sábado, 10 de noviembre de 2012

EL PRESTIDIGITADOR por David González.


Los gritos de los que desaparecen
pueden tardar años en llegar hasta aquí.

CAROLYN FORCHÉ


Era del tiempo de mis abuelos.
El general, el prestidigitador.
Tenía artritis. En las manos.
Y  le dolían.
Le dolían como un hijo a una madre.
Las manos.
Porque las tenía llenas de cadáveres.
El general, el prestidigitador.
Y ya no podía hacerlos

desaparecer.

David González, de La carretera roja (Groenlandia, 2012).

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