jueves, 30 de agosto de 2018

EL ESQUIZOFRÉNICO HOMBRE DEL SIGLO XXI: Maya Mukti.




CUIDADO, CUANDO TE DAS CUENTA, YA HAS PASADO LA LÍNEA

El mundo anda mal.
Y habrá que repartir justicia,
pero más contundente
que la poética sólo.
Lo mejor de la tierra en las manos
de los más hipócritas,
cínicos y sádicos
especímenes bípedos.
Los mejores bocados,
los más bellos paisajes,
los mayores placeres
pertenecen a aquéllos
que esquilman la tierra.
Los ves en la sabana
contemplando elefantes,
ésos que ellos mismos
con su afán de más
están extinguiendo.
O saboreando en sitios exclusivos
los finos manjares
que su capricho pide.
Cogiendo y dejando,
gastando y tirando,
ensuciando el planeta
con su ir y venir sin sentido
de aquí para allá.
Y no puedo evitar que
ese odio que nunca me aflora
me inunde cuando pienso en ellos.
Elegantes sepulcros blanqueados
que siembran la muerte a su paso
con cada farisea sonrisa.
Máquinas de hacer oro
a costa de la ruina del débil,
del expolio del mundo.
Los odio y deseo que revienten,
pero quiero primero
que conozcan qué siente
el muchacho que humillan,
el animal que se comen,
las flores que pisan,
el cielo que ensucian;
todo el dolor que han causado
en sus dañinas vidas
concentrado a cámara lenta
en sus pútridas carnes
sofocadas de Hermès, de Chanel o de Dior.


ESTATUA DE SAL

Pero quién cree aún
en sus propias mentiras,
tan calcadamente iguales
a las de los demás.
Pero cómo seguir todavía
con las mismas imágenes
de repugnante brillo,
de amor de película,
de hipócrita paz,
sin turbarse ni sentirse incómodo
Y hasta cuándo, tú,
predicadora de la diferencia
que no eres capaz de marcar
dejando por fin de mirar
lo que insulta tus ojos,
vas a permanecer.
O es que crees que el hecho
de no cometer el pecado
te dispensa
de emprender de una vez
el camino de vuelta.


AL BORDE A LA IZQUIERDA

Quien acaba con sus reservas
de tolerancia ante la estupidez,
primero la ajena
y tarde o temprano la propia,
tiene un crudo paisaje delante de sí.
Deberá proceder para sobrevivir
a sacarse los ojos y nublar su sentido,
o si fuera capaz, remontarse muy alto,
más allá del alcance de sus propias verdades,
y remar sin parar en un aire
que sustente a su nada.
Pero eso son sólo palabras
para casi todos.
Lo que suele pasar
es que aún con desgana,
uno siga pastando,
cagando y durmiendo
como el resto del mundo,
hasta el último día,
en que entregue
el tesoro que recibió prístino, irreconocible por la mucha mugre que fue acumulando.
No encuentras todavía sentido
y aún misericordia en el hecho
de que te hayan parido
como ser mortal?


EL ESQUIZOFRÉNICO HOMBRE DEL SIGLO XXI

No me baño de noche en la playa
por temor a los monstruos marinos.
Los embalses ocultan siluros gigantes
capaces de comerse a un perro.
No me gusta jugarme la vida
subiendo montañas, volando en un globo o colgando de puentes.
Le quito la parte quemada siempre a las tostadas.
No salgo nunca sola al monte o de noche.
No subo a mi coche a desconocidos.
Evito comer cualquier cosa
con letras y números en su composición.
La lista de cosas que me atemorizan supera de largo a
las cuatro cosas con las que disfruto.
Aparte de eso, el mundo se acaba en cualquier momento.
Y estoy que no sé si meterme en un bunker
o liarme a comer yogures caducados,
pasar del condón y hacer sexo de riesgo
por saber qué se siente cuando se está viva
aunque sea por cinco minutos antes de morir.


Maya Mukti


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