existen maneras
eficientes en las que las
personas insisten
en destrozar sus vidas.
no hablo de las drogas
o amores fallidos,
no, nada de eso, hablo
de trabajos que les eliminan
del mapa,
deudas que les desgastan
y no les permiten
dormir por las noches.
rentas, facturas, impuestos.
cosas incontrolables como
una llanta pinchada
en un atasco por la
mañana cuando se tiene
prisa, el retraso
del autobús, un cajero
que no suelta el dinero.
cosas nimias, insignificantes
pueden ser la causa de que
las personas se vuelvan
amargadas, odiosas
y se vayan poco a poco
convirtiendo en ese vecino
al que los niños del barrio
odian y temen.
mañana temprano al salir
de casa, antes de subir
al coche o caminar hacia
la parada del autobús
que te lleva al matadero,
observa cuidadoso al derredor,
mira cómo te miran
a ti los niños del barrio.
Albert Sihod
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