Hace tan solo unos meses, por razones que no vienen al caso, pero de la más diversa índole, pensé que por el bien de mi escritura y el mío propio, debía alejarme durante un tiempo del mundanal ruido. Así lo hice. Eliminé el blog que por entonces administraba. Suprimí mi cuenta en el Facebook. Y dejé de estar pendiente del puto teléfono. Por supuesto, estaba inmerso en una depresión de cojones. Que parece que, por fin, ya ha quedado o va quedando atrás. El caso es que en este tiempo se han producido cambios significativos en mi vida, cambios parece ser que a mejor, y vuelvo a tener el ánimo necesario para, de momento, abrir este nuevo cuaderno de bitácora y con el tiempo, quizá, regresar a las redes sociales. Aquí te podrás encontrar con toda esa cultura- léase libros, música, películas, vídeos y otras historias- que hace más llevadera mi vida. Una vida muy cercana al ascetismo y dedicada ahora, más que nunca, a la escritura y al estudio. Además, en este tiempo, han visto la luz algunos proyectos más que interesantes en los que he tomado parte y de los que, aunque sea tarde y a destiempo, quiero dar cuenta. En resumen: Si te pasas por este cuaderno espero que haya algo, algún día, que sea de tu interés. Así que ya solo me queda por decir lo que suele decirse en estos casos: Bienvenido, bienvenida, a esta, así lo espero, tu casa.
David González, del blog El lenguaje de los puños.
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