Datos
1.
Quiero escribir sobre la mantequilla en la despensa
(no recuerdo haberla puesto ahí, juraría que ha sido
en la nevera)
Quiero escribir sobre el aire que me hiela la espalda
es ese aire que precede a la
tormenta.
Agosto se envuelve como un regalo tonto
hecho con poco afecto.
El póster del busto desnudo hace ruido, cae al
suelo
una chincheta.
La cámara desechable con las fotos de Sevilla
y de Madrid aún por revelar.
Comida china y algo de hachís
las doce y media
mañana madrugar
aprovechar
el
día.
Cosas que me acompañan:
En el campo, los grillos por la noche
y llevar chaqueta, y dejar que
el cielo sea un
imperativo.
El hombre griego que me regaló unos pañuelos
de papel, porque según él
- vas a llorar.
Y las cajas llenas de cosas inútiles
y llaves y pulseras rotas, galletas,
un vaso vacío.
Anoche soñé que tenían que operarme
y con embarazadas y soñé con
secretos y cuando abrí los ojos
todo parecía estar preparándose
para el diluvio.
También un video grabado en la playa
en el que sales sacudiéndote la arena
lo miro un par de veces
sales agitando los dedos
zarandeando una toalla.
2.
Después hablo de amor con una amiga,
sentadas alrededor de una mesa redonda
bebiendo cerveza
(ella trina de limón)
fumando
(las dos)
y hablo de sexo y de recónditas partes
reservadas a los amantes que más que follar
se insertan.
Somos inagotables, nos interrumpimos,
hablamos de pasajeros de aviones
y de entrañas
de cómo sondear una entraña
y hablamos de cáncer y de operaciones
quirúrgicas y nos ponemos
insoportables.
Ella saca algún licor, no sé
de melocotón, con hielo.
(No me gustan mucho las bebidas
dulces)
pero igualmente
bebo.
El perro está lisiado, uno en la casa
de al lado,
pienso mientras ladra
en vivir en el campo y hablamos de
esto también y seguimos hasta
que ya
se hace tarde.
Y salgo tambaleándome un poco
caminando por el sendero
de piedras rojas hasta la puerta
que ella abre desde el porche
con un mando a distancia.
Tengo el cuello jodido,
no sé qué movimiento he hecho saltando
antes a la goma con un
niño.
(Salto de altura después de
unas
canciones)
Llego a casa, todos duermen y
sin hacer mucho ruido me lavo
la cara, los dientes
me pongo crema hidratante y
me tumbo en el colchón
que mi madre ha puesto
en el suelo
para mí.
Me tumbo boca abajo, oigo
roncar a mi abuela y
sigo escuchando al perro
lisiado
ladrar, ahora más lejos.
Pienso en intermedios
en treguas
y en cosas que se vacían
y se llenan
en fingir un colapso nervioso
justo en la puerta de una fábrica
en comprar por catálogo
algo cómico, en los labios
de un ex novio
en alguna mirada
perdonavidas.
3.
Mientras hago piruetas y
me baño al día siguiente
con gafas de sol y un
martini preparado por mi madre
y me hago la escritora
maldita delante de mi
tía y
quiero librarme de
todos ellos,
cariño, cariño
Te amo con tal
desenfreno
me hundo
en el agua
con las gafas
puestas
dejando la mano
con el vaso
ahí fuera
a modo de
periscopio.
Fotografía: Safrika por Saf.
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