Eli lo tiene todo para ser feliz. Posee una esposa atractiva, un hijo maravilloso y un puesto como directivo cuyo sueldo le permite, entre otras cosas, disfrutar de una casa de dos plantas en una urbanización de lujo. El problema es que la crisis de los cuarenta de Eli está a punto de echar a perder su matrimonio. Discusiones, coqueteos con el alcohol, arriesgados escarceos amorosos... Al llegar a casa, Eli confirma su presentimiento: un tipo le espera en su habitación con una pistola apuntándole a la cabeza. Su pasado, por fin, le ha encontrado.
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