Maravillosa, poética, existencial, intensa y profunda, mítica, realista, urbana, etílica, filosófica, inteligente, iluminada, hipster, mágica y divertida, desoladora, redonda, apasionada, decadente, legendaria y maldita, subterránea, reveladora, iconoclasta, subversiva, evocadora, única, imprescindible, independiente... Todos los adjetivos que podamos ponerle a La mamá y la puta, la gran película de Jean Eustache, canto de cisne de la Nouvelle Vague y del Mayo del 68 francés, se quedan cortos y escasos. Un metraje de más de 200 minutos, un magnético y genialísimo Jean-Pierre Lèaud, un París fascinante, interminables diálogos que son poesía, existencialismo en estado puro...Uno de esos films que, sin dudarlo, me llevaría bajo el brazo al mismísimo infierno. Y en este caso, además, nuestra recomendación estrella para el finde entrante: que la disfrutéis !!! v.
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