Pie de foto 1:
En 1994, el fotógrafo Kevin Carter fue
galardonado con el Premio Pulitzer de fotografía gracias a esta instantánea. La
imagen fue tomada en Sudán, durante una hambruna, y capta un instante tan tenso
como terrorífico: un buitre, oliendo la muerte, se acerca a un niño famélico para
devorarlo en cuanto fallezca.
Nadie sabe qué le ocurrió finalmente al niño, ni
siquiera el propio Kevin Carter, quien tras tomar la instantánea abandonó el
lugar. Meses más tarde, sumido en una profunda depresión provocada por la
presión social, el fotógrafo se quitó la vida.
Los motivos que llevaron le llevaron al suicidio
los desconocemos, ya que nadie pudo preguntárselos. Del mismo modo que nadie
pudo preguntarle al niño si le inspiraba más terror el buitre que acechaba su
espalda o el buitre que le hacía fotos de frente.
Pie de foto 2:
En 1994, el fotógrafo Kevin Carter fue
galardonado con el Premio Pulitzer de fotografía gracias a esta instantánea. La
opinión pública interpretó la foto como una alegoría: la pobreza acechada por
el capitalismo y retratada con indiferencia por un fotógrafo que alcanzó el
éxito sin escrúpulos.
Sin embargo, Carter siempre alegó que el niño
hacía sus necesidades mientras era vigilado por el resto de la tribu y que el
buitre esperaba detrás la ración de carroña que le suministraban los hombres
tribales (nótese que el niño lleva en su muñeca la pulsera de la estación de
comida de la ONU). Investigaciones posteriores han demostrado que el niño, Kong
Nyong, falleció en el año 2008 debido a una fiebre.
La famosa foto no fue el detonante de la muerte
de Carter, que se produjo debido a un cúmulo de factores, como el fallecimiento
de su mejor amigo, su adicción a las drogas y el desequilibrio de su
personalidad. No obstante, la influencia que la opinión pública tuvo sobre su
trabajo, provocó en él una fuerte depresión que le llevó a aficionarse a los
barbitúricos y a desordenar su vida.
Pie de foto 3:
Las fotografías representan un instante que la
cámara capta siempre fuera de su contexto. Una fotografía es uno de los
veinticuatro momentos que pasan en un segundo cuando las imágenes adquieren
movimiento. Representa un porcentaje ínfimo dentro de una secuencia. Por lo
tanto, no existe nada más fácil que manipular a la opinión pública por medio de
una fotografía acompañada de un texto sugestivo que condicione el pensamiento. Tal
vez el pie de foto 1 y el pie de foto 2 sean igual de falsos, o tal vez no. Esta
oración dubitativa demuestra que las instantáneas no deben traspasar los
límites de la retina. En otras palabras: a la hora de juzgar, uno ha de acudir siempre
a la secuencia completa de los hechos, si es que ésta existe. De no ser así, la
foto ha de entenderse como imagen única, como objeto artístico, como obra
pictórica, como algo infinitamente interpretable. Si la opinión pública (ésa
masa que juzgaría los hechos con firmeza y fiereza tras leer el Pie de foto 1,
y con candidez y ternura tras leer el Pie de foto 2), entendiera que la duda es
inherente a la instantánea, se evitarían muchos conflictos, e incluso, como
demuestra esta historia, se salvarían vidas.
MARIO CRESPO en Pie de foto
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