LIDIA LUNCH por José Manuel Vara.

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La presentación tendrá lugar el 27 de mayo. No puedo faltar. Eso es evidente.

La movida corre a cargo de la editorial Melusina. Cosas de la vida implican que algunas de las "chicas" de la citada editorial vinieran a la presentación de Hank Over en la librería Taifa de Barcelona. Me pongo en contacto con una de ellas (Ana) y me dice que la entrada es libre, pero que no puedo filmar en video porque a la "artista" no le gusta. En fin, el underground se ha vuelto "estrecho". Llamo a Sergi Puertas, que desde lo de Taifa se ha convertido en un imprescindible en mi vida y le comento la jugada. Quedamos ese mismo día a las 18.30.

Quedar con Sergi es beber cerveza y hablar de literatura, de música, de cine y beber cerveza.

La historia es que llegamos a la dirección del evento sobre las siete de la tarde y vemos que la cosa todavía está un poco verde, salvo por la presencia de algunas punkis mediáticas y las propias encargadas/-os del evento.

Ante tal "inconveniente" nos acercamos al bar más cercano, que está apenas a 30 metros del local. El bar es típicamente bukowskiano (Bar El Queso) y su propietario (gallego de nacimiento)nos sirve una tímida primera ronda de cervezas. Al rato volvemos al evento y nos encontramos con Lydia Lunch por la calle. Nos sonríe. Es una mujer que puede pasar desapercibida perfectamente, pero hay algo especial en su manera de mirar que delata ese interior inquieto y creativo. Me gusta el brillo de su pintura de labios. Entramos en el local y nos acercamos a una mesa donde hay una promo de bebidas.

Sergi empatiza al momento con la chica que servirá las bebidas y consigue que le ofrezca una, pero Ana (de Melusina) le dice a la muchacha que todavía no es hora de cócteles. Una pena.

Como la cosa no empieza volvemos al bar de "barflys" y repetimos ronda. Nos entretenemos recordando el concierto de Corcobado y lo de "Poesía para bacterias" y lo del cd de Sergi con el Beà y miles de fragmentos de conversaciones, que ya no recuerdo.

Volvemos a la casa haiku y nos encontramos con Migoya en la puerta. ¡Qué casualidad!. Sólo falta que aparezca Vicente Muñoz y compañía, pero sabemos que está en otro lugar haciendo campaña de Hank Over.

Hablamos con Migoya (besos, abrazos y todo eso) y hace un chiste definiéndonos a Sergi y a mí como clones de Pajares y Esteso. En fin, cosas de Hernán. Luego, aparece José María Ponce y charlo un ratillo con él (después de que me lo presenten) sobre su colaboración en el discolibro sobre Panero, que me encantó.

Me ha caído de puta madre este tío. De fondo, también veo al director de la revista Primera Línea, a un clon de Ian Dury, a más punkis, a Virginia Despentes (a la que quiere conocer Migoya), a Lydia Lunch, a una vieja con lencería, a gente "moderna" más que underground… en fin, que la cosa empieza y Lydia se lanza al escenario a leer (en inglés) extractos de su libro.

Nosotros nos quedamos atrás, cerca de la puerta… y más cerca aún de la mesa del catering de alcoholes de promoción. Y, es entonces, cuando aparece la primera botella de vino. Y es entonces cuando Lydia acaba su monólogo seguida de una brutal y calurosa ovación. Aplausos. Virginia Despentes a la izquierda de Sergi Puertas y Ana repartiendo vino a destajo. Y bebemos vino y Lydia viene a la mesa, y aparece el último editor de Sergi y Lydia se pone a firmar autógrafos. Y me pillo el último libro "The gun is loaded" con Marc Vilaplana, el clon del cantante del grupo de Cars y Nick Cave (mezclados al 50% se entiende)…

Y me acerco a Lydia con el libro y descubro que mi inglés es una mierda y torpemente le digo que soy "fan" suyo hace veinte años por lo menos y que he venido para regalarle uno de mis Dvds (Pomarderground shoW) y para conocerla. Y me da las gracias por el detallito y me estampa una firma en el libro. Luego, me dedica una sonrisa desde unos labios increíblemente rojos y se pierde entre la multitud, que, en ocasiones, hace ver que no la ve.

Cojo un cd de regalo y vuelvo a la grata compañía de Puertas y de Migoya. Éste habla un minuto con Virginia y nos dice que si vamos a tomar algo los tres. La propuesta es aceptada y vamos a rematar la noche en el bar "El Queso"… Dos cervezas más y me despido. Estoy a tope. Hernán y Sergi se quedan en el bar hablando de cómics y temas afines… Y yo me pierdo en mis propios pensamientos. Ya de vuelta, en el metro (underground) miro el libro de Lydia. Sé que en breve escribiré un poema sobre esto, pero ésta ya será otra historia.

José Manuel Vara.