jueves, 9 de febrero de 2023

ANNA (CAPITAL SEMILLA) por GSÚS BONILLA




NO HA NACIDO TODAVÍA:

y ya los ojos o el paladar
o cómo tendrá el pelo 

si ancestral igual que mis antepasados 
o beige 
aproximado al año del hambre 

acercaba el oído a tu vientre 
y sentía el aullido de un lobo 

otras veces 
escuchaba rascar al otro lado de la pared 
tan suavemente 
que enseguida se me erizaba 
el vello de los brazos 
como un sollozo 
que atravesaría 
el nudo de tu ombligo 

no sé 
en qué rincón de tus entrañas 
se esconderá de nuevo
pero siempre el mismo ruido
por mínimo que fuera 

seguiríamos encadenado palabras 
el resto de los días 
y vistiendo muñecas de cuando tú eras niña 
sacando parecidos al júbilo 
y a las ambulancias 

o clavándole alfileres 
a la helada de mis muertos.


HOGAR 

el destino es ahora un pie de página 
y tiene apariencia de herradura 

aunque nos hallamos descalzos 
pensábamos en una caja de zapatos 

o en un calcetín doblado; 
así pues esto será tu casa: 

el cuenco de nuestras manos 
formando un nido 

fragmentos 
de la cáscara de un huevo 

y una lombriz


POR DONDE SALE EL SOL 

este 
cortar las uñas 

este 
quitar pieles 

este 
remendar heridas 

este 
estado ventura 

este despertar 

de las anestesias


HUÉRFANOS 

La felicidad era un trozo de carne aprendiendo a gemir, una manada de pequeños lobos hincando sus hocicos negros en ella; poco antes habrías sido parida con toda la liturgia de los hospitales del primer mundo, sobre un rosal. Tu llanto eran espinas y desconcierto; qué hacer en ese calvario de sábanas, que otra cosa que unirnos a la orgía e invocar otro olor a tierra mojada, y esperar la lluvia y permanecer en silencio, abrazados y callados, mientras, llegaba nuestro turno, lento y cansado, como un viejo caracol; descorazado, desahuciado y sin ánimo de nada, arrastrando otra lucha perdida más; desnudo, exponiéndose a la burla, que nos llevó a olvidar a la madre, palpándose el pecho, hasta dar con el corazón 

y extraerlo y echarlo todo entero y que sirva de alimento para las bestias.


LA NIÑA: 

crece deprisa, como la leche cocida de más, que supera la olla y rebosa; una consciencia que habrá venido de mañana, igual que una espuma blanca que ha llenado la bañera y nos sorprende; es el agua jabonosa la que aporta una nueva claridad. 

eres casi anciano cuando te molesta un pato, el pez rosa o algo parecido a una gallina, todos son de goma y no se hunden; ella se deschocha de la risa cuando los sumerge y tocan fondo e inesperadamente alcanzan, una vez más, la superficie; cosas de muñecos, me digo, también me da la risa, y escribo como puedo, para mí, este poema. 

la madre inédita se une a nuestra fiesta, también está feliz, aunque casi pierde el útero en la última batalla, pero sigue con fuerza y escupe mariposas y luciérnagas; diría que en su vientre hay capacidad de sobra para otro ejército de ladrones o para un cofre con más monedas; sin embargo, no hay sitio para las arañas; tampoco nuestro baño es el de un palacio y la vida hace tiempo que ha dejado 67 de ser un cuento, ojalá que mueran las princesas y más reyes; la niña aplaude de alegría, huele a biberón, yo vuelvo vomitar sapos, y recuerdo que está pendiente sobre la mesa.


UN APUNTE SOBRE LOS CUENTOS 

Quién teme al lobo feroz, al lobo
al lobo

LOS TRES CERDITOS

que quién teme al lobo feroz al lobo 
al lobo… 

mi hija 
mi hija malditos cerdos.


SUPERHÉROE 

confía en mí 
como quien pones sus labios 
secos y agrietados 
en la estampa de un santo 
o en el mármol frío de la peana 
del mismísimo 
dios así es su fé 

como la de un empresario gordo 
en un político afín 
como la de éste 
en un banquero podrido de dinero 
como la de todos ellos 
en un hombre corpulento y uniformado 
armado sin alma 
adiestrado, ciego y sumiso 

confía en mí 
nada más porque soy su padre 
y eso es mucho y nada 
y más grande que yo, para ella 
no hay nada ni nadie
y todo lo demás que no sea yo 
está por debajo 
de sus apenas noventa centímetros 
de altura 

y confía en mí, sobre todo 
porque tengo las manos suaves 
y los pies calientes 

confía en mí 
aunque todavía no sepa 
que el miedo que tengo es
a que si se le escapa el globo 
yo no lo pueda alcanzar.


Gsús Bonilla, de Anna (Capital Semilla) (Editorial Mankell, 2023).


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