jueves, 1 de septiembre de 2011

UN HECHO HISTÓRICO IV. LA CAGADA. por Ángel González González

Lo que nadie se imaginaba era que el loco de Darkproyect, acompañado por Rooby y Martin, no tuvieran lo que hay que tener para traernos algo de hierba. Más desesperanzador, si cabe, que sus siluetas regresando de un modo pletórico en medio del indescriptible paisaje desolador provocado por las milicias de Farrah, era la existencia de una silueta añadida o yuxtapuesta a la de Peter , Rooby y Martin. Al parecer se traían a uno de los pilotos de los helicópteros yanquis.

-Este dice que se viene con nosotros. Está hecho un asco pero a mí me mola la pinta que tiene.

¿Verdad que es genial? ¿Verdad que lo es?- dijo Martin a la vez que se rascaba el culo.

-Y una mierda, es una cagada -les reproché a todos.

-¿Y por qué iba a serlo?- dice Darkproyect-.

-Seguro que lo vamos a pasar en grande -añade Darkproyect-.

-Ya, claro. ¿Es que a ninguno se le ha pasado por la cabeza que tras este tío vendrán muchos más en su busca? No conseguiremos hierba para todos. Quiero dejarlo claro: yo no voy a compartir mi parte, y además, creo que Kevin, como director del equipo, es el que tiene que tomar las decisiones -argüí.

-Por mi chachi, que venga -soltó Kevin.

En armonía salimos todos disparados de dondequiera que estuviéramos y nos dirigimos con el tipo yanqui, el cual estaba todo el rato gesticulando como si nosotros fuéramos gilipollas.

-No somos gilipollas, tronco. Aquí todos sabemos inglés. Es más, tienes que meterte en tu puta cabeza que todos menos Kimi solemos hablar en inglés todo el rato cuando vemos las pelis de índole explícita. Decimos "Oh, fuck, fuck", "Oh yes, and yes, fuck me too all along" y esas historias. Fuera de América, tío , también hay vida -dijo Peter Townsend en tono sarcástico con cierto deje de ira. Al final de su alocución soltó una inmensa flatulencia sonora y dijo que esa iba dirigida a los Estados Unidos de América, pero cuando dijo EEUU yo me acojoné y le pegué una buena patada en los cojones que le hizo clavar las rodillas en el suelo y luego querer matarme, de no haber sido porque entre todos le sujetaron.

Finalmente el jaleo fue interrumpido por un disparo que hizo que Martin se asustara un poquito, pusiera cara de asombro, nos mirara directamente como diciendo "Dios mío por qué a mí" (nada más que en inglés) e ipsofacto todos vimos que le habían pegado un tiro en la frente y del agujerito salió un poco de sangre que luego fue en progresivo aumento y cuando estuvo todo él tirado en el suelo, de aquello, del orificio, manó un reguero de sangre bastante bonito si tenemos en cuenta el contraste que hacía con las líneas del paso de cebra por donde estábamos circulando en dirección a algún tugurio que pudiéramos asaltar.

Ángel González González

http://angelgonzalezgonzalezpoeta.blogspot.com/

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