Al comenzar la noche el sueño es tranquilo.
Reviso los rostros y en ellos se reflejapaz y silencio. Son rostros familiares sin orilla
en esta Tierra que no tiene límites.
(Me pusiste el miedo como cebo
pero no voy a seguir mordiendo tus temores
ni drenaré más tus venenos).
La sangre tiene que ser fresca
para que nos proteja del bendito enemigo.
Estoy cansado de nuestra nocturna rutina
Y volaré bajo, sólo, sombreando el horror
Castigando, sentenciando corazones jóvenes.
Es mi oficio y también mi vicio
Amor y muerte devorando juntos
Nada me vencerá
Ni aún la eternidad podrá consumirme
No tendré piedad
De vosotros.
Francisco Ramón Hernando Guerrero
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