas,
no rescates los barcos por mucho que los marinos digan que son hijos del padre duelo y sin música, ¿quién pagará esta ronda de vida? ¿quién?
Pablo Müller, del blog Los papeles de Pablo Müller.
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