Al protagonista de Carretera, el primero de los relatos, la aparición de un personaje, le obliga a tomar una determinación de la que lleva toda la vida escondiéndose: renunciar a todo y echar a correr. En Pasta, el segundo de los relatos, el protagonista se encuentra de pronto instalado en la abundancia, dueño de una cantidad indecente de dinero que le diferencia del resto del mundo. En Poder, por último, un gris oficinista descubre la facultad que tiene en sus manos de poder instalarse cuando quiera al otro lado de la vida. En el mundo de la crueldad, de la locura sin sentido, de la maldad arbitraria. «Yo sé que tú entiendes mucho de la vida, pero dime: realmente, ¿sabes lo que es el poder?»
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