Algunos son fumadores y consumen un pitillo tras otro
esperando al tren, al autobús,
o a esa cita a la que llegarán con el soplo pestilente.
Muchos no humean y podrás notar en ellos algún tipo de espasmo,
los escucharás resoplar
contagiando su prisa al resto de las órdenes,
sí, incluso al conejo blanco.
Ni Gara
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