sábado, 15 de marzo de 2014

EL LENGUAJE DE LOS PUÑOS: Prólogo por José Ángel Barrueco.



LA DESGRACIA HA SIDO MI DIOS

La desgracia ha sido mi dios.
Me he tendido en el fango.
Me he secado al aire del crimen.
Y he dado buenos chascos a la locura.

Arthur Rimbaud


El lenguaje de los puños, título de la Antología Crítica de la Poesía de David González, abarca cuatro volúmenes con tramos comprendidos entre 1997-2000, 2001-2003, 2004-2007 y 2008-2013. 

Nuestro cometido ha sido el de reunir las distintas voces que, durante estos años, se han pronunciado en la prensa y en internet sobre la obra del poeta nacido en San Andrés de los Tacones. De tal modo que el libro no obedece al estudio escrito por un único autor, como viene siendo habitual en esta clase de ensayos críticos, sino que constituye una pluralidad de versiones y opiniones (unas a favor, otras en contra, pero ninguna caracterizada por la tibieza, pues la poesía y la figura de David González levantan odios y pasiones, jamás indiferencias). 

He encontrado algunos libros de intenciones similares, como Bolaño Salvaje o Universo Nooteboom, donde se compilan entrevistas con ambos escritores, textos ensayísticos, reseñas o cuentos inspirados en sus obras… Sin embargo, en los citados títulos, una vez madura la bibliografía del autor en cuestión, se elige además a algunos críticos y literatos para que analicen tal o cual temática. Me atrevería a decir que son, por tanto, antologías a posteriori. 

El lenguaje de los puños, por el contrario, reúne aquellas críticas y reseñas dispersas y publicadas en su momento, durante la recepción de la obra, y no se ha encargado a nadie que incorpore otro estudio escrito ahora. De manera que la diferencia fundamental está en el tiempo. 

Dicha diferencia, me parece, es importante. Porque lo que vamos a ver y a comprobar, en éste y en los siguientes volúmenes que la Editorial Origami ha tenido el valor de apoyar, es si los reseñistas se equivocaron o acertaron en sus juicios y en sus valoraciones: aquí no sólo cabe el elogio, sino también el agravio.

Tras cada reseña, al menos en lo que se refiere a la obra individual de David González y no a las antologías y compilaciones que lo incluyen, el lector encontrará uno o varios de los poemas mencionados en dicho artículo. Si, por ejemplo, Jesús Rodríguez Castellano cita el texto “El demonio te coma las orejas”, los versos son incorporados al final de su análisis. En los casos en los que no se cita ningún poema, se ha optado por escoger alguno más o menos representativo del libro en cuestión. 

Dado que los primeros titubeos de David en la literatura apenas tuvieron resonancia, se ha optado por no integrarlos, aunque ya los críticos y los analistas los mencionan en diversas ocasiones. Me refiero a los poemarios Ojo de buey, cuchillo y tijera y Nebraska no sirve para nada

Una de las particularidades de esta antología (o compilación) es que se devora desde el comienzo: 

En primer lugar, por el ritmo de lectura, al alternar poemas y reseñas, lo que facilita que el lector quiera más, que siga interesado, que se motive al saltar de un autor a otro con el puente que supone la obra de González. El cambio de prosa a poesía y luego de poesía a prosa, poco utilizado en el sistema editorial de España (pero usado con más frecuencia en otros países, como Estados Unidos), dota a las páginas de una cadencia que se agradece sobremanera. 

En segundo lugar, porque se facilita el acceso a las palabras de personas de reconocido prestigio y trayectoria. Pongamos por caso: Luis Antonio de Villena, Túa Blesa, Antonio Orihuela, Vicente Muñoz Álvarez, Eloy Fernández Porta, Pablo García Casado, Esteban Gutiérrez Gómez, Manuel Vilas, Martín López-Vega, Patxi Irurzun o Javier García Rodríguez. Es un placer leer sus análisis, saber qué opinaban cuando salieron los primeros libros del poeta asturiano, discernir en qué puntos pudieron equivocarse, hasta dónde acertaron. En este sentido, yo he encontrado varias frases dignas del subrayado. Pero la selección no se limita sólo a los autores citados, o a críticos como Enrique Villagrasa o Ainhoa Sáenz de Zaitegui. También hay hueco para quienes no pertenecen a la crítica ni colaboran en la prensa oficial, pero son muy activos en las redes sociales, y aquí me refiero a bloggers o cantantes o escritores como Kutxi Romero, Mario Crespo, Ana Vega, David Refoyo o Mar López. Y hay un tercer apartado, que se añade al final de cada volumen: el titulado “Otros estudios críticos”, donde se recopilan no sólo análisis sobre la bibliografía de David y las antologías en las que ha participado, sino que abarca textos generacionales, prólogos de sus libros, artículos sobre él o incluso algunas rarezas, como una carta de Antonio Gamoneda. En dicha sección resulta muy sugestiva la lectura de los estudios que hablan sobre tal o cual aspecto de la poesía española contemporánea. La nómina de reseñistas es demasiado extensa para esta introducción: remito a los lectores al índice, y así quizá se lleven alguna que otra sorpresa.

En tercer lugar, por morbo. Quienes conocemos un poco a este poeta, estamos al tanto de todas las polémicas y los enfrentamientos en los que se ha visto envuelto a lo largo de más de diez años. Amigos que se convirtieron en enemigos. Críticos que lo aplaudían y luego empezaron a atacarlo. Gente que lo miró con lupa y con prejuicios para, con el tiempo, admitir que su obra sí era (es) importante. No voy a entrar en valoraciones personales, pero a mí me produjo morbo leer lo que escribieron al respecto autores como Roger Wolfe, Care Santos o José Luis García Martín. Queda, en resumen, el residuo de un placer perverso al cabo de la lectura. 

Para quienes sean recién llegados a la obra poética de David González, esta compilación les facilitará el camino hacia sus libros, pues vuelvo a repetir que contiene diversos puntos de vista críticos, no siempre favorables al autor. Para quienes ya conozcan sus poemas, la lectura de El lenguaje de los puños les servirá como complemento. 

Y, con los años, estos volúmenes tal vez puedan convertirse en una especie de manuales de referencia: los lugares donde comprobar cómo los escritores y los críticos y los lectores de su tiempo vieron a David González, en mi opinión uno de los más grandes poetas contemporáneos. 


José Ángel Barrueco, Madrid, invierno de 2013.

Prólogo a El lenguaje de los puños. Antología crítica de la poesía de David González (Origami, 2014).