LA luz de la verdad,
lo sanador, la vida
que se ofrece desde el origen
de esta mirada limpia dándose
con el aire prendido entre los labios;
se afana, brilla,
vibra, aquí,
en la eficacia de unos versos
que llegan desde la arquitectura del sueño
o su imagen sonora siempre alerta,
siempre entregada en cadencia y palabra,
porque en ellos aparece lo humano,
su memoria esencial,
sin cicatrices.
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