es hora de paz en esta superficie
no es precisamente una guerra que concluye
aún quedan restos de unas pocas vísceras
y tallos interrumpidos de otra planta
en este reino micelar existe un rey retozando en el
estiércol amando entre hojas y raíces
y sorbiendo el poder de la humedad
que ofrece el matorral adormecido
las alimañas han huido muy temprano
el trino de las aves ora como un coro de monjes
desquiciados
destruyendo así el silencio y la mañana
yo he decidido cerrar los párpados, pero
antes he de aflojar la cuerda de mi bota
y debo encender un cigarrillo
fumaré para desarrollar el humo
el mismo que desprenden las contiendas
y dotar de cierta épica este poema
*
yo solo deseaba
el color propio de las hojas
a causa del otoño
y la generosidad del bosque
yo solo poseía
la tensión de un haz de asclepias
ancladas a la tierra
que día a día menstruaba
en una jardinera
yo solo precisaba
el nervio y el relámpago
de un animal
para hacerlas germinar
yo solo recordaba
de ese tiempo
que mi amor se reunía contigo
alrededor de un árbol
que hoy es otro árbol
yo solo recordaba
un corazón de corzo
que había sido compartido
yo solo deseaba
que aquella misma sangre
que había sido comunal
permaneciera suficiente
igual que una hilera
de palabras impregnadas
en la aldea de los labios
Gsús Bonilla, de FOLLAR (La negligencia del jardinero) - Cuadernos del ecosicario III - (Baile del sol, 2024)