miércoles, 17 de julio de 2019

CRÓNICA DE LOS DÍAS QUE PASAN por NURIA VIUDA GARCÍA




Las noches de sopor y las verbenas amenizan este verano de contradicciones y batallas perdidas.
Nunca la mañana regaló más trino de pájaros cansados.
Sobrevivir, a lo Robinson Crusoe, entre los juncos del río o en los portales de lujo de una casa vacía. Bañándose en las fuentes públicas cuando todos duermen. Refrescar el olvido. Hundir la memoria entre cartones y farolas. Así transcurre el tiempo entre los desentrenados...
¿Quién ha dado la estúpida orden de podar los árboles en plena calima veraniega? 
Lo imperdonable: apartar la sombra y el frescor que nos regala la hoja en todo su esplendor protector, casi maternal y paradisíaco. Interrumpir el ciclo de la vida que se esconde entre las ramas condenando a las aves que habitan en ellas, y allí formaron hogar y nido ,pertenencia y arraigo, a un exilio ignominioso y desnaturalizado. Su dicha estrellada en el asfalto. Los huevecitos estallados como pequeñas bombas.
Los entrenados... Los entrenados contra natura.
Toda enfermedad engendrada a posta contra los habitantes del mundo posee sus víctimas pero también se cobrará su venganza.

*

El vuelo de las aves y su trino rescata la intensidad del verano. Está en las sombras. Permanece escondido entre ráfagas de lluvia fresca. Los pájaros lo saben. Su canto es decisivo y alegre. Sus alitas planean prometedoras y fugaces.
Verano -¿Estás ahí?-
Prométenos que la nube no nos apartará de ti pues te necesitamos más que nunca.
Lo saben las aves.
Lo sabemos.
También la persistente lluvia.

*

Noches de tormenta.
Trombas de agua que no son otra cosa que metáforas de la vida.
Septiembre en Julio.
La tarde ayer se replegó en su palco contemplativo y vi a la gente correr, saltar los charcos, escupir la rabia contenida igualándose a la furia celeste.
Pareciese un verano a punto de concluir. Como si el tiempo se hubiese adelantado y tragado por la alcantarilla los soles que nos quedan a la par que el granizo. Todo diluido en nada como el agua en un colador. Metáforas del desaparecer.
¡Madre tierra que te equivocas al parir a tus hijos a destiempo!.
Gestación subrogada que da frutos prohibidos para serte arrebatados sin conmiseración, dejándote yerta y exhausta. Ahora, para parir los hijos que te corresponden por natura: sol, calima, reverbero del agua en las marismas, olas amables, brisa marina; te costará un esfuerzo indescriptible. Dolerá, como duele a una mujer parir hijos por encargo para perderlos en las sombras del tiempo. La cicatriz de su útero como estigma y dolencia más allá de lo soportable.


Nuria Viuda García,
de Crónica de los días que pasan.


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